"¿Qué viene ahora?
¿La lucha con el procurador?"

Douglas Moreno mantiene su tono oscuro e hiperrealista sobre el enredo que le ha tocado dirigir: o se construyen más cárceles o el sistema revienta, o se saca gente de las cárceles o el sistema idem, o se buscan mecanismos alternativos o...

Por Carlos Martínez

Douglas Moreno es consciente de que está sentado en un polvorín que define como “un centro de operaciones” para el crimen y tiene una propuesta que hacer. Otra cosa es que sus jefes se la compren, o que haya plata para financiarla: propone cortar de tajo el problema de hacinamiento del sistema penitenciario, pero esto supone 243 millones de dólares para construir ocho cárceles nuevas; sacar a al menos 2 mil 400 reos de baja peligrosidad; poner a convivir a dos pandillas peleadas a muerte en un experimento de rehabilitación potencialmente explosivo... pero en esta entrevista, hecha hace casi un mes, Moreno es más enfático con otro aspecto que considera problemático: el procurador de derechos humanos, Óscar Luna. “La lucha que estoy afrontando ahora es tener a un procurador encima que me dice que mis medidas no sirven y que son improvisadas”, se queja. A su juicio, el procurador está desinformado y muy cercano a convertirse en un aliado inconsciente de estructuras criminales.

Acabamos de presenciar un escenario en que las dos pandillas rivales se pusieron de acuerdo y se supone que esto tiene a la base la aprobación de los líderes de pandillas que están en la cárcel. ¿Cómo luce esto? ¿Son líderes en Zacatecoluca los  que dan órdenes?
Las familias juegan un papel muy importante en esto. Se ponen de acuerdo afuera para analizar el concilio que tienen adentro. Cuando la pandilla 18 se iba a separar había una serie de movimientos raros entre ellos mismos: se agredían. Después llegaron los representantes y nos dijeron que ya no podían seguir juntos, porque ya se había tomado la decisión de dividir la pandilla 18 entre sureños y revolucionarios. Entonces tú ves los indicios: no es fácil en Zacatecoluca hablar, pero sí es fácil para sus familias hablar, eso no tiene ninguna dificultad. Tú le dices a tu esposa que hable con la fulana de tal y qué es lo que va a arreglar.

Cuando un interno habla con su familiar a través del vidrio, ¿se le está grabando?
No, no podemos.

Esto de la familia me aclara un poco, pero también decía que hay un concilio adentro. ¿Puede ser que un líder de la MS se comunique con un líder de la 18 en Zacatecoluca?
Sí, claro. A través de los custodios. Ayudan. Es parte de la corrupción. ¡Claro! Se le da la misión al custodio de que lleve comunicación, porque hay negocios afectados afuera y hay que desviar la atención. 

Luego de los motines, la respuesta que tuvo la dirección de Centros Penales fue endurecer algunas medidas en las cárceles que se amotinaron. Usted lo presentó como un pulso: si ellos aprietan, nosotros también sabemos apretar. ¿Esto va a definir la lógica con la que el gobierno va a interactuar con los reclusos?
No, porque eso sería reactivo.

Pero usted lo vendió de esa forma.
Pero yo lo tenía planeado. Será mi problema comunicacional, pero yo lo tenía planeado. Los hechos nos dieron el contexto. Yo encontré una mesa en la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), dejada por el gobierno anterior, donde se admitió que entraran tres libras de comida, la ropa que quisieran, que entrara la visita que quisiera, que hubiera visita íntima de 6 de la tarde a 6 de la mañana. Cuando comenzamos a ver que el problema de la corrupción era tan grande, cuando vimos que era una cárcava tan terrible la de la corrupción, nos dimos cuenta de que esto era otra cosa, que no era un sistema penitenciario que estuviera luchando por la implementación del derecho, sino un sistema creado para que la corrupción sea viable. Hay corrupción grandísima del personal penitenciario, grandísima, en todos estos niveles. Eso hay que combatirlo. Cuando nosotros miramos que cada día eran más agentes involucrados, vengo yo y propongo al cuarto mes al ministro: “Señor ministro, creo que debe entrar por primera vez una institución independiente a centros penales, la cual ni la policía va a poder ser, porque la policía tiene una tarea dura afuera”... es que proponer la Fuerza Armada no es una cosa simple, se te paran los pelos, ¡peligrosísima! La lucha que estoy afrontando ahora es tener a un procurador encima que me dice que mis medidas no sirven y que son improvisadas. Entonces, ¿qué viene ahora? ¿La lucha con el procurador? ¿La lucha con los jueces de vigilancia penitenciaria?

¿Usted había pensado estas medidas desde un principio?
¡No es improvisación! Yo lo tenía planeado: primera medida, anillos de fuerza, luego cambiar una serie de cosas que encontramos en el régimen y la tercera que no tenía que haberla anunciado, pero lo hice, es la transformación total de todo el sistema eléctrico. ¡Esas son cosas administrativas! ¡Claro! Yo nunca he dicho que son medidas estructurales. ¿Quién diseñó unas celdas con tres tomacorrientes? ¿Crees que es fácil decirles ahora que se las vamos a quitar?

En su momento usted presentó las medidas como una represalia a los penales mal portados. Más allá de si lo tenía o no planeado: ¿Las cárceles brindan la posibilidad de encontrar un espacio para hacer un pulso con ventaja contra las pandillas?
Yo no quiero utilizar todas esas palabras. Yo la seguridad tecnológica la anuncié a los días que entré a mi gestión. Ahorita estamos instalando los equipos bloqueadores de señal. Si por razones de seguridad en aquel momento no lo hubiera anunciado, se habría entendido que es una política reactiva en este contexto. Uno ya no sabe si anunciar es una ventaja o desventaja.

En la conferencia de prensa en la que anunció las medidas extraordinarias alguien le preguntó que si en algún momento se podría llegar a restringir las visitas y usted dijo que sí.
En los estados de emergencia, por 15 días no te puede visitar nadie. Hay margen. La posibilidad que tengo ahorita es -estoy analizando todo el reglamento- de pensar una reforma en la cual lleguemos a períodos de estados de emergencia extraordinarios.

Sé que el padre “Toño” le creó mala prensa al término, pero en la manera en la que usted entiende el problema del sistema de centros penales y las vías por las que pasa la repuesta a ese problema, ¿la palabra “diálogo” deberá estar siempre proscrita?
Lo que pasa es que este contexto ya nadie lo supera. El contexto en el que se ha construido la palabra “diálogo”, hoy por hoy no hay condiciones para superarlo. Alguien decía que las Mesas de la Esperanza son un espacio de negociación. ¡Jamás! Son para que por primera vez las familias de los privados de libertad se sentaran con el sistema penitenciario y hablaran de los problemas que tenemos. Esa especie de diálogo si no lo manejás con cuidado lo satanizás. No significa nunca negociación. Nunca hemos negociado nada.

Se ha hablado de mezclar pandillas también.
Lo tenía planeado ya.

¿Se pueden mezclar? ¿Es deseable hacerlo?
Es que si no el sistema va a tener poca viabilidad por el hacinamiento, no podemos seguir guardando a la MS solo para la MS. Eso lo tengo planeado desde el primer momento de mi gestión: controlar, ordenar, asegurar todos los niveles de control y la clave está en el proceso de rehabilitación. Ahí está la clave.

¿Y en qué parte de eso que ha dicho se mezclan pandillas?
En la construcción de un proceso de rehabilitación. Las pandillas tienen dos caminos: o se incorporan o no se incorporan al proceso de rehabilitación, que es lo que va a pasar con los líderes, que no van a abandonar su negocio y van a tener que pasar toda su pena ahí.

¿Entonces solo  se va a mezclar a los pandilleros que el sistema considera rehabilitables?
Ese proceso es el clave. ¿A quiénes vas sacando? A los que van obteniendo un mejor perfil. Van a tener mejores condiciones de vida; pero si  se ve que siguen conectados con el crimen, los vas a regresar al régimen donde no van a tener acceso a eso.

¿Se va a hacer una cárcel nueva para ese plan?
Sí, Izalco, que no está diseñada para eso, pero he pensado que sería una buena parte donde se podría hacer ese trabajo de rehabilitación. Esta es otra medida arriesgada.

¿Se va a habilitar el penal de Izalco de tal forma que en él puedan convivir pandilleros del B18, MS y reos comunes?
Sí, solo con aquellos pandilleros que tengan un mejor proceso de reinserción y en el caso de que no se rehabiliten vuelven al régimen duro, sin opciones, tal como lo establece la ley; porque la ley nunca dijo que la MS en un lado y la 18 en otro.

¿Los líderes van a seguir teniendo su propia cárcel?
Sí, porque ellos no van a dejar nunca el negocio.

¿Para ese segmento sigue siendo buena idea tener a la MS y al Barrio 18 separados?
No, no es una buena idea, pero son realidades, si no, se matan. Yo les digo: para ustedes va a ser inviable entonces la rehabilitación, porque ustedes no se mezclan y en los campos penitenciarios no se construyen centros de rehabilitación en todas las cárceles.

¿En cuánto tiempo piensa tener operando este nuevo centro?
Cuando venga el proyecto industrial. Voy a esperar noviembre y diciembre porque Brasil nos va a dar el proyecto industrial. Ellos nos traen la técnica y las máquinas.

¿Cuánta plata se estima que se necesita para echar a andar esto?
En su fase inicial un millón de dólares y luego se espera que el mismo mecanismo de venta del proyecto industrial tiene que darnos autosostenibilidad. Nuestro comprador: el INDES. Vamos a producir material deportivo, todas las pelotas, camisas, calzonetas... a nivel industrial.

¿Espera reacción de los reos ante estas medidas?
La que he esperado desde que iba a meter los bloqueadores. Una reacción fuerte de los penales de pandillas y de la mara: de protesta, sus familiares en protesta. Te puedo asegurar lo que yo he visto, o sea, la reacción de los privados de libertad y sus familiares haciendo bloque con la PDDH.  Eso es lo que yo sí te puedo asegurar que va a pasar. Y dentro, motines.

En Chalatenango hay capacidad para 300 presos y hay mil 232. Como no caben en las celdas duermen en los pasillos, y hay solo cuatro custodios vigilándolos. ¡Cuatro! Eso parece cualquier cosa menos tener la situación bajo control. Cuando estamos frente a esta situación, la idea de ceder el control a los militares, ¿no comienza a hacer lógica?
No, porque un penal no solo se maneja con el ámbito de fuerza, sino que con información.

Pero la información sirve dependiendo de qué posibilidades de reacción se tiene. Por mucho que me entere que dentro están planeando fechorías no puedo hacer nada con cuatro custodios.
En el nivel de fechoría que estamos no metemos a los cuatro custodios, sino que a la UMO.

Eso sigue sin ser control, eso se parece más a un grito o a una palmada en la mesa, después de la cual todo vuelve al caos. No se puede estar todo el tiempo gritando.
Bueno, esa es tu perspectiva, no te puedo detallar los aspectos de análisis de información que tenemos, por eso vamos a ocupar toda la seguridad tecnológica que vamos a ocupar, porque no encontré yo 2 mil 500 custodios. Nunca sería amigo de la idea de ceder control a la Fuerza Armada, porque estás militarizando.

¿Y?
Tendrías que reformar la ley.

Visto lo visto, aquí se pueden reformar cualquier ley.
Sí, eso no es problema, pero entendé: en mi gestión no. Pero yo puedo ser retirado.

O sea: “Sobre mi cadáver”.
No, que no lo encuentro viable poner a los soldados frente a los privados de libertad. Ni el control político lo vio viable.

Usted había dicho que si la Asamblea aprobara la ley antipandillas se iba a terminar el sistema penitenciario salvadoreño. Ahora que está aprobada, ¿se terminó el sistema?
Si no aplicás otras condiciones sí: como el plan de reducción del hacinamiento, que consiste en poner en los despachos de los jueces en tres o cuatro meses, 2 mil 400 casos de las penas y de los privados de libertad de menor riesgo.

Poner en los despachos de los jueces esa cantidad de casos, ¿no va a hacer colapsar el sistema de justicia?
No, porque no los ponés a todos de un solo, sino que cada mes ponés una cantidad.

¿Con la idea de sacar a 2 mil 400 personas de prisión?
Y mantener una política permanente. Yo le he dicho a la Corte Suprema de Justicia que nos pase el departamento de libertad asistida. En cualquier país viable sobre sistemas penitenciarios, tú manejas un sistema de alternativas de prisión y manejas el sistema cerrado. También he considerado el sistema de los brazaletes, esa es una alternativa. Nadie habla de soltar secuestradores, crimen organizado ni pandillas, nadie está hablando de eso.

Bueno, pero depende de cómo se vaya a implementar la ley antipandillas, estos 2 mil 400 reos pueden volver a entrar en cuestión de algunos meses.
No, porque lo que acordamos en el gabinete de seguridad es que la política de persecución de la Fiscalía va a estar centrada en los 50 líderes de una clica y no en 300 gatos. Así está acordado.

Vaya, supongamos que todo sale bien: el proyecto industrial es un éxito, los jueces aceleran los procesos e implementan medidas alternativas a la cárcel, la Asamblea aprueba el uso de brazaletes, ¿esto es solución o simplemente un atenuante que nos da unos meses más de vida?
A veces me ponés como que yo tuviera el poder de un presidente o de un ministro. Yo no manejo las otras áreas que deben manejarse estratégicamente. Pero yo no estoy dando un salto al vacío, tengo un diseño triangular: el proceso de rehabilitación pasa porque la persona pueda comer con lo que produce desde el penal y también su familia; un plan de reducción del hacinamiento y tercera: necesito espacio, sin espacio es inviable. Necesito construir más cárceles. Mi proyecto dice ocho cárceles nuevas con un costo de 243 millones de dólares, “¡eso es inviable, Douglas!”, bueno, señores pero yo estoy aquí para hacer propuestas. Las ocho cárceles por 5 mil internos cada cárcel.

¿En este plan utópico desaparecería el hacinamiento?
Yo estoy para proponer ideas. Una cárcel más no alcanza ni para un año. ¡Señores, si el sistema penitenciario es la única forma de incapacitar legalmente a los delincuentes! Si me dicen “pero Douglas, esto es inviable”, pues va a ser inviable de todos modos.  Van a salir los sociólogos diciendo que estoy proponiendo que en vez de escuelas hagamos cárceles. ¡No! Estoy diciendo que para que haya escuelas que sean viables, la empresa criminal tiene que ser cortada desde la cárcel. La cárcel no puede seguir siendo lo que es: un centro de operaciones.  ¡Pero es que tus preguntas suponen que yo tengo potestades presidenciales!

¿Por qué tiene una pugna permanente con la PDDH y los organismos de derechos humanos? Parte de la respuesta que espera es la reacción del procurador Óscar Luna a sus propuestas, supongo.  
No´mbre, si la reacción de Óscar ya está. El problema es el imaginario de Óscar... ¡Qué terrible! Es no responder a las realidades. Dice el procurador: “Es que debemos ir a la solución de problemas estructurales”. ¡Yo estoy de acuerdo! Pero yo no resuelvo problemas estructurales, no estoy en ese puesto. Soy apenas el director de Centros Penales. Entonces dice que mi medida prueba que la Fuerza Armada no sirvió: ¡no! Es parte de una serie de fases. Yo no estoy obligado a revelarle a él toda mi estrategia. El imaginario: él quiere que yo resuelva problemas estructurales y yo no hago eso. No estoy en contra del proceso de la familia, ¡pero los privados de libertad lo que quieren es tener sexo con su pareja enfrente de sus hijos! No lo puedo permitir. Los privados de libertad nos han pedido un espacio donde sus hijos estén todo el día separados de ellos, eso no es proceso de unión familiar y se lo he explicado una y otra vez al señor procurador.

Si el diagnóstico del procurador es equivocado, es decir las conclusiones a las que llega están equivocadas es porque él...
Tiene falta de información y luego me pide cosas que no son de mi competencia.