The Kids Are All Right

Cuando una película es dirigida por una directora homosexual sobre un tema homosexual, en pleno debate sobre la igualdad (y además, situada en California), parecería que nos vamos a encontrar con una lección de derechos civiles. The Kids Are All Right es todo lo contrario: la historia parece desarrollarse en una época en la que ese debate no existe, una época en la que, simplemente, las familias con padres del mismo sexo son comunes y corrientes, y tienen las mismas ventajas y los mismos problemas que las parejas heterosexuales.

Lisa Cholodenko dirige la película, que bajo la línea de su anterior y más conocido trabajo, Laurel Canyon (con Frances McDormand como el epítome de una estadounidense liberal), se centra en la vida de personas privilegiadas, las encuentra en un momento adecuadamente feliz (por no decir de imposible algarabía) y decide darles vuelta a su vida de una manera inesperada, dolorosa y completamente honesta.


Annette Benning y Julianne Moore representan a la pareja principal, enfrentándose a sus roles con la transparencia que necesitan. Cada una representa hasta un punto un estereotipo: Benning la controladora y autoritaria matriarca Nic, Julianne la presencia volátil de un alma libre, Jules. Tienen como espejo, cada una, a su hijo e hija; Annette a la inteligente y perfeccionista Joni (Mia Wasikowska) y Julianne a su deportista, retador Laser (Josh Hutcherson). Ambos fueron concebidos con el esperma del mismo donante; y es este hombre, hasta ese momento anónimo para los personajes y para nosotros, el que se encarga de darle a  la película –y a sus vidas- el giro y el ímpetu para avanzar.


Motivados por el deseo de conocer a su papá biológico, Joni y Laser consiguen sus datos a través del banco de donaciones y se encuentran con Mark Ruffalo, interpretando un personaje que los enamora, tanto por consecuencia de la innegable conexión biológica como del artificio de la seducción. Paul, un negociante exitoso con su propio restaurante, guapo y con todas las mujeres posibles a su disposición, entra a la película como un inofensivo complemento a la familia, pero eventualmente se torna oscuro y amenazante en su deseo paranoico e injustificado de reclamar lo que él cree suyo. Es esa contradicción la que provee a Ruffalo con un papel que le valió su primera nominación al Óscar, por la manera dócil en la que se mueve entre la amabilidad y el ataque. El personaje, cuando conoce a las madres, interfiere en sus vidas de una manera para algunos demasiado predecible; pero este es un drama conservador, no busca efectismos narrativos o lo inesperado: encuentra en lo común lo inusual, lo potente.


El resto de las actuaciones son sólidas, destacando Moore en el papel más difícil, la que cataliza el desastre y debe luego redimirse frente a la familia. El juego que resulta entre el estoicismo del personaje de Benning y la franqueza del de Moore es el que le da energía al drama principal, manejado con maestría por las dos actrices, revelando lados de su trabajo que no habíamos visto antes.


Si la película tiene fallos se debe a esa forma en la que su guión (que Cholodenko co-escribió con Stuart Blumberb) se niega a plantear soluciones fáciles o conclusiones permanentes: entramos a la vida de sus personajes sin saber su pasado y salimos de ella sin todavía estar seguros de su futuro. Puede resultar en algún momento frustrante, injusto; especialmente en el tratamiento del personaje de Ruffalo, quien tiene un final demasiado abierto. Pero es precisamente esta insistencia en mantenerse apegado a sus objetivos iniciales que hace de la película un drama tan intenso. El trabajo de la directora y los actores no es cerrar las historias y atar todos los cabos, es analizar esos momentos en los que parece que el mundo está colapsando, en la que parece que lo único que nos puede salvar es una conexión real, humana, familiar.
Por eso, y aún con su visión liberal de la sociedad, The Kids Are All Right es una película completamente conservadora. No es en vano el título: su mayor preocupación es el bienestar del ‘futuro’ de esa sociedad, los niños; y sea cuál sea la forma de criarlos, lo más probable es que los niños van a estar bien. La familia, nos muestra el filme, es la fuerza más grande que no solo te hace sentir parte de un grupo; también y de una manera más decisiva, es la que te hace sentir seguro de tu lugar en el mundo.

The Kids Are All Right tiene 4 nominaciones al Óscar: Mejor Película, Mejor Guión Original (Cholodenko, Blumberg), Mejor Actriz (Benning) y Actor Secundario (Ruffalo). Probablemente se merecía dos más: Dirección para Cholodenko y Actriz para Moore, quien se vio envuelta en las políticas y tuvo que hacerse de lado para cederle el lugar a Benning. Pero así es Hollywood.