Centroamérica / Política

“La Universidad de San Carlos es hoy un reflejo de todo lo malo de Guatemala”

La intención de voto convierte a Jordán Rodas en el único obstáculo para que el entorno de Alejandro Giammattei conquiste la rectoría de la Universidad de San Carlos, codiciado foco de poder político además de centro de estudios. La única universidad pública de Guatemala ha perdido prestigio social e incidencia en la última década. Rodas, mediático procurador de derechos humanos desde 2017, promete recuperarla para la causa anticorrupción y cree en el milagro de que lo que él llama “las mafias” de la universidad no impidan su llegada.


Viernes, 8 de abril de 2022
Roman Gressier

En su oficina en la Zona 1 de Ciudad de Guatemala, Jordán Rodas Andrade tiene a la vista tres tableros artesanales de ajedrez: uno con iconografía maya, otro peruano y un tercero de piedra tallado en Nairobi, Kenya. Es el deporte de este hombre platicador y habituado a estar frente a las cámaras que desde 2017, como Procurador de Derechos Humanos, ha denunciado los abusos de los sectores más poderosos de Guatemala. Cuando el exfiscal contra la impunidad Juan Francisco Sandoval huyó del país el pasado julio, Rodas iba con él en la caravana de vehículos blindados con placas diplomáticas que lo llevó sin detenerse a suelo salvadoreño.

Se ha ganado enemigos en un país donde los operadores de justicia tienen miedo. Docente de derecho, de 53 años y nacido en Quetzaltenango, dice que prefiere desayunar y almorzar en su despacho y que aportó de su bolsillo para contribuir a comprar una estufa en la que, por seguridad, varios de los empleados más cercanos a su despacho pudieran cocinar sin bajar a la calle. Él no ha recibido atentados, pero en estos cinco años ha sobrevivido a 17 solicitudes de antejuicio. Ahora, quiere ser Rector de la Universidad San Carlos.

La madrugada del sábado 24 de julio, Juan Francisco Sandoval (centro), jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad de Guatemala, huyó de su país. Ingresó a El Salvador por la frontera Las Chinamas, en el departamento de Ahuachapán, acompañado por el embajador de Suecia (derecha) y Jordán Rodas (izquierda), procurador de Derechos Humanos de Guatemala. Foto de El Faro: Víctor Peña.
La madrugada del sábado 24 de julio, Juan Francisco Sandoval (centro), jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad de Guatemala, huyó de su país. Ingresó a El Salvador por la frontera Las Chinamas, en el departamento de Ahuachapán, acompañado por el embajador de Suecia (derecha) y Jordán Rodas (izquierda), procurador de Derechos Humanos de Guatemala. Foto de El Faro: Víctor Peña.

El día 27 un total de 170 representantes de los profesores, estudiantes y egresados de la USAC, elegirán a quien encabece por cuatro años el foco de influencia que representa la única escuela superior pública del país, de donde Rodas se graduó en 1995 y donde como profesor titular ha enseñado derecho constitucional y administrativo. La San Carlos elige cada cinco años a uno de los cinco magistrados de la Corte de Constitucionalidad y participa en la toma de decisiones de más de 60 instituciones del Estado, entre ellas la Junta Monetaria o el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. Sus egresados en el gremio de contadores son decisivos en la elección del principal regulador del presupuesto nacional, el Contralor General de Cuentas. Entre las universidades del país, solo la USAC tiene iniciativa de ley. Reinar en la USAC es tener poder. Los últimos dos rectores están presos por manipular el proceso de elección de cortes de Justicia.

Según las proyecciones de intención de voto, Rodas tiene grandes posibilidades de alcanzar el puesto, pero su principal adversario es Walter Mazariegos, decano de humanidades y candidato afín al presidente Giammattei. Mazariegos promete “consensuar con el Estado y la iniciativa privada la formación y contratación de profesionales” y ha incluido en su campaña un jaripeo y un concierto de la Sonora Dinamita, la popular banda de cumbia colombiana. Solo una semana antes del voto y en virtual empate, Mazariegos y Rodas tendrán que forjar alianzas con los otros cinco candidatos para lograr el puesto.

Rodas lo sabe. Es un astuto intérprete de momentos políticos. Se declara estos días “antisistema” en un aparente mensaje a la juventud anticorrupción, entusiasta por su candidatura, pero también evita decir si la universidad debe apoyar o no la reelección de la Fiscal General Consuelo Porras, acusada por Estados Unidos y por los fiscales guatemaltecos en el exilio de obstaculizar investigaciones contra el presidente Giammattei, y denunciada formalmente por haber plagiado su tesis doctoral.

Ha afirmado que la USAC ha sido cooptada. ¿Tiene la universidad una crisis de credibilidad?

Totalmente. Por sus acciones y por sus omisiones también. Un síntoma de su falta de legitimidad entre la población es que los dos últimos rectores están privados de libertad. Hoy la San Carlos, en lugar de ser un referente que dé luz a la sociedad con su conocimiento, es un reflejo de todo lo malo: corrupción, tráfico de influencias, opacidad. Rescatar la universidad, transparentarla y ponerla en el lugar que se merece no requiere más que voluntad política.

Si la USAC está cooptada…

Sí, está cooptada. Por eso planteo sacar a las mafias de la U.

Pero si es así, ¿por qué elegirían a usted? Los rectores que están en la cárcel entendieron la maquinaria política interna e hicieron tratos para llegar a la rectoría. ¿Por qué ese sistema cooptado le apoyaría a usted?

Porque votan los estudiantes, los profesores y los egresados. Todo tiene un límite y la universidad ya tocó fondo. Me da tristeza ver que la San Carlos no hace lo que tiene que hacer. Tiene la competencia de analizar los problemas nacionales y proponer soluciones con fundamento científico. Es la única universidad en el mundo que tiene iniciativa de ley y no lo hace con firmeza. La desnutrición, los embarazos de menores de 9 a 14 años, la situación de migración… ¿qué estudios, propuestas, soluciones tiene la San Carlos? Nada. Entonces, ¿de qué estamos sirviendo?

En una entrevista con El Faro en 2019, Rodas interpreta que fuerzas oscuras de la política guatemalteca quieren procesar penalmente a los funcionarios que, como él, no comulgan con el entonces presidente Jimmy Morales. Foto de El Faro, por Víctor Peña.
En una entrevista con El Faro en 2019, Rodas interpreta que fuerzas oscuras de la política guatemalteca quieren procesar penalmente a los funcionarios que, como él, no comulgan con el entonces presidente Jimmy Morales. Foto de El Faro, por Víctor Peña.

Las proyecciones de voto dicen que no lo va a tener fácil. Mazariegos tiene apoyo y usted tiene que competir dentro del sistema que promete cambiar.

Ese sistema ya fracasó. Por eso soy antisistema. Yo no debo favores a nadie. Hay candidatos que me han dicho: “es que yo tengo dos años y medio, tres años de hacer campaña, y venís vos…”. Les muevo el piso a todos. Una elección sin mi candidatura ya estaría definida. Se ve un espíritu de inconformidad y hartazgo en los universitarios. Dicen “démosle la rectoría a alguien que realmente sea responsable”. Los anteriores rectores fueron tomando las prácticas de las campañas políticas: acarreo de gente en microbuses de instituciones públicas, dar comida y carnitas con la Sonora Dinamita, jaripeo. Eso denigra la academia. Mi estrategia es ponerlos contra la pared y decir, “esto se ha venido haciendo así. ¿Van a seguir haciéndolo? Hagamos las cosas diferente”.

Cuesta creer que usted sea un candidato antisistema. En 2017 llegó a la Procuraduría con el apoyo de la aplastante mayoría del Congreso, un Congreso sospechoso de corrupción, y con el apoyo de partidos ideológicamente opuestos entre sí. Ahora busca ser titular de una institución que tiene incidencia en más de 60 instituciones del Estado. ¿Antisistema?

(Se ríe entre dientes.) Por lo mismo, por mi experiencia. Yo soy político. Todos los seres humanos lo somos porque todas son relaciones de poder. Y no es delito, no es pecado.

Claro que no es pecado ser político.

Está satanizada, la política: “Todo es corrupción, tráfico de influencias, nepotismo”. No, no. Uno es político. Yo no estoy haciendo política partidista sino universitaria.

Rodas ahonda por dos minutos en anécdotas de su trayectoria política, que desembocan en sus recuerdos de un acercamiento entre estudiantes indígenas y ladinos en Quetzaltenango, cuando él formó parte del gobierno municipal. Dice que le marcó porque percibió una afortunada falta de prejuicios en el grupo.

Hablando de comunidades indígenas: en un país con una desigualdad tan arraigada, tan racista, ¿la USAC es una universidad demasiado urbana?

Sí. Y que no tiene pertenencia cultural. Yo por ejemplo he ido dos veces a visitar el municipio de Comitancillo, San Marcos. De ahí salieron 16 compatriotas que desafortunadamente perdieron la vida calcinados en Tamaulipas, México. El alcalde me decía: “mire, procurador, aquí nos vienen a regalar fruta y maíz y eso no soluciona. Y la Universidad de San Carlos viene y lo que nos da es una licenciatura en pedagogía. Aquí los jóvenes tienen otras aspiraciones”. Lógicamente esa visión desde la Universidad de San Carlos es un reflejo más de lo centralista que es el Estado. No tiene en cuenta la voz ni el voto de los estudiantes y profesores. Yo soy profesor universitario en Xela, pero no puedo votar por rector sino como abogado. Lo lógico sería que pudiera votar como profesor, así como votan los de las facultades.

¿Usted buscaría garantizar ese sufragio?

Sí, igual que para todos los estudiantes, porque solo votan los estudiantes de las facultades centrales; un estudiante de Petén, Jutiapa, Chiquimula o Suchitepéquez no vota. Están violando el principio de igualdad. Yo he hecho mi esfuerzo, como procurador he planteado dos acciones de inconstitucionalidad y otra de amparo por este tema. Lo que queda es reformar la ley. Y si se tiene iniciativa legal, pues hay que hacerlo. No se puede hablar de reforma universitaria si el poder sigue centralizado.

¿La universidad debería tener una voz más política o apostar por una postura técnica?

Tiene que ser más política, pero no tiene que ser una trinchera ideológica ni de un partido político. Tiene que aprovechar todo su conocimiento científico para proponer soluciones e incidir. Por ejemplo: la Ley de aguas está pendiente desde que entró en vigencia esta Constitución en el 86. Una Ley de servicio civil reduciría el clientelismo en la contratación de trabajadores en el Estado. Hace falta una reforma a la Ley de minería, porque es una vergüenza que apenas el uno por ciento de sus beneficios paguen al Estado las empresas mineras. Son cosas concretas que se pueden hacer con la fuerza de la única universidad pública del país.

¿Hay temas en los que la USAC debe ceder ante el poder?

No. Pienso que hay que aprovechar los espacios que se tienen. Sí hay que revisar los mecanismos de asignación para la Junta Monetaria, el IGSS, la Corte de Constitucionalidad. Para mí es una gran barbaridad lo que acaba de hacer la corte al anular el proceso de Gloria Porras pero no de Rony López. ¿No se les eligió en el mismo proceso, pues?

Ya que usted menciona la decisión de la Corte de Constitucionalidad de anular la designación de Gloria Porras, jueza nominada por la USAC para esa misma corte y que desde abril de 2021 vive exiliada en Estados Unidos, ¿cómo enfrentaría como rector ese tipo de situación?

Hay que transparentar y denunciar cualquier tipo de presión. Por eso es tan importante que la comunidad se dé cuenta de cómo se toman las decisiones, porque ahorita muchas cosas pasan debajo de la mesa.

El 14 de abril de 2021 un grupo reducido se manifestó frente a la Corte de Constitucionalidad, en Ciudad de Guatemala. Tenían como consigna no dejar entrar a los magistrados que un día antes habían sido juramentados, en protesta por la decisión de dejar de lado a Gloria Porras como magistrada titular de la Corte. Foto de El Faro: Simone Dalmasso/ Plaza Pública.
El 14 de abril de 2021 un grupo reducido se manifestó frente a la Corte de Constitucionalidad, en Ciudad de Guatemala. Tenían como consigna no dejar entrar a los magistrados que un día antes habían sido juramentados, en protesta por la decisión de dejar de lado a Gloria Porras como magistrada titular de la Corte. Foto de El Faro: Simone Dalmasso/ Plaza Pública.

¿Y si las conferencias de prensa, denuncias, protestas y publicaciones en redes sociales no bastan para cambiar el curso de una decisión como esa?

Hay una fuerza social y una legitimidad que hay que hacer sentir cuando sea necesario. Pero mi actitud no va a ser confrontativa contra el Gobierno ni contra el Congreso. Porque es distinto ser procurador, donde uno supervisa las recomendaciones, a estar en la San Carlos, donde uno tiene que estudiar los problemas y proponer soluciones. Reitero: no es un tema de política partidista.

La actual fiscal general ha sido señalada por corrupción y acusada de obstaculizar la justicia. Si usted fuera el rector, ¿la apoyaría para que busque la reelección?

Tiene derecho a hacerlo. Elegirla como finalista o no es responsabilidad de la comisión de postulación. Pero ahí está mi tuit, en el que le pedí en julio de 2021 que renunciara. Eso ya lo hice. Ya lo demás… Por ejemplo, el tema de la tesis: presentaron aquí en la procuraduría la denuncia, pero como bien dijo el académico que valientemente dio a conocer el tema de la tesis, el plagio podrá ser cualquier cosa menos una violación de derechos humanos. Para eso están los tribunales. Si fuese falsedad, que vaya a los tribunales y que declare, pero como procurador no me puedo meter a todas las batallas. Tengo mis competencias y dentro de ellas no está el decir que sí o no va la fiscal.

¿En qué otras batallas no se metería como rector?

Las que no sean legales.

Por supuesto que no va a escoger una batalla ilegal, pero dentro de las legales, ¿cuáles no escogería?

(Se ríe.) Uno escoge, porque si no, puede que uno se vaya con la pasión. Por ejemplo, yo sí me metería como Universidad de San Carlos a ver qué está pasando con las vacunas, que siguen venciendo. Eso es un problema nacional. Se están perdiendo millones de quetzales. ¿Qué dice la San Carlos de eso? Es un silencio cómplice, para mí. Porque ahí tenemos suficientes facultades de medicina, de auditoría, que pueden proponer a los organismos de control que hagan su trabajo.

¿Se enfrentaría con las redes de clientelismo que existen dentro de la maquinaria política de la USAC?

Sí. Y eso pasa precisamente por una propuesta que he hecho claramente: que todas las facultades académicas saquen a convocatoria todas las plazas de profesores, en vez de nombrar interinamente. “Este sí, este no, renuevo el contrato el otro año porque has obedecido la línea política que hay”. Eso no se vale porque al final en muchos casos no son los mejores profesores los que están interinamente en los cargos. 

Volviendo al tema del centralismo: el año pasado hubo un acercamiento entre el liderazgo estudiantil, que en gran medida le respalda a usted, y movimientos de autoridades indígenas. ¿Qué papel tendrían los movimientos estudiantiles bajo una posible rectoría suya?

Les escucharía completamente. Llegaríamos a hacer propuestas consensuadas, reales. Y no lo digo por ser populista. Hay que ver qué se puede hacer y qué no, y lo mismo con los profesores. Muchos cambios, perfecto, pero dentro de lo que se pueda hacer legal y financieramente. En el tema del acoso a mujeres, hay un reglamento con el que no quedaron todas las mujeres contentas, así que a la larga es una norma vigente no positiva. Hay que escuchar a los estudiantes, llegar a acuerdos. En la medida de que uno lo hace, gana credibilidad.

¿A qué acuerdo ha llegado con el liderazgo estudiantil? ¿Qué le han exigido como candidato?

No, los estudiantes no me han exigido nada.

El líder estudiantil Jorge Búcaro se dirige a manifestantes reunidos frente al Ministerio Público en Ciudad de Guatemala el 29 de julio de 2021. Los estudiantes se unieron a la convocatoria de las autoridades indígenas al paro nacional para exigir la renuncia de Consuelo Porras y que Juan Francisco Sandoval recupere su puesto al frente de la FECI. Foto de El Faro: Carlos Barrera
El líder estudiantil Jorge Búcaro se dirige a manifestantes reunidos frente al Ministerio Público en Ciudad de Guatemala el 29 de julio de 2021. Los estudiantes se unieron a la convocatoria de las autoridades indígenas al paro nacional para exigir la renuncia de Consuelo Porras y que Juan Francisco Sandoval recupere su puesto al frente de la FECI. Foto de El Faro: Carlos Barrera

¿No le han pedido nada a cambio de su apoyo?

(Se ríe.) No, no. Han visto mi trayectoria. Lo que pasa es quizás la diferencia con los otros candidatos... Es feo hablar de uno, pero ellos han estado ahí, naufragando dentro de una gran ola gris. Y yo con mis luces y sombras, con una trayectoria que se puede ver. Soy y fui creyente en que la CICIG hizo un gran trabajo, con sus errores y todo; en que la FECI también aportó mucho; y en que el sector privado tiene que replantearse, porque ahorita solo está reproduciendo las grandes desigualdades. ¿Hasta qué punto no son ellos corresponsables de la situación del país? Han dado oxígeno político a los tres últimos gobiernos.

¿Cómo pretende trabajar con las facultades más conservadoras de la universidad?

Mediante consensos. Buscando acuerdos. Ser rector es estar en una negociación política siempre. Yo no voy a ser el dueño de la verdad. Habrá pisos en los cuales no se puede negociar, como corrupción, por ejemplo, o la idoneidad. Pero a partir de ahí se puede hablar de todo.

¿Ha tenido un acercamiento con ese sector conservador para pedir su apoyo?

No, por ahorita no. Es que la campaña ha sido corta. El 2 de marzo [el día en que Rodas lanzó su campaña a la rectoría] tuve que salir unos días a México porque me salió un trabajo. Luego me invitaron como observador a Colombia para las elecciones. Sigo en mis labores como procurador. Y después del trabajo ya lógicamente comienzo a hacer actividades propias de mi aspiración de ser rector.

La institución a la que aspira encabezar no solo tiene un peso importante en el Estado, sino que la rectoría también eleva el perfil. ¿Usará el capital político de la universidad para construir una carrera política?

No. Como le he dicho, todo ser humano es político. Ahorita estoy haciendo política universitaria y me ilusiona muchísimo. Tengo muchas expectativas positivas de hacer cosas los cuatro años como rector en cuestiones básicas de políticas educativas, con equidad de género, la pertenencia cultural, respeto a la diversidad sexual, promoviendo los derechos ambientales. Soy del interior, de Xela, y cuando uno vive allá el hecho de viajar a la capital por muchas cosas nos da otras sensibilidades. Como procurador visité el año pasado 114 municipios. La gente dice: “primera vez que viene un procurador”. Quieren dialogar. La universidad tiene tres cosas importantes que hacer: docencia, investigación y extensión. Tenemos que mandar a nuestros mejores profesores a servir en lugares donde no se llega y tener empatía con esos lugares, que están abandonados por el Estado, para que también puedan aportar su conocimiento.

Usted es quetzalteco, tiene vínculos fuera de la capital, está por dejar una institución que le ha permitido acercamientos con los territorios y ahora busca otro de los más influyentes cargos del país. Parecen los pasos de alguien que está construyendo un portafolio en la política nacional.

La rectoría es un paso más para servir al país. Lo he hecho como estudiante y en mi deporte, el ajedrez. Lo he hecho en mi municipio, como síndico y concejal. Lo he hecho en mi gremio y en el tema de los derechos humanos. Nada me daría más orgullo que ser rector de la San Carlos. Fui huelguero y no me avergüenzo: fui dos veces parte del honorable Comité de Huelga de Todos los Dolores, con capucha. Lo más fácil sería regresar a la docencia, pero sería una visión muy corta.

Ha sido un procurador muy mediático. La San Carlos se maneja habitualmente sin tantas luces y cámaras.

Sirve, porque el funcionario de cualquier nivel tiene que interactuar. El funcionario público tiene que escuchar, no cegarse. Yo fui oposición en la muni de Xela y sé que a veces, cuando se ejerce, el poder endiosa: “Lo que yo hago está bien y los que critican tienen ganas de fregar”. No es así. Uno tiene que darse una ducha por lo menos semanal de realidad para ver qué está haciendo, porque los humanos se equivocan.

¿Escuchará las propuestas hasta de sus adversarios?

Sí. Por ejemplo, al Congreso voy. Ahorita no me han invitado. Extraño las invitaciones del Congreso. Me encantaría dar al Congreso mi informe anual del país. Eso estoy esperando.

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