Columnas / Cultura

¿Por qué es importante salvar la colección del Museo Forma?


Lunes, 3 de julio de 2017
Jorge Palomo

Parecería que la colección de la Fundación “Julia Díaz” estuviera maldita. Cuando Díaz creó la fundación para abrir el Museo Forma en 1983, en más o menos dos años el terremoto de 1986 tumbó el local del museo. Pasó la colección a bodega por primera vez y luego a manos del Patronato Pro Patrimonio Cultural de El Salvador en 1987, donde permaneció hasta 1989. Luego la colección se trasladó por corto tiempo a la Colonia San Benito, solo para ser devuelta al Patronato ese mismo año, y en la misma casa que están disputando ahora. Todavía previo al cierre del Patronato a mediados de la década de los 2000, la colección había pasado en parte al MARTE y el resto a bodega hasta su reapertura por cuarta vez en 2008. Parecería que estamos por ver algo similar. Uno se pregunta si estos bienes culturales se están administrando de una manera responsable, o si el nivel de financiamiento es el adecuado para realizar un proyecto de este tipo de manera exitosa.

La colección de la Fundación “Julia Díaz” es una de las colecciones públicas más importantes del país. Eso dicho, solo son cinco: la del Museo Forma, del Museo MARTE, del Patronato Pro Patrimonio Cultural (actualmente en comodato y exhibida en parte en el MARTE), la Colección Nacional, y de manera mucho más limitada, varias piezas en otras instituciones gubernamentales pero que no son parte oficial de la Colección Nacional per se, por ejemplo: algunas pinturas y esculturas del MUNA, la Asamblea Legislativa, la Corte Suprema de Justicia, el Banco Central de Reserva y el Centro de Historia de Defensa de El Salvador. Unas son públicas porque son propiedad del gobierno, otras son privadas pero se llaman públicas por la simple razón que están en exhibición para el público. Valorar entre ellas es algo sumamente subjetivo, todas tienen fuerzas y debilidades. Pero nadie va a decir que la colección del Museo Forma no es importante.

Su importancia proviene del hecho que fue la colección con la cual se estableció el primer museo de arte del país, y eso, en pleno conflicto armado. Fue la primera colección constatada en el catálogo que se imprimió en 1984, el cual además de ilustrar las obras, describió las biografías de los artistas incluidos en ella, una importante aproximación a contar la historia del arte nacional por el artista Carlos Cañas. Julia Díaz logró tratar de contar la historia del arte del país a través de las obras que juntó, muchas de ellas son, sin duda alguna, obras maestras.

Parecería que la Fundación ha entrado en negociaciones con el gobierno en torno al recinto, por lo que no queda claro por el momento si va a haber un cierre definitivo, o un cierre temporal, o cierre alguno. No sería la primera vez, como he detallado arriba. Al preguntarme que significaría el cierre del Museo Forma para el país, seré sincero; creo que para el público en general sería un hecho que ocurriría prácticamente desapercibido, no así para el gremio de artistas nacionales que cuelgan o han colgado en sus paredes.

Cuando el actual presidente y la Secretaría de Cultura cerró la Pinacoteca Nacional en la ex Casa Presidencial en San Jacinto, nadie protestó. Cuando las obras de la Colección Nacional pasaron a la Residencia Presidencial, y las obras públicas (del pueblo) pasaron a una accesibilidad solo de los invitados de la Presidencia, bajo el irónico nombre de “Casa abierta” hubo algunas quejas pero allí siguen, inaccesibles al público general. Cuando cerraron la Sala Nacional de Exposiciones “Salarrué” en el Parque Cuscatlán, tampoco hubo mayores quejas. Ahora podría cerrar el museo/galería comercial Forma.

Si pierden el caso y se quedan sin casa, las obras continúan perteneciendo a la Fundación “Julia Díaz”, pasarán a bodega, buscarán que les regalen otro sitio incierto y reabrirán, supongo. Podrían hacer lo que hizo el Patronato, y ceder en comodato las obras para que el público las pueda apreciar exhibidas en algún recinto similar (y como hemos dicho, son pocos esos sitios). Hasta donde entiendo, la Fundación no puede vender la colección, no fueron esas las indicaciones que Julia Díaz escribió en sus diversos testamentos y a través de los cuales la fundación trata de cumplir con su misión.

Vender la colección al gobierno sería la peor solución al problema, y repito, iría en contra de los lineamientos de su fundadora. Primero, no estarían disponibles al público en general. Segundo, cada posterior gobierno hará con la Colección Nacional lo que le plazca: pasarlo a bodega, exhibirla, prestar obras a diferentes instituciones del gobierno, reclasificarlas para removerlas del inventario, en fin, uno aprende a no confiarse porque no existen políticas culturales que sobrevivan cinco años.

Si el Museo Forma gana este conflicto, tendría su Junta Directiva que preguntarse y analizar muy honestamente de que manera mejor cumplir con su misión, y de que manera darle a los salvadoreños una mejor oportunidad de conocer sobre sus obras y sus artistas.

*Jorge Palomo es curador independiente y autor del libro Arte salvadoreño, Cronología de las Artes Visuales de El Salvador (1821-2015), con el apoyo del Museo de Arte de El Salvador (Marte), de donde fue director de Programación entre 2004 y 2006.

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