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'El panorama en El Salvador no se pinta fácil, pero tampoco es imposible seguir creciendo'

El Faro ha reunido las voces de los nominados salvadoreños a la XV edición del Festival Ícaro en Guatemala para ampliar sobre su propuesta como realizadores audiovisuales en El Salvador. Ficción, documental y animación confluyen en la perspectiva del futuro de la producción audiovisual y cinematográfica en el país.

Martes, 9 de octubre de 2012
María Luz Nóchez y Élmer L. Menjívar

Esta es una entrevista colectiva vía email con varios y variados personajes de la producción audiovisual más activa en el país. Preguntamos sobre sus apuestas creativas y de emprendedores, y sus perspectivas en un país como El Salvador, y sobre el aporte que significa para este sector un festival regional como el Ícaro.

Optimismo frente a las carencias, ideas para superar a la violencia como tema único, oportunidades para aplicar la integración de disciplinas y aplicar nuevas tecnologías, estas y otras ideas nos dejan Julio López, productor y director de Trípode Audiovisuales y la plataforma de divulgación 01TV; Esmesis Zometa, de Interventores Cometa y productor, director y presentador en TVX; Olga Chacón, coordinadora de guionistas de la UCA; Pilar Colomé y María Cilleros, de Holón Films; Gabriel Quezada, diseñador, director de animación y productor de ProArte; Bryan Cruz, diseñador gráfico y creativo independiente; Tomás Guevara, director y productor de Ángulos Films; y la productora audiovisual y consultora de La Estación, Brenda Vanegas.

¿Cuál es tu principal apuesta conmo director/productor audiovisual?

Julio López: Son dos: tener la capacidad técnica, infraestructura y recursos para producir proyectos cinematográficos (cortometrajes y largometrajes de ficción, documentales) con la calidad suficiente para ser exhibidos en circuitos nacionales e internacionales; y crear una plataforma de distribución que no sólo difunda en el país las producciones salvadoreñas y centroamericanas, sino que también traiga el cine independiente que se hace en otros países. Este segundo punto lo hemos desarrollado con 01TV, a través de proyectos para televisión, internet y festivales de cine.

Esmesis Zometa: Mi apuesta principal es compartir lo mejor de mí. Mostrar que podemos ir más allá de nuestros dramas personales y emocionales al crear. Compartir lo podridos que podemos estar es egoísmo, es sentirse presa y víctima del mundo, cuando en realidad somos responsables de todo lo que nos sucede. Ser diferente y nuevo cada vez; nunca crear con la mente pero con el corazón. Explorar el infinito mundo de la ficción; la ficción significativa. Enaltecer lo que somos sin tratar de encajar en ningún círculo de personas. Darle una voz a todas las personas que no son tomadas en cuenta; ahí reside nuestra alquimia y verdadero potencial.

Bryan Cruz: Considero que se debe explotar más nuestras raíces interculturales, apostar por la creación de una industria de cine nacional, y dejar un poco de lado los temas violentos sobre la guerra y delincuencia. El Salvador tiene mucho más que aportar, es cierto nuestro, país es de un pasado violento pero este es el momento de mirar hacia el futuro y demostrar a otros países que en El Salvador también se ríe y disfruta de la vida, no todo es gris.

Olga Chacón: Por un lado visibilizar situaciones en las que de manera directa e indirecta se involucra e impacta a un grupo poblacional de la sociedad. Contar una historia haciendo uso de los recursos audiovisuales que hoy en día tienen mucho impacto en la población, ya no es sólo conocer la historia, sino comunicar a través del sonido, la imagen, el texto y otros recursos que permiten aprovechar la tecnología.

Pilar Colomé: La apuesta es presentar a los espectadores una realidad que no se suele reflejar, que muchas personas no conocen, y hacerlo desde una perspectiva positiva. Se trata de contar historias reales a través de la cámara, historias que enseñen, que conmuevan, que sorprendan… y hay muchas historias así en El Salvador, hay mucho por mostrar.

María Cilleros: Nuestra apuesta es el documental social independiente, queremos mostrar historias reales y humanas, creemos que las y los salvadoreños tienen grandes historias por contar y nos parece que el audiovisual es una buena manera de darlas a conocer, a nivel nacional y también más allá de nuestras fronteras.

Gabriel Quezada: Principalmente nos dedicamos a la elaboración de comerciales y documentales de empresas, y nos gusta hacerlo, pero la pasión más grande es por los proyectos independientes. Por eso, cuando se da la oportunidad no dudamos en participar en proyectos no comerciales que ayuden a enriquecer el nivel promocional.

Tomás Guevara: Desarrollar una propuesta de documental que ponga en relieve temas del entorno cultural y social salvadoreño, y una constante ha sido desde un inicio, una vinculación de temas que apelan a la doble identidad que se ha ido imponiendo en la realidad salvadoreña a través de las migraciones, especialmente. Mi objetivo como director y realizador es seguir haciendo la diferencia en la forma de conceptualizar y hacer una propuesta audiovisual (con el documental), con la premisa de cuidar el tema y su tratamiento, con una propuesta profesional que cuide de los controles de calidad y que las piezas puedan ser consideradas en los circuitos internacionales de cine o audiovisual. Pero sobre todo creo que es importante crear piezas, para un entorno salvadoreño y centroamericano, que mantengan vigencia.

Brenda Vanegas: Mi principal apuesta es buscar las historias de acá, y de los nuestros que están fuera. Hay muchisimas, que están la oscuridad por el anonimato y la estigmatización o bien por que preferimos no hablar de estos temas. Creo que tenemos que abordarlos. Conectar con el realismo mágico que como nación tenemos. También me interesa dar una propuesta, un mundo y una estética muy personal, creo que como director tener una firma es interesante. Estoy en la etapa de experimentar cosas, de dejar a un lado los miedos y las excusas de los pocos recursos y hacer, hacer, hacer...en una de esas ya sale algo bueno. 

¿Cómo ves el panorama salvadoreño para dedicarte a la producción audiovisual?

Julio López: desarrollar una carrera en cine en El Salvador es difícil (aunque esto se aplica a cualquier otra carrera artística): no hay apoyos estatales o privados, los mismos que usualmente son los que mantienen las industrias cinematográficas de casi la mayoría de países en Latinoamérica. Sin embargo, en los últimos cinco años se ha gestado un grupo de cineastas y de casas productoras que han establecido una producción cinematográfica variada e importante. Creemos que esta dinámica de producción seguirá creciendo considerablemente en los próximos años, aun considerando que el gremio no cuenta con fondos estatales o privados, una escuela de cine o una ley que fomente y proteja al cine salvadoreño y a sus trabajadores.

Esmesis Zometa: Desde mi regreso a El Salvador me he dedicado a la producción audiovisual. Apenas va despertando y a ser rentable en el ámbito no publicitario. Por desgracia seguimos en la creencia de que trabajar en producción audiovisual se limita a producción publicitaria, desperdiciamos a tantos jóvenes que estudian cinematografía, guion o producción en general y terminan dirigiendo un comercial para televisión, una cuña de radio, sin terminar de compartir su don y embellecer al territorio con su verdadero talento e ideas propias. Al panorama salvadoreño lo veo lleno de vida, de ganas, de nuevos talentos, lleno al fin de seguridad. Tanto, que me gano muy bien la vida en la producción audiovisual puramente artística y expresiva.

Bryan Cruz: En los últimos años he notado un mayor interés en fomentar la producción audiovisual mediante convocatorias, festivales y talleres, existe mucho talento salvadoreño con la capacidad suficiente de afrontar el reto, pero no logro ver un verdadero compromiso por parte de inversores y gente en el poder, los cuales realmente hagan realidad nuestras visiones e ideas. Me parecería genial poder dedicarme a esto de una forma más profesional, pero por el momento la única forma en que lo veo posible es en el ámbito comercial en donde no existe tanta libertad de expresión artística.

Olga Chacón: Por ahora muy difícil, pues aunque las tecnologías son cada vez más accesibles y los precios del equipo que se requiere han bajado considerablemente, las mismas condiciones económicas y los bajos salarios no permiten con tanta facilidad poder comprarlos para dedicarte a la producción independiente. Hace falta escuela, formación en este campo. A nivel de país estamos avanzando con el género documental a paso lento; si hablamos ya del cine (de ficción) estamos mucho más atrás. A nivel personal he tenido la suerte de tener el respaldo de una institución que cree en la producción audiovisual y por ende invierte en ello, pero no es la norma en el país. Lo que hoy vemos son esfuerzos aislados de colegas valientes que se han arriesgado sumando recursos de aquí y de allá para poder concretar una producción. No sólo se trata de tener los recursos y la formación para dedicarse a ello, sino también los espacios mediáticos donde presentar los materiales.

Pilar Colomé: En El Salvador, al igual que en otros países, hay talento y gente muy capacitada. Nos han convencido de que necesitamos muchos recursos para producir, sin embargo, se puede hacer mucho con pocos recursos, es cuestión de talento y ganas. Obviamente, los apoyos y estímulos para producir no están de más, pero incluso con pocas herramientas se pueden producir buenos productos audiovisuales.

María Cilleros: Es importante destacar que no puede haber una producción nacional y de calidad si no hay una apuesta real por parte del gobierno para apoyarla. Para el país es buenísimo que haya una producción audiovisual y cinematográfica nacional, tiene que ver con la imagen que se vende del país en el exterior, pero en El Salvador no ha habido mayor apoyo por parte del gobierno en este sentido: fondos económicos para producciones cinematográficas, y también apoyo y acompañamiento a proyectos concretos, que no necesariamente implique dinero. La situación actual está plagada de oportunidades, hay un campo de cultivo interesante, se están moviendo muchas cosas a nivel de Centroamérica y creo que es un momento clave para la producción salvadoreña, pero es importante que el gobierno apoye a los cineastas para que esto se haga realidad.

Gabriel Quezada: Definitivamente ha ido mejorando en los últimos años y con las nuevas tecnología cada vez es más fácil y accesible la producción, prácticamente el límite es la imaginación pero falta mucho por hacer para lograr una verdadera industria, llegar a más público, crear un ley de cine, más apoyo de la empresa privada y de los cines para que realmente haya un crecimiento en el área audiovisual; a la empresa privada le cuesta invertir en producciones nacionales porque no las ve rentables, pero a mayor crecimiento de la la industria mayor difusión y mayor exposición de sus marcas.

Tomás Guevara: Creo que estaría coincidiendo con otros compañeros que están en El Salvador realizando sus propuestas y en que una gran dificultad es de recursos. ¿Cómo gestionarlos y cómo administrar esos recursos?, ¿qué tipo de propuestas son factibles para hacerlas realidad?, ¿a qué nichos estamos apostando? Luego estaría el nivel de creatividad y de compromiso con lo que se quiere hacer, que eso impone también sus propios filtros para depurar a los realizadores y directores que inician con mucho entusiasmo, pero al chocar con la realidad se ven obligados o deciden retirarse del ambiente de producción. Y una tercera consideración es contextual, si el país muestra enormes dificultades para cualquier actitud emprendedora, pues obviamente el sector del audiovisual no estará exento a esa realidad de país. El panorama en El Salvador no se pinta fácil, pero tampoco es imposible que sigamos creciendo.

Brenda Vanegas: El Salvador está en un gran momento que, si lo sabemos ver y aprovechar como gremio, como artistas independientes y no solo los que queremos hacer cine, todos podemos brillar en muchos lados. Acabo de recibir un taller con José Luis Valle. Explicaba que hay muchas formas de hacer cine, una de esas que es la que nosotros tenemos de frente, es la de hacerlo sin recursos... Por algo tenemos que empezar, haciéndolo con lo que se tiene, con muchas colaboraciones, con muchas alianzas entre colegas y entre productoras locales, tenemos que hacer algo bueno. Veo una gran ventana de posiblidades, para mientras hay que seguir haciendo cosas, cortas, documentales, experimentales, escribiendo y preparando largos, y voy a lo mismo hacer, hacer y hacer. 

¿Qué les aporta un festival como el Ícaro?

Julio López: El Festival Ícaro, gracias a su labor de difusión y promoción del cine centroamericano, se ha convertido en un espacio fundamental para la consolidación del cine de la región. A los realizadores nos permite presentar nuestro trabajo y conocer y discutir el trabajo de los demás cineastas centroamericanos. Para nosotros siempre ha sido gratificante poder participar en el Ícaro y formar parte de la comunidad de cineastas centroamericanos que ahí confluyen.

Esmesis Zometa: Aporta la sana competencia, la competencia por mejorarnos nosotros mismos. El Ícaro, más que una simple premiación, es una excelente vitrina para la región, es de los mejores reflejos de quiénes somos, en dónde estamos y hacia dónde podemos ir. Crea una referencia, y al tener una referencia sabemos que vamos avanzando.

Bryan Cruz: Para mí es la plataforma ideal de dar a conocer nuestro talento, apreciar la visión de otros artistas y, mucho más importante, incentivar a otros a producir y meterse de lleno en el mundo audiovisual, pienso que es lo más cerca que puedo estar de un Oscar, pero no pierdo la esperanza de que esta opinión cambie y confíen más en el talento salvadoreño.

Olga Chacón: Tres cosas en concreto: la posibilidad de llegar a otros públicos con la proyección de los materiales, pues la mayor satisfacción es que tus materiales los vea la gente; que tus materiales sean vistos desde el punto de vista crítico por gente que también se dedica a esto. Los materiales pasan por un jurado de alguna manera tiene carrera en esto; medir, paralelamente, la calidad del producto que hago, pues cada año compiten más colegas, pero también se va notando la mejora en la calidad de lo que se hace. Eso te obliga a ser más creativa, a investigar más, a cuidar más cada detalle que va desde la concepción del tema, el enfoque, la preproducción como tal, la producción y la posproducción. Si un material ha pasado el “colador” del Ícaro, ya te animás a inscribirlo en otros festivales porque sabes que tiene cierto nivel de calidad, y eso lo he podido comprobar.

Pilar Colomé: El festival Ícaro significa para nosotras la apertura de una nueva ventana, que nos da la oportunidad de mostrar nuestro trabajo y, por lo tanto, de obtener apoyos para proyectos presentes y futuros.

María Cilleros: La posibilidad de mostrar nuestros productos a nivel internacional, pero también de ver otros productos centroamericanos, de ver qué se está haciendo en otros países, de compartir conocimientos y retroalimentarnos con otros directores y productores y, en definitiva, de aprender y seguir tejiendo una red de contactos a nivel internacional, que nos resulta muy útil a la hora de trabajar.

Gabriel Quezada: Nos ayuda a tener un marco de comparación de ver cómo vamos avanzando tanto individualmente como en la región, así como también de darnos más difusión y darnos a conocer y dar a conocer nuestro trabajo. Es un festival que sirve de referente para estos países que están en otro nivel de producción de qué estamos haciendo en Centroamérica y ponernos más en el mapa de la producción audiovisual.

Tomás Guevara: Espacios como este son una ventana de importantísimo alcance para los realizadores de la región. El hecho de comulgar durante el encuentro con compañeros de Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador y vernos como colegas con algunas coincidencias, ver el espejo de otros países, es una inyección de vitalidad para creer que podemos hacer algo mejor y seguir creciendo y creyendo. El hecho de que las obras pasen por una mirada crítica que las considera y decide incluirlas para mostrar el trabajo es una ganancia enorme.

Brenda Vanegas: Creo que es una gran oportunidad de conocer lo que se está haciendo, pero sobre todo cómo. Recibir esa retroalimentación, esa red de contactos, es como ir haciendo un colectivo más grande y más interesante que pueden dar pie a futuras coproducciones. Esta es la gran ventaja, que exista el Ícaro nos da ese intercambio súper integral.

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