ROMA (AP) — El nuevo primer ministro designado de Italia, el economista Mario Monti, dijo el domingo que ya empezó a trabajar en la formación lo más pronto posible de un nuevo gobierno, asegurándole a la nación y a la Unión Europea que podrá sanear las desastrosas finanzas nacionales.
La selección se dio un día después de que Silvio Berlusconi presentó su renuncia a regañadientes como primer ministro, luego de que los mercados mundiales aporrearan la cualidad crediticia italiana, lo que reflejó una falta de confianza en el liderazgo del magnate de los medios de 75 años.
Berlusconi renunció después de que el parlamento italiano aprobó una nueva reforma con medidas exigidas por la Unión Europea y los bancos centrales. Sin embargo, incluso esas medidas no se consideran suficientes para corregir la dañada economía italiana.
'Hay una emergencia, pero podemos superarla mediante un esfuerzo común', dijo Monti a la nación poco después de que el presidente italiano le pidiera formalmente ver si es capaz de reunir el suficiente apoyo político para sacar al país de uno de sus peores momentos después de la Segunda Guerra Mundial.
'En un momento de particular dificultad, Italia debe asumir el reto de volver a levantarse, debemos ser un elemento de fuerza y no de debilidad en la Unión Europea, de la cual somos fundadores', agregó.
Monti deberá ahora crear un gabinete de ministros, exponer las prioridades de su plan de rescate al Parlamento y explorar si cuenta con apoyo suficiente en el Parlamento para gobernar con eficacia. Todo ello podría demorar varios días.
Los partidos políticos rivales ofrecieron diversos grados de apoyo, incluyendo una demanda por parte de el partido de Berlusconi —el de mayor presencia en el Parlamento— de que su gobierno dure sólo el tiempo necesario para sanear las finanzas de Italia y reactivar la economía.
El profesor de economía de 68 años no es fácil de intimidar; se ha ganado una reputación por controlar desafíos difíciles como comisario de Competencia de la Unión Europea. Pero deberá ganarse la confianza del Parlamento antes de poder dirigir al país.
Monti dijo a periodistas el domingo por la noche que realizará la tarea 'con un gran sentido de responsabilidad y servicio a esta nación'.
Agregó que Italia debe 'sanear sus finanzas' y reanudar el crecimiento, porque los líderes de hoy se lo deben a las generaciones futuras.
El partido de Berlusconi también exigió que sólo tecnócratas —no políticos— constituyeran el gabinete de Monti a cambio de su apoyo crucial.
Monti encara una tarea monumental: una bancarrota italiana podría deshacer la coalición de 17 naciones que usan el euro y causar estragos en la economía de Europa y Estados Unidos, que intentan por todos los medios evitar caer en una nueva recesión.
La economía italiana está entrampada con altos costos salariales, baja productividad, engrosadas nóminas gubernamentales, impuestos excesivos, una burocracia asfixiante y un sistema educativo que genera uno de los niveles más bajos de graduados universitarios entre los países ricos.
Además, como la tercera más grande economía en la eurozona, Italia es considerada muy grande como para que Europa pueda salvarla financieramente, como lo ha hecho con Grecia, Portugal e Irlanda.
El nuevo gobierno italiano necesita aprobar reformas y medidas de austeridad más dolorosas para hacerse cargo de una deuda de 1,9 billones de euros (2,6 billones de dólares), equivalente a alrededor de 120% de la producción económica del país. Y buena parte de esas deudas se deben finiquitar pronto. Italia debe liquidar más de 300.000 millones de euros (410.000 millones de dólares) de créditos nada más el próximo año.
La mayoría de los centristas y los partidos de centroizquierda en la oposición han prometido apoyar a un gobierno encabezado por Monti, diciendo que el ex comisario de competencia de la Unión Europea tiene la autoridad moral y los conocimientos económicos para llevar a Italia a superar el largo retraso en sus reformas económicas estructurales.
Incluso el hombre que Berlusconi eligió como su heredero político, Angelino Alfano, dijo que el conservador Partido de la Libertad 'daría el visto bueno a Monti, de ser nominado'.
Pero el líder de la Liga del Norte, Umberto Bossi, aliado de Berlusconi, dijo haber informado al presidente Napolitano que su partido será una 'oposición vigilante' ante cualquier gobierno de Monti hasta que el economista dé a conocer su temario político.
Bossi insistió que unas elecciones anticipadas serían la verdadera solución.
'Por ahora, decimos que no', dijo Bossi. Agregó que cuando Monti dé a conocer su ideario, la Liga del Norte decidirá si lo apoya medida por medida. 'En todo caso, no le vamos a entregar un cheque en blanco', agregó.
Sin embargo, los cargos en dos juicios en Milán relacionados con sus negocios prescribirán debido a un estatuto de limitaciones a principios del próximo año —lo que dejaría poco riesgo de que el multimillonario enfrentara alguna pena, incluso si los tribunales puedan alcanzar a condenarlo en el primer juicio. El sistema italiano permite dos niveles de apelación.
Berlusconi enfrenta futuro complicado
Su legado se empañó y sus esperanzas de aferrarse al poder quedaron frustradas. Silvio Berlusconi se enfrenta a enormes desafíos legales y financieros ahora que ha dejado vacante la oficina del primer ministro y tiene de frente la perspectiva de una vida fuera de la atención internacional.
Ha jurado que no volverá a postularse, aunque poco esperan que abandone para siempre la política italiana.Berlusconi ha dicho que podría ayudar en alguna campaña porque, bueno, 'siempre me han salido bien a mi'.
Pero con la renuncia de Berlusconi como primer ministro el sábado, luego de meses de inestabilidad bursátil, cierra una época en la política italiana y el multimillonario de 75 años es otra vez sólo un hombre de negocios.
'Lo que estamos viendo ahora no es el fin de un gobierno, sino el final de un sistema, de un sistema político', dijo Massimo Franco, un analista político para el importante diario Corriere Della Sera.
De hecho, Berlusconi dominó la política italiana durante los pasados 17 años, como una figura controversial que se mantuvo tres períodos como primer ministro. Mantuvo a raya a sus opositores políticos y combatió con los magistrados que lo perseguían por cargos de corrupción y mala conducta sexual, pero fue derribado por la intensa presión internacional y de los mercados financieros.
El magnate de los medios de comunicación había prosperado al codearse con los poderosos, ya sea de vacaciones con el líder ruso Vladimir Putin o conociendo la vida de las fincas en Texas, cuando fue recibido por el entonces presidente George W. Bush en una reunión de los aliados de la guerra de Irak.
Sin embargo, al ser visto como un impedimento para la reforma económica, su salida fue tan apresurada como la serie de hechos que fueron absorbiendo a Italia en los problemas de deuda europeos.
Ya sea que regrese a dirigir su imperio mediático o incluso que recupere en puesto vacante como presidente de su amado equipo de fútbol, el Milan, enfrenta una agenda poco agradable. A juzgar por la reacción de los medios, no será una salida discreta.
'Impidan una Europa de tecnócratas', clamaba un encabezado en el periódico familiar Il Giornale sobre el presunto nuevo gobierno italiano encabezado por el economista Mario Monti. 'Este gobierno es un golpe de Estado'.
La renuncia de Berlusconi significará que ya no podrá alegar que tiene asuntos oficiales del gobierno como un motivo para faltar a las audiencias en sus tres juicios, una táctica que ha utilizado para retrasar los procesos. Su intento de configurar una ley que pudo haber dado inmunidad fue revocada por el Tribunal Constitucional.