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El salvadoreño que pastorea a Hollywood

Al final del Paseo de la Fama, en Los Ángeles, hay una iglesia cristiana que nació en una discoteca y ahora busca 'intersectar la espiritualidad con la creatividad' en la meca del espectáculo. Su pastor es Erwin Mcmanus, un salvadoreño que migró cuando niño y en realidad se apellida Cardona. Mcmanus -productor de cine, empresario, autor de una decena de libros- es un célebre pastor que según el New York Times ofrece sermones  “llenos de referencias a la cultura pop”. Su iglesia, Mosaic, ingresa $90 mil a la semana, tiene tres sucursales en EUA y prepara una nueva para México.


Lunes, 25 de diciembre de 2017
Nelson Rauda Zablah

En la esquina del Paseo de la Fama de Hollywood y la calle Highland, un predicador habla del arrepentimiento y de la inevitable condena al infierno a una ciudad que es meca del entretenimiento occidental. En este bulevar hay un par de iglesias de la cienciología, frecuentadas por estrellas de cine -los llamados ‘A-listers’- como Tom Cruise o Will Smith. Pero no todos los predicadores son iguales en esta parte del Este de Los Ángeles, California.

Justo al final del bulevar, cuando las estrellas ya no adornan las aceras, frente a la estatua de las cuatro damas de Hollywood- Mae West, Dolores del Río, Dorothy Dandridge y Ana May Wong- hay un edificio blanco. Desde afuera parece un museo, una galería, o una sucursal del gimnasio L.A. Fitness. Ese edificio es la iglesia Mosaic, un lugar donde confluyen artistas, aspirantes a celebridades o celebridades de verdad, como se siente el pastor y fundador de Mosaic en la esquina de Hollywod y La Brea. Nació con el apellido Cardona en San Salvador, a 4700 kilómetros de Los Ángeles, pero como muchas personas en esta ciudad, se ha cambiado el nombre y ahora se presenta como McManus. Erwin McManus es salvadoreño, y es el pastor de una de las iglesias más 'cool' de Los Ángeles.

Erwin Mcmanus, predicando en el escenario de su iglesia Mosaic, en Los Ángeles, California. Foto: cortesía Mosaic
Erwin Mcmanus, predicando en el escenario de su iglesia Mosaic, en Los Ángeles, California. Foto: cortesía Mosaic

Mosaic tiene una posición envidiable: está al final de una calle con palmeras, y a su alrededor deambulan vendedores de mapas de las estrellas o, mejor aún, contratistas de tours que por 25 dólares te invitan a conocer las casas de las estrellas. Hay tiendas de recuerdos, museos de cera con figuras del espectáculo que también tienen estrellas en el pavimento: desde Elvis Presley, Marylin Monroe o los Beatles hasta Nicole Kidman, Scarlett Johansson e incluso Donald Trump.

Pero su etiqueta de 'cool' tiene que ver con más que su ubicación. El New York Times describe a Mosaic como una iglesia que ofrece sermones “llenos de referencias a la cultura pop”, presentaciones musicales que “se ven como el festival de música de Coachella y una marca cultivada para las redes sociales”. Mosaic es parte de un ecosistema de iglesias que han sido capaces de atraer a celebridades. Reality, otra iglesia similar también en Los Ángeles, tiene al cantante Joe Jonas, exmiembro de una popular banda de adolescentes, entre sus feligreses. Hillsong, con locales en Europa, Oceanía y América, es la iglesia de elección de cantantes como Justin Bieber, Selena Gómez -que ha hecho covers de las canciones de Hillsong - o la modelo Kendall Jenner. Según la revista GQ, Hillsong es “donde los chicos cool pasan la mañana del domingo, tras una noche de sábado en una disco”.

Rodeada de estrellas en el pavimento, o de fanáticos que buscan a las estrellas, no es tan fácil identificar a una superestrella entre los asistentes de Mosaic. Un taxista angelino me dijo que Rihanna asistía, pero no pude encontrar nada que corroborara eso, aunque quizá no hay que buscar más allá de su pastor. Salvadoreño de nacimiento, migró a Miami cuando aún era un niño, con su mamá que era azafata de la aerolínea Pan Am.

Mcmanus es autor de una decena de libros, el más reciente The Last Arrow (Waterbrook, 2017) que escribió mientras libraba una batalla -que ganó- contra el cáncer. Llega a esta entrevista con un look más relajado que los jeans de diseñador y camisetas que usa para predicar: una sudadera negra con su apellido estampado, pants para correr y unos tenis. Su asistente me citó a Go Get’em Tiger, un café de aire hipster, con muebles de madera y sin ningún tomacorriente, en el vecindario de Larchmont. Mcmanus llega solo, en una camioneta Jeep negra y habla en español hasta que enciendo la grabadora. Me pregunta quién soy, qué estoy haciendo en Los Ángeles, cuál es mi apellido. Cuando empiezo mis preguntas, cambia a inglés, que casi medio siglo después de vivir aquí, puede hablarlo sin rastros de un acento latino.

¿Qué diablos hace un salvadoreño con una iglesia cristiana al final del Hollywood Boulevard?

Ja, ja, ja. Es gracioso, sabes, cuando venís a un país como Estados Unidos, muchas veces, la gente se sorprende que una minoría étnica pueda liderar a gran escala. Hace años, yo estaba en una reunión y alguien dijo que solo las personas blancas pueden liderar comunidades multiétnicas. Y cuando escuché eso pensé “eso es una locura”. Probablemente no hay mejores personas en el mundo para juntar a las personas que los latinos. Y yo hago bromas con eso, porque los latinos se casan con cualquiera.

Ja,ja,ja.

Pensamos que todo el mundo es hermoso. Muchas culturas son bastante etnocéntricas, pero cada vez que pones latinoamericanos en el mundo, nos convertimos en ese centro que une todo. Empezamos a conectar al mundo. Entonces yo quiero hacer eso, aquí en Hollywood. ¿Y vos sos salvadoreño verdad?

Sí.

Es chistoso. Si sos parte de la cultura principal, podés ser arquitecto, ingeniero, poeta, escritor. Pero si sos latino, solo sos latino ja,ja,ja. No. Yo nací en El Salvador, soy latino, pero no soy solo mi etnicidad. Soy poeta, artista y escritor.

Y un futurista, he leído.

Sí, y futurista. Todas esas cosas porque los latinos son mucho más complejos de lo que la gente a veces entiende.

¿Cómo empezaste una iglesia que terminó en la esquina del Hollywood boulevard, que es una posición tan icónica en la ciudad?

Sí, la es. Bueno, yo no crecí en la iglesia, no crecí como una persona de fe. Crecí en un ambiente bien ecléctico religiosamente. Mi abuelo en El Salvador era ateo, pero creía en la reencarnación. Mi abuela era católica romana, pero en realidad nunca iba a misa. Y mi mamá se hizo budista, y después se hizo judía. Y mi padre biológico, a quién no conocí, era judío. Entonces, tenía toda esta diversidad religiosa en mi vida pero en realidad no tenía idea en qué creía. Entonces llegué a la fe cuando ya era un adulto, en la universidad, y sentí que no encajaba realmente en la iglesia. Aunque encontré una fe verdaderamente hermosa, no me podía relacionar con la iglesia. Cuando vine a Los Ángeles, sentí que era la capital del futuro. Esta ciudad atrae a la gente más creativa del mundo. Y yo sentí que la creatividad y la espiritualidad deberían estar interconectadas. Por eso estamos en el Hollywood Boulevar, para ser la intersección. La iglesia debería ser el epicentro de la creatividad, imaginación y belleza, porque Dios es el que creó todo eso.

En septiembre de 1981, Mcmanus se graduó de la universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, y luego viajó al sur para enrolarse en una de las facciones más conservadoras del espectro cristiano: el seminario teológico bautista del Suroeste, en Texas. Por esos años, sin que le hubiera mordido la araña radioactiva del superestrellato, Mcmanus vestía con camisas cuadriculadas y el pelo largo, de forma mucho menos estilizada que como lo lleva ahora. Su teología viene de ahí. Buzzfeed, por ejemplo, lo ha criticado por decir que ser gay es un 'estilo de vida'.

Empezamos en una discoteca en el centro, y Prince era el dueño.

¿El propio Prince?

Sí, ja, ja, ja.

Okay...

Y tuvo muchos nombres distintos, como The Mayan, Downtown Soho. Empezamos ahí, yo quería solo empezar una comunidad para mis amigos que no creían en Dios, y para mis amigos que nunca entrarían en una iglesia. Mosaic no se hizo para cristianos, sino para gente que de verdad me importaba, que son increíblemente artísticos, inteligentes y creativos, y que no considerarían a Dios como una opción legítima para ellos. Quería crear un espacio para que ellos fueran a procesar quién es Dios. Y talvez hasta conocer a Jesús y tener una experiencia con él que cambie sus vidas. Por eso es que hace dos años, en el domingo de Pascua, hicimos una encuesta y tuvimos más de mil personas que dijeron que eran ateas. Decían ‘soy ateo, pero si Dios está ahí afuera, quisiera que me encontrara’. Creo que eso es una de las cosas que hace única a Mosaic. Cada vez que estás ahí hay ateos, budistas, musulmanes, hinduistas, judíos con un pasado cristiano. Y todos forman una comunidad y procesamos quién es Dios, quién es Jesús y cómo vivir su vida.

Me imagino que eso no fue muy popular en la comunidad cristiana.

Ja,ja,ja.

O sea, si en El Salvador empezás una iglesia en el local de una disco, la gente se volvería loca. Como los bautistas, por ejemplo.

Lo sé. Sabes, casi todo el odio que hemos recibido viene de los cristianos ja,ja. Y esto es lo hermoso. Tenemos gente que viene a Mosaic y nos dice: ‘hey los buscamos en Internet y todos estos cristianos los odian, entonces pensamos que podría ser un buen lugar para nosotros’.

Ja,ja,ja.

Yo pensé que era muy divertido que la gente que no cree en Dios, pero lo están buscando, se sintieron atraídos a la iglesia por toda esa oposición. Así que trato de no preocuparme mucho por eso. Si una persona es cristiana y no le gustamos, no me preocupo por eso. Me preocupo por la gente que no cree en Dios, y cuál es nuestra reputación con ellos.

Hablemos de tus críticos. He leído unas cosas adorables sobre vos.

Ja,ja,ja.  ¡Ah, claro! Gracias.

La que me gusta más es: “Mcmanus es como el pastor de la prosperidad Joel Osteen pero con jeans rasgados”. Se referían a que probablemente evadís ciertos temas o no hablás lo suficiente de estos temas.

Pero si me escuchan saben que sí lo hago. Solo pueden decir eso si nunca me han escuchado.

Recientemente, Carl Lentz, el pastor de Hillsong, se metió en una controversia porque no respondió una pregunta del aborto. Hay personas que dicen que no hablás del aborto o de sexualidad.

No me preocupo por eso. Yo quisiera ser más como Joel Osteen, tiene a 30 mil personas que lo llegan a oír ja,ja. Pero soy muy intenso, y hablo de los asuntos que importan. Pero no voy a hablar de asuntos que le importan a otra gente. He hablado de todo. Tengo un mensaje de 75 minutos sobre el infierno. He hablado de sexualidad. No evito temas, solo no respondo de la forma en que la gente quiere. Nuestra iglesia está llena de gente con historias de vida distintas, y muchas experiencias distintas. Mi trabajo no es moralizar ni condenar, ni tratar de arreglar a la gente. Si Dios existe, si él es la esperanza del mundo, solo tengo que conectar a la gente con él. Jesús sana y repara. Cuando oigo Joel Osteen en jeans no me lo puedo tomar en serio.

Okay. ¿Y cómo pasaron de la disco al bulevar? Entiendo que el edificio no es de ustedes.

Mosaic no es dueño de nada. He estado aquí 25 años y no tenemos nada. Y eso tiene que ver con que yo quería establecer una reputación de que no estamos aquí por el dinero de la gente. No estábamos aquí tratando de construir edificios gigantes para que nos vieran. No es que esas cosas no sean importantes. Yo solo sentí que en LA, donde hay tanto cinismo y, en serio, tanta gente que no confía en la religión, en el cristianismo y en la iglesia, yo quería asegurarme de tomar decisiones que nos dieran la mejor reputación. Entonces, la propiedad en el Hollywood Boulevard le pertenece a una compañía en Nueva York que se llama Lefrak. Ellos la compraron para hacer condominios. Cuando me enteré de eso, hablé con un amigo que era judío y se hizo cristiano en la discoteca. Y fue la generosidad de una o dos personas con mi misma visión. Así que volé a Nueva York y me reuní con Jamie Lefrak. Le pedí que nos alquilara el edificio hasta que lo demolieran, y eso fue hace casi siete años. Pensamos que íbamos a estar ahí solo seis meses. Y siento que es una cosa de Dios. Si no, ¿cómo podés explicar que hay una iglesia en la esquina de Hollywood y La Brea? Es una locura.

Dijiste que Mosaic no es dueño de nada. Pero en el servicio del 5 de noviembre dijiste que su presupuesto para el próximo año es de seis millones de dólares, que tienen ingresos de 88 mil dólares a la semana, y que necesitan tener 115 mil dólares.

Sí.

¿Por qué revelás tus números así?

Porque todo lo que hacemos es muy abierto. Pienso que muchas veces la iglesia se ha hecho daño envolviéndose en controversia por esconder cosas. Francamente, cuando empecé Mosaic, trabajaba a tiempo completo fuera de la iglesia por 20 años. La iglesia no era mi ocupación, Mosaic no era mi ingreso. Si ves nuestras donaciones -no dejamos que otras personas vean cuánto dona otra gente- pero nuestro mayor donante ni siquiera vive en Los Ángeles. Es alguien que ni siquiera asiste a nuestra iglesia. Solo es un amigo mío. Y mi esposa y yo somos los segundos mayores donantes de la iglesia. Nunca he visto la iglesia como un lugar que nos beneficiaría. Lo vi como un lugar donde podríamos ofrecer nuestras vidas. Mucha de la gente en Mosaic sabe que yo tuve una compañía de moda y una productora de cine, una empresa de tecnología y que trabajé como futurista. La gente sabe que soy un tipo que trabajó fuera de la iglesia. Y entonces, ponemos nuestros números ahí para que todos puedan saber.

¿Entendés que eso no es normal?

Ja, ja, ja, ja.

Me refiero a que la mayoría de las iglesias no acostumbra hacer eso en el culto del domingo.

Yo sé, pero… ja,ja,ja.

¿Pensás que todas las iglesias deberían hacer lo mismo? Estamos acostumbrados a hacer que los gobiernos rindan cuentas, a veces las empresas. Pero ¿las iglesias?

Pienso que lo mejor de ser transparente es que ganamos mucha confianza. Y si no tenés nada que esconder, no vivís con miedo. Creo que ese es el punto. Sé que vivimos en una ciudad donde la gente, muchas, muchas veces ha sido lastimada por la iglesia. Han perdido su fe por lo que la iglesia ha hecho. Y nosotros queremos reestablecer la reputación de la iglesia. Así que vos llegaste el domingo pasado, y nosotros ponemos la información ahí para cualquiera que lo vea. Somos bien directos. Un tercio de nuestra congregación gana 20 mil dólares al año o menos.

Eso no es mucho.

La gente no se da cuenta de eso. Yo hago la broma: son pobres educados.

Ja,ja,ja.

En serio, tienen 25 años, trabajan en restaurantes, en este café, 20 horas a la semana, tratando de tener éxito en la industria del cine, como actores, directores, productores. Siguiendo un sueño. Y no hay forma en que la gente que asiste a Mosaic pueda financiar Mosaic. Son personas como yo que hemos estado en el mundo de los negocios, que hemos encontrado éxito financiero afuera de la iglesia y que creemos en lo que está haciendo la iglesia. Somos los que hacemos que Mosaic suceda.

Erwin Mcmanus creó una marca de modas, una compañía de tecnología y una productora de cine, además de ser escritor y pastor evangélico. Foto: cortesía Mosaic.
Erwin Mcmanus creó una marca de modas, una compañía de tecnología y una productora de cine, además de ser escritor y pastor evangélico. Foto: cortesía Mosaic.

Cualquier domingo por la mañana en el Paseo de la Fama de Hollywood, se puede encontrar toda la vivacidad de un lugar al que la gente viene a ver las estrellas. También vienen acá quienes aspiran a ser estrellas. Como los músicos instalados frente al Teatro Chino, en el 6925 del Hollywood Boulevard, que cantan con una guitarra, frente al estuche vacío para recoger algunos dólares. Otros, en cambio, entregan sus discos. Te dicen que es gratis y el turista desprevenido lo cree -yo lo hice- solo para ser acosado por media cuadra en busca de una propina de 10 dólares, que puede ser regateada hasta que se canse el turista o el futuro -¿futuro?- artista. Muchos de ellos van a la iglesia de Mcmanus.

Mosaic ahora tiene tres ubicaciones: una en el sur de Pasadena, otra en Venice y Hollywood. Como parte de sus planes el próximo año está abrir un campus en Ciudad de México. El pastor que abrirá la rama en México es un exconvicto que estuvo tres años en una prisión federal por traficar cocaína.

¿Por qué una iglesia de Hollywood quiere acercarse al mundo pobre de Latinoamérica?

Mi encuentro con Jesús cambió toda mi postura de vida. Mi vida no se trataba ya de mí, sino de otra gente. Así es todo nuestro staff. Y la pareja que se va a México es así. Sí, podrían vivir aquí, con una vida mucho más cómoda y segura, y criar a su hijo y que vaya a una escuela privada. Pero el hecho de que se muden es, para mí, lo que Jesús haría.

¿De verdad te importa Latinoamérica?

Sí. Tenía unos tres años cuando fui de El Salvador a Miami. No sé ni cómo sé hablar español, no lo entiendo. Pero no me convertí en ciudadano americano hasta que tenía 46 años. Una de las razones principales es que siempre tuve un lugar especial en mi corazón para El Salvador. Siempre quise dejarme la posibilidad de regresar y competir por la presidencia.

Ja, ja, ja. ¿Todavía querés?

Ahora no puedo ya.

Bueno, pero decís que llegaste a Miami... Miami es prácticamente Latinoamérica.

No era así cuando me mudé. Cuando veo en retrospectiva, de alguna manera fui capaz de mantener el cordón y cuando abrí mi primera biblia en español, ya en mis veinte, podía leer con fluidez. Yo ni siquiera sabía que podía leer. Escribí un libro que se llama El Alma Artesana (Whitaker House, 2015), que es una antropología de la creatividad humana. Y me convencí de que este es un mensaje que Latinoamérica necesita desesperadamente. Muchas de las iglesias latinas han sido increíblemente legalistas y son conocidas por sus estándares autoritarios. Y yo estoy convencido que este es el momento para que haya una revolución de creatividad humana en Latinoamérica. Cuando publicamos el libro en español, me abrió el mundo latino. Lo siguiente que supe es que estaba en Colombia, Perú, Ecuador, hablándole a audiencias de 10, 15 o 20 mil personas. Creo que la gente de América Latina necesita entender que tiene la capacidad de crear un futuro diferente. Porque en nuestro mundo seguimos teniendo los mismos problemas y el mismo proceso una y otra vez. Tenemos revolución y dictadura, revolución y dictadura, y estamos atrapados en el círculo de pobreza. Creo que mucha de la mentalidad latina es de una persona que se siente esclavizada, gente que no cree que tiene la capacidad. Creo que parte de mi misión en la vida es convencer a los latinos de que podemos salir de este circulo vicioso.

Sos bien optimista.

Sí, pero no soy optimista de una forma desconectada. Creo que toma mucho trabajo hacer un mundo mejor. La gente roba porque no cree que puede crear. Cuando sabes que podés crear, la gente te puede robar y simplemente vas a crear de nuevo. Yo he estado en bancarrota, no la declaré legalmente, pero he perdido todo. Fui un hombre de negocios, he visto millones de dólares desaparecer. Había días en que no podía respirar porque no podía creer que una persona pudiera perder tanto dinero. Creo que una de las razones por las que una de las pandillas más violentas del mundo viene de El Salvador es porque ellos han perdido la oportunidad de crear un mundo mejor. Y la violencia viene de la impotencia. Si ese potencial humano creyera que puede hacer un mundo mejor no usarían la violencia para alcanzar sus objetivos.

Ahora que hablas de pandillas, hay mucha gente en Estados Unidos que está construyendo este estereotipo de todos los centroamericanos como pandilleros. Por ejemplo, Ed Gillespie acaba de correr su campaña para ser gobernador de Virginia con estereotipos de pandillas. ¿Cómo se destruye ese estereotipo? No solo desde tu plataforma, ¿pero qué puede hacer una iglesia ante el influjo cultural de intolerancia y racismo?

Yo crecí con eso. Tenés que decidir si dejas que la gente te defina o si te levantas por encima de su definición. Pero nosotros como latinos no nos hemos estado ayudando. En el momento en que un latino tiene éxito, nos volvemos contra él.

Eso es cierto.

Yo acabo de hablar en una conferencia nacional de hispanos. Les dije: preguntémonos por qué no estamos impactando la sociedad estadounidense en un nivel más significativo. Pensá en los afroamericanos. Ellos empezaron como esclavos en esta sociedad. Tal vez nosotros tuvimos un pasado difícil, pero ciertamente diría que los afroamericanos lo tuvieron más complicado. Y aún así, en todas las arenas de la cultura, los afroamericanos se han vuelto íconos prominentes. Beyoncé o Jay-Z en la música, Tiger Woods en el golf o Michael Jordan en el basquétbol. Tenés a Condoleeza Rice y Colin Powell -exsecretarios de Estado- y al expresidente Barack Obama. Oprah Winfrey es la voz más poderosa de la televisión. Y los latinos seguimos esperando que alguien nos escoja. Tenemos que escogernos nosotros. La gente no puede ignorar la grandeza. ¿Cómo rompemos los estereotipos? Son difíciles de romper porque la gente elige cómo te define. Cuando me mudé a Los Ángeles, ¿sabes qué nos dijeron a la iglesia? Los latinos no pueden dirigir. Y creo que es porque mi nombre es un alias (Mcmanus era el nombre del esposo de la mamá de Erwin). Entonces, al principio nadie se da cuenta que soy latino. Pero te digo, me han ofrecido posiciones por mi nombre y cuando me entrevistan y se dan cuenta que soy de El Salvador, me ofrecen una posición menor. Me han recortado el salario cuando se dan cuenta que soy latinoamericano. La injusticia basada en la raza es real. Pero nunca he dejado que eso sea el factor que define mi vida. Siento que nadie puede detenerme y que nadie tiene que ayudarme. Muchas veces tenemos una mentalidad muy pasiva. Y creo que los latinos tenemos que ayudarnos.

Regresemos a impactar la cultura. En Latinoamérica mucha gente piensa que la iglesia debería limitarse a hacer cosas de la iglesia, no hablar de política, no desafiar a las autoridades. Hasta hay un argumento teológico: que la Biblia dice que hay que someterse a las autoridades. Del otro lado, hay cristianos que no se avergüenzan de su fe y que se meten en el debate social. Martin Luther King era un pastor negro en el sur, predicándole a bautistas, y alentaba a su congregación a boicotear compañías que no empleaban personas negras. ¿De qué lado estás vos? ¿Qué le decís a la gente que dice que no hay que mezclar religión y política?

Antes que nada, si yo pensara que la política es la clave para arreglar el problema humano, yo estaría en Washington. Pero no pienso eso. Pienso que Jesús es la clave, porque el corazón humano es el problema. Pero al mismo tiempo, no podés crear una línea entre la fe y la vida.

Pero lo intentamos.

Lo intentamos, yo sé. Este es el problema: yo como pastor nunca trataría de imponer las enseñanzas de la Biblia a una sociedad incrédula, porque Jesús no vino a moralizar a las personas. Él vino a completar a las personas. Creo que ahí es donde la iglesia se equivoca. Se interesan por tratar de forzar a la gente a actuar como cristianos, en vez de ayudarlos a abrir sus corazones a Jesús. Veo a Jesús siempre hablando a favor de los pobres, de los excluidos, de los que no tienen opción. Yo soy un idealista. Ojalá este fuera un mundo sin guerra, sin violencia, un mundo donde la gente no tenga armas automáticas y no hubiera necesidad de prisiones. Pero no vivimos en esa realidad. Y creo que la iglesia siempre tiene una obligación moral de hablar por las personas que no tienen voz. Y creo que ahí es donde muchas veces la iglesia ha estado ausente. Que un seguidor de Cristo no hable contra el racismo, la injusticia y la opresión es moralmente impensable para mí. Pero trato de no dejar que la política nuble el mensaje de Jesús. Sé que hay personas en diferentes posiciones. Si tengo que adivinar, diría que nuestra iglesia es 90 % de demócratas y socialistas.

Bueno, esto es California.

Estoy en Los Ángeles, pero no creas, algunas partes de California son bien conservadoras. Pero estamos tratando alcanzar personas contra quienes la iglesia predicaría. Y la gente tiene que darse cuenta que Jesús no es republicano ni demócrata, liberal o conservador. El problema es que muchas veces nuestra política distorsiona nuestros valores. Yo nunca he dicho si soy republicano o demócrata, porque no soy ninguno.

Pero votás.

Sí voto. Y la gente se sorprendería de cómo voto ja,ja,ja.

Hillary Clinton tuvo cuatro millones más de votos que Donald Trump en California, en 2016. El presidente Trump tiene una estrella en el paseo de la Fama, aunque desde la campaña y cuando llegó a la Casa Blanca, su estrella ha sido vandalizada con stickers antiracistas, con una esvástica o, más frecuentemente, con escupitajos y coletillas de cigarro. El voto evangélico blanco se movilizó masivamente -80 %- a favor de Trump en la elección presidencial, según reportó el Washington Post.

¿Vos desafiarías a Trump desde un púlpito?

Mi esposa lo haría, ja,ja,ja.

Ja,ja,ja.

Y es gracioso, porque mi esposa es la que sería más republicana de nosotros. Creo que por eso se molesta. Porque él no la representa bien. Yo no usaría mi púlpito para desafiar a un presidente, pero sí para llamar la atención sobre un asunto. Pero sí usaría Twitter, ja,ja,ja.

A eso iba: ya lo has hecho. Y todo se ha mezclado mucho. Durante la campaña, Trump señaló a Russell Moore (presidente del brazo político de la Convención de Bautistas del Sur). Trump dijo que era un hombre “muy, muy desagradable” y es difícil porque este es tu típico sureño amable, que pasa publicando fotos de sus hijos en redes sociales. Se hace muy difícil no levantar tu voz contra un presidente que es tan divisivo.

Estoy de acuerdo, un 100 %. Me he metido en problemas porque no entiendo cómo tantas iglesias evangélicas han apoyado públicamente al presidente Trump. Me da escalofríos. Cuando vi a los evangélicos subirse al tren de Donald Trump antes de que se convirtiera en presidente, sentí que este era el daño más grande al evangelio en mi tiempo. La gente sin Jesús va a ver este enorme obstáculo político entre ellos y Jesús. Yo quiero que la gente esté completa, que encuentren salud, propósito en la vida. Y no quiero que los demócratas piensen que tienen que saltarse la valla republicana para llegar a Jesús, o que los republicanos piensen que tienen que saltarse la valla demócrata. Jesús no está en esa conversación.

¿Hay un dilema cuando decís cosas como estas y lo que la Biblia dice sobre someterse a las autoridades? Muchos cristianos te dirían eso.

Sí, pero muchos cristianos dirían eso cuando están de acuerdo con el candidato. Y luego, cuando no están de acuerdo con el candidato usarían otros versículos, para decir que tenemos que ser firmes por lo que es verdadero y correcto. Yo tengo que recordarme que hay gente sincera en ambos lados de estos asuntos. No me permito creer que la gente de uno de estos lados es malvada, estúpida o sin ética. Tengo que creer que hay gente buena en diferentes posturas. Pero cuando suceden cosas como lo de Charleston (una manifestación de supremacistas blancos), yo dije desde nuestro escenario: no hay dos lados en esto. Solo hay un lado. Y tenemos que ser honestos. No entiendo cómo en nuestra sociedad los supremacistas blancos y el Ku Kluk Klan pueden sentirse cómodos alegando su posición. Quiero que estén terriblemente incómodos. Y soy una persona que de verdad cree en la libertad de expresión. Nelson, esto es probablemente parte del dilema. Yo amo la democracia, la libertad de expresión. Me encanta vivir en un lugar donde la gente puede estar en desacuerdo y vivir juntos en una comunidad. Siento que hemos perdido nuestra habilidad de debatir, de estar en desacuerdo, de dialogar. Creo que al final, la respuesta más inteligente es la más pacífica. Cuando tu idea no está ganando, tendemos a recurrir a la violencia.

En El Salvador, siempre estamos en elecciones o campañas. Tenemos una en marzo y el siguiente año para presidente. En campaña los pastores siempre invitan a candidatos a subir a sus escenarios, o hacen propaganda por algunos candidatos. ¿Qué pensás de esto?

Si te invitan a orar y querés ir, deberías ir. No creo que haya una respuesta correcta o incorrecta. No creo que yo podría aconsejar al presidente Trump pero si otro pastor dice ‘Yo iría’, no creo que que esté equivocado. Parte del dilema es que creemos que solo lo que decidimos es correcto. Tal vez otra persona puede influenciar al presidente. Quiero que alguien lo influencia sobre los niños que vinieron aquí y que no tenían ningún control sobre el hecho que no eran legales. Quiero que alguien haga eso. Pero no soy yo.

Si te invitaran a la inauguración de Trump si, Dios no lo quiera, gana un segundo periodo, ¿irías?

Bueno, me han invitado a muchas cosas… Bueno, mi respuesta es medio sencilla. Mi respuesta es no.

¿Por qué?

Porque me importa más la gente que está buscando a Dios y que estaría tan ofendida por mi asociación con el presidente Trump.

Esto es cierto también para el otro lado. Habría mucha gente que busca a Dios que se siente ofendida porque...

No. No tenía problema en ir a la Casa Blanca cuando el presidente Obama estaba ahí. Los cristianos tenían un problema con que yo fuera. Pero no me importa qué piensen los cristianos de mí. Solo me importa tener la oportunidad de reflejar bien a Jesús en un mundo que busca a Dios. Voy a vivir y morir con que los cristianos estén enojados conmigo.

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