Internacionales / Política

Las horas bajas del Estado Islámico

Los reveses militares en Irak y en Siria se acumulan y varios de sus jefes murieron, pero el grupo Estado Islámico, según advierten distintos expertos consultados por la agencia AFP, no está aún derrotado y conserva una capacidad de recuperación que no debe subestimarse.


Jueves, 8 de septiembre de 2016
Sara Hussein (AFP) / El Faro

Un soldado de las fuerzas progubernamentales sirias arrastra una bandera del Estado Islámico en Palmira, una de las ciudades perdidas por el grupo yihadista en 2016. Foto AFP.
Un soldado de las fuerzas progubernamentales sirias arrastra una bandera del Estado Islámico en Palmira, una de las ciudades perdidas por el grupo yihadista en 2016. Foto AFP.

Beirut, LÍBANO. La organización yihadista Estado islámico sufrió una seria derrota el domingo 4 de septiembre al ser expulsada de sus últimas posiciones en la frontera turca en Siria. El autoproclamado “califato” se encuentra así más aislado que nunca del mundo exterior.

Esta derrota muestra el retroceso general del grupo yihadista, que debe enfrentar a muchos poderosos adversarios: tropas sirias e iraquíes, combatientes kurdos, fuerzas turcas, bombardeos estadounidenses y rusos, así como a los rebeldes sirios.

El Estado Islámico ha perdido una tercera parte de los territorios que conquistó en 2014: sólo controla ahora 20 % de Irak y 35 % de Siria, o sea un total de 150,000 kilómetros cuadrados habitados por 4.5 millones de personas.

Eso contrasta con los 240,000 kilómetros cuadrados donde vivían 8 millones de habitantes en el momento máximo de su expansión en 2015, según el geógrafo francés Fabriche Balanche.

Fuera del “califato”, el Estado Islámico está a punto de perder su bastión libio de Sirte.

A esto se añade el impacto en su organización de la serie de asesinatos de sus jefes, en particular del comandante Omar al Shishani y del estratega y portavoz Abu Mohamed al Adnani.

“El Estado Islámico sufre presiones crecientes que limitan mucho sus capacidades para luchar, desplazarse, financiarse y seguir proclamando que su califato avanza”, indica Charles Lister, investigador en el Middle East Institute.

“Pero conserva una fuerte capacidad de adaptación” para realizar operaciones asimétricas, teniendo como objetivo en particular a los civiles. “No hay que subestimarlo”, advierte Lister.

Consolidación

La pérdida de los puntos de cruce en la frontera sirio-turca afecta profundamente sus capacidades de trasladar armas, mercancías y combatientes. Pero el grupo parece haberse preparado para ello.

“Los accesos del Estado Islámico en la frontera fueron claramente reducidos desde hace ya un tiempo” por operativos turcos y kurdos, subraya Thomas Pierret, investigador en la universidad de Edimburgo.

El Estado Islámico usa redes de contrabando, en especial para el suministro de armas.

“Esto sería suficiente para hacer posible la sobreviviencia del grupo como movimiento insurgente, pero mantener a flote un proto-Estado en esas condiciones parece problemático”, precisa Pierret.

El Estado Islámico tendrá cada vez más dificultades para hacer llegar a través de Turquía nuevos combatientes, en especial desde Europa.

El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, anunció el martes una “clara disminución” del número de yihadistas franceses llegados a las zonas de combate en el primer semestre de este año, y la cifra fue de sólo 18 frente a 69 en los seis primeros meses de 2015.

En este contexto, se perfila una estrategia para el Estado Islámico: la de “consolidar” el control de sus bastiones urbanos al mismo tiempo que aumenta sus capacidades “para realizar frecuentes ataques con bomba”, considera Lister.

La organización ultrarradical controla todavía con mano de hierro sus “capitales” de Raqa en Siria y Mosul en Irak, aunque se proyectan operaciones para retomar esas ciudades, en espacial la iraquí.

Más ataques

De manera paralela, el Estado Islámico aumenta los ataques, la mayoría de ellos perpetrados por kamikazes, en ambos países. Mostró el lunes su capacidad para golpear en pleno centro zonas controladas por el régimen sirio con un doble atentado que causó al menos 35 muertos en Tartús (oeste).

Los riesgos de atentados siguen siendo extremadamente elevados en Europa, como lo muestra el ataque realizado el miércoles pasado por la noche contra policías daneses en nombre del Estado Islámico por un traficante de drogas de origen bosnio.

“La trayectoria (de la organización) está caracterizada por una tendencia general de retroceso de su influencia militar y su capacidad para preservar sus territorios, paralelamente a un avance de los ataques terroristas contra objetivos civiles fuera de sus propias fronteras”, estima Charlie Winter, investigador del Centro internacional de lucha contra el terrorismo de La Haya.

Este cambio es perceptible en los órganos de propaganda relacionados con el Estado Islámico, como la agencia Amaq o los boletines en línea, subraya Aymenn Al Tamimi, experto de movimientos yihadistas en el Middle East Forum.

“Constatamos un retroceso de propaganda militar', como “el anuncio de la instalación de “nuevas ‘wilayas’ (provincias) en países extranjeros”, indicó. En cambio, “se concentran en las reivindicaciones de los ataques”.

Para Winter, el Estado Islámico ya no está en “su apogeo militar, pero en términos de influencia, sigue siendo objeto de una gran preocupación”.

© Agence France-Presse

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