En los últimos años la región Centroamérica ha consolidado su proceso de integración económica a través de una unión aduanera. La aplicación del libre comercio entre sus miembros y el establecimiento de una arancel externo común, aplicado a más del 95% del universo arancelario, ha promovido un crecimiento constante del comercio de bienes y servicios intra y extra regional.
El comercio entre los países centroamericanos ha crecido sostenidamente a través de los años, a pesar de la crisis económica y militar por la que atravesó la región en la década de los 80 y de las coyunturas internacionales que inciden en el contexto regional.
Al analizar los resultados económicos y comerciales del proceso de integración centroamericana, es claro que desde su creación el intercambio entre los países de la región ha venido creciendo sistemáticamente hasta alcanzar un monto mayor a los $9,000 millones en el año 2015. Esta dinámica también ha favorecido que muchos de esos bienes, que iniciaron con exportaciones intrarregionales, hayan alcanzando la madurez y características necesarias para colocarse en otros mercados mas allá del istmo, incrementado las exportaciones de toda la región en más de $30,000 millones en el mismo año. Adicionalmente, se observa un crecimiento importante en el comercio de servicios en el último quinquenio, evidenciando que, a pesar de las crisis internacionales, el esquema de integración ha sido un dinamizador del intercambio comercial centroamericano, y que continuamente deben implementarse acciones para consolidarlo y adecuarlo a las necesidades de la época.
Para continuar avanzando por esta senda, el 12 de diciembre de 2007 se suscribió en Guatemala el Convenio Marco para el Establecimiento de la Unión Aduanera Centroamericana, de conformidad con las disposiciones del Protocolo de Guatemala. Aquí los países acordaron que el proceso se fundamentaría en los objetivos y principios de los instrumentos de integración regional vigentes y conforme a lo dispuesto en el Artículo XXIV del GATT. Reiteraron que la Unión Aduanera se constituirá de forma gradual y progresiva y que su establecimiento sería el resultado del desarrollo de las siguientes tres etapas: promoción de la libre circulación de bienes y facilitación del comercio; modernización y convergencia normativa; y desarrollo institucional.
Este instrumento reiteró el compromiso de los países de la región de seguir buscando alternativas para profundizar el esquema de integración económica, reconociendo la solidez y la importancia del mismo como marco de referencia para el continuo crecimiento del comercio de bienes y servicios entre la región y fuera de ella.
A pesar de los avances continuos de los último años, poner en operación plena una unión aduanera implica, por un lado, un alto compromiso político y un trabajo continuo de revisión y actualización de la normativa y, por otro, esfuerzos periódicos para racionalizar y coordinar los controles que ejercen la aduanas y las autoridades sanitarias, migratorias, de seguridad y de impuestos internos en las operaciones diarias de comercio.
La región todavía tiene importantes retos que atender para profundizar esa integración económica, dentro de los que destacan la adopción de medidas de facilitación del comercio, la consolidación del libre comercio y la libre circulación de mercancías en el territorio aduanero, la conclusión del arancel externo común, el diseño de una política comercial conjunta centroamericana, y la definición mecanismo común de recaudación arancelaria y fiscal, así como consolidar la institucionalidad y los mecanismos de coordinación intrarregional.
Por ello, la consolidación de la una unión aduanera centroamericana requiere de una estrategia con visión a largo plazo que permita, por un lado aprovechar las oportunidades que se derivan de un proceso de integración más profundo y, por otro, atender los retos que se presentan en este tipo de iniciativas. Como paso inmediato, la región debe enfocarse en la implementación de medidas concretas de facilitación de comercio que eliminen, o al menos reduzcan, las dificultades de tramitología y logística que afectan a la región.
Específicamente, es necesario trabajar en: la implementación de un modelo de gestión coordinada de fronteras que evite la duplicidad de controles y facilite la circulación regional; diseñar y ejecutar políticas que promuevan más efectivamente el desarrollo de cadenas de valor en Centroamérica, especialmente aquellas que promuevan la participación de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) dentro de las mismas; trabajar en la armonización de procedimientos, sistemas administrativos, pautas y directrices comunes aplicables a los servicios aduaneros, migratorios, sanitarios y otros; y, finalmente, desarrollar una plataforma digital de comercio para la transmisión de documentos y datos comerciales de la región, la cual permitiría operar los procesos de comercio exterior de manera integrada con los sistemas informáticos de las administraciones aduaneras, ventanillas únicas, controles sanitarios, migratorios, fiscales y de otras autoridades nacionales y regionales que intervienen en este proceso.
El camino no es fácil y los retos son muchos, pero la ruta está clara y la voluntad política parece alineada con este objetivo. Es hora de aprovechar el momentum.
*Fernando Ocampo Sánchez es consultor y profesor de la Universidad Nacional y de la Universidad de Costa Rica. Fue viceministro de comercio exterior de Costa Rica. Esta entrega está basada en el artículo “The Central American Customs Union: Challenges for Progressing Toward Economic Integration”, Revista Relaciones Internacionales, Vol. 89, Núm. 1 (2016).