El Salvador / Política

La Arena que linchó al diputado Muyshondt admite que dialoga con pandillas

El diputado Ernesto Muyshondt, que busca la presidencia de Arena, fue crucificado por sus compañeros de partido tras hacerse público en marzo pasado que en medio de la campaña electoral de 2014 se había reunido a buscar acuerdos con líderes de pandillas. Tres meses después de la tormenta de críticas de los suyos, 13 mandos medios de Arena, entre diputados y dirigentes departamentales y municipales, reconocen que ellos mismos han tenido que dialogar con pandilleros.


Domingo, 26 de junio de 2016
Gabriel Labrador

A inicios de 2015, cuando transcurrían las últimas semanas previas a la elección de diputados de marzo, tres candidatos a legisladores del partido Arena habían entrado a una zona de casas apiñadas en un municipio del norte del Gran San Salvador. Entre ellos estaban los diputados David Reyes y Ernesto Angulo. Angulo ha sido en los últimos años la voz cantante del partido de derechas en temas de seguridad en la Asamblea Legislativa, y aquel día no se esperaba lo que ocurrió después de terminada la actividad partidaria: cuando buscaban la salida, en una vía de un solo acceso, los pandilleros les bloquearon el camino con una barricada de llantas. Angulo no se esperaba aquello porque para poder llegar al lugar él entendía que sus equipos de campaña y los dirigentes municipales habían pedido la autorización a los pandilleros que dominan la zona. Afortunadamente para ellos el incidente se saldó cuando solo a cambio de algunos pocos dólares los dejaron pasar.

El episodio no es una excepción, pero hasta ahora y a pesar de múltiples evidencias en sentido contrario, los políticos de Arena, al igual que los del partido en el gobierno -el FMLN-, han condenado a quienes se les ha comprobado que se han sentado a buscar entendimientos con pandilleros, tanto para hablar en nombre de su partido como para hablar en favor de sus intereses particulares. Como sucedió a aquellos candidatos que hacían campaña hace poco más de un año.

El Faro habló para este reportaje con 13 personajes relevantes del partido que representan a cinco departamentos del país. Ocho de las fuentes son diputados, tres son directores departamentales y dos son miembros de estructuras de municipios de San Salvador. Todos reconocen que para poder cargar niños en brazos, abrazar abuelos, entregar víveres a madres solteras y en general para pedir el voto a los ciudadanos, necesitan comunicarse con las pandillas, enviarles un mensaje pidiéndoles permiso para caminar sus calles, para tocar sus puertas, para pegar propaganda, para llevar brigadas médicas o regalar pelotas.

'La verdad es que nunca se debería dialogar con ellos, pero hay que hacerlo para pedir permiso para que nos dejen entrar aunque eso es muy pero muy diferente a dar beneficios a pandillas', dice la diputada Karla Hernández, quien hizo campaña en La Libertad para la actual legislatura, y que se considera a sí misma como una excepción a la regla, pues asegura que nunca dialogó con un pandillero directamente. Pero sí su equipo de campaña y la estructura municipal tuvieron que pedir permiso con el fin de que ella pudiera llegar al territorio a pedir el voto. '¿Que a nuestros directores y a la estructura municipal le toca llegar a pedir permiso? Sí, pero eso es muy diferente a entregarles privilegios para delinquir', añade Hernández. 

Después de  un interrogatorio de tres horas de la Fiscalía, Ernesto Muyshondt atendió a los medios de comunicación que esperaron a que atendiera el citatorio que le hizo un equipo de la Unidad Antipandillas, en la mañana del 16 de marzo. El diputado de Arena está en el epicentro de un terremoto que ha sacudido a su partido, después de que El Faro revelara un video en el que Muyshondt, junto con el alcalde de Ilopango Salvador Ruano se reúnen con al menos cinco pandilleros, en el contexto de la campaña presidencial de 2014. Arena ha hecho gala de una posición hostil al diálogo con pandillas y ese debate interno ha crecido al ver a dos de sus funcionarios en el papel que tanto han criticado al FMLN, el partido que hizo una tregua con las pandillas en marzo de 2012, que contribuyó a un sensible descenso de los homicidios por alrededor de 18 meses. Muyshondt justificó nuevamente la reunión.
Después de  un interrogatorio de tres horas de la Fiscalía, Ernesto Muyshondt atendió a los medios de comunicación que esperaron a que atendiera el citatorio que le hizo un equipo de la Unidad Antipandillas, en la mañana del 16 de marzo. El diputado de Arena está en el epicentro de un terremoto que ha sacudido a su partido, después de que El Faro revelara un video en el que Muyshondt, junto con el alcalde de Ilopango Salvador Ruano se reúnen con al menos cinco pandilleros, en el contexto de la campaña presidencial de 2014. Arena ha hecho gala de una posición hostil al diálogo con pandillas y ese debate interno ha crecido al ver a dos de sus funcionarios en el papel que tanto han criticado al FMLN, el partido que hizo una tregua con las pandillas en marzo de 2012, que contribuyó a un sensible descenso de los homicidios por alrededor de 18 meses. Muyshondt justificó nuevamente la reunión. 'Esto contribuyó de alguna manera a que las pandillas dejaran de hostigar tanto, de amedrentar tanto, de decomisar DUI, de impedir entrada a centros de votación, de impedir a comunidades enteras que fueran a votar y eso permitió que una enorme cantidad de salvadoreños pudieran ejercer el voto libremente en la segunda vuelta', dijo el diputado que ejercía como vicepresidente de su partido, que casi empató la desventaja que el partido oficial le había sacado en la primera vuelta de la elección. Pese a peticiones de investigaciones del Tribunal de Ética arenera por parte de algunos miembros del partido tricolor, Muyshondt dijo sentirse halagado por el apoyo que ha recibido de 'más de 80 alcaldes y la inmensa mayoría de mi bancada legislativa'. Cuestionado por la división de su estructura política dijo: 'En Arena lo que hay es diferencias de opiniones y nos unen muchas más cosas que las diferencias o las diferencias de criterio que puedan existir entre los areneros'.

Cuando El Faro publicó en marzo de 2016 el video en el que el diputado Muyshondt aparece junto al alcalde de Ilopango, Salvador Ruano, en una reunión con los jefes de las principales pandillas en la calle en medio de la campaña para la elección presidencial de marzo de 2014, sobraron voces del partido que emitieron comunicados atacándolo y acusándolo de haber traicionado los valores areneros. Gerardo Suvillaga, exdiputado y exmiembro del Consejo Ejecutivo Nacional (Coena), escribió en su muro de Facebook: “Nosotros podemos justificar cualquier cosa, cualquier evento, cualquier reunión, pero en el fondo en nuestra conciencia sabemos que es un desacierto grave, no justificable y ahora, ante todo el mundo, es peor. Quedarse callado sería lo más cómodo, pero sería tan grave como lo sucedido”. Hubo más críticas: el 23 de mayo el tribunal disciplinario del partido absolvió de cargos a Muyshondt por considerar que más que un daño, él había intentado hacer un bien al partido al dialogar con las pandillas para que desmontaran el acoso a los votantes para la segunda vuelta presidencial. “Me siento avergonzada de la decisión del Tribunal de Ética de mi partido. Creo q involucrados deben disculpas a la población x sus acciones (sic)”, escribió Patricia Valdivieso, diputada por San Salvador.

El 6 de mayo, El Faro reveló una reunión celebrada también en febrero de 2014, en la que el hoy ministro de Gobernación, Aristides Valencia, en nombre de su partido FMLN, discutía con los mismos jefes pandilleros el resultado de acuerdos electorales que se entendía habían hecho con motivo de la primera ronda de la elección presidencial, celebrada el 2 de febrero. Asimismo, conversaban sobre los ajustes necesarios para la segunda vuelta, que se celebraría el 9 de marzo.

Luego, el 5 de junio, la Fiscalía ordenó la captura del alcalde de Apopa, el arenero Elías Hernández, por vínculos con pandillas. El martes 21 de junio la Fiscalía allanó la alcaldía de Zacatecoluca, en manos del FMLN, por vínculos de su personal con pandillas, de miembros del cuerpo de seguridad municipal del municipio de Zacatecoluca, en La Paz, gobernada por el FMLN. Y entonces surgieron las preguntas de cuántas alcaldías más. El propio tribunal de primera instancia de Arena, en un comunicado publicado en su página web en mayo, reconocía sin lugar a dudas que las pandillas son los amos y señores del territorio. “Está plenamente establecido el control territorial de las pandillas denominadas maras en muchos municipios de la República, control que ejercen a ciencia y paciencia de la autoridad pública, sin que los ciudadanos puedan hacer un uso efectivo de sus libertades”, rezaba parte del comunicado en el que comunicaban la absolución del diputado Muyshondt y el alcalde Ruano.

Todos los directores departamentales, municipales o diputados con los que habló este periódico confirman lo dicho por el tribunal pero van más allá: admiten que en el territorio al que ellos representan hay un poder que gobierna y con el que deben negociar entradas y salidas. Todos los políticos de Arena consultados admiten, a excepción de Hernández, que ellos mismos tuvieron en algún momento que buscar entendimientos con pandilleros.

La diputada Hernández estuvo entre quienes se pronunciaron contra Muyshondt cuando El Faro publicó el vídeo. 'No estoy ni estaré nunca en acuerdo con ningún tipo de negociación con miembros de pandillas', decía el comunicado que ella publicó en esos días. Agregaba que a veces se justificaba pedir permiso a las pandillas para que sus vecinos pudieran entrar a las casas donde viven, pero nunca mencionó que Arena hacía lo mismo para efectuar visitas de campo. 'Yo mis visitas las diseñaba con líderes de las comunidades o la estructura del partido, ellos conocen y saben dónde son los lugares complicados. Si con las brigadas médicas que hice atendí pandilleros, no lo sé, porque nunca pregunté quiénes eran', dice ahora Hernández. 

Mauricio Linares, diputado por Usulután y director departamental de Arena en ese departamento, explica que las campañas presidenciales no representan tanto riesgo como las campañas para alcaldes y diputados, donde cada palmo del territorio representa necesidades precisas y por lo tanto atención in situ. 'En las comunidades donde hay más presencia (de pandillas), a los candidatos presidenciales no se les lleva sino que su actividad se hace en un parque para que no haya problemas de seguridad. Pero sí se hizo en dos comunidades donde se repartieron víveres, y a los muchachos (los pandilleros) se les dijo que era un beneficio para la población y entonces ahí ya no hubo problema. Pero todo eso uno lo gestiona a través de las directivas comunales', explica Linares. 

Para las elecciones de alcaldes y diputados, la diferencia es que las directivas en el municipio buscan líderes vecinales o a las mismas pandillas para avisar que una comitiva partidaria llegará. 'Para las elecciones municipales antes se identifica a los líderes que pueden contactarlos a ellos. A veces se pide apoyo a la Policía, pero a veces la actividad se cambia para otro día porque tal vez resulta que nuestro enlace con ellos no se ha podido comunicar con ellos aún', añade Linares.  

Anécdotas de areneros en interacción con pandillas sobran. Una diputada que en Soyapango fue sacada de la colonia por la pandilla debido a que entre los activistas que llevaba había gente de colonias donde controlaba la pandilla contraria; candidato a diputado al que la pandilla le pidió que brindara la identidad de las personas que llegarían, el número de carros y las placas; diputados y candidatos a diputados a los que les prohibieron seguir colocando calcomanías con el número “2018” en los postes; activistas del partido que se abstienen de acompañar a su candidato porque saben que en el lugar al que irán gobierna la pandilla rival a la de sus colonias; activistas a quienes las pandillas detienen, les piden el Dui, les buscan tatuajes o les miran los zapatos; diputados que se bolsean para las gaseosas o cervezas que de súbito les piden los pandilleros locales; el candidato que tiene que pagar un dólar para que sus vehículos puedan entrar a perifonear a las comunidades; un director departamental a quien la pandilla le dice que si va a entrar en carro que sea con las ventanas abajo y que se abstenga de meter policías; el director departamental que prohibió que el partido llegara a cierto lugar porque les pedían dinero y que entregaran un vehículo; la cancelación de actividades en comunidades porque los dirigentes locales del partido no han obtenido el permiso de la pandilla…

Un miembro de una directiva municipal del Gran San Salvador explicó a El Faro que para lograr que un candidato visite colonias de su ciudad, deben pedir permiso a la pandilla que gobierne en el lugar, y para eso, explica, echan mano de un interlocutor que tienen designado para cada pandilla. “Quienes buscan a los muchachos para hacer las gestiones en nombre del partido son sus vecinos que crecieron con ellos en la comunidad, y por obvias razones esa persona jamás se comunicará con la pandilla contraria que domina en la otra colonia', dice este dirigente. 

'Se trata de llevar la fiesta en paz”, dice el diputado Linares. Su colega David Reyes, diputado por San Salvador, sostiene que es casi imposible negarse a algún favor cuando están en una comunidad controlada por pandillas. 'Más de una ocasión, por ejemplo, en Cuscatancingo, las pandillas nos dijeron que si les podíamos dar para las gaseosas... ¿Cómo te negás si hasta tu directiva municipal dice que hay que darles lo que piden?'

Otro diputado de San Salvador que sostiene que ha tenido que salir de una colonia a toda prisa porque la pandilla se molestó, dice que cada vez que va al territorio cruza los dedos para que no haya policías. “Es que si hay policías cuando yo llego, ellos van a creer que es por mí, y eso juega en mi contra”, dice. A veces las pandillas se contentan con refrigerios o cervezas. A veces, los pandilleros se quedan a escuchar lo que los políticos dicen ante el micrófono. 

El político, si tiene sentido común, sabe que en sus actividades debe enviar a alguien a preguntar si los pandilleros necesitan algo. Con suerte, al político no le pedirán nada que le haga violar la ley. “Si son cosas que te comprometen, tenés que ver cómo te zafás”, dice un diputado que antes de convertirse en legislador visitaba el territorio y vio que el fenómeno comenzó a empeorar después de que la tregua del gobierno de Mauricio Funes con las pandillas fracasó en 2014. Pueden ser peticiones de vehículos, de portones para cercar su territorio y evitar que entren con facilidad la Policía o la pandilla contraria, o grandes sumas de dinero... 

Muyshondt ahora cree que el tiempo le está dando la razón. Bastaba con hacer las consultas en el territorio, dice, para demostrar que un diálogo mínimo debe haber siempre y cuando sea dentro del marco de la ley. “No hay que satanizar el diálogo con las pandillas, el problema es cuando hacés concesiones ilegales”, sostiene. Muyshondt cree que lo criticaron por una o varias de las siguientes tres razones: “Por desconocimiento, por hipocresía o por ansias de protagonismo, aunque esto último es normal en un partido”. Muyshondt ha dicho que está interesado en competir para ser presidente del partido. Arena está a tres meses de renovar su dirigencia mediante un proceso de elecciones internas.

Consultados por El Faro, hay líderes territoriales que acuerpan a Muyshondt pero hay otros que aún siguen criticando lo que hizo. El partido está dividido. Roberto Ávila, por ejemplo, un fundador de Arena y hasta el 16 de mayo miembro del tribunal de primera instancia del partido, cree que el partido se equivocó al absolver a Muyshondt. “Renuncié al tribunal porque no me sentí muy a gusto. No se resolvió adecuadamente porque pudo haber habido una sanción mínima por lo menos, que se le hubiera exigido una disculpa pública”. Ávila renunció al tribunal de primera instancia una semana antes de que se conociera la resolución favorable al exvicepresidente de Arena, que dejó el cargo para buscar una diputación, que logró en marzo de 2015.

Entre quienes acuerpan a Muyshondt están los que creen que en el terreno las cosas son muy diferentes al escritorio. “Todo cambia, ya en el lugar son otros 20 pesos”, dice un diputado de la zona oriental de país, que ya lleva varios períodos como legislador y que sostiene que la campaña que más se le dificultó entrar al territorio fue la de 2015. Un veterano director departamental, con una de las tasas más elevadas de homicidios en El Salvador y que ha trabajado el territorio en tres campañas presidenciales, sostiene que las críticas a Muyshondt pudieron darse más por desconocimiento que por otra cosa. “El problema es que algunos directores son a la vez diputados, y si usted pasa en la Asamblea, ¿cómo va a conocer su territorio?”, se cuestiona. Este director departamental pidió el anonimato porque considera que al no haber una posición oficial del partido, los arreglos que él hace para poder visitar el territorio podría acarrearle algún tipo de reclamo.

La violencia de las pandillas ha elevado los homicidios a niveles históricos en El Salvador en tiempos de paz: 2015 cerró con 6 mil 657 homicidios, con una tasa de 103 por cada 100 mil habitantes. Ningún país que no esté en guerra tuvo niveles de violencia similares en todo el mundo. En los primeros tres meses de 2016 ya se habían acumulado 2 mil cadáveres más y a partir de abril, por lo que las pandillas reclaman como una decisión de reducir la violencia, la cifra de homicidios diarios bajó de un promedio de 22 a 11. En El Salvador hay, esencialmente, tres pandillas en guerra: la Mara Salvatrucha, y las dos facciones del Barrio 18, Sureños y Revolucionarios, las cuales en 2012 negociaron con el gobierno de Mauricio Funes bajar los homicidios a cambio de beneficios penitenciarios. La tregua se rompió en 2014 y el nuevo gobierno de Salvador Sánchez Cerén ha mostrado un estilo de corte manodurista: impuso estado de emergencia en siete cárceles y anunció que no investigaría disciplinariamente a los policías que se vieran involucrados en asesinato de delincuentes, lo que en la práctica algunos interpretaron como una luz verde para caminar por la frontera de la legalidad. La Procuraduría de Derechos Humanos ya sentenció que la Policía cometió asesinatos de pandilleros en al menos un par de matanzas de civiles sobre las cuales la versión oficial fue que habían muerto al enfrentarse a tiros con los agentes de seguridad. En uno de esos casos, dos de las víctimas ni siquiera eran pandilleros, pero la Policía había dicho lo contrario. 

Para areneros como el exvicepresidente de Organización y extesorero de Arena Mauricio Interiano, el problema de Arena radica en que el partido reconoce el poder territorial de las pandillas pero no quiere reconocerlo en público. 'Si en algún momento hay que sentarse, como a muchos salvadoreños les toca sentarse con pandilleros a hablar... pero una cosa es sentarse a hablar por las razones correctas y otra cosa es sentarse a negociar un pacto que los pueda fortalecer', dijo el martes 21 de junio, en referencia a la tregua entre gobierno y pandillas de marzo de 2012. 'Tenemos miedo de tener esas discusiones para decir las cosas. Para ser responsables hay que ser claros”, dijo ese día en la entrevista de televisión “Debate con Nacho”. Muyshondt lo secunda. “El partido debe mejorar su comunicación hacia adentro y hacia afuera, y debe sincerarse muchísimo más. La tregua ha hecho más complicada la labor territorial del partido y esto es una realidad del país”, dice el diputado.

Muyshondt sigue sosteniendo que nunca fue a hablar con las pandillas a título personal y ahora hay miembros del partido que por eso dejaron las críticas de lado. “El tribunal tiene más información y por eso absolvió a Neto, y si uno tiene esa información, te cambia el chip. Si alguien critica a Neto, en realidad no sabe lo que pasa”, dice un legislador arenero. “El problema es que nosotros no acuerpamos a nuestra gente”, dice el diputado Linares, uno de los pocos diputados que sí accedió a que su nombre saliera publicado en este artículo.

El partido, al menos oficialmente, aún no ha definido hasta dónde pueden dialogar con las pandillas sus embajadores en el territorio. “Hay una delgada línea entre lo bueno y lo malo. A veces piden cosas para esparcimiento, pelotas, trofeos… pero a veces son otras cosas, y ahí, ¿qué decís? Tenés que saber plantarte”, dice una diputada que asegura que el 90 % del territorio que pisó en campaña es controlado por pandillas. “Por ejemplo, hay cosas que dijo (Muyshondt) que no debió haber dicho, hablar no es delito pero depende de las palabras que usés”. La diputada Karla Hernández precisa que “una cosa es pedir permiso para ir a dar beneficios y otra es las concesiones”.

Que el partido no haya definido una política para sus alcaldes fue lo que permitió, a juicio de algunos de los líderes territoriales, que municipios como Ilopango y Apopa terminaran siendo partícipes del programa gubernamental “municipios libres de violencia”, que fue la expresión material del pacto auspiciado por el gobierno de Funes con las pandillas a cambio de que estas redujeran los homicidios. “Un alcalde que vea que está involucrado el presidente de la República, el ministro de seguridad, el jefe de centros penales, y que hay reuniones a tan alto nivel, ¿va a evitar participar cuando el beneficio es para su pueblo?”, opina el jefe departamental de Arena por San Salvador, el coronel Ramón González Suvillaga.

El diputado David Reyes recuerda que hubo discusiones, en 2013, sobre qué hacer en los lugares donde el gobierno había impulsado los “municipios libres de violencia”, que fueron 11. Comenzaron a escucharse voces en las reuniones de la dirección nacional, explica Reyes, que decían que no podía permitirse que los alcaldes entraran a jugar en un programa que no estaba claro. “Se los terminaron enganchando”, dice Norman Quijano, otro diputado y excandidato presidencial.

Quijano conoce de cerca el poder de las pandillas. Él cree que perdió la primera vuelta de la elección presidencial de febrero de 2014 por una serie de mensajes de campaña que atacaban la base social de las pandillas, no solo a sus miembros activos, sino también a sus familiares. “El bloqueo en el territorio se intensificó después del comercial en el que Norman aparecía diciendo que todos sabíamos lo que había que hacer contra las pandillas, el comercial del ‘llorón’”, recuerda el diputado Linares.

Dos días después de haber perdido la primera vuelta presidencial, el martes 4 de febrero de 2014, en la sede central del partido, en la colonia Flor Blanca, diputados, y alcaldes de todo el país reclamaron a Norman Quijano el tono de su campaña contra las pandillas. “A nosotros nos metió en problemas con esa publicidad, nosotros los que andamos en el territorio”, explicaba por esos días a El Faro un miembro de una estructura municipal en el Gran San Salvador. El diputado David Reyes recuerda que el sector juventud del partido, que él lideraba en ese momento, también se lo hizo ver al asesor de campaña de Quijano, el expresidente Francisco Flores, casi un año antes en una reunión del 13 de junio de 2013 en la sede del sector juventud. 'Se lo explicamos al expresidente Flores pero él nos dijo que lo tenían todo sistematizado con encuestas, focus group: de verdad creían que iban a ganar con ese tipo de mensajes, pero la juventud le dijo que debían hablarle mejor a los jóvenes”, explica Reyes.

Después de la primera vuelta, Paolo Lüers, quien participó como intermediario para el proceso de tregua auspiciado por Funes, sirvió de mensajero entre Arena y las pandillas. Norman Quijano le pidió que buscara un entendimiento con las maras para desmontar el bloqueo que, aparentemente, le habían colocado en ciertas zonas a los votantes de Arena. Y en ese contexto, Muyshondt, entonces segundo al mando del partido, aceptó irse a reunir con Ruano y líderes de las pandillas en todo el país. La primera vuelta la habían cerrado con 10 puntos abajo del FMLN y eso demostró que Flores y el equipo de campaña estaban equivocados en su enfoque combativo contra las pandillas.

Las campañas venideras serán diferentes, concluyen los políticos entrevistados. “De 2009 para acá las campañas se han ido complicando por el poder territorial de las pandillas, y seguramente la que viene será peor”, sostiene la diputada Karla Hernández.

Y otro factor que cambiará será el perfil de los candidatos. “Antes, en 2009, el partido se preocupaba de que el candidato no se fuera a vender, pero hoy tienes que impedir que se infiltren las pandillas”, dice el diputado Reyes.

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