El interior de una de las joyas del Centro Histórico de San Salvador, la iglesia El Rosario, es espectacular a cualquier hora del día, pero en esta época del año su encanto se multiplica a media tarde. Los rayos del sol caen directos sobre la fachada del templo, la que da al parque Libertad, y las vidrieras acentúan su colorido en el interior. El gran ojo que ocupa la pared sur, hecho con cristales multicolores, se aprecia en toda su intensidad. Obra del arquitecto y escultor salvadoreño Rubén Martínez, este año se cumplen 45 años desde que esta singular iglesia se inauguró.