El Ágora / Cultura y sociedad

Encontré una cabeza de jaguar, pero no es la que se han robado

Como quien juega Clue, creerme dueña de la resolución del misterio al encontrarme con la 'cabeza de jaguar' en Izalco me generó mucha emoción. Sin embargo, pese a su gran parecido, la que tuve frente a mis ojos no es la misma que se robaron de una finca en Chalchuapa, hace más de ocho meses


Lunes, 9 de noviembre de 2015
María Luz Nóchez

La Casona de los Vega se trata de un hostal venido a menos, y en una de las esquinas del lobby hay una roca tallada de una figura zoomorfa que asemeja a una cabeza de jaguar. Ubicado en el centro de Izalco, el hostal es la primera recomendación de los lugareños al buscar una opción de hospedaje. En el hostal no hay huéspedes y de los cuartos emana un cierto olor a guardado. La cabeza de jaguar que ha llamado mi atención data de hace más de dos milenios y da la bienvenida al pie de una de las columnas que marca la separación del corredor con el jardín central. La sostienen unas tablas de madera con el centro hueco, y frente a ella hay restos de cera derretida, señal de que ahí hubo una vela. Por algunos años estuvo como decoración en el jardín, al pie del árbol que da sombra a la casa. Las esculturas como está están talladas en roca de origen volcánico, pero por alguna razón esta es conductora de electricidad y sirvió de pararrayo en tres ocasiones. El árbol que solía tener de cabecera sigue en pie, vivo, pero con un hueco en su tronco.

Cuando la descubrí me emocionó la idea de haber resuelto, sin querer y de chiripa, una asignación pendiente. '¡Es la cabeza de jaguar!', pensé, aquella que fue reportada como robada el 1 de marzo de 2015, mientras el país estaba a la espera de los resultados electorales. Mientras una inmensa de salvadoreños votaba, a un grupo de ladrones -porque se necesitarían por lo menos tres personas para mover esta pieza de estas dimensiones- se le ocurrió que era el mejor momento para extraer una piedra de 500 libras de la finca Loma de Paja, en el caserío Las Cruces en Chalchuapa. La piedra en realidad es una escultura de 2, 300 años de antigüedad y es una pieza de'importancia incalculable' para comprender el surgimiento de la cultura maya.

Monumento #4 de la Tradición escultórica
Monumento #4 de la Tradición escultórica 'cabeza de jaguar', en Izalco.

Aquel domingo de elecciones, el dueño dio aviso a Federico Paredes, el arqueólogo que registró en 2011 la pieza. Paredes avisó a la Secretaría de Cultura y esta a la Fiscalía. La Secultura no publicó ningún pronunciamiento y hablaron del hecho solo después de que El Faro les pidió vía telefónica su posicionamiento respecto al hurto. Los funcionarios lamentaron el saqueo y prometieron tomar acciones para proteger el patrimonio. Una semana más tarde, al verse señalados como los responsables de la protección de la pieza, la institución emitió un comunicado en el que culpó al arqueólogo porque 'no orientó al propietario sobre los procedimientos respectivos para salvaguardar la pieza'.

Posterior a ese comunicado, el director de patrimonio cultural y natural renunció a su cargo. Tras la noticia del hurto de la escultura, hubo de todo: desde indignación en redes sociales, columnas de opinión que explicaban la valía de la pieza para las investigaciones y reconstruir la historia arqueológica del país, hasta una campaña de recolección de firmas en internet para hacer presión a la Secultura para que registre los monumentos de El Salvador en la Lista Roja de Bienes patrimoniales e investigue la desaparición de la Cabeza de Jaguar #47. A cuatro meses de haber sido lanzada la petición, hay 759 firmantes. A ocho meses de haber sido reportado el hurto, ya nadie habla de la cabeza del jaguar.

En julio, a dos meses de haber asumido como nuevo director de patrimonio, el arqueólogo Marlon Escamilla aseguró que se estaba diseñando una estrategia para inventariar las 37 piezas restantes de la tradición escultórica Cabeza de jaguar que no han sido registradas por la institución. Sobre la investigación que conduzca al paradero de la pieza, dijo que había avances importantes, pero que no podía ventilarlos para no entorpecer las investigaciones. Desde entonces, hasta hoy, la cabeza de jaguar #47 continúa extraviada...

El pasado 28 de octubre yo encontré otra cabeza de jaguar. En el país, incluida la que se robaron, hay 57 registradas, y esta de Izalco es la tercera que he visto en persona desde que me enteré, a propósito del hurto, de la existencia de esta tradición. La imagen de la escultura #47, la extraída de una finca en Chalchuapa, roló tanto en redes sociales, por aproximadamente un mes, que, sin haberla visto en persona, tengo una idea bastante clara de cómo luce. Es por eso que, como quien juega Clue -con la ligera adaptación en la pregunta inicial: ¿quién mató a...? por ¿quién se robó la cabeza de jaguar?-,  creerme dueña de la resolución del misterio me generó mucha emoción. Sin embargo, pese a su gran parecido, la que tuve frente a mis ojos no es la misma que la Secultura, la Fiscalía y la Policía deberían estar buscando. Las diferencias empiezan en el tallado: la desaparecida parece tener la boca abierta y dos colmillos expuestos al frente. Esta otra, a mis pies, que me obliga a agacharme para apreciar mejor sus detalles, parece tener la boca cerrada y un hueco a cada costado.

En la casona de Los Vega hay duchas con agua caliente y un televisor de tubos catódicos en una sala común que nadie enciende. La mayor parte del tiempo, la casa está sola. Por tres días, el hostal estuvo a mi disposición. El personal se limita a una persona encargada de hacer la limpieza en los cuartos, cuando hay alguno ocupado, y de la parte de atrás de la casa, en donde vive el administrador. También tiene bajo su responsabilidad la cocina y atender la puerta. Entre los planes de la familia dueña de la casa y del hostal está venderlo a un empresario que invierta en su remodelación y promoción para atraer turistas.

Pero insisto: la mayor parte del tiempo, la casona está sola. Esta cabeza de jaguar está sola. Aquí cualquier cosa podría pasar. 

¿Cómo llegó esta otra cabeza de jaguar hasta La casona de los Vega? Douglas Vega, el dueño y administrador del hostal es un coleccionista de antigüedades y presume esta como la más antigua de sus pertenencias. A diferencia de la cabeza de jaguar que adorna el parque que está frente a la parroquia Nuestra señora de la Asunción, esta cabeza de jaguar no apareció en este municipio. En el año 2000, una amiga le ofreció venderle la escultura. En un principio, él declinó porque no sabía cuánto dinero debía pagar por una pieza de este tipo. Decidió consultar con sus conocidos. Entre ellos, Paul Amaroli, el presidente de la Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (FUNDAR). Según Vega, Amaroli le dijo que comprar piezas arqueológicas solo contribuía al saqueo, por lo que le recomendó mejor no hacerlo. En 2001, ante la inminente partida de Santa Ana hasta Canadá de su amiga, ella decidió regalársela a falta de una oferta de compra.

Sobre el registro de la pieza por parte de las autoridades, Douglas Vega ha tomado como registro oficial el levantamiento de datos hecho por Paredes. Marlon Escamilla, director de patrimonio cultural y natural de la Secretaría de Cultura, dijo en una entrevista a El Faro que hay una estrategia en desarrollo. Por esta casa, sin embargo, no se ha acercado nadie más a preguntar por ella. Hasta ahora.

(Y hasta que no se aparezca la Secultura con un plan de protección, quizá sea mejor que continúe así, porque peligra esta otra cabeza de jaguar).

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