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El año en que la URSS quiso elecciones libres para Nicaragua

El 1989 los países centroamericanos eran, para las autoridades estadounidenses y soviéticas, piezas del juego de ajedrez global de la última etapa de la Guerra Fría. El 21 de septiembre de aquel año, el Presidente George Bush padre se reunió con el canciller soviético Eduard Shevardnadze en la Casa Blanca, y ambos hablaron del tablero, de las piezas, y de Nicaragua. Así decidían las superpotencias el futuro de Centroamérica.


Lunes, 16 de noviembre de 2015
Knut Walter

El documento que aquí se transcribe contiene extractos de una conversación que hubo en la Casa Blanca el 21 de Septiembre de 1989 entre el presidente George H.W. Bush y el canciller soviético, Eduard Shevardnadze, ambos acompañados de su equipo de asesores. El presidente Bush había asumido el cargo ocho meses antes pero ya había fungido como vicepresidente de Ronald Reagan durante ocho años y previamente, en la década de 1970, como embajador en la ONU y director de la Agencia Central de Inteligencia. Tenía, pues, amplio conocimiento de las relaciones internacionales de Estados Unidos, especialmente con la URSS. Por su parte, Shevardnadze ocupó al cargo de canciller soviético cuando Mikhail Gorbachov fue nombrado secretario general del Partido Comunista de la URSS en 1985.

La política de reestructuración y transparencia impulsada por Gorbachov en la URSS obligó a un replanteamiento simultáneo de sus relaciones exteriores, especialmente con Estados Unidos, con miras a reducir el gasto militar y bajar el nivel de confrontación en aquellos puntos del globo donde se enfrentaban las superpotencias (como Afganistán y Centroamérica). Así lo entendió el gobierno de Washington durante la reunión, lo cual se refleja en las expresiones de apoyo y comprensión de Bush y el secretario de estado James Baker hacia la dirigencia soviética. Todavía faltaban dos años para el colapso definitivo de la URSS a fines de 1991, pero la caída del muro de Berlín ocurriría apenas dos meses después de la reunión en la Casa Blanca, junto con el descalabro de los regímenes pro-soviéticos en el resto de la Europa central y oriental.

La principal preocupación de Washington ante la URSS tenía que ver con el formidable armamento nuclear soviético. Pero Washington también aprovechó la coyuntura para presionar a los soviéticos para que retiraran su apoyo al gobierno sandinista de Nicaragua y así abrir el camino para la realización de elecciones pluralistas en ese país centroamericano. En las conversaciones no se mencionó el caso de El Salvador, seguramente porque ya no había posibilidad de que el FMLN ganara la guerra. Sin embargo, fue necesaria la ofensiva militar del FMLN de noviembre de 1989 para que Washington se inclinara de una vez por todas por la negociación como el mecanismo más conveniente para poner fin al conflicto salvadoreño, a lo cual también contribuyó el espíritu de distensión que se aprecia en este documento.

SECRET

LA CASA BLANCA

WASHINGTON

(21 de Septiembre de 1989)

MEMORANDO DE CONVERSACIÓN

Presidente [Bush]: Permítanme darles la bienvenida a los Estados Unidos. Estoy encantado con la carta del Presidente Gorbachov y me dio mucho gusto recibirla. Hay un gran interés en todo el país por su visita. Me alegro de que usted y el secretario Baker puedan continuar su diálogo. Estamos muy satisfechos con los preparativos de esta visita.

Considero que desde el punto de vista personal tengo una buena relación con el presidente Gorbachov. No sentimos sino afecto y calidez hacia él y quiero que comprenda esto a un nivel personal.

(…)

Canciller Shevardnadze: Gracias, señor presidente. En nombre de todos mis colegas me gustaría darle un saludo aquí en la Casa Blanca. Esta es mi primera reunión con usted como presidente. Usted ha hecho una contribución personal a los relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Me gustaría transmitirle los saludos más cálidos del presidente Gorbachov y los líderes de la Unión Soviética. Recuerdo la reunión y buena conversación que tuve con usted cuando era Vicepresidente, durante la campaña electoral. Los pensamientos que expresó fueron resumidos en la frase 'la nueva cercanía'. Esta frase refleja plenamente cómo concebimos las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética en la etapa actual.

(…)

Podemos ser más audaces. La imagen del enemigo se ha erosionado en nuestros dos países. El ambiente de las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética es muy diferente al de hace cuatro años cuando llegué al Ministerio de Relaciones Exteriores, cuando el tono era tan beligerante. Ahora estamos planeando una declaración conjunta sobre derechos humanos. La Unión Soviética se está encaminando hacia los más altos estándares en esta área y le agradecemos su apoyo para la realización en Moscú de la conferencia de derechos humanos de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE). El Soviet Supremo adoptará en breve una nueva legislación sobre el ingreso y la salida [de las personas] de la URSS.

(…)

En cuanto a los problemas regionales, hay un gran abanico de posibilidades para la cooperación: el Líbano, el Oriente Medio, Centroamérica, Asia, Chipre, y otros problemas. Me gustaría hablar con el secretario Baker sobre la situación en Afganistán y sus alrededores. Esto es muy importante para nosotros.

(…)

Para concluir, este año el secretario Baker y yo hemos sostenido ya reuniones útiles. Hemos desarrollado una relación franca y seria que nos permite discutir todos los problemas complejos y avanzar hacia soluciones.

Presidente [Bush]: Gracias. Esperaba escuchar un abordaje tan amplio de los problemas. En cuanto a los asuntos regionales, el Presidente Carter estuvo aquí esta mañana para analizar las próximas elecciones en Nicaragua. El tema de Nicaragua es una piedra en el zapato en nuestra relación bilateral. Quiero que el secretario Baker converse con usted sobre esto en detalle en Wyoming. Sobre el tema de Afganistán, no tenemos ningún interés en que llegue al poder en Kabul un régimen anti-soviético. El secretario Baker le explicará en detalle sobre esto. Debemos estar en condiciones de encontrar una solución al problema afgano. Tenemos que avanzar.

(…)

Tenemos que trabajar juntos en los problemas mutuos. Me encantaría escuchar su punto de vista sobre Cuba y Castro, quien está tan desfasado con respecto a la dinámica de los tiempos.

Canciller Shevardnadze: No puedo prometer eso, pero voy a conversar sobre Nicaragua, donde voy a detenerme después de Nueva York. Esta será mi primera visita a Nicaragua, la primera de un Ministro de Asuntos Exteriores soviético. Queremos unas elecciones justas y libres y los líderes nicaragüenses quieren lo mismo. Quiero decir que no estamos enviando armas a Nicaragua. Dimos nuestra palabra y hemos cumplido. Antes de las elecciones, no habrá suministro de armas a Nicaragua.

Presidente [Bush]: Espero que tendrá una buena conversación con el secretario Baker sobre este problema. Estamos preocupados por el considerable flujo de envíos de armas a Nicaragua. Las armas están llegando de alguna parte. No pongo en duda lo que me dice, pero tenemos que hablar en detalle con usted acerca de esto.

Canciller Shevardnadze: Una cosa es cuando un periodista lanza tal acusación, otra cuando un funcionario estadounidense la hace. Empeñamos nuestra palabra.

Secretario Baker: Es necesario que nos diga quién era ese funcionario y cuando hizo la acusación. La cantidad de los envíos [de armas] del bloque del Este a Nicaragua ha aumentado y eso es lo que hemos dicho. Si hemos dicho que era armamento soviético, entonces por favor denos la cita precisa.

Presidente [Bush]: Podemos allanar estas dificultades, pero nos preocupa. Ha aumentado la cantidad total del suministro de armas a Nicaragua de parte del bloque.

Secretario Baker: En un espíritu de franqueza, creemos que están llegando a través de Cuba y son armas originarias del bloque del Este, incluyendo soviéticas.

Canciller Shevardnadze: No tengo razón alguna para sospechar de los cubanos, pero, en cualquier caso, la Unión Soviética no se hace responsable de todos los países con los que tiene buenas relaciones.

Presidente [Bush]: Apreciamos su venida. Usted y el secretario Baker tienen mucho de qué hablar.

SECRET

 

*El historiador salvadoreño Knut Walter ha sido catedrático en la Universidad de El Salvador y en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”. Además, ha trabajado en varias capacidades con el gobierno salvadoreño como asesor sobre temas educativos. El documento se encuentra el en sitio web de National Security Archives. Editor a cargo de esta entrega: Erik Ching.

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