Opinión / Desigualdad

El derecho al sexo en paz


Lunes, 29 de junio de 2015
Laura Aguirre

El viernes, mientras en Estados Unidos el Tribunal Suprema declaraba legal el matrimonio homosexual en todo el país, yo caminaba perdida con mi hijo dentro de un enorme parque en el centro de Berlín. Me acerqué a una pareja que andaba a unos pasos de mí, les pedí algunas instrucciones y seguí mi camino. Ni se me ocurrió reparar en el hecho que esas dos personas tomadas de las manos y que intercambiaban besos eran dos hombres. Más tardes, saliendo del metro cercano a mi casa, me topé con una fiesta en la calle. Las banderas con los colores del arcoiris ondeaban por todas partes. Gran cantidad de mujeres —muchas con sus niños― aprovechaban la soleada noche de verano para compartir pláticas, risas, bailes, tragos. Me quedé un rato en medio de esa muchedumbre feliz que acaba de terminar una marcha para celebrar la vida de la comunidad lesbiana y sus familias. Esa noche, ya en pijama y sentada frente a mi Facebook, me encontré con el perfil de una amiga brasileña y sus fotos de boda. Se veía linda con su vestido largo, blanco e idéntico al de su esposa alemana. Rodeadas de sus familias y amigos, ambas brindaban abrazadas y con tranquilidad por ellas, por la felicidad y por el amor. Estampas de una sociedad que aprendió a vivir en paz.

Porque vivir en paz no significa solamente que no me maten. Es también vivir quien se es sin miedo, sin vergüenza, sin discriminación ni estigma. Es vivir con esos otros a los que se considera diferentes, con tolerancia y respeto. Ciertamente en Alemania las luchas por la igualdad de la comunicad LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) no están terminadas. Sin embargo en este país hace ratos entendieron, no sin dolor, que la identidad, orientación y prácticas sexuales de las personas no pueden ser factores de negación de derechos, ni justificadores del odio y la violencia.

En El Salvador, en cambio, estamos lejos de estos escenarios. Y quieren alejarnos todavía más. El pasado abril la asamblea legislativa aprobó un acuerdo para reformar la Constitución y establecer el reconocimiento legal de los matrimonios solo cuando se den entre un hombre y una mujer... “así nacidos”. Esta reforma respaldada por Red Familia, un conjunto de grupos conservadores con fuerte influencia en la Asamblea Legislativa, busca blindar cualquier posibilidad para las personas LGTB de acceder a un derecho que todos los demás sí tenemos garantizado: el derecho a amar y casarnos con quien queramos.

Los argumentos que esgrimen es que buscan proteger la institución de la familia y los valores morales que la sustentan. ¿Qué valores morales son esos que justifican excluir por su sexualidad a personas que como ciudadanos son semejantes ante la ley? ¿Por qué querer que la base de nuestra sociedad sea una que se sustenta en la discriminación y también, por qué no, en el odio a otros seres humanos? ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que unas vidas valgan más que otras en nuestro país? ¿No tenemos ya suficiente violencia en El Salvador?

Para construir una sociedad que viva en paz no basta con disminuir el número aberrante de homicidios. Es necesario ante todo el respeto a los Derechos Humanos y fundamentales de todas las personas que viven en El Salvador, sin importar su clase, credo, color de piel, su género ni su sexualidad. Porque tener paz no se puede, no es posible, sobre la base de acuerdos que fomenten la discriminación, de leyes que nos dividan todavía más, de una Constitución que consienta excluir de derechos a otros.

 

*Laura Aguirre es estudiante de doctorado en sociología en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín. Su tesis, enmarcada dentro de perspectivas feministas críticas, está enfocada en las mujeres migrantes que trabajan en el comercio sexual de la frontera sur de México. Su trabajo también abarca la sexualidad, el cuerpo, la raza, la identidad y la desigualdad social.

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