Opinión /

Sostenibilidad alimenticia y langostas


Martes, 26 de mayo de 2015
Alex M. Hasbun*

Hace más de dos mil años el imperio egipcio fue invadido por langostas que arrasaron con las plantaciones de alimentos como una plaga mortal, según la Biblia. Los acrídidos conocidos en muchos lugares como langostas o saltamontes (Tropidacris sp) son insectos que se caracterizan por su facilidad para migrar de una zona a otra. Estos insectos, devoradores que son capaces de acabar con la vegetación de grandes territorios, ahora están de visita en El Salvador.

Su conducta migratoria está basada en la congregación de varios individuos de la misma especie. Hasta que se activan receptores de ciertas hormonas indicadoras de sobrepoblación, sus alas crecen para migrar y su reproducción aumenta. Las investigaciones de National Geographic afirman que un enjambre de langostas puede tener un tamaño de mil doscientos kilómetros cuadrados, considerando que en un kilómetro cuadrado puede haber entre 40 y 80 millones de langostas alimentándose de la vegetación a razón de consumo diario equivalente a su peso.

Una movilización masiva de estos acrídidos se registró en 1954 voló del Norte de África a Gran Bretaña. En 1988 otro enjambre de langostas cubrió la distancia de África Occidental al Caribe. En 1987, veinticinco países se vieron afectados por acrídidos que acabaron con cosechas. Si bien son dinámicas biológicas migratorias normalmente registradas y procesos que participan en la sostenibilidad de ecosistemas naturales en todo el planeta, debemos estar alerta. En 2011 La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) registró una invasión de acrídidos en Guatemala. En 2013, el periódico La Prensa de Honduras registró una invasión de langostas en las aldeas de El Merendon, El Retiro y El Zapotal de dicho país vecino. Y el pasado 21 de abril el periódico La Prensa de Nicaragua reportó una plaga de langostas que está afectando los cultivos de maíz, sorgo y frijol en los municipios de Telpaneca, Palacagüina, Santa Rosa del Peñón y San Nicolás.

La Secretaria de la Cultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación de México, a través del Servicio de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria SENASICA, reporta perdidas económicas por la langosta por más de cinco mil millones de dólares y gira alerta hacia los Estados del Golfo de México y el Pacifico, considerando que puede alimentarse de más de 400 diferentes especies de vegetales y tiene un alto potencial reproductivo.

En El Salvador debemos analizar las consecuencias económicas que provocaría el no estar preparados como sociedad para una plaga de esta naturaleza. Las diferentes instituciones asignadas por la honorable Asamblea Legislativa para la conservación y uso sostenible de los recursos naturales, agricultura, economía y salud son las más indicadas para dirigir los procesos e iniciativas conjuntas. Son importantes los incentivos a través de la generación de leyes que coadyuven la interacción socioambiental y la sostenibilidad alimenticia con métodos de producción basados en la adaptación al cambio climático, y creando un universo económico con programas sostenibles para la producción de hortalizas y granos básicos como maíz, frijol, soya, cacahuate, chile, lechuga, tomate, plátano, caña de azúcar y arroz. Un modelo económico que interactúe con dinámicas biológicas eficaces, que gire alrededor de los recursos naturales y su preservación. Generando las herramientas que garanticen el abastecimiento a la demanda alimenticia, utilizando métodos con prácticas eficientes y perdurables con los ecosistemas naturales. Y es importante considerar un control efectivo y oportuno de las langostas presentes realizando exploración, muestreo, control biológico y capacitación con información adecuada hacia los agricultores.

Es necesario evaluar la posibilidad de una invasión masiva de langostas en El Salvador considerando que actualmente ya se encuentran pequeños grupos aislados alimentándose en pequeñas cantidades,. Las he registrado en los departamentos de Santa Ana, San Salvador y Ahuachapan. Es prioritario realizar investigación científica permanente con las instituciones colegiadas regionales enfocándonos en el comportamiento ecosistémico y adaptación social al cambio climático del planeta con énfasis en la región centroamericana y su producción agrícola en todos sus componentes.

¿Qué medidas de contingencia tenemos actualmente en la sociedad para mitigar los efectos de un desbalance de recursos naturales que suplen de alimento en nuestra región? ¿Tenemos planes de sostenibilidad alimenticia o alternativas alimenticias con nuevos métodos de cultivo factibles y perdurables con el medioambiente?

¿Nos comeremos las langostas?

 

*Alex M. Hasbun es medico veterinario zootecnista.

 

Fe de errata
Por error, en una primera versión de esta columna se decía que el nombre científico de la langosta es Schistocerca piceifrons piceifrons, cuando lo correcto es Tropidacris sp.

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.