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TSE contrató 'por buena fe' a la empresa que falló en divulgación del escrutinio

El Tribunal Supremo Electoral contrató a la empresa Soluciones Aplicativas S.A. de C.V. para diseñar el software para la divulgación de los resultados preliminares de las elecciones municipales y legislativas del domingo. Los magistrados del TSE, consultados este martes sobre los criterios para la contratación, dijeron que atendieron una sugerencia del jefe de informática de la institución y acudieron a 'la buena fe'.


Martes, 3 de marzo de 2015
Daniel Valencia, Efren Lemus, Sergio Arauz, Gabriel Labrador

La casa con portón negro es la que aparece como sede de Saplic S.A. de C.V. en el Registro de Comercio. 
La casa con portón negro es la que aparece como sede de Saplic S.A. de C.V. en el Registro de Comercio. 

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) contrató a una empresa para manejar la divulgación de los resultados electorales de la elecciones del pasado 1 de marzo sin tener garantías sobre su experiencia y desempeño más que la palabra de asesores técnicos. Los magistrados, según explicaron este martes, dicen que optaron por la compañía Soluciones Aplicativas (Saplic, S.A. de C.V.) porque confiaron 'de buena fe' en la sugerencia que les hicieron los técnicos, ya que ellos no son expertos en sistemas informáticos. 

Saplic es una empresa que nació una semana después de los comicios municipales y legislativos de 2012, y ni en el Registro de Comercio (con datos hasta 2013) ni en su página web da credenciales de tener experiencia en manejo de resultados informáticos electorales. Según el magistrado presidente del TSE, Julio Olivo, Saplic sí contaba con experiencia electoral, pero al repreguntarle cuál era esa experiencia, dada su corta existencia -y a que en las elecciones presidenciales de 2014 el TSE contrató a una sola empresa, con diferente nombre-, Olivo respondió que eso les había informado a los magistrados el equipo de asesores informáticos del TSE. 'A no ser que en eso también nos hubieran engañado', dijo Olivo.

Entre los argumentos que el TSE da para haber contratado a Saplic y un puñado de empresas para administrar el sistema de transmisión de resultados electorales están la generación de empleos a empresas locales y el ahorro en el presupuesto de la institución. Para estos comicios, el TSE erogó 6.8 millones de dólares para el rubro de transmisión de resultados electorales, y fuentes del TSE aseguran que a Saplic se le pagaron más de 320 mil dólares para el nodo de divulgación de los resultados. Un suceso que nunca ocurrió. 

La empresa en la que el TSE descarga la culpa del fracaso electoral opera, según los registros de Comercio, al fondo del pasaje 6, en la colonia Los Cipreses de Santa Tecla. Ahí hay un portón negro cerrado con candado. Es el portón de una pequeña casa de un solo piso y un estrecho parqueo en el que apenas cabría un sedán cuatro puertas. Según el Registro de Comercio, la empresa dice dedicarse al desarrollo de programas de informática, al mantenimiento de software, al outsourcing, al control de calidad y todos los servicios conexos; pero los vecinos dicen que esa casa siempre está vacía porque el dueño renta la vivienda y los inquilinos trabajan durante el día.

Saplic S.A de C.V es la empresa que contrató el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para diseñar el software de divulgación de los resultados preliminares de las elecciones municipales, legislativas y al Parlamento Centroamericano celebradas el domingo 1 de marzo. En la lista de prioridades del escrutinio -que en definitiva controla y administra el TSE-, Saplic jugaba un rol fundamental. Su papel dentro del sistema informático del TSE permitiría que todos los salvadoreños, horas después del cierre de urnas, pudieran conocer el número de votos válidos para cada uno de los partidos y candidatos en contienda electoral. En definitiva, un proceso reglamentado que ofrece transparencia a la elección y a los resultados. Pero el trabajo que Saplic debía aportar al sistema del TSE fue un rotundo fracaso, y dos días después de los comicios los resultados electorales son un misterio.

Han sido los partidos y algunos candidatos quienes, amparándose en sus propias estimaciones con base en las actas de las juntas receptoras de votos, han salido a declararse ganadores o perdedores. Esto, pese a la exhortación que hiciera el TSE de abstenerse de autoproclamarse. Y mientras los partidos cantan victoria sin datos oficiales o confiables, sigue sin respuesta esta pregunta: ¿por qué el Tribunal Supremo Electoral contrató a Saplic para el diseño del software que permitiría la divulgación de los resultados?

Según el Registro de Comercio, Saplic nació un 16 de marzo de 2012, es decir, cinco días después de las elecciones municipales y legislativas de 2012, y en su currículo profesional no aparece por ningún lado experiencia en este rubro.

La compañía que fracasó en el diseño del software electoral tiene un breve historial en los balances inscritos en el Centro Nacional de Registros (CNR). Saplic S.A. de C.V. reportó durante 2012 ventas netas por 52 mil 332 dólares y la utilidad de sus operaciones (luego de deducir los gastos de operación, financieros, administrativos y de ventas) fue de un mil 790 dólares con 70 centavos.

Al año siguiente, en 2013, las ventas subieron a 146 mil 757 dólares y que luego de aplicar la deducción de sus gastos calculaban la utilidad de sus operaciones en 2 mil 282 dólares con 29 centavos.

En su página de Facebook, durante los últimos nueve meses, Saplic S.A de C.V se ha dedicado a promocionar diplomados en Java y otros programas informáticos. Además promociona sus actividades laborales internas como un torneo de billar y un torneo de Play Station 4 FIFA. Entre el 28 de enero y el 13 de febrero de 2015, la compañía posteó en Facebook dos anuncios para la contratación de programadores, aunque nunca hacen referencia si eso está relacionado con el contrato que ganaron en el TSE y que no pudieron desarrollar.

Un mes antes de la elección, Soluciones Aplicativas ofreció a través de su cuenta en Facebook oportunidades de empleo a programadores informáticos.
Un mes antes de la elección, Soluciones Aplicativas ofreció a través de su cuenta en Facebook oportunidades de empleo a programadores informáticos.

Oficialmente, el administrador de Saplic S.A de C.V es José Benjamín Zepeda Portillo, de 29 años, quien en su foto de portada de Facebook ha colocado una imagen con el siguiente lema: “Toda la vida he tenido un sueño: conseguir todos mis objetivos”. La frase está inserta en una imagen con el rostro del personaje de caricaturas Homero Simpson. El administrador suplente de la empresa es Óscar Orlando Calderón Castro, de 28 años. Según el Registro de Comercio, Saplic S.A de C.V es la única empresa relacionada con Zepeda Portillo y con Calderón Castro. En el caso de Calderón Castro, él ha sido proveedor de la Asamblea Legislativa. En 2012, cuando aún no había creado la compañía Saplic S.A de C.V., los diputados le compraron por contrato de libre gestión 20 computadoras, por un monto de 19 mil 120 dólares, para donarlas a la Fundación Salvadoreña Educación y Trabajo.

La mala suerte de Saplic

Soluciones Aplicativas fue solo una de varias empresas contratadas a última hora por el Tribunal Supremo Electoral. El 29 de diciembre de 2014, el presidente Julio Olivo había asegurado que por primera vez sería el TSE el que se encargaría de toda la transmisión de los resultados electorales. A juicio de Olivo, esto obedecía a que el TSE ya estaba preparado para enfrentar sin ayuda un proceso electoral y, además, con esto se abaratarían costos en un contexto en el que la Asamblea Legislativa aprobó 25 millones de dólares para el montaje de las elecciones, 10 millones menos que los solicitados por el TSE.

Pero para el martes 24 de febrero, a cinco días de los comicios, y luego de un simulacro de votación fallido, el TSE reconoció que no podría transmitir resultados sin auxilio técnico adicional,y anunció la contratación de un puñado de empresas para realizar la transmisión. Cada una de estas empresas velaría por el buen funcionamiento de cada punto del sistema de transmisión de resultados, desde la digitalización de las actas electorales, la transmisión de esas actas hacia el Centro Nacional de Procesamiento de Resultados Electorales (CNPRE), la digitalización de la información, la tabulación de resultados y la divulgación en la red. Soluciones Aplicativas, en teoría, debía tener resuelta la compaginación de los resultados ya digitalizados de las actas para su posterior divulgación en el sistema subido a internet, para que toda la población tuviera resultados preliminares confiables horas después del cierre de votación. En síntesis, el software que la empresa debía proveer provocaría que en la pantalla de sus computadoras la ciudadanía pudiera ir viendo los votos acumulados por cada candidato y por cada partido político en cualquier circunscripción electoral. El TSE dispuso para el plan de transmisión electoral 6.8 millones de dólares. A Saplic, según fuentes del TSE, le correspondían más de 300 mil dólares para compaginar la base de datos de los resultados con la divulgación de los mismos en la red.

“Esta empresa se comprometió a trabajar la divulgación de resultados. Todas las etapas de transmisión estaban completas”, confirmó Julio Olivo este lunes 2, en alusión a que fue la única de varias que no logró culminar con su objetivo. El martes 3, sin embargo, Selím Alabí, representante de Arena en la Junta de Vigilancia Electoral denunció que hubo fallas en varios nódulos de la transmisión de resultados, pero que la falla más contundente fue la de Saplic. Más tarde, Olivo aceptó que hubo errores en varios puntos del proceso de transmisión.

Tres asesores técnicos del TSE consultados por El Faro aseguraron que en este modelo de transmisión se preveía que alguno de los puntos fallaría. Y el que más falló fue el de la divulgación de los datos procesados. “Estábamos entrenados para transmitir resultados en un modelo en el que teníamos el mejor servicio, lo practicábamos con antelación para detectar y corregir errores y salir correctos el día de la elección. Sin embargo, para estas elecciones eso cambió”, dice uno de los asesores.

Uno más explica la falla utilizando una metáfora. “Ahora ellos (los magistrados) decidieron que para no comer pollo en la cena de gala cada quien traería un plato típico. ¿Por qué? ¿Quién sabe? Ellos deben explicarlo, porque entonces uno dijo que a la cena llevaría pupusas; el otro, tamales; y el otro, rigüas. Bueno, pues uno de eso platos típicos salió arruinado”, dice, haciendo alusión a que en las elecciones presidenciales de 2014, el TSE contrató a una sola empresa por un monto de alrededor de 5.5 millones.

Se trata de Indra, una compañía que procesa resultados electorales que los magistrados, esta vez, no quisieron. Una semana antes de los comicios, cuando el TSE divulgó que no sería una empresa, sino que varias las contratadas, Olivo dijo que esto obedecía a que la empresa anterior no heredaba al TSE el software informático, y a que en esta ocasión el costo sería menor aún cuando se pagara a varias empresas. En esas fechas, citado por La Prensa Gráfica, en una nota publicada el 25 de febrero pasado, el magistrado Olivo dijo: “Hay alrededor de 20 empresas involucradas, empresas pequeñas, empresas locales, involucradas en este proceso de transmisión. Hay un gran talento tecnológico, informático. Genios de la informática están trabajando en esto, cooperando con el Tribunal Supremo Electoral”. El 3 de marzo, Olivo alegó que la idea era contratar a empresas nacionales para promover el empleo en el país, aunque luego reconoció que entre el puñado de empresas contratadas está la teléfonica Tigo. 

Saplic no rindió con las expectativas y el TSE todavía se resiste en explicar por qué la contrató. En la madrugada del 2 de marzo, desmarcándose de una falla del TSE, el magistrado Julio Olivo descargó en contra de Soluciones Aplicativas. “El problema fue de la empresa. Se llama Soluciones Aplicativas la empresa que falló”, dijo.

Al preguntarle sobre las sospechas que había sobre los equipos técnicos, sobre un posible descalabro de alguno de los nodos de conexión entre las empresas contratadas, Olivo dejó entrever que confiaron con los ojos cerrados en una empresa que solo ofreció promesas. “Ellos nos habían dicho que todo estaba bien. Ya habíamos hecho pruebas…”

Tras el fracaso en la divulgación de resultados, en el Tribunal Supremo Electoral ya hay magistrados que piden la cabeza de Saplic, y aunque públicamente han confesado que se fracasó en los resultados preliminares, las acusaciones contra la empresa y quienes la recomendaron parecieran intentar esconder una obviedad: es la institución la que debió cerciorarse que todo lo contratado funcionara a la perfección.

“La empresa debe hacerse responsable, tenemos que renegociar, no cumplió todo, cumplió algunos procesos. Pero para que ellos paguen todos estos gastos, aunque el costo político nadie lo va a pagar, a nosotros nos van a ver en la calle como inútiles y nos va a seguir por toda la vida ese estigma, pero por lo menos que económicamente ellos respondan pagando a la otra empresa que los ha salvado o está tratando de salvar”, dijo a El Faro el magistrado Ulises Rivas, en alusión a una nueva empresa contratada para que suba a la red del TSE las actas escaneadas en los centros de votación.

-¿Y Soluciones Aplicativas tendrá algún castigo? -se le preguntó al magistrado Rivas.

-La empresa debe hacerse responsable, tenemos que renegociar, no cumplió todo, cumplió algunos procesos. Pero para que ellos paguen todos estos gastos, aunque el costo político nadie lo va a pagar, a nosotros nos van a ver en la calle como inútiles y nos va a seguir por toda la vida ese estigma, pero por lo menos que económicamente ellos respondan pagando a la otra empresa que los ha salvado o está tratando de salvar.

-¿Y esta empresa cómo se contrató?

-Fue como organismo colegiado, fue de contratación directa o libre gestión, mí a nosotros nos llega toda la información, nosotros nombramos a una comisión, nosotros somos abogados, no expertos en informática

-¿Todos votaron?

-Hubo recomendación, hubo un ingeniero, una persona con todo un currículum, todo un genio que tiene una experiencia. Acuérdese que en estas cosas uno se deja asesorar y aconsejar.

-¿Votaron quiénes?

-Si recuerdo bien los cinco, era un proceso delicado… sería de revisar.

-¿Y quién es ese técnico?

-Es el jefe de la unidad de informática, René Torres. Él ha estado en todos los procesos. A él se le dio todito lo que pidió, si pedía un cable un tornillo, se le daba, si pedía fibra óptica se le daba, todito. Nos cuidamos de que los precios no fueran excesivos, pero se le daba todo. Por eso no nos explicamos cómo es que falló, si tiene años de experiencia, demostrada en procesos electorales. Es muy prematuro para hacer conjeturas, pero nosotros confiamos en toda esa experiencia y nos Salió esto.

Según los magistrados Ulises Rivas y Fernando Argüello Tellez, Saplic, al igual que el resto de empresas, fue propuesta por una comisión técnica en la que había representación de los cinco magistrados. Pero a la hora de decir quién propuso a Saplic, los magistrados se contradicen.

Rivas y Olivo sugieren que fue Torres, pero Fernando Argüello Téllez dijo que es injusto descargar en el jefe técnico la responsabilidad de cinco magistrados. “No se vale decir que es responsabilidad solo de René Torres. Él fue miembro de una comisión con representación de todos los despachos que recomendó un favorable que luego fue aprobado por todos los magistrados. Es responsabilidad de todos”, dijo Argüello Téllez.

En la comisión técnica que avaló a las empresas contratas para brindar servicio informático en estas elecciones había un representante por cada despacho de magistrados. El magistrado de Arena reconoce que el jefe de informática era su representante, pero fuentes en el TSE señalan que Liana Hernández, asesora informática, fue la delegada del presidente Julio Olivo en dicho comité. Estas fuentes dicen que es imposible que siendo Olivo el presidente de la institución confiara solo en la palabra de Torres. Es decir, Saplic pasó el filtro de todos los magistrados. 

Pero en una nueva conferencia de prensa brindada por TSE la tarde del martes 3, Ulises Rivas amplió sus palabras brindadas a El Faro, descargando nuevamente en Torres la responsabilidad por el fallo de Saplic: 'Esto nos pasa por confiar en la buena fe de las personas, y quizás nos queda de lección no confiar así', expresó. 

El Faro entrevistó vía telefónica al jefe de informática del TSE, René Torres. 'Hay que preguntarle a ellos por qué dicen eso (de la buena fe), no me han dicho nada', dice. Cuando se le pidió detalles del contrato con Saplic, Torres dijo: 'Todo el proceso de contratación está detallado en el expediente de contratación que tiene la Unidad de Adquisiciones y Compras del Tribunal', dijo, y señaló que dependía de la Unidad de Adquisición y Contrataciones si difundía o no el contrato. 

Al preguntarle  cuál era la experiencia previa de Saplic en transmisión de datos electorales, dijo que no respondería esos detalles y que los plasmaría en un informe de operaciones que remitiría a sus jefes, los magistrados. Torres señala que es imposible que los magistrados aceptaran una contratación solo por la buena fe en sus recomendaciones. 'El organismo colegiado de magistrados toma la decisión en base a diferentes puntos de vista y opiniones', señaló. 

El lunes 2 de marzo, mientras el centro de procesamiento continuaba con la digitalización de cientos de actas para ser subida a la red, en un intento vano para sortear el fracaso de Saplic, en la empresa reinaba un profundo silencio.

En la págiman web de Saplic aparece una dirección de contacto diferente a la que recoge el Registro de Comercio. Sobre la 103 avenida norte de la colonia Escalón, una calle con apartamentos y casas con vista al volcán de San Salvador, hay una casa grande de dos plantas que luce deshabitada. La casa tiene un portón negro y amplia con espacio para dos autos, y en el centro del portón, hay un número: 166. En esta casa, a la que recién se han mudado sus inquilinos, –según los vecinos arribaron a principios de enero de 2015- opera Saplic.

-Buenas, ¿acá es Soluciones Aplicativas? -preguntamos.

-Disculpe, ¿quién es usted? -responde una mujer que ronda la treintena de años, desde el otro lado de la puerta.

-Soy periodista de El Faro. Busco al señor Benjamín Zepeda.

-No, ellos no están.

-¿Están en el Tribunal Supremo Electoral?

-No sabría decirle… Pero fíjese que no es aquí…

-Esta es la dirección que aparece en la página web de la empresa. La número 166…

-No, pero esta no es la casa 166.

-Aquí en el portón está el número, mire: 166.

-Pero… ¿si gusta regresa más tarde?

-¿Puedo dejar una nota al señor Zepeda? ¿O mi contacto?

-Fíjese que no sé… Es que yo vengo a visitar a una amiga. No sabría decirle…

La mujer se retira y al cabo de unos minutos, en la azotea de la vivienda, ubicada en la segunda planta, se asoma la figura de un joven que da vueltas mientras habla con alguien a través de un celular. Al percatarse de nuestra presencia el joven desaparece.

La #166 de la 103 avenida norte, en la Colonia Escalón, es la dirección que aparece en la página web de la empresa. 
La #166 de la 103 avenida norte, en la Colonia Escalón, es la dirección que aparece en la página web de la empresa. 

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