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Elecciones legislativas y municipales con la mira puesta en Corte Suprema, Fiscalía y presidencia de 2019

4.9 millones de salvadoreños están llamados a votar este domingo en las elecciones de gobiernos municipales, diputados de Asamblea Legislativa y Parlamento Centroamericano. El FMLN quiere sacar de este domingo una Asamblea Legislativa favorable para su gobierno que termina en 2019, pero este domingo también está en juego el futuro inmediato de la Corte Suprema y el de la Fiscalía y, en el horizonte, la lucha por la presidencia en 2019.


Domingo, 1 de marzo de 2015
Gabriel Labrador y Sergio Arauz

Votantes buscan el número de urna que les corresponde en el Instituto Nacional Francisco Menéndez, en San Salvador.
Votantes buscan el número de urna que les corresponde en el Instituto Nacional Francisco Menéndez, en San Salvador.

Lo intentó José Napoleón Duarte en 1972, pero el fraude se lo impidió. Lo hizo Armando Calderón Sol en 1994 y, 10 años más tarde, lo intentó Héctor Silva. Y transcurridos otros 10 años, otro alcalde capitalino también lo intentó, y volvió a fallar: Norman Quijano perdió por escaso margen la presidencia de la República en 2014, en el último intento de usar la alcaldía de San Salvador como trampolín hacia la Presidencia. Este domingo, los salvadoreños están llamados a elegir a los diputados que tendrán la responsabilidad de renovar una tercera parte de la Corte Suprema de Justicia y de elegir a quien conduzca la Fiscalía hasta 2018. Y, aparte de eso, están llamados a elegir al sucesor de Quijano y de todos sus antecesores que intentaron saltar de ese cargo hacia la presidencia de El Salvador.

Las elecciones de este domingo son los octavos comicios para elegir diputados de Asamblea Legislativa, Parlamento Centroamericano, y gobiernos municipales desde que se firmó la paz en 1992, y bien pueden tomarse como el tercer examen a los gobiernos del FMLN desde que en 2009 este partido de izquierdas llegó al poder. Los resultados de este domingo, además, moldearán el camino del gobierno efemelenista que para los próximos tres años requerirá una Asamblea Legislativa balanceada a su favor.

Para las elecciones de este domingo están llamados a votar 4.9 millones de salvadoreños de los cuales el 53.1 % son mujeres, y casi una tercera parte el 30.9 % son jóvenes entre 18 y 29 años. Está por verse si la asistencia a las urnas de los salvadoreños alcanza el nivel de la última elección, la segunda vuelta presidencial de marzo de 2014, cuando el 60 % de los ciudadanos empadronados asistió a votar. En 2012, cuando también se eligió alcaldes y diputados, la asistencia solo fue del 50.4 %.

El resultado de las elecciones podría balancear la actual repartición de poder tomando en cuenta que estos comicios se dan a nueve meses de que haya comenzado el segundo mandato presidencial del FMLN que hasta ahora no ha logrado levantar sus cifras de aprobación entre la ciudadanía, según encuestas como la de LPG Datos. Esta será la tercera vez que la población vote estando el FMLN al mando del poder Ejecutivo, una condición que que no resultó del todo favorable para los efemelenistas en la última elección de alcaldías y diputados de marzo de 2012.

En 2012, cuando cerraba el tercer año de gobierno de Mauricio Funes, el FMLN obtuvo menos alcaldías y diputados que Arena. El Frente obtuvo 31 escaños en la Asamblea y 94 alcaldías en todo el país, versus las 33 diputaciones y 116 alcaldías de Arena. Esos números significaron para los efemelenistas un retroceso respecto de los números de enero de 2009, cuando Arena aun estaba en el poder con el presidente Antonio Saca.

La gestión del actual presidente, Salvador Sánchez Cerén, será puesta a prueba una vez más por los votantes. Para diciembre, solo el 47 % ciento de los ciudadanos la aprobaba, según una encuesta nacional de LPG Datos.

¿Cuál será la tercera fuerza?

En el Órgano Legislativo se aprueban elementos básicos para el funcionamiento de todo gobierno como el presupuesto general de la nación, sus préstamos, y también se elige funcionarios de segundo grado como el Fiscal General de la República, magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Cuentas de la República, entre otros. Para cualquier administración presidencial -en este caso del FMLN-, la distribución de escaños en la Asamblea es vital en su plan de gobierno.

En la Asamblea Legislativa hay dos cantidades de votos en torno a las cuales gravita la tensión parlamentaria. Una de las cifras codiciadas es la mayoría simple, que se logra con 43 votos de 84 posibles. Tras la firma de los Acuerdos de Paz ningún partido ha logrado jamás la mayoría simple, aunque los institutos que más cerca han estado de lograrlo han sido el FMLN (en 2009, con 35) y Arena (en 1994, con 39). Ambos partidos siempre han necesitado del concurso de fuerzas políticas minoritarias para aprobar, reformar o derogar leyes, aprobar presupuestos de la nación, y magistrados de la Corte de Cuentas de la República, la institución garante del buen uso de los fondos públicos.

Para este domingo, las estimaciones oficiales del FMLN son que obtendrá 39 diputados, es decir, ocho más de los 31 diputados que tiene actualmente. Esta meta, que no tiene mucho que ver con los sondeos de opinión, contrasta con la de Arena, que calcula que obtendrá 36, es decir, tres más de los que obtuvo hace tres años.

La lucha entre ambos partidos también estará determinada por el desempeño que sus tradicionales aliados políticos tengan en las urnas. De la cantidad de votos que obtengan los partidos Gana y el PCN depende hacia qué lado, izquierda o derecha, se moverá la mayoría simple en el parlamento, esto, asumiendo que el Frente y Arena saquen una cantidad similar de escaños legislativos. 

En 2009 y en 2012, el FMLN o el gobierno de Funes cabildeó con otros partidos para lograr mayorías simples. Funes logró gobernabilidad en parte gracias a los diputados de Arena que renunciaron a ese partido en 2009. Esos legisladores luego conformaron Gana y en 2012 enfrentaron sus primeras elecciones, en las cuales quedaron consolidados con 11 escaños y 15 alcaldías, como la tercera fuerza política del país, desplazando al tradicional Partido de Conciliación Nacional (hoy Partido Concertación Nacional), cuya planilla de diputados se redujo a siete.

El PCN ha sido el aliado tradicional de Arena en la Asamblea, aunque durante la presente legislatura mantuvo constantes alianzas con el gobierno de Funes para aprobación de préstamos y elección de funcionarios. Asimismo, en la legislatura 2003-2006 hizo un inédito pacto con el FMLN para administrar la Asamblea Legislativa, pero en los últimos meses ha retomado su tradicional apego a la línea arenera. El PCN, que ahora intenta venderse como un partido remozado y con escasos políticos de antaño, ahora espera obtener 14 diputados, eso es el doble de las diputaciones que logró en 2012.

Un gobierno puede administrar su plan de gobierno casi en su totalidad con el respaldo de la mayoría simple de la Asamblea. Pero hay dos elementos que son fundamentales y que requieren de la otra cifra clave en la Asamblea Legislativa: los 56 votos mínimos que representan la mayoría calificada, y que son necesarios para la elección de funcionarios en otros órganos del Estado y para, por ejemplo, la ratificación de préstamos internacionales. Este año los diputados que tomen posesión de sus cargos el 1 de mayo deberán renovar cinco magistraturas de la Corte Suprema de Justicia, ese órgano con el que la Presidencia de la República ha tenido tantos conflictos en los últimos cinco años.

Tradicionalmente, la apuesta del FMLN y Arena siempre ha sido obtener una cantidad de diputados superior a 28, pues esa es “la llave” con la que impiden que el adversario político obtenga mayoría calificada junto a los partidos pequeños.

En la presente legislatura, Arena perdió esa “llave” cuando cinco de sus 33 diputados abandonaron Arena a finales de 2012. Esa irrelevancia aritmética provocó que desde las filas areneras se señalara que los diputados Claudia Ramírez, Rigoberto Soto, Sigifredo Ochoa Pérez, Jesús Grande y Adelmo Rivas hubieran abandonado el partido Arena por conveniencia económica.

La Corte Suprema se ha convertido desde 2009 en un actor político de primer nivel después de años de un discreto rol en que los únicos protagonistas de gobierno parecían ser la Asamblea Legislativa y la Presidencia de la República. La Sala de lo Constitucional, que con una serie de sentencias desde junio de 2010 modificó el sistema electoral al potenciar los derechos de los ciudadanos en detrimento de los de los partidos políticos, se mantendrá intacta hasta 2018, pero su presidente es el presidente de la Corte Suprema, que tiene entre sus responsabilidades la atribución de depurar a jueces corruptos. Asimismo, la Corte en pleno decide sobre indultos y sobre extradiciones. Además, tal como ya sucedió en 2013 y 2014, también es el escenario donde en las salas se pelea elecciones de segundo grado. La Sala de lo Constitucional anuló en 2012 la elección del fiscal general por violaciones a la Constitución. Ese mismo año anuló la elección de Ovidio Bonilla como presidente de la Corte Suprema, y en 2013 la confrontación con la Asamblea Legislativa se intensificó cuando anuló tres veces la elección de la Corte de Cuentas y el nombramiento de Salomón Padilla como nuevo presidente de la Corte.

En 2013, la Sala de lo Contencioso Administrativo admitió para estudio tres demandas contra la Asamblea Legislativa pidiendo que anulara la elección de los magistrados constitucionalistas nombrados en 2009. La Sala de lo Constitucional ordenó a la Sala de lo Contencioso desistir de estudiar dichas demandas, alegando que ya antes esa cámara había resuelto, en un caso similar, desdeñar peticiones contra nombramientos de la Asamblea. Desde 2010, cuando los magistrados constitucionalistas resolvieron que era inconstitucional la prohibición de candidaturas a Asamblea Legislativa no partidarias, y que también violaba la Constitución obligar al ciudadano a votar por listas cerradas para elegir diputados, se alzaron voces parlamentarias contra la Sala de lo Constitucional que incluyó amenazas de destitución. Esa es la Corte que está en juego.

La otra gran responsabilidad de la legislatura 2015–2018 será decidir quién condude la Fiscalía General de la República. En diciembre vence el mandato de Luis Martínez, un abogado que sorprendió al país al poner en primer plano casos de corrupción relevantes, pero que en 2014 se vio él mismo involucrado en cuestionamientos respecto de su independencia y de su respeto a las leyes.

Los diputados que sean elegidos este domingo tendrán que atender lo que se perfila como una crisis: el sistema de pensiones cuya deuda supone un gran lastre para las finanzas estatales. También tienen pendiente la tarea de afinar la ley de partidos políticos cuyo capítulo sobre la transparencia del financiamiento privado aún debe redactarse explícitamente por orden de la Sala de lo Constitucional, que ya dijo que no se necesita la autorización de los donantes de los partidos para que estos publiquen su identidad y los montos con los que colaboran.

Por primera vez en la historia salvadoreña se utilizará el sistema de listas abiertas para elegir diputados, es decir que los ciudadanos podrán escoger a los diputados y diputadas de su preferencia sean de un solo partido o de varios, lo cual rompe la hegemonía de las dirigencias partidarias a la hora de definir quiénes ocuparán los puestos en el parlamento.

Este domingo, entonces, no solo es clave cuántos diputados obtendrán Arena y FMLN, sino, sobre todo, cuántos obtendrán Gana y PCN, que probablemente se inclinen a hacer alianzas legislativas con FMLN y Arena, respectivamente.

Las plazas más codiciadas

Los partidos políticos saben desde siempre que un candidato o una candidata para una alcaldía puede ser una herramienta importante para arrastrar votos hacia candidaturas a diputados. Por eso se preocupan por reclutar para esas candidaturas a personas conocidas o apreciadas o de buena fama en sus municipios, en sus pueblos. Aunque no siempre funciona en las urnas esa lógica, las candidaturas para alcaldías son fundamentales. Y por eso este domingo habrá que poner atención particularmente a la lucha por el control de las 14 cabederas departamentales.

Desde la firma de la paz, y desde que el Tribunal Supremo Electoral administra las elecciones, Santa Ana fue gobernada por Arena hasta 1997, año en que esta comuna comenzó a ser gobernada por el FMLN. Desde la última elección municipal de los 90s, el partido de izquierdas ha perdido esta plaza una vez, en 2006, cuando el exefemelenista Orlando Mena ganó con la bandera del PDC. La última encuesta de LPG-Datos en dicho municipio no arroja una ventaja contundente para Alfredo Peñate, el alcalde que busca la reelección y que según este estudio tenía el 29.8 % intención de voto, 3.2 % más que su principal contrincante, Mario Moreira, quien compite en una coalición de Arena-PDC. El padrón electoral de este municipio es de 213 mil 469 electores y el departamento de Santa Ana aporta a la Asamblea Legislativa siete diputaciones. Así que la lucha de Peñate y sus rivales es también la lucha por siete diputaciones.

En el oriente del país, San Miguel, con 198 mil 289 electores, el alcalde Wilfredo Salgado busca su sexto período municipal. Este exmilitar corre por segunda vez con la bandera de Gana, pero ha gobernado ese municipio desde 2000, cuando ganó arropado en la bandera del PDC. La siguiente elección, en 2003, la ganó con la bandera de Arena, y en 2006 y 2009 siguió ganando con la bandera del PCN. Antes de ser alcalde, hace casi 20 años, estuvo preso. Fue acusado de liderar un grupo paramilitar dedicado a ejecutar pandilleros que se conoció como “La Sombra Negra”. En ese entonces era reconocido en su municipio como el dueño de una pequeña cadena de almacenes de electrodomésticos. Según las encuestas, Salgado tiene una ventaja de casi 20 puntos respecto de su más cercano competidor, Miguel Pereira, el exdirector del Instituto Nacional de la Juventud, Injuve, que compite con la bandera del FMLN. La lucha por la alcaldía migueleña es, al igual que la contienda por Santa Ana, una lucha por una tajada de la Asamblea Legislativa, aunque San Miguel es una muestra de cómo los ciudadanos deciden diferenciar sus apoyos: no porque Salgado haya sido en el pasado candidato del PDC o de PCN o de Gana logró que estos partidos dieran vuelta a los apoyos preferenciales que en el departamento tienen para diputados Arena y particularmente el FMLN.

Y si la lucha por las cabeceras en Santa Ana y San Miguel es importantísima pensando en la integración de la Asamblea Legislativa, lo es más en el caso de la capital, San Salvador. Es el municipio que concentra más electores y en el que se centran la mayoría de focos de la opinión pública. Tiene un padrón de 324 mil 30 electores y sirve como catapulta para aquellos aspirantes a la presidencia del país. Napoleón Duarte, Armando Calderón Sol, Schafik Hándal, Héctor Silva y Norman Quijano son algunos de los personajes de la vida política que han competido en la alcaldía y luego en las presidenciales. Hándal, el hijo más ilustre del FMLN, es el único que perdió ambas competencias.

En los últimos seis años esta plaza ha sido gobernada por Norman Quijano, que perdió las elecciones presidenciales de 2014. Tras perder las presidenciales, la dirigencia de su partido también le arrebató la posibilidad de buscar una tercera gestión como alcalde capitalino. Desde agosto del año pasado, Edwin Zamora, un empresario textil, ocupa el chaleco de candidato.

En la izquierda, el candidato por la capital es otro empresario de abolengo, Nayib Bukele, el alcalde de Nuevo Cuscatlán que, según la mayoría de encuestas es el favorito. Bukele es un candidato atractivo ante el votante joven y representa aquello que un sector de la base del FMLN llama “foráneos”, tomando en cuenta que el partido de izquierdas estuvo en los últimos 10 años en un ejercicio de 'depuración ideológica' que salvo escasas excepciones supuso el castigo a la disidencia interna. Bukele ha cuestionado en público acciones de su partido y de algunos errores del gobierno del FMLN. En términos de población, la capital es unas 35 veces más grande que Nuevo Cuscatlán, el municipio en el que se estrenó como alcalde Bukele.

Al FMLN le hacía falta reinventarse en el municipio capitalino: el partido Arena obtuvo más votos en la capital en las últimas cuatro elecciones. Tanto en la elección de alcaldes y diputados de 2009, como en la de 2012 y en las dos vueltas presidenciales de 2014, Arena logró mayor votación que el FMLN. El arrastre que Bukele mostró en las encuestas sugiere un rédito importante para el partido de izquierdas, que perdió el municipio de San Salvador en 2009, después de cuatro triunfos consecutivos.

Pero aparte de la alcaldía, el gran premio en la capital y el resto de municipios del departamento de San Salvador es el lote de 24 escaños que otorga la más grande circunscripción electoral de El Salvador. Por eso ganar la capital, en la lógica de que un buen candidato a alcalde induce al votante a inclinarse a votar por diputados del mismo partido, mejora las posibilidades de arrastrar votos hacia las diputaciones.

En las elecciones de este domingo también están en disputa otros municipios del área metropolitana que en las últimas elecciones municipales, en 2012, cambiaron de color. Arena logró arrebatar 7 municipios de San Salvador que gobernaba el FMLN (Mejicanos, Soyapango, Ilopango, Apopa, San Martín, Tonacatepeque y Ayutuxtepeque). En dicha elección, el partido de izquierda logró Cuscatancingo, Delgado, San Marcos, y se impuso en Nejapa, que gobernaba Arena.

Soyapango e Ilopango son dos populosos municipios que, hasta 2012, habían favorecido con su voto al partido de gobierno. Ambos municipios suman 244 mil electores. Ambos municipios son territorios asediados por las pandillas, que en estas elecciones parecen estar enfrentadas el gobierno, que a diez de las elecciones devolvió a los líderes de la MS-13 y el Barrio 18 a la cárcel de máxima seguridad.

Mejicanos, el tercer municipio más grande del departamento con de 126 mil electores, es gobernado por Juana Lemus de Pacas, alcaldesa por Arena que ha trascendido en su gestión por dos puntos: gestionarse un aumento de salario –de mil 900 a 4 mil dólares- y una declaración de emergencia ambiental por distintas crisis el sistema de recolección de basura. Este municipio ha llegado a acumular más de mil 500 toneladas de basura debido a la ausencia del servicio. En esta elección, el candidato de Arena es José Andrés Hernández, quién tiene como más cercano contrincante a Simón Paz, del FMLN.

Arena tiene 33 años de participar en elecciones y ha gobernado en 257 municipios; solo cinco municipios que se le resisten. El FMLN tiene 21 años de experiencia en comicios y ha gobernado al menos una vez en 156 municipios. Uno de los 106 municipios en los que nunca ha gobernado es Antiguo Cuscatlán, territorio que gobierno la arenera Milagro Navas, quien empezó su gestión en 1988 y parece invencible.

El FMLN también tiene un candidato que tiene más de 25 años de gobernar. Su nombre es Enris Arias, de Comacarán, San Miguel, quien busca una décimo período este domingo 1 de marzo. Arias añade otro elemento que hace más relevante su hegemonía: ha sido candidato triunfador con tres partidos distintos.  

Otro municipio simbólico en estas elecciones es Santa Tecla, territorio de 118 mil 511 electores en el que miden fuerzas el hijo del fundador del partido Arena, Roberto D’aubuisson y Armando Flores, heredero político del ahora vicepresidente del país, Óscar Ortiz. Ortiz fue exitoso durante cinco elecciones consecutivas, y después de 15 años de administración, el gran reto del FMLN es mantener esta cabecera departamental.

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