El Ágora /

De los locativos en náhuat-pipil

Sexta entrega de los ensayos sobre el náhuat-pipil del lingüista y académico Rafael Lara Martínez. En este texto explica la distinción entre un sustantivo o nombre de una entidad que existe en la lengua náhuatl-mexicana clásica.


Lunes, 8 de diciembre de 2014
Rafael Lara Martínez

0. La cuestión
En la lengua náhuatl-mexicana clásica, existe una neta distinción entre un sustantivo o nombre de una entidad —cal-li, “(ser)-casa”, por ejemplo— y un locativo, Mexi-co, “mexi-locativo” (etimología incierta, Karttunen, 145 y Launey, 57; pero “en el lugar del ombligo de la luna”, Andrews, 500), cal-pan, “dentro/en la casa”. Así sucede en muchos nombres de pueblos y ciudades de El Salvador, cuyo sufijo los clasifica como topónimos o sustantivos auto-locativos: isal-ku, “izalco”. También el locativo adquiere un sentido temporal: tuunal-ku, “verano, en el lugar/tiempo del sol”. Morfológicamente, se diferencia una “cosa/entidad”, por un sufijo absolutivo, de un “lugar”, por un sufijo locativo (Andrews, Laubay, Lockhart, 2001 y Sasaki).

Acaso esta categoría gramatical —entidad-locativo— centralizaría la atención que una perspectiva latino-céntrica traspone al buscar la diferencia del género y la del plural. Si el género ni el número existen en el artículo definido y el adjetivo ingleses —a veces tampoco en el verbo— menos aún se perfilaría lo castellano en el náhuat-pipil. Para una entidad, este mismo argumento —distinta categoría nominal— lo reitera la distinción entre el absolutivo —aa-t, “agua”— y la doble posesión, nu-aa-w, “mi agua” y nu-aa-yu, “mi jugo/líquido (inalienable)”, esto es, “mi secreción”. Por contraste, el cuadro siguiente recapitula algunas categorías gramaticales del sustantivo.

Concentrándose en la categoría gramatical del locativo, a continuación se explica su empleo peculiar como complemento adjunto, suplementario de un verbo. Esta neta distinción de categorías gramaticales —género y número en castellano; absolutivo, posesivo y locativo en náhuatl-mexicano y náhuat-pipil— convida a establecer una diferencia tipológica radical en la declinación del sustantivo entre las lenguas romances y las lenguas nahuas.

0. I. Del movimiento y la estación
Para expresar el movimiento hacia o desde un sitio, los verbos ejemplares son “ir” (→|) y “venir” (|→), los cuales se conjugan comparativamente en el presente a continuación en (1) y (2). El primero expresa un movimiento prospectivo; el segundo, otro retrospectivo, tal cual lo explicitan las flechas anteriores.

 

Como los locativos se caracterizan por una terminación que los identifica, no requieren ninguna marca adicional en la oración.  A justo juicio, son auto-locativos.  Por ello, al anteceder un verbo de estación (-||-) o de movimiento, se hallan desprovistos de toda partícula introductoria, es decir, de aquello que una gramática indo-europea llamaría “preposición”, cuya presencia se vuelve obligatoria en la glosa hasta opacar el original.  “Casi todo indicio de dirección en el movimiento la contiene el verbo” (Lockhart, 116).

Además, por esta misma característica auto-locativa —adverbial diría una gramática castellana— no pueden cumplir la función de sujeto ni de predicado. De este segundo axioma se deriva (5) (Launay, 52 y Lockhart, 2001: 24). “El nombre de un lugar se identifica a una oración nominal nuclear adverbial” (Andrews, 493).

(5) Mexìco nitlatta / en México veo algo
(mexi-locativo yo-algo-ver)

No se ve México, sino se mira algo en México, por la misma lógica que el castellano expresaría “aquí veo algo (raro)” en vez de “veo (el) aquí (raro)”. Andrews distingue un rasgo topográfico —Tepzõlatl, “nombre de un río”— del locativo mismo, Tepzõlac, “en el río de dicho nombre” (495), de igual manera que se diferencia el locativo, Mexìco, del gentilicio, mexìcatl (idem.: Lockhart, 2001: 24, Coatepetl vs. Coatepec). El rasgo topográfico y el gentilicio poseen un sufijo absolutivo, -tl, como si se tratase de una “cosa/entidad”; el locativo, un sufijo, -c(o), que lo identifica como tal. Asimismo se separa Mic-tlãn-tli, “es el inframundo”, de Mic-tlãn, “es(tá) en la región del inframundo/muertos”, otro locativo (Andrews, 497). Habría una doble distinción, morfológica, el sufijo terminal y un posesivo, y sintáctica, el comportamiento en la oración (Sasaki, 290). Nuj-nu-iix, “(son) mis ojos”, nu-iix-pan, “es(tá) ante mí (mi-ojo-locativo)”, tal cual el uso del plural en la primera expresión náhuat-pipil por reduplicación del adjetivo posesivo nu-, “mi”.

Por la exigencia auto-locativa, se requiere el uso de un demostrativo —“aquí”, lugar donde está el hablante, o bien “ahí”, lugar donde no está el hablante— para establecer distinciones en la orientación del predicado hacia o desde un lugar.

(6) nican Mexìco huîtz / aquí a México viene
(7) õmpa Mexìco huîtz / ahí de México viene.
(Launay, 55; y Sasaki, 294, para ejemplos adicionales: quimihcalqueh … in nicãn Mêxihco, “pelearon aquí en México”; cholohqueh Mêxihco, “huyeron de México”).

Sasaki adopta la terminología de “neutralidad direccional (path neutrality)” para caracterizar el náhuatl-mexicano, y “marco verbal radical (radically V-framed)” para las lenguas de la familia maya, aún más centradas en el núcleo verbal como palabra-oración. En esta familia también existe una falta de “diferenciación entre inicio (|→), término (→|) y localización (-||-) fuera de” la “raíz verbal” (Bohnemeyer, s/p). Queda por determinar si se trata de una tendencia tipológica del área mesoamericana, tal cual lo nombres relacionales a explicar en seguida, como sustituto de las preposiciones (Campbell, Kaufman y Smith-Stark, 1986).

0. II. El enunciado lógico
Para la lengua centroamericana, el uso de demostrativos no sólo lo reiteran los documentos coloniales, sino su empleo permanece vigente en el idioma coloquial del presente antes de la preposición locativa “en” y de otras similares, i.e., “aquí en…”; “ahí en…”, tal cual en (6) y (7). La falta de preposiciones en el náhuat-pipil resulta un fenómeno incomprendido, tanto que J. R. Andrews (444) habla de “respuesta etno-céntrica” al imponer categorías indo-europeas a las lenguas indígenas. Por ello, en (8), documento colonial centroamericano, no existe preposición alguna, sino un demostrativo que localiza el pueblo en el lugar del hablante.

(8) tewantin alcaldes iwan regidores nikan chimanit San Domingo Mixco
nosotros los alcaldes y regidores aquí (en el) pueblo Santo Domingo Mixco (León Portilla, 44 y Lockhart, 116, “la omisión de “en” con los toponímicos en los textos” coloniales).

Asimismo, en el ejemplo (8) anterior i-wan, se traduce como la conjunción “y”, pero de antecederle el posesivo de la primera persona ø-nu-wan, “es mi compañía; está conmigo”, funcionaría a semejanza de la preposición “con” en castellano, tal cual siempre se glosa (Lockhart, 17, existe “poca distinción entre conjunción y adverbio”). Esta equivalencia inusitada —“conjunción (y; se añade)” y “preposición (con)”— implica una distinción tajante entre las categorías gramaticales del náhuat-pipil y las del idioma que, por su traducción, le sirve de referencia. No en vano, en la lengua clásica, de -huãn, “junto y en compañía de otro”, se deriva huãnti, “le convida, le invita” (Karttunen, 81), al igual que huãmpoh, “prójimo, compañero” (Andrews, 447 y Siméon, 743) y la relación entre ne-huãn-tin, “ambos están juntos” (Andrews, 448), y los pronombres independientes, ye-huãntin, “ellos” (Launay, 43). Para las lenguas mesoamericanas, el término clave es el de nombre relacional, tal cual lo explicita la glosa literal anterior para “con, y”, el cual funciona como un predicado bivalente, es decir, posee dos argumentos: X [ser/estar-compañía de] Z.

Por un artículo precedente —“Breviario gramatical náhuat-pipil”— se recuerda que casi todas las palabras funcionan como predicado y, por tanto, -wan y los otros nombres relacionales a ilustrar también lo son (véase: Apéndice para un listado parcial). Esta característica tipológica se llama omni-predicación, la cual parece ser un rasgo común de la familia yuto-nahua/azteca (para la rama norteña, véase Seiler). Por ella, la oración ti-yaw ø-nu-wan, “vas conmigo”, literalmente se glosaría “tú vas, es mi compañía”. Se trata de dos oraciones yuxtapuestas en secuencia lógica, paratáctica, donde el sujeto vacío e impersonal /ø/ de la segunda oración remite por correferencia directa a la primera. Sea entonces (9) la formulación lógica de tal enunciado dual:

(9) (X – Yp)a – (X a – Z – Y)
donde X – Z = Argumentos + Y = Predicado. El subíndice /a/ marca la correferencia; el subíndice /p/ la prospectividad del primer predicado, “ir” (correferencia = dos o más expresiones que indican un mismo ente). “La representación del movimiento” —el paso del hecho a la lengua— no presupondría que “todo escenario pueda” simbolizarlo una sola oración simple” en la mayoría de las lenguas del mundo (Bohnemeyer, s/p).

La fórmula lógica (9) explicita la cohesión por correferencia entre ambos términos de la ecuación, marcada por el subíndice /a/. Asimismo, la fórmula señala el carácter prospectivo (→|), el subíndice /p/, o bien retrospectivo (|→), subíndice /r/, de un verbo de movimiento opuesto; en su defecto, /e/ de estación. Este último rasgo direccional resulta tan esencial como señalar la mono-valencia de un verbo intransitivo (X – Y = Ni-Choka = Yo-llor(o)), o la bivalencia obligatoria del transitivo (X – Z – Y = Ni-ki-Kwa = Yo-lo/a-Com(o)). Con esta explicación previa, en seguida se revisa un conjunto de oraciones náhuat-pipiles para ejemplificar el uso de dos partículas, llamadas “preposiciones”, y de dos nombres relacionales que acompañan a los verbos de movimiento y de estación (sobre el desarrollo de preposiciones, véase: Lockhart, 15-17: en “la etapa 3” de la Colonia, “1640-50”, el náhuatl-mexicano comenzó a aceptar preposiciones” afectando “la sintaxis”).

I. Los locativos
Si por la omni-predicación cada palabra se hace oración simple —ø-kal, “es (una) casa”— en contrapunto, por la complejidad del verbo toda conjugación se hace oración compuesta: nikikwa, “me lo como”. Las supuestas frases nominales suplementarias a la palabra —oraciones también— parecen yuxtaponerse más que subordinarse y se cohesionan por la correferencia formulada en (9): ø-kia-kwa [ne ta-kwa-l]a, “él/ella-la-come, la que es comida”. Interesa reiterar que cada palabra verbal muestra una constelación o aleph borgeano de cuya proyección surge un complejo nudo de relaciones gramaticales internas: nominativo-acusativo-kwa. Estas subordinaciones interiores no se expanden hacia las frases aledañas —inexistentes en verdad— como se esperaría de un modelo indo-europeo que marca las diferencias de caso en tales sintagmas anexos al verbo. Tal cual el aleph, la palabra verbal es un universo en sí, un sistema solar con sus propios satélites. Si se prefiere una terminología técnica, el aleph borgeano corresponde sino al “marco verbal radical” de Sasaki, al menos a un “marco verbal restringido”.

No en vano, los nombres relacionales —los cuales corresponden a las preposiciones de las lenguas occidentales— a menudo no marcan una distinción entre el movimiento retrospectivo (→|), la permanencia misma (-||-) y el prospectivo (|→) (véase “Apéndice”, para una lista parcial de estos nombres relacionales). Le atañe al esquema nocional del verbo señalar toda distinción. A esta característica Schultze-Jena (45) la llama “bipolaridad”, ya que no apunta hacia “ninguna dirección […] sino un punto fijo neutral de movimiento”. De mantener el principio de omni-predicación, esta indiferencia resulta del carácter oracional mismo de la supuesta frase preposicional, tal cual se formula en (9). A continuación se examinan las partículas tik y ka, en primer lugar, y dos nombres relacionales: -chan e ijtik, en seguida.

I. I. Las partículas tik y ka
En náhuat-pipil, la “preposición” tik marca un “punto fijo neutral de movimiento” cuya estación, prospectividad o retrospectividad se recupera por el valor actancial del verbo, tal cual lo indican las flechas y barras en las oraciones siguientes (Campbell: tik, “en, de” (505)). Nótese que la traducción de Campbell no distingue entre la estación /en/ y el movimiento prospectivo /de/ que, por el principio de omni-predicación, se interpretaría como una oración en sí.

(10)
ka ø-k-ix-tia pukti tik i ten

donde (hacia fuera el volcán) saca humo de su boca (|→)

donde él/ella-lo/la-salir-causativo humo nombre relacional su-boca
(donde él/ella-hace salir humo, es de/a, es su boca).

(11)
ume ø-kuj-kunet ø-kupankis-ket ajku tik se ø-kwawit

dos niños subieron dentro de un árbol (→|)

dos reduplicación-niño ellos/ellas-subir-pretérito/plural arriba nombre relacional un árbol

(12)
ø-nech-tilan tik ni at me succiona dentro del agua (→|)

él/ella-me-succionar/chupar en/de artículo agua

(13)
ne kuj-kuwat inte ø-wel-it tik ni at, kwakuni ø-kisa-t tik ni at

las serpientes no pueden quedar dentro del agua (-||-), entonces salen fuera del agua (|→)

la(s) reduplicación-serpiente no ellos/ellas-poder-plural nombre relacional un-su agua (-||-) entonces ellos/ellas-salir-plural nombre relacional un-su agua

(14)
se siwa-tijlan i-wan se ukich-tijlan nemi tik ne chulal

una gallina y un gallo están en el corral ( -||-) (Arauz, 55; Geoffroy Rivas, 1969: 34).

un mujer-pollo posesivo-compañía un varón-pollo estar en/de un corral

En seguida, se ejemplifica la partícula ka, la cual demuestra la misma indiferencia que tik ante la estación o el movimiento del verbo.

(15) (a)
ti-k-wika-t ka te-chan lo llevamos al pueblo (→|)
(b)
ni-wits ka Ixtsalku vengo de Izalco (|→)
(c)
weli semaya ka tayuwa es posible sólo de noche (-||-)

La partícula ga/ka también funciona como subordinación —ki-pia-k miak ka kin-tekima-t ne Tepewa, “los Tepehuas tienen/tenían muchos (animales) que comanda(ba)n (lo/a-tener-pretérito mucho partícula lo/as-mandar-plural artículo Tepehua)”— al igual que como preposición o nombre relacional, inté pewa-nimi ka yaja-san, “no inicia su existencia en sí mismo (no comienza-existencial partícula él/ella-mismo)”. Estas oraciones complejas quedan sin explicación por el momento, mostrando un traslado de la partícula auto-locativa a la subordinación.

I. Ii. Dos nombres relacionales
A defecto de preposiciones, su función la suplen nombres relacionales. A semejanza de la “bipolaridad” de las partículas anteriores, el sustantivo locativo –chan, “hogar/vivienda/madriguera” (Campbell, 184), chez en francés— demuestra su indiferencia a la distinción entre prospectividad, estación y retrospectividad en la serie de oraciones siguientes. Por su auto-localización, no especifica orientación alguna: va chez lui — je suis chez lui — viens chez lui. Como en francés, le compete al nódulo actancial del verbo especificar la función gramatical de la frase locativa, de igual manera que en la oración transitiva completa sólo al interior del verbo se marca la distinción funcional entre el sujeto y el objeto (para ejemplos adicionales con -tech, “al lado de”, véase: Schultze-Jena, 2014: 45-46).

De nuevo, las flechas y las barras indican el movimiento y la estación, auto-contenidos en el modelo actancial del verbo, al cual el nombre relacional le resulta indiferente, ya que es una oración autónoma en sí. Como se especifica anteriormente, la correferencia con el antecedente verbal —de estación o de movimiento— determina el sentido ilativo o elativo de la oración relacional.

(16)
(a)
yajki i-chan ne fue a su vivienda (→|)
(él/ella-fue, es su casa; il/elle alla, c’est chez lui; he/she went, it’s his/her house/home)

(b)
yajki ichan ne xuret fue a casa del viejo (→|)
(él/ella fue, es su casa, el que es viejo; il/elle alla, c’est chez lui; celui qui est vieux; he/she went; it’s his/her house/home; the one who is an old man). (Campbel, 1985: 129 y 133; ahsi-ke-t i-chan, “llegaron (a) su casa”)

(c)
nemik ume umey tunal in-chan estuvo diez días en su vivienda (-||-)
(él/ella estuvo, son dos, son sus manos, es día/sol, es su casa…)
(d)
nikan te-chan […] intiaka gi-pia-tuya aquí (en el) pueblo nadie tenía
in tukey nombre (-||-). (Campbell, 1987: 271, ni- nemi nu-chan, “estoy en casa”)
(nótese el uso locativo del demostrativo “aquí”).
(aquí, gente-casa/pueblo […] nadie lo/a-tener-imperfecto su-nombre: here, people-house/town […] nobody used to have his/her/ts name)
(e)
ni-kis-ki chan yejemet salí de su vivienda (|→).
(salí, es su casa, son ellos; je sortis, c’est chez eux, ils sont; I went out, it’s their house, they are an entity).

Pero la vocación auto-locativa de -chan no le impide asumir la función de sujeto de la oración ya que —tal cual se anticipa— la aposición paratáctica parece suplantar casi toda subordinación sintáctica. Este rasgo lo diferenciaría del náhuatl-mexicano clásico, idioma en el cual “un locativo no puede ser ni el sujeto ni el predicado de un sustantivo (Launay, 54 y Sasaki), pero los datos son demasiado exiguos para afirmarlo de manera contundente. Es posible que exista una distinción entre -chan, nombre relacional locativo, y techan, rasgo topográfico.

(17)
(a)
ne te-chan inte-yuk nemi-tuya yek-chiw-tuk el pueblo no estaba trazado
artículo gente-casa nadie estar/haber-imperfecto bien-hacer-participio-perfectivo

(b)
pej-kit ki-yek-chiwa-t ne te-chan comenzaron a trazar el pueblo
comenzar-pretérito/plural lo/a-bien-hacer-plural artículo/demostrativo gente-casa

Por último se ejemplifica el nombre relacional ijtik, “interior, adentro, vientre”, el cual muestra también una indeterminación direccional (Campbell: ijti-k, “adentro” de –ijti, “barriga, abdomen” y –k, “locativo” (224)). De nuevo, como centro nodular de la oración, le corresponde al verbo dictar la orientación que adquiere la segunda oración, la que rige dicho nombre relacional.

(18)
(a)
naja inte ni-j/k-mati su ki-pia kan kal-aki kal-ijtik ne tepet
yo no yo-lo-saber si lo/a-tener donde casa-entrar casa-vientre artículo/demostrativo cerro
yo no sé si tiene el cerro un lugar de ingreso (donde se penetre al interior del cerro) (→|)

(b)
ni-nemi ijtik i chan ne takat
yo-existir dentro su casa artículo/demostrativo hombre
vivo en casa del hombre (-||-)

(c)
ku-temu-k ne konejo ijtik ne kan mu-kupawia-katka
cabeza/árbol-bajar-pretérito artículo/demostrativo conejo dentro artículo/demostrativo reflexivo-mecerse-reiterativo
se bajó el conejo de (interior) donde solía mecerse (|→)

II. Conclusión
Los múltiples nombres relacionales locativos actúan como oraciones adyacentes sin marcar una dirección espacial explícita —prospectividad (→|) o retrospectividad (|→)— ni tampoco la estación (-||-). El esquema nocional del verbo — ir – quedar – venir como paradigmas— determina el tipo de movimiento o estación del complemento locativo que se identifica como oración independiente. Por el principio de omni-predicación, el náhuat-pipil ofrece una estructura disímil a la de cualquier lengua indo-europea. No habría una frase preposicional, sino una oración autónoma en relación de correferencia con la palabra-oración del verbo de movimiento. La fórmula canónica fundamental sería: (X – Yp/r)a – (X a – Z – Y), donde el subíndice /p-r/ determina el carácter elativo o ilativo de la oración correferente, al cual se añadiría /e/ de estación. La falta de un posesivo en ciertas partículas —semi-preposicionales— y en algunos nombres relacionales, Campbell (1987: 269) la explica por la tendencia asimiladora que calca el modelo sintáctico del castellano.

Apéndice

Nombres relacionales y partícula locativas

-chanen casa de, a, en
-ipanatrás de
-ijpa-k(a)dentro/sobre
-ijti-k(a)dentro de 
-ix-pan

frente a

kalocativo, subordinación
-kajkuarriba de 
-nakas-tanal lado/costado de
-nawa(k)cerca de
-pakencima de 
-palde/genitivo 
-panlocativo, en
-san

mismo

-selsolo
-tajkual centro/medio de, entre
-tan (kupa)debajo de
-techal lado de
-tem-panal borde/orilla de
-tiken, de 
-ti-panatrás de
-tsum-panarriba de, sobre
-wancompañía (con, y)

Se utilizan antecedidos por los prefijos posesivos enlistados a continuación, ya que la oración relacional prosigue la construcción genitiva: asi-ket tan se kwawit, “llegaron, su bajo un árbol; llegaron bajo un árbol”.  Además existe una correlación entre algunos nombres relacionales y partes del cuerpo: ijti, “abdomen, ix, “ojo, cara”, tem, “boca, orilla”, etc.  Si científicamente para la lingüística resultan secundarios, la hermenéutica y la poética recordarían la primacía del cuerpo humano y de su vivencia.

Prefijos posesivos

nu-tu-
mu-amu-
i-in-

Si por tradición la secuencia posesivo-nombre relacional se traduce por una frase preposicional —ø-nu-ix-pan, “ante mí; ante mis ojos”— el principio de omni-predicación presupone que se trata de una oración completa: “es(tá) ante mí; es(tá) ante mis ojos.  Todos los nombres relacionales poseería la misma cualidad de constituirse como predicados bivalentes, es decir, a dos argumentos: uno vacío correferencial y el otro a especificar.

Algunos sufijos locativos

-ka(n)ta-nees-kan, “claridad, aurora, en la salida/aparición”
-k/-kuijti-k, “adentro”; tunal-ku, “verano, estación del sol”
-mankeeman, “¿cuándo, cómo-locativo?
-panaa-pan, “río”; xuu-pan, “invierno, estación de lluvias”
-talte-tal, “pedregal”
-tankuuh-tan, “bosque”

Fuentes: J. R. Andrews, P. Arauz, J. Bohnemeyer, L. Campbell, P. Geoffroy-Rivas, M. Launay, J. Lockhart (1991 y 2001), M. León-Portilla, A. de Molina, L. Schultze-Jena, M. Sasaki, R. Siméon, H. Seiler, J. Todd. 

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