El Ágora /

De la determinación en náhuat-pipil

El lingüista y académico Rafael Lara Martínez explica en esta quinta entrega la nominalización de una oración completa y la determinación por la partícula ne, una característica más que distingue al náhuat-pipil de las lenguas indo-europeas y, ante todo, del idioma castellano.


Lunes, 1 de diciembre de 2014
Rafael Lara Martínez

0. La cuestión
Ligada a la tipología omni-predicativa del náhuat-pipil, a continuación se describe otra característica que lo distingue de las lenguas indo-europeas, ante todo, del idioma castellano que le sirve de referencia gramatical. En primer lugar se detalla la posibilidad de nominalizar una oración completa por la adición de sufijos que se preverían exclusivos de las raíces nominales: el diminutivo y el agentivo por ejemplo. En segundo lugar se explica la determinación por la partícula ne, llamado “artículo definido o demostrativo” por tradición. Se anotará que al anteponerse a una oración —sea a un predicado nominal o verbal— este enunciado completo nominalizado funcionará como argumento, sujeto o complemento de un predicado distinto. Por tal razón, a su correspondiente náhuatl-mexicano, in, J. R. Andrews (41-42) sugiere designarlo “adjuntor”, ya que su presencia facultativa señala que una oración completa cumple el papel de frase nominal adjunta al predicado principal. Centzontli in mic, “murieron cuatrocientos/son cuatrocientos los que murieron (ser-uno-cuatrocientos artículo él/ella-morir-pretérito)”, donde el “artículo” hace que la oración “él-murió”, ø-mic, funcione como suplemento nominal del predicado “son-cuatrocientos” (Andrews, 150).

I. La nominalización
El “Breviario gramatical náhuat-pipil” establece la equivalencia predicativa de un verbo y de un sustantivo que, como en (1), van precedidos de un mismo índice de sujeto. Por sus múltiples corolarios, este principio fundacional se reitera antes de avanzar a la siguiente etapa.

(1)
(a)
ni-chuuka 


yo-llor(o)
(b)
ni-takat 

yo-hombre

Se deja sin analizar la distinción tajante —el tiempo-aspecto-modo (TAM)— que le atribuye un carácter específico al predicado verbal como acción compleja.  En verdad, el sistema TAM “difiere de manera tan considerable del castellano” (Lockhart, 116), que merecería un amplio trabajo adicional.  Por el momento, basta recordar un segundo postulado tipológico del náhuat-pipil.  El paso de un predicado monovalente (1) a otro bivalente (2) obliga a que la palabra-oración marque siempre los dos argumentos.  Sea “comer” o “ser hijo de”, ambos exigen un par de prefijos, nominativo-acusativo el primero, nominativo-posesivo, el segundo, agrupándose bajo una misma fórmula lógica: X – Z – Y = Argumento – Argumento – Predicado.  

(2)
(a)
ni-ta-kwa 


como algo (yo-algo-com(o))
(b)
ni-mu-kunew 

soy tu hijo (yo-(ser)-tu-hijo)

En todas las variantes nahuas, resulta imposible eliminar ambos argumentos —el castellano “como”— al igual que excluir uno de ellos, el inglés I eat.  La transitividad implica el paso, el tránsito, de la acción del sujeto (ni-) al objeto (ta-), cuya presencia conjunta jamás puede quedar implícita. De conjugar (2a) a la tercera persona singular, se obtendría (3), donde la marca del sujeto es cero (ø-).  Se insiste que ese índice pronominal vacío establece que casi toda palabra simple —ø-takat— funciona como una verdadera oración.  En breve, todo sustantivo simple es un predicado nominal; todo verbo en la tercera persona, un presente indicativo.

(3)  ø-ta-kwa = él/ella/ello-algo-come

En esta palabra-oración (3) puede realizarse una nominalización, sea al añadir un sufijo diminutivo, -tsin, en (4a), sea otro de carácter agentivo en (4b).

(4)
(a)
(ø)-ta-kwa-tsin 


el pequeño (que) algo-come (la zarigüeya, el tacuazín),
de ø-ta-kwa, “él/ella-algo-come”

(b)
(ø)-te-kwa-ni 

el (causante) que come gente (el jaguar),
de ø-te-kwa, “él/ella-gente-come”; para la complejidad de este proceso en náhuatl-mexicano, véase: Sasaki, 2012.

La equivalencia predicativa del verbo con el sustantivo establece un paralelismo en su función referencial, es decir, en su capacidad de nombrar objetos o entidades. Para la rama norte de la familia yuto-nahua, a este postulado Seiler (10) lo llama “principio descriptivo”, el cual transforma “una proposición en argumento”. Una oración completa se vuelve sustantivo simple, el cual ofrece una derivación imposible en castellano que traduciría (2a) por “(es) el comeloncito (de algo)”, sin un prefijo de complemento directo (ta-) ni una cópula en traición de la glosa literal. Según Andrews (593), en el náhuatl-mexicano, así se forman los nombres propios al nominalizar un enunciado completo, a menudo compuesto de dos o más oraciones nucleares conjuntas, a saber: Cuãuh-temõ-c, “es el que descendió como un águila” (594), donde al predicado principal temõ, “descender”, en el pretérito, temõc (Karttunen, 223), se le incorpora el sustantivo cuãuh-tli, “águila”, en función adverbial.

No sólo las marcas gramaticales —nominativo/acusativo— ocurren al interior de la palabra verbal hecha oración. También esta misma oración completa se vuelve argumento —un sustantivo simple, en terminología indo-europea— para adoptar una función gramatical específica, tal cual la de sujeto por correferencia en la oración expandida (5).

(5)
 øa-ki-tsutsun
 él/ella-lo/a-golpear

[ne te-kwa-ni]a
artículo algo-comer-agentivo 

la golpea el jaguar (la puerta)
[X a – Z b – Y]ne [[X – Z – Y]agen]a ne [[X – Y] – [X – Y]]]b  

(él-la-golpea, el (causante) que come gente), donde el subíndice /a/ marca la correferencia entre el índice de sujeto y el suplemento, y el suplemento de objeto, correferente a ki-, la puerta, queda a explicitar.

Se trata del principio descriptivo en Seiler que prevalece sobre un simple rótulo indefinido que se le asigna a una entidad cualquiera, al nombrar el jaguar por ejemplo. Asimismo, en (5) se aplica el principio de omni-predicación el cual manifiesta que la supuesta frase nominal de sujeto —un verdadero “suplemento” según Andrews (143)— es una oración completa nominalizada, tal cual la explicita la fórmula lógica. Esta última oración se halla adjunta al verbo y ligada por correferencia como lo señala el subíndice /a/, sin una marca funcional o de caso nominativo que la subordine.

Aún más, el objeto que el jaguar golpea en (5) se llama ne ø-ten-kal, “la puerta”, por el principio de omni-predicación, “la que es puerta”, ya que toda palabra es un predicado. Y, por el principio descriptivo, la simple palabra “puerta” se glosaría literalmente “es la abertura/boca-casa”. Conjugando ambos principios se obtiene “la que es abertura/boca-casa; la que es la abertura/boca de la casa”. Literalmente, la oración (5) expandida diría “él-la-golpea, el causante que come gente, la que es la abertura/boca de la casa”: øa-kib-tsutsun ne te-kwa-nia ne ten-kalb. Esta glosa la justifica la fórmula lógica que se desglosa en (8). Por último, ne —“artículo” o “adjuntor”, según Andrews— obliga a interpretar los predicados nominales “jaguar” y “puerta” como suplementos adjuntos a la palabra verbal, la única que marca la diferencia gramatical o de caso.

En síntesis, se concluye lo siguiente:
1) Toda palabra es un predicado, salvo ciertas partículas = principio de omni-predicación.
2) Por este axioma fundador, la palabra verbal corresponde a una oración completa con marcas gramaticales explícitas al interior; el sustantivo, a una oración ecuativa completa.
3) Las frases nominales suplementarias son verdaderas oraciones adjuntas, a menudo marcadas por ne.
4) El vínculo de unión entre la palabra verbal y los suplementos lo establece la correferencia, en vez de la función gramatical explícita, inexistente por fuera de la palabra hecha oración completa.
5) Es posible nominalizar una oración completa —coincidente con la palabra verbal— para derivar nuevos términos o predicados nominales que, a su vez, funcionan como argumentos u oraciones adjuntas a otra palabra verbal, o bien a otro predicado nominal.
6) Por estos postulados, la omni-predicación invalida el axioma gramatical que establece una correspondencia directa entre una noción categorial —el verbo y la frase nominal— o léxica —el verbo y el sustantivo—, por una parte, y otra de carácter relacional, el predicado, el sujeto y el objeto (Gast, 177). La fórmula indo-europea [V]pred — [FN]o difícilmente se traspone a oraciones como (5) u (8), sea porque se olvidan las marcas funcionales internas al verbo (V), sea porque el objeto no corresponde a una simple frase nominal (FN) ni posee una marca de caso que le otorgue tal relación fuera de la correferencia.

Estos rasgos instituyen una distinción tipológica radical entre el castellano u otra lengua indo-europea, y el náhuat pipil o las lenguas de la familia yuto-nahua/azteca. A continuación se describe otro rasgo distintivo del náhuat-pipil. Se trata de un corolario adicional de la omni-predicación y del principio descriptivo —esbozados anteriormente— que permiten la nominalización de oraciones enteras gracias a la anteposición del artículo o “adjuntor”.

II. La determinación
Tanto un sustantivo determinado —antecedido por el artículo definido, ne— al igual que una oración completa, precedida por el mismo “adjuntor”, cumplen una función referencial y nominal la cual proviene de su idea predicativa: “el profesor = el que profesa”; “el presidente = el que preside”, etc. Por ello, si Campbell interpreta tal palabra como “artículo” y “pronombre relativo” (56-57 y 128-129), los textos de Schultze-Jena no lo contradirían. Una propiedad de la omni-predicación consiste en que el mismo artículo introduce un sustantivo o una palabra verbal, ya que ambos son predicados de una entidad definida. Se destaca el artículo para visualizarlo en las oraciones complejas extraídas de los relatos mito-poéticos. A tales relaciones de correferencia, Andrews (149-ss.) las llama “suplemento” opcional que facilita en el náhuatl-mexicano la expresión “entrecruzada” del inglés.

(6)
najaa nia-kb-kuj-ki NE kaawayub NE ti-kb-ita-k yaaluwa yo compré el caballo que viste ayer. (Campbell, 260).

yoa yoa-lob-comprar-pretérito artículo caballob artículo tú-lob-ver-pretérito ayer (soy yo yo-lo-compré es el caballo es el (que) tú-lo-viste ayer). Nótese el uso de ne antecediendo un sustantivo y una oración completa, la cual podría funcionar como argumento de un verbo (“el (que) tú-lo-viste ayer lo compré”). Donde los subíndices /a/ y /b/ marcan las correferencias cohesivas y justifican las fórmulas triádicas siguientes por razones correferenciales: (X – Ya)1 – (Xa – Zb – Y)2 ne (X –Yb) ne (Xc – Zb – Y)3 Adverbio.

(7)
yawi-t miak i-uan yaja NE gi-chiwa-t se yuwalu, ki-chiwa-t naka-tamal uan NE ki-yaj-kawa-t NE siwapil, ki-tal-ia-t i-tajku kan taka-ti-k-nemi NI at

Van muchos con él/ella quienes hacen una fiesta, hacen nacatamales y quienes abandonan a la muchacha, la sientan al centro donde estaba naciendo el agua.

ir-plural muchos posesivo-compañía él/ella artículo lo/a-hacer-plural una fiesta, lo/a-hacer-plural, lo/a-hacer-plural carne-tamal compañía artículo lo/a-abandonar/ofrendar artículo muchacha, lo/a-sentar-plural posesivo-medio donde nacer-causativo-pretérito-existencial artículo agua.

Van muchos con él/ella, los que hacen una fiesta, hacen nacatamales y los que abandonan a la muchacha, la sientan al centro donde estaba naciendo el agua.

Nótese el uso reiterado del artículo o demostrativo ne, antecediendo a una secuencia verbal o a un sustantivo. Igualmente funcionaría como oración “los (que) la-abandonan (a) la muchacha la-sientan…”.

Sean las secuencias nominales —ne kaawayu (6), ne siwapil (7)— y las verbales —ne ti-k-ita-k (6), ne ki-chiwa-t (7) ne ki-yaj-kawa-t ne siwapil (7)— las cinco frases podrían funcionar como argumento, de igual manera que sus correspondientes castellanas: “el (que es) caballo”, “la (que es) muchacha” y las verbales, “el que viste”, “los que hacen” y “los que abandonan a la muchacha”. O, si se prefiere, todas esas series predicativas cumplen el requisito de funcionar como argumento (X/Z) de un predicado (Y).

De tal equivalencia predicativa —la del verbo y la del sustantivo— se obtendría que (8) se invertiría en (9):

(8)
ne yawi ø-mets-ilia ne ø-tet la que va a hablarte — (es) la (que es) piedra
(artículo va te-decir artículo piedra)
ne X — ne Y / donde cada término corresponde a una oración en sí por lo que la fórmula ampliada sería: (ne (xa-y) - (xa-z-y) ) X – (ne (xa-y)) Y

(9)
 ne ø-tet ne yawi ø-mets-ilia 

la (que es) piedra — (es) la que va a hablarte
ne Y — ne X.  

Se trataría de una reversión en espejeo en la cual la orientación primaria hacia el verbo se voltea hacia el sujeto o argumento el cual, a su vez, también se expresa por un elemento predicativo: ø-tet, “es piedra”.  Viceversa, el complejo verbal igualmente funcionaría como frase nominal o argumento: “la que va a hablarte/la que te hablará/la que va te habla”, acaso señalando una inversión X — Y hacia Y — X semejante a la reversión que ocurre durante el acto de habla, Yo — Tú.  Se trata del “isomorfismo de la estructura bipartita” Argumento —Predicado (Launay, 1994: 30).  En (10), un ejemplo adicional basta para asegurar la recurrencia de esta doble aparición del artículo o demostrativo ne en una oración, ante un compuesto verbal y ante un sustantivo a la vez:

(10)
ne ø-ki-chiwa ne ø-chukulat

Es (ella) la que hace el (que es)
chocolate
(artículo/demostrativo lo/a-hacer
artículo/demostrativo chocolate).

 

Donde ne refiere a se síwat ma-yawi tisi [ne kakawat] tik se metat (una muchacha que vaya a molerlo [el cacao] en un metate), esto es, a “una muchacha” quien previamente “muele” el cacao “en un metate” antes de procesarlo, a petición de los hombres.  Otro segundo ejemplo (11) añadiría una tercera secuencia antecedida por el artículo determinado, en la cual la relación genitiva entre la primera y la segunda se halla sobre entendida, de manera paratáctica, sin posesión alguna que la marque en la gramática de superficie. 

(11)
 ne tajkua ne miki-nia ne kia-kwika-t

Es la mitad del muerto la que traen (donde
/a/ = correferencia)
la mitad del muerto (es) la/lo que
traen (la (que es) mitad, el /la (que es
muerto/a), el/la (que) lo/a traen).

Si la “restricción de no-definición” describe una de las propiedades del “predicado” (Launay, 1994: 5 y 81), la oración anterior parecería constituirse por tres argumentos en serie, en concatenación (ne (X –Y) – ne (X – Y) – ne (X – Z – Y)), cuya determinación descalificaría la presencia misma de un predicado (Y): “la que es mitad — el que es muerto — la/o que traen”. Su único enlace lo establecería la correferencia estricta (a) entre el objeto (ki-) del último verbo nominalizado y los argumentos nominales anteriores, a saber: (Xa – Y)1 – (Xa – Y)2 – (X – (Za – Y ))3. Esta cuestión espinosa queda pendiente. Se presupondría una tendencia hacia la nominalización, esto es, ya no a la expresión de oraciones yuxtapuestas sino de argumentos en serie. De esta manera se alcanzan los límites de la sintaxis náhuat-pipil para derivar en la poética.

III. Final
La determinación en náhuat-pipil configura una esfera muy diversa a la de las lenguas indo-europeas que le sirven de paradigma. El artículo definido, demostrativo o “adjuntor” ne —in en náhuatl-mexicano— convierte un predicado nominal o verbal, es decir, una oración completa en argumento suplementario de otro predicado. Entre las oraciones en parataxis —frases nominales por asimilación indoeuropea— no existe una jerarquía gramatical. La cohesión entre los enunciados la establece la correferencia entre los términos más que la subordinación funcional que sólo existe al interior de la palabra verbal hecha oración. Por esta razón —y por los rasgos estipulados en la sección “I. La nominalización”— existe una distinción tajante en la tipología lingüística del náhuat-pipil y la del castellano.

Fuentes: J. R. Andrews, L. Campbell, V. Gast, M. Launay, J. Lockhart, M. Sasaki, L. Schultze-Jena, H. Seiler.

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