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Sin reforma migratoria federal, cada estado va por libre

Humberto Cruz Salas nació en Oaxaca, México, pero dejó su país de origen con tres años y nunca regresó. Tiene 21 años y vive en Estados Unidos de forma ilegal. Pero en septiembre, este residente de Colorado consiguió una licencia estatal de conducir. A pesar del estancamiento de la reforma migratoria a nivel federal, un creciente número de estados está ampliando los derechos y ofreciendo más documentos a inmigrantes sin papeles.


Martes, 18 de noviembre de 2014
Ivan Couronne (AFP) / El Faro

Foto archivo El Faro.
Foto archivo El Faro.

Denver, ESTADOS UNIDOS. “Estaba un poco sin palabras”, dijo Cruz Salas sobre el día que recibió su preciada licencia, que expira en septiembre de 2017. Todos sus recuerdos son de Estados Unidos, donde paga impuestos y habla perfecto inglés. Pero el miedo a ser detenido y deportado nunca se aleja.

Colorado se convirtió en agosto en el décimo estado estadounidense en ofrecer licencias de conducir a inmigrantes ilegales con el fin de mejorar la seguridad en las carreteras.

Sobre la tarjeta, en letras mayúsculas, una advertencia: la licencia no se reconoce a nivel federal, pero permite a Cruz Salas conducir de manera legal, conseguir un seguro y evitar problemas con la policía.

“Ahora manejo mucho más seguro. No estoy constantemente paranoico”, dijo Cruz Salas que, como millones de inmigrantes indocumentados, había estado conduciendo sin licencia.

Sin estatus legal

Mientras tanto, este aspirante a la universidad está aún esperando el estatus de residente legal permanente. Sus dos hermanas, de 18 y 24 años, pronto conseguirán permisos de trabajo de dos años mediante un programa creado por el presidente Barack Obama en 2012.

Cruz Salas no pudo hacer lo mismo, ya que fue arrestado por conducir borracho cuando tenía 18 años. “Probablemente el peor error que he cometido”, se sincera.

Todas sus esperanzas están puestas en que Obama mantenga su promesa de sacar de las tinieblas a más inmigrantes sin documentos. “Toda mi vida está aquí”, enfatiza.

“Realmente tengo mucha esperanza en que un día se consiga”, dice sobre la reforma migratoria. “Esperemos que no llegue demasiado tarde, cuando no estemos aquí”, agrega con pena.

La mayoría de los políticos estadounidenses admiten que la situación actual debe cambiar: entre 11 y 12 millones de inmigrantes sin documentos, la mayoría mexicanos, viven y trabajan en Estados Unidos.

Pero en 2006, 2007 y 2013 no se aprobaron los ajustes legislativos, bloqueados por conservadores que se oponían a cualquier tipo de “amnistía”.

Este atasco federal ha llevado a un número creciente de estados a actuar en un terreno donde técnicamente no tienen jurisdicción y con el fin de mejorar la integración de los inmigrantes indocumentados, especialmente de los jóvenes.

¿Posibilidades de estudiar?

Colorado es ahora uno de los 17 estados que da beneficios en la matrícula universitaria a los inmigrantes sin papeles. Así, el coste de un año en la universidad de Colorado, en Denver, pasa de los $16,000 dólares a los $6,000.

Para Cruz Salas, que trabaja 50 horas a la semana en dos restaurantes para poder ahorrar, la diferencia es crucial, porque no les está permitido pedir préstamos federales para estudiantes.

Mientras tanto, la policía local se puso al margen recientemente de su papel de inspectora de inmigración.

Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, el gobierno federal aprobó varios acuerdos con los estados para que la policía verificara el estatus de inmigración de la gente a la que detuviera, explica Muzaffar Chishti, del Migration Policy Institute.

Pero tras una decisión de 2012 de la Corte Suprema y victorias de los demócratas en varias elecciones locales, los estados han ido abandonando este papel, dijo Chishti.

Actualmente, en Colorado, la policía no llama a las autoridades federales si arresta a un inmigrante sin documentos.

“En los últimos años, el miedo a ser deportado ha disminuido”, dice la abogada Catherine Brown, que luchó para que se aprobara la nueva ley de licencias de Colorado. Aunque “nunca se termina” la lucha, matiza.

Algunas áreas siguen estando fuera de su alcance, como las prestaciones sociales y la salud que, excepto en raros casos, excluyen explícitamente a los inmigrantes ilegales.

Otros estados y ciudades continúan abogando por tirar abajo las trabas migratorias, en particular Nueva York y California, cuyos gobiernos demócratas impulsan desde 2013 leyes pro inmigrantes para otorgar licencias profesionales, préstamos estudiantiles y contra la discriminación laboral.

© Agence France-Presse

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