Internacionales /

Monseñor Romero, el ‘santo’ que el pueblo elevó a los altares antes que el Vaticano

Una periodista de la agencia AFP viajó desde Costa Rica a San Salvador para medir el pulso de la devoción que los salvadoreños sienten por Monseñor Óscar Arnulfo Romero. Este reportaje es el resultado de sus indagaciones.


Miércoles, 12 de noviembre de 2014
María Isabel Sánchez (AFP) / El Faro

Placas con inscripciones de agradecimiento por milagros concedidos, ubicadas en la entrada de la casa que Monseñor Romero tenía en el hospitalito Divina Providencia de San Salvador, hoy convertida en un pequeño museo. Foto archivo El Faro.
Placas con inscripciones de agradecimiento por milagros concedidos, ubicadas en la entrada de la casa que Monseñor Romero tenía en el hospitalito Divina Providencia de San Salvador, hoy convertida en un pequeño museo. Foto archivo El Faro.

San Salvador, EL SALVADOR. No hace mucho Ruth tenía la foto de monseñor Óscar Arnulfo Romero escondida en un rincón de su casa. Hoy, en la cripta de la catedral de San Salvador, reza en la tumba de quien los salvadoreños canonizaron sin esperar al Vaticano: ‘San Romero de América’.

Enfundada en una camisa blanca estampada con el rostro de su santo, Ruth Rivas, de 50 años, llega de Santa Tecla a la misa que oficia cada domingo un párroco distinto en el sótano del templo, con peregrinos de todo el país.

“Van a ponerlo en los altares, pero desde hace mucho tenemos ahí a nuestro profeta, pastor y mártir”, dice a la agencia AFP, sentada en una silla de plástico junto al altar erigido, frente al sepulcro, con flores, velas y fotos de quien era el arzobispo de San Salvador.

Las palabras de Ruth son un decir a voces. Los salvadoreños celebran que la causa de beatificación, abierta en 1993 y por años estancada en el Vaticano, fuera desbloqueada por el papa Francisco en 2013, y sea ya un secreto a voces que el papa Francisco lo vaya a canonizar, se estima que en 2015 o en 2017.

Desde el púlpito, junto a un enorme retablo de Monseñor Romero, el padre Pedro Mártir reflexiona con los fieles. “¿Quién era él? Todavía en este país mentalidades reducidas piensan que fue comunista, pero fue un hombre de Dios, que sufría con el pueblo”.

Una bala en el pecho

Ruth recuerda cuando sus homilías se escuchaban en las calles y mercados de Santa Tecla: “Yo tenía 16 años, era una cipota, en mi casa no teníamos radio, pero los vecinos la ponían duro y la gente aplaudía. Aún se me eriza la piel”.

Llamado ‘La voz de los sinvoz’ por denunciar la injusticia social y represión, Romero fue asesinado por un francotirador cuando oficiaba misa en la capilla del hospital de cancerosos el 24 de marzo de 1980, un día después de dirigirse a los soldados en su homilía: “Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: cese la represión”.

A la entrada del hospital, en la modesta casita de Monseñor, Bernardita, una monja diminuta de vocecita dulce que resguarda lo que hoy es un museo, muestra la “ropa del martirio”: el alba con la gran mancha gris en la espalda –rastro de sangre– y la camisa con el pequeño agujero de la bala que perforó la aorta.

“Solo Dios puede hacer justicia con quien lo mató. Veo su sangre y siento rabia y dolor”, expresa, frotándose los ojos, Armando Flores, un comerciante de 57 años que recorre el museo que conserva, en la sencillez en que vivía, la cama, la ropa, el báculo y otros objetos personales, entre placas de agradecimiento por “milagros” concedidos.

Muy cerca de allí vive María Luisa, hermana de Roberto D'Aubuisson, señalado como el autor intelectual del asesinato por una comisión de la ONU en 1993, un año después de que falleció de cáncer. “Monseñor puso el dedo en la llaga. Fue valiente, coherente”, dice Marisa Martínez, quien prefiere usar el apellido de su esposo.

A su lado, su marido Edín Martínez, igual que ella un ferviente activista de la Fundación Monseñor Romero, agrega: “La Iglesia, conservadora, no ha estado preparada para este tipo de santos. No ha sido canonizado por razones políticas; pero va caminando por sí solo a los altares”.

San Romero de América

El magnicidio, que conmocionó al mundo, detonó la guerra civil que concluyó con los Acuerdos de Paz de 1992, tras dejar 75,000 víctimas mortales. Monseñor fue enterrado bajo las balas: unos 35 muertos y más de 150 heridos dejó un tiroteo contra la multitud que llevaba el féretro en la plaza de la Catedral.

“Fue tremendo, tanquetas, militares, policías, francotiradores por todo lado haciendo matazón”, recuerda en la cripta Isabel Ramírez, de 65 años, tras orar arrodillada en la tumba.

Entonces no se podía ni hablar de Romero. “Durante la guerra, hombres armados llegaban a las iglesias a sacar a la gente. A muchos de mis amigos los mataron. Sus estampas y fotos no las podíamos tener en la pared”, recuerda Ruth.

Hoy hay monumentos y murales, el aeropuerto lleva su nombre y un retrato ciclópeo del obispo está en Casa Presidencial. “La llegada al poder del FMLN en 2009 supuso un giro institucional, más en sintonía con el hecho de que Monseñor Romero sea el salvadoreño más universal”, explica a la AFP Roberto Valencia, periodista que ha escrito el libro Hablan de Monseñor Romero.

A Ruth no le importa lo que hagan gobierno o el Vaticano: “Puede ser que lo canonicen hoy, mañana o nunca. Para nosotros ya es 'San Romero de América'“.

© Agence France-Presse

--------------------------------------------------

El libro 'Hablan de Monseñor Romero', que se cita en este reportaje, está a la venta en la tienda virtual de El Faro. Más información > http://goo.gl/KkxGt5

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.