El Ágora /

Breviario gramatical náhuat-pipil

En esta segunda entrega, el lingüista y académico Rafael Lara-Martínez presenta una serie de aclaraciones sobre las cualidades tipológicas del náhuat-pipil. Destaca uno de los rasgos característicos de las lenguas indígenas, que las diferencia de las indoeuropeas.


Lunes, 10 de noviembre de 2014
Rafael Lara Martínez *

0. Propósito
A continuación se aclaran algunas cualidades tipológicas del náhuat-pipil. Se trata de demostrar que la palabra verbal de este idioma funciona como una palabra-aleph o expresión absoluta: “el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe” según la máxima borgeana. Una palabra-oración logra “contener todas las” funciones gramaticales que las lenguas indo-europeas dispersan hacia sustantivos y frases adjuntos. En muchas lenguas indígenas las frases nominales —los pronombres y las palabras simples— funcionan como verdaderas oraciones. Se trata de un rasgo tipológico esencial que las diferencia de las indo-europeas las cuales, a menudo, les sirven de modelo explicativo.

Los rasgos a ejemplificar se llaman omni-predicación, verbos conjugados en serie o serialización musical, un orden de palabras peculiar e indeciso (Verbo Sujeto Objeto (VSO) — VOS), sin marca de caso en las presuntas frases nominales, casi yuxtapuestas, ya que también funcionan como oraciones en sí, una palabra-oración con marcas de caso a su interior y, finalmente, una cualidad poética que tiende hacia lo repetitivo (escúchese: “Bolero” de Ravel o música minimalista contemporánea). Para comenzar, de la ciencia del lenguaje interesa que la palabra sea una constelación de funciones o un aleph borgeano. De su esfera minúscula se deriva una oración compleja, esto es, un sistema solar en miniatura.

I. La omni-predicación
El primer principio sintáctico se llama omni-predicación. Presupone que todas las palabras del náhuat-pipil son predicados. No hay ni sustantivo simples ni verbos infinitivos. Los verbos siempre se hallan conjugados y los sustantivos, en función de atributo. La clave la aporta la ausencia de una marca para la tercera persona, teóricamente cero (ø). Compárese lo siguiente.

Náhuatl-mexicano Náhuat-pipil

(1)ni-tlacatl/sihuatl

Soy hombre/mujer (Yo – ser-hombre)

ni-takat/siwat

ti-tlacatlEres hombre (Tú – ser-hombre)ti-takat
ø-tlacatl Es hombre (Él – ser-hombre (hombre))ø-takat

(2)ni-choca

Lloro (Yo - llorar (literal: yo -llorar))

ni-choka

 ti-chocaLloras (Tú – llorar)ti-choka
 ø-chocaLlora (El(la) llora; llorar) ø-choka

Se anota que tanto el verbo intransitivo en (1) como el sustantivo en (2) carecen de marca para la tercera persona la cual, por equilibrio, la restituye un cero (ø). Ni el primero —verbo intransitivo— refiere a un infinitivo ni el segundo a un sustantivo en sí, ya que ambos funcionan como predicados que se le atribuyen a un sujeto o argumento lógico. Este primer postulado significa que casi todas las palabras funcionan como predicados. Así, un simple pronombre independiente como naja, “yo”, se traduciría por “es/(soy)-yo (it is me/I; c’est moi)”, es decir, por una oración completa que el inglés y el francés calcan casi a la letra salvo por el indicio del sujeto (it/c’) que en náhuat-pipil es ø y la cópula implícita al pronombre mismo.

Inexistente en castellano, la distinción entre naja y ni- la reproduciría el francés moi et je salvo, de nuevo, que el náhuat-pipil naja ofrece ya una oración en sí: “c’est moi”, “es (soy) yo”. El primero es un pronombre independiente sin marca de función gramatical o de caso —a diferencia de “yo” en castellano que marca el sujeto o el nominativo— el segundo es un índice o prefijo pronominal con una neta marca funcional. Este tipo de prefijos pronominales no existen en castellano.

Hay que restituir la marca gramatical del sujeto en casi todas las palabras independientes que siempre actúan a manera de predicados. Tal sería el axioma fundador. Una palabra simple, ø-kal no significa “casa”, sino “es casa; es una casa; es la casa”, es decir, se trata de una oración completa que incluye un sujeto/argumento y un predicado (véase: Andrews y Launay).

En (1) y (2) sólo se ejemplifican predicados monovalentes, es decir, con un solo argumento en función de sujeto/argumento marcado en nominativo. En el caso de los predicados bivalentes —verbos transitivos o sustantivos poseídos— siempre se necesita explicitar ambos argumentos, sea en complemento directo u objeto, marcado en el acusativo para el verbo, sea el adjetivo posesivo para un sustantivo. De tal suerte, un verbo como kwa, “comer”, invariablemente se acompaña de dos índices pronominales, a diferencia del castellano que diría “come” o del inglés “she eats”. Igualmente sucedería con una sustantivo poseído —ø-nu-kal, “es mi casa”— que debería glosarse por una una oración completa en vez una simple frase nominal.

(3) 

(a)

ni-ki-kwa

 

como (yo-lo/a-com(o))

(b)
ni-mu-kunew


soy tu hijo (yo-(ser)-tu-hijo)

Por esta característica peculiar, los diccionarios antiguos —tal cual el de Fray Alonso de Molina sobre la lengua náhuatl-mexicana (1571)— suelen explicitar la valencia del verbo y del predicado nominal en cuestión, esto es, los conjugan al traducirlos para aclarar los argumentos que admite. La entrada léxica para qua /kwa/ especifica lo siguiente: “qua. nite. morder, o comer a otro. Pre. onitequa” (Molina, 84; donde te- marca un complemento directo de persona). Obviamente, la presencia de una marca de tiempo-aspecto-modo (TAM) establece una distinción adicional entre verbo y sustantivo, cuya complejidad apenas se insinúa a continuación.

III. La serialización aspectual
A esta característica inicial —palabra-oración— se añade la presencia de verbos conjugados en serie. Tal cual lo calca el salvadoreño coloquial, el náhuat-pipil prefiere yuxtaponer los verbos —repitiendo el sujeto en cada predicado— en vez de subordinar los verbos pospuestos al primer verbo principal. Anótese también que la ausencia del infinitivo se agrega la del gerundio, el cual lo expresan dos verbos conjugados yuxtapuestos.

(4) ti-k-chiwa ti-nemi  tú-lo-haces tú-estás, lo estás haciendo (pipil)
(5) ¿ti-k-neki ti-tekiti?¿tú-lo-quieres tú-trabajas?, ¿quieres trabajar? (pipil)
(6) ni-ticitl ni-yez yo-doctor — yo seré/estaré, seré doctor (mexicano)

(véase el salvadoreño coloquial: “vení, bañate” o “está va de…”, calcos sintácticos del náhuat-pipil).

Esta serialización implica que el náhuat-pipil privilegia las “series secundarias de formas” que “constituyen las conjugaciones direccionales”, mientras la lengua clásica prefiere “las formas fundamentales” (Launay, 1979:214-216). Por ello, no existiría una sola forma del presente sino varias secuencias que se enuncian a continuación en (7). Al presente simple — niknutsa, “lo/a llamo”— y al presente de insistencia —niknutsaya, “lo/a llamo sin parar”— se añaden varios compuestos de dos verbos en serie. El progresivo, retrospectivo (venir) y prospectivo (ir) multiplican el tiempo verbal simple hasta ofrecer una idea compleja de la temporalidad como un proceso continuo más que puntual.

(7) 

(a)
niknutsa-niaw


yo-lo-llamo-yo-voy; lo voy llamando (prospectivo)

(b)
niknutsa-niuts

yo-lo-llamo-yo--vengo; lo vengo llamando (retrospectivo)
(c)
niknutsa-(ni)nemi 

yo-lo-llamo-está/yo-estoy; lo estoy llamando (progresivo)

(donde k- marca el complemento directo u objeto definido lo/a).


IV. la serialización sintáctica
A este ejemplo de dos verbos se agrega otro que contiene tres verbos conjugados en serie según un modelo que el lector encontraría de escuchar música repetitiva o minimalista contemporánea, o bien en el anuncio inglés: “you drink, you drive, you loose”. Aun si los ejemplos no restituyen la marca cero (ø) de cada palabra o predicado, la traducción literal se encarga de recordar la necesidad de restaurar su presencia.

(8) na  ni-yawi ni-mu-kwepani-k-ilpia

 Voy a volver a amarrarla (Campbell, 1985:137).

Es-yo   yo-voyyo-mismo-volver yo-la-amarrar (Soy yo, yo voy, yo me vuelvo, yo la amarro)
(9) najanigan ni-witsni-mets-nawa-tía Yo aquí vengo a informarte
Es-yo aquí     yo-venir yo-te-decir/informar-causativo. 

Si acaso se cree que tres verbos en serie resulta una acumulación asombrosa, nótese el ejemplo siguiente (10), en el cual la saturación alcanza un límite extremo de cinco verbos seriales, luego de otros dos que anteceden la cadena de conjugaciones reiteradas.

(10) Su naja ni-ueli ni-kal-agi uan ni-mu-kuepa ni-gisa niu-ni-panu ni-mets-ilia…

Si yo puedo entrar y vuelvo a salir, pasaré a contarte…

(si soy-yo, yo-puedo, yo-casa-entro, es-compañía, yo-me-vuelvo, yo-salgo, yo-voy-yo-paso, yo-te-cuento…)

La reiteración que encuentra L. Schultze-Jena, la reconfirma Lyle Campbell años después (1985: 137). La sucesión paratáctica tiende a reemplazar casi toda subordinación y, en el ejemplo siguiente (11), el gerundio o aspecto progresivo.

(11) ti-k-chiya-t ti-nemi-t ne a:-t pal ti-ta-tu:ka-t.
'We are waiting for the rain so that we (can) plant (Esperamos la lluvia/el agua para sembrar)'
(Nosotros-lo/a-esperamos, nosotros-estamos, eso-es, es-agua, es-beneficio, nosotros-algo-sembramos).

V. La oración ampliada
De las oraciones anteriores se deduce que al interior de la palabra verbal existe una marca de caso que distingue el sujeto del complemento directo: ni-mets-, “yo-te” en (9); “ti-k…t, “nosotros-lo/a” en (11), esto es, predicados bivalentes con marca de caso o función gramatical en los índices o prefijos pronominales, como antes se ejemplifica en (3a). Lo interesante de la tipología náhuat-pipil es que las supuestas frases nominales externas a la palabra verbal carecen de toda marca de caso. El sujeto y el objeto externos a la palabra-oración se distinguen por una simple jerarquía nocional, o bien por su posición como en inglés, ya que se trata de oraciones independientes. Esta equivalencia de la palabra a la oración la demuestran los trabajos de H. Seiler (1977) para la rama norteña de la familia yuto-nahua, al igual que las descripciones de M. Launay (1979 y 1994) y J. R. Andrews (2003) para el náhutal-mexicano.

(12) ø-qui-cua in piltontli in nacatl El niño come la carne (mexicano)

(El lo/a come, el que es niño, la que es carne) — The child eats meat (He eats it, the one who is a child, the thing that is meat).

Así funciona la lengua clásica en la oración anterior (12), al igual que el náhuat-pipil en la siguiente (13). Ambas lenguas muestran el mismo orden verbo–sujeto-objeto (VSO) en la oración completa y sujeto-objeto-verbo (SOV) al interior de la palabra-oración, la única con marca de caso o función gramatical explícita. Pero se insiste que las presuntas frases nominales de sujeto (S) y objeto (O) son verdaderas oraciones cuyo suplemento resulta aledaño a la palabra verbal, la única oración con marcas de función gramatical explícita.

(13) ø-gi-ma ø-ne  ø-kuneu  ø-uni  ø-siwapil 
El/Ella-lo/la-golpear  artículo    hijo esta muchacha

Mi hijo (el sol) golpea a esta muchacha (la luna)
(él/ella-lo/la-golpea, el que es mi hijo, la que es esta muchacha).

Por ello el orden externo VSO o bien VOS resultan igualmente posibles como lo demuestra la oración (14) siguiente.

(14) ø1-ki2-tsutsunne te-kwa-ni1 ne ten-kal2
él/ella-lo/a-tocar

artículo/demostrativo

 artículo/demostrativo

golpea el jaguar la puerta

 alguien-comer-agentivo abertura/boca-casa

(Él1-la2-golpea — el que es el comedor de gente1 — la que es abertura-casa2). Donde los numerales marcan la correferencia paratáctica la cual, aunada al carácter animado del primer argumento, disuelve toda ambigüedad.

IV. El aplicativo
Incluso el objeto indirecto no lo marca la frase nominal independiente, en dativo según la expectativa indo-europea. Lo señala una terminación aplicativa, el sufijo -lía, en la palabra verbal que condensa la oración en su conjunto. La supuesta frase nominal que marca el complemento indirecto o beneficiario de la acción no lleva marca de función gramatical. De nuevo, opera como oración independiente.

(15) gi-t-al-ku-lía-t  ne indio 
lo-venir/hacia aquí-tomar-aplicativo-plural  artículo indígena

Se los traen a los indígenas. (Él/ella-le-hacia aquí-acarrea, son los indígenas).

(16) nu síwaw nech-ix-ti-li-k ne tekuyu kuj-tan A mi mujer me la quitó el Señor del Bosque

Mi mujer me-salir-causativo-aplicativo-pretérito artículo señor árbol-locativo. (Es mía, es mujer, me la sacó/quitó, es él, es el señor, es el bosque).

(17) gi-taj-tan-ilia-t tei gi-kua-t ne lama-chin Le pidieron/solicitaron de comer a la señora

lo/la-reduplicación-pedir/solicitar-aplicativo-plural qué lo-comer-plural artículo señora-diminutivo/reverencial (le piden, es-qué/eso, lo comen, es-ella, es la señora/viejita).

Nótese también la presencia de un sufijo causativo, -ti(a), en la segunda oración precedente (16), al igual que una reduplicación de la primera sílaba, taj-, en la última (17).  Estos procedimientos hacen que la palabra condensa un sinfín de funciones gramaticales, inexistentes en cualquier lengua indo-europea que la glose.  Se reitera que las supuestas frases nominales aledañas —oraciones autónomas— le delegan al verbo la expresión de sus papeles jerárquicos en casi toda oración compleja.  La cohesión entre la palabra-oración central y los satélites la determina la correferencia.  Cada índice pronominal puede remitir a un suplemento sea una oración distinta como en los ejemplos anteriores (15), (16) y (17), o bien a un pronombre como en el siguiente (18).

(18) ø-naja1 inté ø-nech1-iluj-tuk a mí no me lo ha dicho
ser-yo negativo él/ella-me-decir-perfectivo 
es-yo (a quien) no me ha dicho 


V. Recapitulación
Si por la omni-predicación cada palabra se hace oración simple, por la complejidad del verbo toda conjugación se hace oración compuesta. Las frases nominales adicionales —oraciones también— parecen yuxtaponerse más que subordinarse, tal cual lo verifica el ejemplo (18). Interesa anotar que cada palabra demuestra una constelación o aleph borgeano de cuya proyección surge un complejo nudo de relaciones gramaticales. Estas subordinaciones internas no se expanden hacia las oraciones aledañas, como se esperaría de un modelo indo-europeo que marca las diferencias de caso en las frases contiguas al verbo. Tal cual el aleph, la palabra verbal es un universo en sí: una oración completa. Lo que correlaciona las distintas oraciones yuxtapuestas entre sí se llama correferencia como en (14 y (18), es decir, una cohesión entre los prefijos de la palabra verbal —con una función gramatical explícita— y las oraciones aledañas, que el castellano u otra lengua indo-europea traduce como frases nominales. Los subíndices /a/ y /b/ establecen tal harmonía correferencial en (19).

(19) najaa nia-kb-kuj-ki ne kaawayub ne ti-kb-ita-k yaaluwa
yo compré el caballo que viste ayer
ser-yo yo-lo/a-comprar-pretérito artículo/demostrativo caballo artículo/demostrativo tú-lo/a-ver-pretérito ayer
(soy-yo, yo lo compré, el que es caballo, el que tú lo viste ayer).

VI. La serialización poética
Para terminar se ejemplifica la reiteración. Se trata de un procedimiento semejante al de la música serial que repite una nota o palabra para constituir lo que sería un versículo o hemiciclo poético.

(19) Axkan xini ne at. Musta inté kime ne at. Inté uetsi ne at. kichiua yek tunal
Ahora cae el agua. Mañana no da el agua. No precipita el agua. Resulta útil el sol
Ahora llueve. Mañana no gotea. No llovizna. Sale e ilumina el sol.

La presencia reiterada de la palabra agua, at, en el verso anterior recuerda la repetición de una armonía en la música minimalista contemporánea. La misma repetición se observa en el versículo siguiente. Se observa la reiteración de un verbo impersonal (pej-ki, “comenzar/iniciar-pretérito”) que marca el inicio de una acción, o de una serie de acciones cuya consecuencia lo explicará el relato en seguida. Interesa subrayar el minimalismo de la expresión poética en equivalencia rítmica a la música contemporánea.

(20) Kuaguni pejki asi ne tagat uei, pejki ginegi ne lamachin, uan kan pejki ginegi, pejki gikua ne takual.
Luego se inició por un gigante (hombre grande). Se inició que quería a la señora (madre). Y cuando se inició que la quería, se inició que se comía la comida (de los Tepehuas).

VII. Conclusión
Al recapitular, se obtienen las siguientes conclusiones a manera de hipótesis operatorias.

1) La tipología náhuat-pipil la separa del castellano y de las lenguas indo-europeas con las cuales se compara como paradigmas universales de la gramática. La oración ampliada —con suplementos a manera de frases nominales, verdaderas oraciones— funciona por parataxis o yuxtaposición, pero vinculada por correferencia entre sus miembros.

2) No hay palabras simples ya que todo sustantivo funciona como predicado, ni hay infinitivos ya que todo verbo se conjuga con una marca vacía (ø). A esta característica se le llama omni-predicación.

3) A lo sumo, la única forma no-conjugada del verbo que se presenta es el participio, cuya terminación –tuk coincide con un adjetivo predicativo o con el perfecto: yuul-tuk, “ser/estar-vivo; vivido”.

4) Hay una tendencia hacia la serialización en vez de una jerarquía en las secuencias verbales, ya que cada palabra es una oración. A menudo, la parataxis remplaza la sintaxis. La oración privilegia la sucesión de yuxtaposiciones oracionales más que el rango gramatical. La cohesión la establece la correferencia.

5) La palabra verbal actúa como verdadera oración completa en la cual existe una neta jerarquía gramatical marcada por el caso: nominativo/sujeto, acusativo/objeto, etc. Además presenta sufijos causativo, aplicativo, etc. que señalan las funciones gramaticales de las frases nominales en secuencia, unidas por cohesión: miki, “morir”; mik-tia, “matar; hacer-morir”; mik-ti-lia, “matarle; hacer-morir en beneficio/detrimento de”. A esta condensación se le llama palabra-aleph.

6) Existe también una tendencia a marcar el tiempo-aspecto-modo (TAM) por verbos conjugados en serie o, en su defecto, por predicados impersonales como en (20). Por ello, no existe el gerundio que lo expresan dos verbos yuxtapuestos correferenciales.

7) Esos recursos sintácticos tienden hacia la creación de un estilo poético y artístico semejante a la música repetitiva y serial en la cual la reiteración de una o más notas crea una harmonía en la frase melódica.

8) Una economía de los recursos idiomáticos tiende también hacia la creación de un estilo poético y artístico similar al del minimalismo (minimalism) contemporáneo en el arte anglo-americano.

Nota final: por un ideal de difusión se omite toda formulación lógica. Si las oraciones de predicados monovalentes —(1) y (2), por ejemplo— se expresarían X – Y = Argumento – Predicado; las de predicados bivalentes, X – Z – Y = Argumento1 – Argumento2 – Predicado. Esta última fórmula facilita establecer la cohesión por correferencia entre oraciones yuxtapuestas. Por ejemplo, (18) = (X2 – Y1) – (X3 – Z1 – Y), mientras sin el adverbio (19) = (X – Y1) – (X1 – Z2 – Y) ne (X –Y2) ne (X3 – Z2 – Y). El estatuto sintáctico del primer término —ø-naja, “soy entidad/existente” en su cognado náhuatl-mexicano, nehhuãtl (Andrews, 2003: 126, según Molina, 19)—lo determina su correferencia con el objeto en (18) y con el sujeto en (19).

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.