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Dos meses de bombardeos de la coalición internacional... y el Estado Islámico sigue en pie

Tras más de dos meses de bombardeos, la coalición liderada por Estados Unidos logró impedir de momento la caída de la ciudad siria de Kobane, pero no consigue frenar el avance de los yihadistas del grupo Estado Islámico en otros frentes.


Lunes, 27 de octubre de 2014
Daniel De Luce (AFP) / El Faro

Imagen de archivo del lanzamiento de un misil Tomahawk desde el crucero USS Cape St. George, de la Marina estadounidense. Las posiciones del Estado Islámico en Siria han sido atacadas también desde el aire. Foto Wikimedia Commons.
Imagen de archivo del lanzamiento de un misil Tomahawk desde el crucero USS Cape St. George, de la Marina estadounidense. Las posiciones del Estado Islámico en Siria han sido atacadas también desde el aire. Foto Wikimedia Commons.

Washington, ESTADOS UNIDOS. El balance de los ataques lanzados desde el 8 de agosto por Estados Unidos y sus aliados se mitigó. La organización Estado Islámico continúa ganando terreno en el oeste de Irak y refuerza su control en otro lugar. Pero los responsables estadounidenses insisten en que no es necesario sacar conclusiones mientras las fuerzas iraquíes y kurdas no reconstituyan sus capacidades.

“No estamos más que en los primeros minutos del partido”, explicó un alto responsable del Centcom, el comando militar estadounidense para Medio Oriente y Asia central y que dirige la operación.

Altos responsables del gobierno estadounidense y del Ejército reconocen que la renovación del Ejército iraquí llevará aún varios meses, al menos para que pueda recobrar del grupo Estado Islámico sus reductos en el oeste y el norte de Irak.

Y las tribus sunitas de Irak no se han unido aún; sus jefes están esperando aperturas políticas del nuevo primer ministro, Haider Abadi.

En Kobane, en la frontera entre Siria y Turquía, los responsables estadounidenses estiman, siendo prudentes, que las fuerzas kurdas lograron de momento repeler los asaltos de los yihadistas gracias a los numerosos bombardeos.

Los estadounidenses privaron a la organización Estado Islámico de una victoria simbólica, pero sobre el terreno la situación está en un punto muerto y los desesperados llamados de ayuda de los kurdos, así como la fría respuesta de los turcos, revelaron las profundas divisiones en el seno de la coalición que lucha contra el Estado Islámico.

Los objetivos estadounidenses “no pueden alcanzarse porque los intereses de los diversos socios son diametralmente opuestos”, estima Vincent Desportes, profesor de Estrategia y general retirado.

La fragilidad de la coalición contrasta con la relativa unidad de los aliados de la Guerra del Golfo en 1991: “En 1991, tuvo éxito porque los estadounidenses tuvieron éxito aliándose con los países del Golfo”.

El papel de Turquía es una fuente constante de tensiones. Según analistas, Estados Unidos subestimó la determinación de Ankara de evitar toda acción que pudiera reforzar a los kurdos sobre el terreno.

Los europeos participan en la operación en Irak, pero rechazan enviar sus aviones a Siria. Según un responsable francés, los objetivos de la guerra están demasiado mal definidos para unir a los integrantes de la coalición. “Hay una serie de problemas político, que tienen repercusiones sobre la estrategia militar”, reconoce esta fuente, que pide anonimato.

El objetivo inicial era detener los avances de los yihadistas erigiendo una “barrera de fuego”, el tiempo que las fuerzas iraquíes fueran capaces de lanzar una contraofensiva terrestre.

Llovizna en vez de tormenta

Pero a pesar de las más de 630 incursiones aéreas en Siria e Irak, el Estado Islámico continúa ganando terreno, principalmente en la provincia de Anbar, en el oeste de Irak.

Estados Unidos “ha visto que las fuerzas iraquíes eran aún más débiles de lo que creían inicialmente”, escribió Anthony Cordesman, del Center for Strategic and International Studies, en Washington.

La campaña aérea es menos intensa que la desarrollada por la OTAN en Libia en 2011, lo que lleva a algunos a calificarla de timorata. Para el general estadounidense retirado David Deptula, los estadounidenses provocaron una “llovizna” cuando debería ser una “tormenta”.

En el Pentágono, se indica que los ataques están limitados por el temor a provocar víctimas civiles y por el hecho de que las fuerzas iraquíes no sean capaces aún de lanzar asaltos a gran escala.

Sin embargo, según ellos, la operación exitosa de la toma de Mosul por las fuerzas kurdas en agosto, evidencia que las fuerzas locales pueden llevar a cabo misiones complejas. A ella le seguirán otros éxitos, prometió recientemente el portavoz del Pentágono, John Kirby: “Estimamos que la estrategia funciona, que es buena, y que la coalición continúa ganando impulso y fuerza”.

© Agence France-Presse

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