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El periodismo afronta sus propios fantasmas con el ébola

Para los periodistas, cubrir en el terreno la epidemia de ébola plantea desafíos distintos al de una guerra, ante un enemigo invisible y riesgos potenciales para los allegados una vez de regreso a casa. Todos tienen en mente el caso del camarógrafo de NBC Ashoka Mukpo, infectado en Liberia y tratado en Estados Unidos.


Viernes, 17 de octubre de 2014
Laurence Benhamou (AFP) / El Faro

París, FRANCIA. “Tenemos menos dificultades para hallar reporteros para los conflictos en Irak o República Centroafricana que para ir a cubrir ese tipo de situación”, admite Claire Hédon, quien regresó de Guinea, donde trabajó para Radio Francia Internacional (RFI).

“Algunos periodistas acostumbrados a los conflictos se abstienen por razones familiares”, explica Sofia Bouderbala, jefa de edición adjunta de la región Europa-África de la agencia AFP. “Es una amenaza invisible, mientras que en las zonas de guerra, las bombas uno las ve explotar”, agrega.

“Son temas muy estresantes para cubrir, porque el enemigo es invisible”, comenta John Daniszewski, jefe de redacción internacional de la agencia norteamericana Associated Press.

Una vez llegados, los periodistas toman las precauciones sanitarias: guantes, máscaras, lavado constante de manos con cloro y entrevistas a distancia prudente.

“La regla básica: no tocar a los demás. Y dos semanas sin tocar a nadie, resulta extraño”, relata Marc Bastian, reportero de AFP que acaba de regresar de Monrovia. “Llegamos con litros de desinfectante. Nos rociamos el calzado con lavandina y nos lavamos las manos 40 o 50 veces por día. Los fotógrafos utilizan teleobjetivos para fotografiar a enfermos y he tenido que entrevistar a gente a ocho metros de distancia, a gritos”, relata.

“Se puede trabajar en esas regiones para cubrir esos temas. Es siniestro y difícil, pero es posible hacerlo sin peligro”, asegura.

“Para grabar tomas de sonido, utilizamos un micrófono con percha, evitamos el contacto”, explica Yves Rocle, director adjunto para África de Radio Francia Internacional.

“He entrevistado a enfermos a dos metros de distancia, la necesaria para que no te alcancen proyecciones de saliva”, explica Claire Hédon, de RFI. Pero en algunos casos la atención se relaja: “honestamente, a veces bajamos la guardia. Sí, es verdad que terminé dando apretones de manos”.

Un duro regreso a casa

El regreso del reportero puede ser complicado, dado que ciertos amigos y colegas temen acercarse a los que estuvieron en el terreno en contacto con el virus. Mencionar en Facebook que se está de vuelta de un reportaje en África puede generar un vacío inmediato en el entorno real.

“Al regresar, uno se toma la temperatura durante 21 días –el período de incubación– y se preocupa ante la menor alerta. La vida social se reduce a lo mínimo: hay gente que se niega a darte la mano o a estar contigo, aunque sin fiebre uno no sea contagioso. La ignorancia acerca del virus es tan grande en Europa como en África”, deplora Guillaume Lhotellier, que estuvo en Guinea para la productora Elephant.

“Dicen que en África hay un miedo irracional, pero nosotros estamos igual”, confirma Elise Menand, de France Télévisions, de regreso de Liberia.

En la BBC, hay maquilladoras que tienen miedo de atender a invitados que regresan de Guinea, relata la presentadora Fiona Bruce, citada por The Telegraph.

“Pero tenemos una responsabilidad. Nosotros que estuvimos en el terreno, podemos traer de regreso la enfermedad. Por eso es normal tener que protegerse a uno mismo y a los demás. Hay que respetar los temores de los allegados”, comenta Florian Plaucheur, de AFPTV, de regreso de Sierra Leona.

Los grandes medios están divididos ante la idea de poner en cuarentena sistemática a sus reporteros que regresan de África durante los 21 días de incubación, aunque sin síntomas ni fiebre no sean contagiosos.

La AFP y la BBC se negaron a hacerlo. “Hemos dado consignas de protección muy estrictas a nuestros enviados especiales y reporteros en el terreno. Las aplicaron. No representan un riesgo para su entorno de regreso a casa. Hubo inquietudes que se manifestaron en la redacción, pero autorizamos a los periodistas a regresar a la oficina tras su período de descanso. No hay motivo para imponerles una cuarentena cuando en realidad no representan peligro alguno”, declaró Michèle Léridon, directora de la Información de AFP.

En la BBC, “no hay cuarentena y la gente que no presente síntomas puede entrar en nuestros locales”, explicó un portavoz.

Por el contrario, AP exige sistemáticamente a sus enviados permanecer tres semanas en casa, explica John Daniszewski. “Sí, tienen que quedarse en casa, aislados. Alguien que no presenta síntomas no es contagioso, pero queremos evitar todo tipo de riesgo”.

© Agence France-Presse

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