Opinión /

Los casos de peces gordos


Sábado, 20 de septiembre de 2014
Mauricio Silva

En el país se están llevando a cabo acciones que antes eran inconcebibles pero que revisten gran relevancia por el precedente e implicaciones que puedan tener. Algunos ejemplos: se establece un proceso legal por corrupción y mal uso de fondos públicos contra un expresidente, se enjuicia y encuentra culpable a un exministro, se descubre y cierra una red de prostitución infantil de alto nivel, se acusa de difamación a diputados y se desafuera a una de ellos, el Fiscal General acusa a un negociador de la tregua y logra que este confiese ciertos delitos y una condena en su contra. Todos estos casos tienen en común que involucran a figuras públicas, a peces gordos que hasta ahora eran intocables. Varios de ellos implican el mal manejo de fondos públicos. Casi todos no son hechos aislados, tienen potencial de ser la punta del iceberg, o sea, de tener implicaciones mucho más allá que el caso mismo.

Esos casos pueden tener un impacto significativo en nuestra sociedad. Deberían dejar claro que si se tocó a esas figuras, se puede tocar a cualquiera. Todos los ciudadanos, especialmente los funcionarios públicos, deberían tener mucho más cuidado en lo que hacen y dicen. Las leyes y los códigos de ética, que habían existido pero no se aplicaban, empiezan a ser discutidos y a verse con más cuidado. Casos como estos también favorecen un mejor clima de negocios y transparencia. Una de las exigencias más fuertes de los empresarios es tener un gobierno trasparente, que se rija por las leyes, varios de estos casos abonan a ello. La cooperación internacional, que está a la vanguardia de la transparencia y exige procesos cada vez más limpios, puede ver reforzada su posición.

Sin embargo estos casos pueden tener efectos contrarios a los mencionados y, en vez de obtener con ellos los beneficios señalados, pueden fortalecer más la corrupción y debilitar la ley. Ello será así si algunos de los casos se solucionan por acuerdos secretos entre partes interesadas dejando de lado las leyes; si se trata a los acusados con una justicia y consideraciones especiales, como es el caso de concederle al expresidente arresto domiciliar; si no se discute y procesa a fondo las implicaciones de cada caso, como es la posición de que los únicos culpables en el caso de la red de prostitución son las que pecan por la paga y no se divulga, y mucho menos se acusa, a los que pagan por pecar; si el Fiscal para hacer su caso violó las leyes mismas que trata de aplicar, al obtener ilegalmente sus pruebas; si la cooperación Taiwanesa no fue transparente, ocultó los métodos que ocupó para entregar su donación y no exigió rendición de cuentas sobre ella; y si a algunas de esas figuras públicas se les condena de delitos menores dejando de lado los delitos graves.

Si pasa lo mencionado en el párrafo anterior los efectos de varios de esos casos serán negativos. Quedará evidenciado que el dinero y/o las conexiones siguen siendo poderosas, que la justicia y las leyes no aplican a todos por igual. Ello es el caso si los acusados son culpables y quedan libres o pagan un costo muy bajo y no proporcional a su delito. Si por el contrario, son inocentes, ellos deberían ser los más interesados en que sus procesos sean transparentes y justos. Los encargados de hacer las leyes —los diputados— y de hacerlas cumplir —el Fiscal—, llevarán mayor desprestigio a sus funciones y personas si llegan a acuerdos privados y no dentro del sistema judicial o si justifican el medio por el fin. Los partidos políticos reforzarían la corrupción y las inequidades en el sistema, y pierden credibilidad ante la ciudadanía, si encubren a funcionarios solo por ser sus correligionarios.

Por ello estos casos que involucran peces gordos son tan importantes, por el precedente que puedan establecer, por ayudar a establecer principios y reglas éticas que rijan nuestra sociedad, para fortalecer la transparencia y nuestros sistemas judicial y legal. Por el contrario, si no se manejan bien, si vuelven a ser otros casos en que las leyes se aplican selectivamente, si el poder político y económico se pone otra vez al servicio de unos para encubrir a otros, tendrán el efecto contrario, reforzarán la corrupción, la ilegalidad y no permitirán cambiar el sistema.

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