Londres, REINO UNIDO. La cita promete abrir un nuevo capítulo de las relaciones entre el país de los escoceses y sus vecinos del sur, que cambiaron una decena de veces en 1,400 años. Desde hace tres siglos, Escocia está unida al Reino por el Acta de Unión de 1707.
Los últimos sondeos dan una victoria al ‘No’ por un estrecho margen.
La victoria del ‘Yes’ supondría un éxito personal del presidente regional de Escocia, Alex Salmond, amante de las apuestas, pero el jefe del gobierno regional será el caballo ganador de esta carrera sea cual sea el resultado que arrojen las urnas, que se conocerá en la madrugada del viernes.
El economista, de 59 años, ya ha sabido despertar las ansias identitarias de los escoceses, de los que, desde hace 20 años, solo un tercio compartían su sueño “de un nuevo país entre los 20 más ricos del mundo”.
Pero Salmond no se contentó con imponer al gobierno central su referéndum, sino que también lo forzó a prometer que concederá nuevas prerrogativas, sobre todo fiscales, al parlamento regional en caso de que entre las papeletas haya más noes.
Los dirigentes de los partidos conservador, laborista y liberal-demócrata ya han hecho el juramento.
Un 8.3% de la población británica decidirá el futuro del conjunto de los ingleses, galeses y norirlandeses, y podría desencadenar un terremoto 600 km más al sur, en Westminster.
Un Reino Desunido lleno de incertidumbres
“La mayoría de los juristas coinciden en que un Reino Unido sin Escocia sería un Estado que se mantendría como miembro de la Unión Europea y de la OTAN, y conservaría su sitio en el Consejo de Seguridad de la ONU, incluso aunque deba cambiar de nombre” y bandera, considera el periodista y escritor Peter Riddell. “Pero estas son casi las únicas seguridades”.
La incertidumbre se cierne sobre las características del eventual nuevo país, que querría unirse a la UE y la OTAN.
La independencia se proclamaría el 24 de marzo de 2016 tras amargas negociaciones sobre la moneda (Londres se niega a priori a permitir que Escocia siga usando la libra esterlina), el petróleo del mar del Norte, la deuda o el control de las fronteras.
El primer ministro británico, David Cameron, advirtió que se tratará de un “divorcio doloroso” más que de una “separación amistosa”. La suerte del jefe del gobierno británico, que espera ser elegido para un segundo mandato en mayo de 2015, no está asegurada.
Si gana el ‘Yes’, los analistas consideran que las opciones de Cameron serían la dimisión, un voto de confianza o elecciones anticipadas.
El experto en historia constitucional John Barnes entrevé “una revuelta de los tories”. “Si las cosas salen mal, el primer ministro debe hacer lo honorable”, advirtió ya el diputado tory Andrew Rosindell. “Los dirigentes políticos de todos los partidos van a pagar”, considera por su parte el constitucionalista Vernon Bogdanor. Pero el “chivo expiatorio más probable sería el primer ministro”.
El alivio si gana el ‘No’ podría durar poco.
A la espera de los resultados, se multiplican los posibles escenarios para el 'Reino Desunido'.
El club que formarían Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte sin la Escocia eurófila estaría más tentado a abandonar la UE.
Y muchos diarios aseguran que millones de billetes se han trasladado ya discretamente hacia el norte para evitar una quiebra de los bancos de Escocia en caso de que cunda el pánico.
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