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Pistorius: ¿víctima o villano?

El atleta paralímpico Óscar Pistorius, hasta hace un año el orgullo de Sudáfrica y héroe del deporte mundial, vio cambiar radicalmente su imagen con la muerte de su novia Reeva Steenkamp en su hogar. Este jueves una juez lo declaró no culpable del delito de asesinato.


Jueves, 11 de septiembre de 2014
AFP / El Faro

 

El surafricano Óscar Pistorius gana los 100 metros planos el 9 de septiembre de 2008, en las Paraolimpiadas de Pekín. Foto archivo El Faro.
El surafricano Óscar Pistorius gana los 100 metros planos el 9 de septiembre de 2008, en las Paraolimpiadas de Pekín. Foto archivo El Faro.

Johannesburgo, SUDÁFRICA. Con sus prótesis de carbono, dos cuchillas que le han valido el sobrenombre de ‘Blade Runner’, Pistorius alcanzó un inmenso prestigio al convertirse en el primer atleta paralímpico en participar en unos Juegos Olímpicos, en Londres 2012.

La revista norteamericana Time lo proclamó ese año entre las cien personalidades más influyentes del planeta, encomiándolo como “la definición misma de la inspiración mundial”. Pistorius se convirtió en la imagen de conocidas marcas como Nike.

Siete meses después, el día de San Valentín de 2013, su imagen de héroe se hizo añicos al conocerse que había matado en su casa de Pretoria a su novia, Reeva Steenkamp. El atleta le descerrajó cuatro tiros a través de la puerta del baño, donde la modelo se encontraba en el momento de los hechos, a las tres de la madrugada.

Una juez sudafricana descartó el jueves que la matara con premeditación, aunque todavía falta saber si se lo condena por homicidio involuntario o se lo absuelve.

El atleta ha insistido en que disparó porque confundió a su novia con un ladrón, aunque la fiscalía ha sostenido que su versión no es creíble y disparó adrede sabiendo lo que hacía.

Tras la muerte de su novia, la maquinaria mediática dio un giro de 180 grados, mostrando en detalle la cara menos simpática del joven hasta entonces aclamado por su voluntad.

Según el nuevo retrato dibujado por los medios, Pistorius sería un joven agresivo apasionado de la velocidad, mujeriego y sobre todo muy aficionado a las armas de fuego. “Óscar había cambiado radicalmente. ¿Desde cuándo?”, se preguntó Matthew Pryor, un periodista británico que simpatizó con el atleta y le dedicó un documental.

Una carrera muy voluntariosa

Pistorius nació sin peronés el 22 de noviembre de 1986 en Johannesburgo y fue sometido a una operación para amputarlo por debajo de las rodillas a la edad de 11 meses. Aprendió a caminar con prótesis, y siempre quiso desde su infancia medirse con deportistas válidos. Probó el waterpolo, el cricket, el boxeo, pero se decidió por el atletismo a los 16 años, tras haber quedado lesionado en una rodilla jugando al rugby.

Desde sus primeras vueltas a la pista de atletismo, Pistorius rompe récords, pese a que su entrenador en el instituto asegura que tardó seis meses en darse cuenta de la discapacidad de su atleta porque siempre corría con pantalón largo y hacía todos los ejercicios “al mismo ritmo que los otros”.

Ultradominador en los Juegos Paralímpicos (seis medallas de oro entre 2004 y 2012), Pistorius se lanza el reto de competir con los atletas “válidos”, pero eso le lleva a un largo combate, dentro y fuera de la pista, para lograr su objetivo.

En 2008, la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) vetó su participación en las competiciones que organizaba al estimar que las láminas de carbono con forma de patas de felino le daban a Pistorius una cierta ventaja en la segunda parte de la vuelta a la pista. Pero el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) quitó la razón en 2008 a la IAAF y Pistorius pudo competir con los atletas de élite.

Pistorius redobló sus entrenamientos para convertirse en el primer atleta discapacitado en correr el Mundial de Daegu-2011, donde logró la medalla de plata en el relevo 4x400 metros llanos.

En Londres-2012, la Federación Sudafricana lo seleccionó para el relevo 4x400 en julio y posteriormente para el 400 m individual, alcanzando las semifinales en la prueba individual y la final en los relevos.

© Agence France-Presse

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