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Marina Silva, la recolectora de caucho que puede convertirse en la primera presidenta negra

La ecologista Marina Silva aprendió a leer y a escribir después de los 16 años. Fue recolectora de caucho en la Amazonia, empleada doméstica, novicia, sindicalista, senadora y ministra. En cinco semanas, podría convertirse en la primera presidenta negra y evangélica de Brasil.


Lunes, 1 de septiembre de 2014
Moisés Ávila (AFP) / El Faro

Marina Silva, candidata a la Presidencia de Brasil, se congrega en las Asambleas de Dios. Foto archivo El Faro. 
Marina Silva, candidata a la Presidencia de Brasil, se congrega en las Asambleas de Dios. Foto archivo El Faro. 

Brasilia, BRASIL. Esta mujer menuda de 56 años, de piel morena y con su cabello recogido siempre en un moño, pelea desde pequeña contra la adversidad tras nacer en la pobreza y sobrevivir a tres hepatitis, cinco malarias y una enfermedad cutánea llamada leishmaniasis.

Ahora lucha por arrebatarle la presidencia a Dilma Rousseff (PT, Partido de los Trabajadores, izquierda) en las elecciones de octubre, y las encuestas la dan ganadora en segunda vuelta.

Maria Osmarina Silva Vaz de Lima, candidata inesperada a la Presidencia tras la muerte de su compañero de fórmula Eduardo Campos, del Partido Socialista, en un accidente aéreo el 13 de agosto, nació en febrero de 1958 en la comunidad Breu Velho, en el estado amazónico de Acre.

Tuvo diez hermanos de los cuales tres fallecieron. Con los que quedaron, creció entre recolectores de caucho, saliendo desde temprano a realizar cortes en las cortezas de los árboles y luego recoger el látex que se acumulaba.

Hoy, es una ferviente defensora de valorar los recursos naturales y el desarrollo sustentable, captando la simpatía de los jóvenes.

“Con Marina hay dos factores: el emocional, tras la muerte de Campos, y el racional, que está captando votos de indecisos, que eran muchos, y de evangélicos”, dijo a la AFP André Cesar, analista de la consultora Prospectiva.

Evangélica de Estado laico

Alguna vez estuvo a punto de ser monja católica y hoy es una ferviente evangélica. Pese a sus devociones, defiende el Estado laico que en Brasil rige desde 1988. “Tenemos que dejar claro que, si Marina vence, Brasil no va a sufrir un retroceso oscurantista. Marina es abierta, culta, y la convicción de ella es un Estado laico”, aseguró a la prensa Mauricio Rands, uno de los coordinadores de su campaña.

En 2010 se declaró contraria al aborto, aunque dijo estar dispuesta a que el asunto se decida en plebiscito.

Marina, que está casada y tiene cuatro hijos (dos de un anterior matrimonio), también se opone a la legalización de las drogas, la investigación con células madre y los matrimonios entre personas del mismo sexo. Pero ha aclarado que considera una “injusticia que, cuando dos personas constituyen una vida junta, una de ellas pueda perder el patrimonio común”.

De casi monja a casi presidenta

Marina Silva ha prometido ser la primera presidente “pobre y negra” de Brasil, donde un 51% de la población es negra o mulata. Algunos analistas la llaman “Lula con faldas”, comparándola con el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), un exobrero metalúrgico que también fue alfabetizado a los 14 años.

En su adolescencia, buscando tratamiento a su primera hepatitis viajó a Rio Branco, capital de Acre, donde también ingresó a un programa de alfabetización y se enroló en un convento católico. Luego se graduaría como profesora de Historia.

En Acre conoció a la Teología de la Liberación e hizo un curso de liderazgo sindical rural, que dictaba el líder de recolectores de caucho, Chico Mendes.

Dejó el convento y se integró en la lucha de Mendes, participando en la resistencia pacífica contra la deforestación, junto con recolectores y sus familias. Con Chico fundó la Central Única de Trabajadores en Acre, y trabajó a su lado hasta el asesinato de éste en 1988.

Ya en las filas del PT, fue concejal en Rio Branco y en 1994 se convirtió en la senadora más joven de la historia del país, con 36 años, y fue reelecta en 2002.

En cuanto Lula asumió la presidencia en 2003, la nombró ministra del Medio Ambiente, cargo bajo el cual redujo las tasas de deforestación amazónica. Pero la ecologista dejó el PT en el 2009, y aseguró éste tenía una idea de crecimiento económico basada en la destrucción de los recursos naturales y enriquecimiento a cualquier costo.

En las presidenciales de 2010, Silva ya fue una revelación con el minúsculo Partido Verde, al terminar como la tercera candidata más votada y cosechar casi 20% de los votos.

Hoy, los mercados financieros y empresarios la miran con atención. “El mercado prefiere a Marina porque tiene una reacción alérgica a Dilma y al PT. Como parece tener condiciones más claras, el mercado está sustituyendo sus preferencias y dejando de lado a Aecio Neves a quien prefería inicialmente”, comentó a la AFP André Perfeito, economista de Gradual Investimentos.

© Agence France-Presse

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