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La amenaza yihadista obliga a Barack Obama a meterse de nuevo en el laberinto iraquí

Al haber autorizado ataques aéreos en el norte de Irak y reconocido que no cuenta con un “calendario preciso” sobre el tema, el presidente estadounidense, Barack Obama, se involucró en una situación que podría acompañarlo hasta el fin de su mandato.


Jueves, 14 de agosto de 2014
Jérôme Cartillier (AFP) / El Faro

Barack Obama, presidente de Estados Unidos. Foto Chip Somodevilla (AFP).
Barack Obama, presidente de Estados Unidos. Foto Chip Somodevilla (AFP).

Washington, ESTADOS UNIDOS. No hay soldados en el tierra, pero sí ataques aéreos precisos contra los yihadistas del Estado Islámico, y fueron despachados consejeros militares al lugar (130 acaban de sumarse a los ya presentes). Pero al afirmar que Estados Unidos estaba dispuesto, en función de la evolución del clima político en Bagdad, a ayudar a un nuevo gobierno “en su lucha contra las fuerzas terroristas”, el mandatario dio un paso adelante.

“Obama parece haber adoptado una estrategia de compromiso militar duradero en Irak”, considera Anthony Cordesman, del Center for Strategic and International Studies, al saludar una estrategia quizá “adecuada”, pero que también implica “altos riesgos”.

Algunos de sus rivales republicanos no tardaron en denunciar esta iniciativa, y consideran necesario ser más duro y rápido ante el avance de los ultrarradicales yihadistas.

La Casa Blanca destacó hasta ahora dos objetivos: proteger a los estadounidenses en Erbil, capital del kurdistán iraquí, y evitar un genocidio en las montañas del Sinjar.

Obama anunció este jueves que el ejército estadounidense había destruido la sede del Estado Islámico en el Monte Sinjar y que se comprometía a seguir con los ataques aéreos en Irak.

Un grupo de soldados estadounidenses realizaron el miércoles una misión de observación en ese lugar, tras la cual informaron que había muchos menos yazidíes en las montañas Sinjar de lo que se temía previamente.

Incluso en el caso de que la mayoría de los yazidíes logre salvarse, Estados Unidos cree necesario seguir defendiendo Erbil y parece poco probable que Washington acepte como un hecho consumado que el EI haya tomado el control de grandes porciones del territorio y no ayude al nuevo gobierno iraquí.

El día después

Si el operativo estadounidense se mantiene, los blancos podrían cambiar. “Hasta ahora, vimos ataques muy limitados contra blancos muy vulnerables”, como camiones y vehículos blindados estacionados en las rutas, subraya Stephen Biddle, del Council on Foreign Relations.

Sin embargo, añade, la percepción de esta campaña podría cambiar radicalmente “si un ataque aéreo estadounidense golpea una escuela o un hospital”.

Obama, quien insiste en que no hay “intervención militar estadounidense” en Irak, asegura que el único calendario en el que se concentra hoy es el que permitirá el nacimiento de un gobierno iraquí más tolerante.

El presidente estadounidense ya dijo que lamenta la manera en que fue llevada a cabo la campaña de ataques aéreos de la OTAN en Libia en 2011, clave para la caída del régimen del líder Muamar Gadafi. Aunque cree que la intervención se justificaba, piensa que tendrían que haberse hecho esfuerzos políticos en paralelo.

“Es una enseñanza que aplico ahora. Cada vez que pregunto '¿Tenemos que intervenir militarmente?', añado: '¿Tenemos una respuesta para el día después?'“, explicó hace unos días al diario The New York Times.

“Para que una sociedad funcione a largo plazo, las personas son las que deben decidir cómo van a vivir juntas”, opinó Obama.

Esta reflexión explica la actitud de Washington, que respaldó plenamente al nuevo primer ministro de Irak, Haidar al Abadi, con la esperanza de que este chiita forme un nuevo gobierno más abierto, y se evite marginar a la mayoría sunita, lo que alimentó la ofensiva de los yihadistas.

Pero la formación de un nuevo gobierno más equilibrado se perfila compleja.

“No vamos a solucionar el problema en unas semanas. Pienso que llevará un tiempo”, advirtió Obama, dos años y medio después de la retirada de los soldados estadounidenses.

Para Biddle, “es posible que la campaña de ataques aéreos que lanzó Obama hace una semana siga vigente cuando deje la Casa Blanca”, en enero de 2017.

© Agence France-Presse

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