Opinión / Desigualdad

La crisis de los menores: una migración forzada


Miércoles, 2 de julio de 2014
Manuel Orozco

La noticia de un creciente número de niños centroamericanos que han sido detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos ha develado una crisis humanitaria. Son más de 50,000 en lo que va de este año (comparado con unos 3,000 en 2011). De estos, más de 5,000 han sido ubicados en centros de detención y deportación. Esta situación ha profundizado el debate político sobre reforma migratoria y la atención a los problemas regionales, en particular la seguridad y desarrollo.

De hecho, esta crisis puede abrir el espacio para una acción inmediata y una discusión activa que consista en triangular una estrategia enfocada en el desarrollo de las capacidades humanas de los centroamericanos, acompañada con apoyo a la pequeña empresa, y de una reforma educativa.

Los tres ejes de atención son la migración forzada, el desarrollo económico obsoleto de la región y el aprovechamiento de las oportunidades económicas que ha ofrecido la migración. El enfoque de aumentar las exportaciones agrícolas no contribuirá en el largo plazo a mejorar las condiciones sociales de los centroamericanos, quienes son la fuerza laboral que crea la riqueza de la región. Si esta fuerza laboral continua siendo informal, poco educada, sin formación técnica, y mal pagada, la sociedad buscará otras opciones, como emigrar. Mejorar la situación de inseguridad y la anemia política tiene repercusiones importantes también.

La crisis migratoria

La migración indocumentada de menores no es un fenómeno nuevo, ya desde fines del 2000 se hablaba de un creciente número de menores que viajaban por tierra a reunirse con sus parientes en Estados Unidos, enfrentando grandes riesgos (la película Sin Nombre ilustraba la tragedia de esta realidad). Sin embargo, los números de personas detenidas este año parecen indicar que esta migración ha aumentado dramáticamente. El cuadro abajo muestra las detenciones de menores de edad en la frontera de Estados Unidos con México, de éstos más de 5,000 han sido albergados en centros de detención en Estados Unidos, y es posible que un número similar pudiesen haber cruzado ilegalmente. De hecho, el número de inmigrantes de Centro América (la mayoría que cruzan la frontera) ha crecido significativamente después de la recesión (ver segundo cuadro).

Número de detenciones en la frontera a menores

País200920102011201220132014
El Salvador1,2211,9101,3943,3145,99011,436
Guatemala1,1151,5171,5653,8358,06812,670
Honduras9681,0179742,9976,74715,027
Mexico16,11413,72411,76813,97417,24012,146
Total19,41818,16815,70124,12038,04551,279

Fuente: www.cbp.gov

País200920102011201220132014
El Salvador1,2211,9101,3943,3145,99011,436
Guatemala1,1151,5171,5653,8358,06812,670
Honduras9681,0179742,9976,74715,027
Mexico16,11413,72411,76813,97417,24012,146
Total19,41818,16815,70124,12038,04551,279

Fuente: estimaciones realizadas por el autor. Ver Migración y Desarrollo en Centro América, 2013.

Las causas de este creciente número de personas que están entrando a Estados Unidos, y en particular la ola gigante de niños que están intentando cruzar ha sido sujeto de especulación, desde organizaciones sociales, el Congreso de Estados Unidos, y diversas agencias y ministerios, hasta la visita del Vicepresidente Biden. Para unos, esta ola de niños es un resultado de la descomposición social y económica a la que ha llegado la región, particularmente con la continua inseguridad que afecta a muchos sectores de sus países. Para otros esto es el resultado de rumores que la administración de Obama estaba otorgando permisos a cualquier menor que cruzara la frontera. La frustración ante la ausencia de una reforma migratoria es una razón urgente para muchos familiares de hacer que sus hijos crucen la frontera hasta su destino. Esta decisión no incluye el que sus hijos sean entregados a las patrullas fronterizas por parte de los coyotes.

Pero hay una situación más inmediata que no se está considerando, y se refiere a que los precios por llevar y cruzar inmigrantes a Estados Unidos ha bajado considerablemente: los altos índices de violencia en la ruta migratoria redujeron por un tiempo el número de personas que cruzaban, pero, a la vez, el apoderamiento del control de esos cruces por bandas organizadas ha creado una industria con economías de escala que ha bajado los precios. Hace 18 meses costaba más de US$5,500 en Honduras o Guatemala llevarse a alguien, ahora los precios han caído a 3,500, e incluso se ofrecen ‘paquetes familiares’ por US$7,500. A esto es cierto se aúna la frustración de muchos inmigrantes de una fallida reforma migratoria lo que les presiona a traer a sus hijos con coyotes. Pero los padres no pagan con la intención de que a sus hijos los dejen en la frontera, esto lo están haciendo los coyotes por su cuenta.

Inmigrantes con hijos fuera de Estados Unidos

 MéxicoEl SalvadorGuatemalaHondurasNicaragua
Hijos viven conmigo en Estados Unidos50.5%55.1%18.6%31.8%32.1%
Hijos viven en país de origen19.8%7.6%33.0%34.5%33.9%
Hijos están en ambos paises5.0%17.7%8.2%13.6%12.8%
No tengo hijos24.8%19.6%40.2%20.0%21.1%

Fuente: Orozco, Manuel. Encuesta realizada por el autor en Julio 2013.

Un desarrollo económico obsoleto

Mientras esta es una crisis humanitaria con la que Estados Unidos tiene que hacer algo, hay que exigir mucho más a los gobiernos centroamericanos, que dejen de cruzarse de brazos o pretender que están haciendo política migratoria. No toman en serio este problema. No es cuestión de rumores de permisos, sino de legitimidad de los gobiernos. Primero, resulta escandaloso e inaudito que una región que habla de promover el desarrollo y la democracia, no se percate de que diariamente han estado saliendo más de 40 menores de sus fronteras, más otros 40 o más adultos que intentan entrar a Estados Unidos pasando por México. Los programas que existen para alertar a los potenciales migrantes del problema de cruzar la frontera son ínfimos y poco efectivos. Para la magnitud de esta movilidad, hay que hacerse la vista gorda frente a esta situación.

Segundo, el modelo de crecimiento económico no es distributivo ni genera crecimiento. La mitad del ingreso nacional de las economías de la región depende de la exportación de maquilas, el turismo, y algunas exportaciones agrícolas. Para Honduras y Nicaragua, 10 productos agrícolas representan el 50% de todas las exportaciones, situación que crea dependencia y vulnerabilidad ante los mercados internacionales. Además la migración ha generado intercambios económicos que ascienden al menos al 15% del ingreso nacional. Si se agregan los gastos de gobierno como creadores de ingreso y empleo, la región centroamericana vive de rentas públicas y cuatro fuentes de ahorro externos.

Este crecimiento, con un enfoque en agricultura o renta, no ha contribuido al desarrollo humano. La fuerza laboral de la región continúa siendo informal, poco calificada, mal pagada y con niveles de educación bajísimos: solo 15% tiene educación superior, 20% tienen alguna calificación, y mas del 35% están informales. La calidad de esta fuerza laboral, la materia prima más importante del desarrollo económico, no está bajo ningún parámetro ni cerca del nivel de los estándares que la sociedad moderna vive y exige. Tercero, el contexto político continúa siendo inestable. En cada país existe una ausencia de consenso entre élites, y entre élites y ciudadanos. A esto se agrega la problemática causada por la inseguridad ciudadana con entre 12 y 15 homicidios diarios en Honduras y Guatemala. La lista de problemas puede continuar, pero para cualquier observador externo esta realidad muestra una exagerada negligencia o una creencia intencional de que la sociedad centroamericana no tiene capacidades e inteligencia para superar sus obstáculos.

Las oportunidades económicas de la migración

A pesar de toda esta migración, y los riesgos que asumen los centroamericanos para buscar mejor vida, los gobiernos hacen muy poco para aumentar la riqueza y crear condiciones para que la migración no sea necesidad, sino opción. El número de personas que está emigrando es elevado, y no se puede responsabilizar a estas personas por optar a salir cuando hay pocas oportunidades de superación, y la inseguridad es apabullante. Los gobiernos están ‘viviendo’ de la migración indocumentada, insegura, y vulnerable. Y para colmo, ningún país tiene serias políticas de aprovechamiento de las actividades económicas que resultan de la migración. Por ejemplo, desde Estados Unidos, los centroamericanos envían más de US$8,000 millones en remesas, además consumen productos nostálgicos que representan más de dos mil millones en comercio. Estas remesas generan una capacidad de ahorro en los hogares receptores de más de US$2,000 millones, la mayoría informalmente. Sin embargo, a pesar de las oportunidades que estas actividades crean para el desarrollo, y que podrían generar riqueza y redistribución de recursos, los gobiernos ignoran la realidad y mas bien moralizan las transferencias como una actividad de desperdicio. En verdad, ¡la ignorancia es atrevida!

Actividades económicas de los inmigrantes centroamericanos en Estados Unidos
RegiónGuatemalaEl SalvadorHonduras
Transferencias de remesas$8,254,551,312$3,237,696,000$2,373,840,000$1,209,600,000
Valor de comercio nostálgico$2,475,545,100$992,800,000$667,250,000$382,500,000
Telecomunicación (llamadas y textos)1,495,155,600448,512,000471,000,000270,000,000
Valor de Telecommunicaciones$163,744,734$53,821,440$42,390,000$32,400,000
Participación de este valor desde Estados Unidos54%94%29%72%
Gastos por turismo de centroamericanos a su país1,164,962,400467,200,000314,000,000180,000,000
Valor de inversion privada del inmigrante$658,851,500$222,750,000$127,000,000$43,250,000
Donaciones filantrópicas$58,248,120$23,360,000$15,700,000$9,000,000
Remittance Recipients’ Economic Activities    
Ahorro acumulado entre los receptors2,096,932,320840,960,000565,200,000324,000,000

La estrategia

¿Qué hacer ante estas circunstancias? No es suficiente con culpar a Estados Unidos por la ausencia de una reforma migratoria; esto es más claro que el agua. La atención tiene que girar en torno a la responsabilidad de los líderes, autoridades y funcionarios públicos centroamericanos y su sociedad. Un trabajo del Banco Central de El Salvador mostraba que el 40% de los salvadoreños emigraría del país. En 2009 una encuesta mostraba que el 17% de los hondureños tenía intención de migrar, ese número ya ha crecido. La teoría de Alfred Hirshman que sostiene que las decisiones de las personas se enfrentan a tres opciones, salir, protestar o callarse, es muy útil: Los centroamericanos están votando con sus pies y la región tiene que recuperar o fomentar la confianza en su país.

Esto requiere de un esfuerzo global que integre el crecimiento económico con equidad, con políticas de apalancamiento de las remesas y mayor énfasis en las capacidades humanas de la fuerza laboral, y con mayor apoyo técnico y financiero a las pequeñas empresas. También es importante reemplazar a los círculos políticos tradicionales porque sus iniciativas no han funcionado y hay que darle espacio a ideas frescas, dispuestas a asumir el riesgo por el país, en vez de arriesgarse a irse del país. Entre otras cosas, es importante mejorar el sistema educativo, aumentar la formación técnica de la fuerza laboral, reducir la informalidad con cadenas de valor que integren a trabajadores y micro empresarios dentro del sector productivo, aumentar el acceso al sistema financiero y movilizar el crédito para la competitividad.

En el corto plazo la crisis migratoria tiene que tratarse como un fenómeno de migración forzada en donde hay que detener la fuente principal de este tráfico que son los que participan en el trasiego de personas.

 

*Manuel Orozco es Senior Fellow de Diálogo Interamericano, en Washington D.C.; experto en migración y desarrollo.

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