Salvador de Bahía, BRASIL. Los increíbles ticos, que disputaban su cuarta Copa del Mundo, pusieron fin a su extraordinaria expedición brasileña al perder 4-3 en definición por penales (0-0 en 120 minutos) ante el subcampeón mundial, Holanda, en Salvador de Bahía, en el partido que cerró los cuartos de final.
“Nos vamos del Mundial tristes por lo sucedido en los penales, pero a la vez orgullosos, felices por lo que hizo este grupo de jugadores, que con valentía, jugando de tú a tú y mostrando un fútbol competitivo, dejó en alto el nombre del país”, aseguró el meticuloso técnico de los ticos, el colombiano Jorge Luis Pinto.
“Muchos no creían en nosotros, le jugamos sin temores y con valentía a las grandes potencias y un detalle importante para nosotros es que nos vamos invictos y con apenas dos goles recibidos”, agregó el timonel.
Un 'David' con corazón guerrero
El combinado costarricense había llegado al encuentro con los tulipanes tras despachar a Grecia en un intenso partido por los octavos de final, que terminó resolviéndose desde el punto blanco de los penales por 5-3 luego de un empate por 1-1 en 120 minutos.
Esa victoria sirvió para que Costa Rica firmara con mayúsculas su mejor actuación histórica en una Copa Mundial, superando la hazaña de la recordada selección del magnífico guardameta Luis Gabelo Conejo en Italia 1990, cuando cayó en octavos ante Checoslovaquia (4-1).
Pero Costa Rica, a la que muchos miraban por encima del hombro, se encargó de derribar muros y mitos en Brasil, y comenzó haciéndolo en la primera fase en el Grupo D, el considerado “de la muerte” por la presencia de Uruguay, Italia e Inglaterra.
A los ticos nadie les concedió ni un minuto de vida desde el mismo sorteo del calendario, en diciembre de 2013 en Costa do Sauípe, ni siquiera sus propios aficionados, que se generaron como única expectativa alcanzar al menos un punto y evitar perder por goleada ante los tres excampeones mundiales.
En silencio, Costa Rica convirtió ese poco crédito en una fortuna descomunal: venció a Uruguay (3-1) en el debut, luego hizo lo propio con Italia (1-0), alcanzando el pase a los octavos, y cerró con un 0-0 ante Inglaterra.
El mundo estaba a sus pies: el Grupo de la muerte era suyo.
El futuro está garantizado
“Hicimos historia, rompimos muchas barreras y nos vamos con la cabeza muy en alto e invictos”, afirmó el delantero Joel Campbell (Olympiakos), de 22 años, sobre quien Costa Rica deberá fundar el futuro de la selección por su talento incalculable.
“Jugamos contra tres potencias del mundo, y ninguna nos pudo ganar en la cancha. Luego con Grecia, un campeón de Europa, tampoco nos venció. Callamos muchas bocas y al final caímos de pie”, destacó Campbell, cuyo destino próximo sería la Premier League inglesa.
El 'caballero' Bryan Ruiz, el elegante capitán costarricense de 27 años, también puso a brillar los ojos de los aficionados con su fina técnica y buena visión de juego, y se va de Brasil siendo el máximo goleador del plantel con dos anotaciones (marcó ante Italia y Grecia).
“Tengo que decirlo con honestidad: el Mundial que ha hecho Costa Rica es de alabar. Vinimos a Brasil a competir sin complejos, unidos como un buen grupo de profesionales y el resultado es mejor de lo que nosotros mismos nos imaginamos”, aseguró Ruiz (PSV Eindhoven).
En las manos de un 'santo'
Pero Costa Rica no solo presentó una propuesta futbolística interesante que le sirvió para llegar hasta donde terminó, también tuvo en el arco una especie de ángel guardián, un Keylor Navas (Levante) extraordinario en toda la extensión de la palabra, al punto de ser considerado a la fecha el mejor guardameta del Mundial.
“Nos vamos con la cabeza muy alta. Hemos hecho un Mundial para no olvidar. Ganamos un grupo donde nos daban por muertos, pasamos los octavos de final, que era lo mejor que se había hecho en el pasado y caímos luchando en cuartos. Ha sido una experiencia maravillosa”, anotó Navas, un hombre de pocas palabras, pero que en la cancha habla volando de palo a palo.
A Costa Rica le espera ahora darle continuidad a un proceso exitoso con una base de jugadores importantes y al mando de un técnico riguroso y estudioso de la táctica como Pinto.
“Después de este Mundial muchos países o grandes clubes se van a interesar por el profesor [Pinto]. Analizaremos la situación porque no podremos competir si él tuviera una oferta económica muy buena”, estimó Rafael Vargas, secretario de la Federación Costarricense de Fútbol.
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