Opinión /

Verdades y mentiras de Brasil 2014


Miércoles, 11 de junio de 2014
Natalia Viana

En la víspera de la inauguración de la Copa del Mundo, una de las principales preocupaciones de periodistas como yo, que vivimos en Brasil, es la cantidad de información errónea que se está publicando en el extranjero.

Hace unas semanas, el periodista danés Keldorf Mikkel Jensen anunció que abandonaba la cobertura mundialista debido a los problemas que vio en la ciudad de Fortaleza – principalmente debido a que escuchó que niños de la calle estaban siendo asesinados “para limpiar ciudades y dar una buena impresión para el Mundial… Frecuentemente los matan de noche, cuando están durmiendo, en un área llena de turistas”, escribió.

Esta gravísima acusación fue desmentida casi de inmediato por ONG’s que trabajan con niños de la calle en Fortaleza. El director de la organización “O Pequeno Nazareno”, Adriano Ribeiro, admitió haber escuchado esos rumores, pero no encontró ninguna evidencia de que se estuviera llevando a cabo un crimen tan brutal.

Las afirmaciones de que el gobierno está financiando el Mundial con dinero destinado al presupuesto de Educación o de Salud son igualmente erróneas. Otros problemas, como la explotación sexual de menores o la represión contra vendedores de la calle, son anteriores a la Copa del Mundo, pero cobraron mayor volumen con la llegada del evento.

Reportar sobre tales temas es extremadamente importante, y el hecho de que los medios extranjeros les estén poniendo atención es una de las ventajas del evento, y una que los brasileños notamos muy pronto.

Los periodistas extranjeros me hacen esta pregunta cuando les digo que separen la ficción de la realidad: ¿Pero entonces por qué están los brasileños tan molestos?

Con la atención mundial enfocada en la nación fútbol, muchos brasileños decidieron aprovechar la oportunidad para demostrar a todo mundo su descontento con la manera en que la FIFA y nuestro gobierno lideraron este proceso gastando demasiado dinero sin la debida supervisión o diálogo con las poblaciones afectadas.

Por otro lado, los mensajes de la organización del evento, con estadios siendo reconstruidos para que gente VIP disfrute de los juegos a precios ridículamente caros, nos dicen que la mayoría de los brasileños, que siempre soñaron con ver una Copa del Mundo, no han sido realmente invitados a esta fiesta.

Y es por esto por lo que la toma de calles para protestar es una de las cosas más importantes y oportunas que los brasileños pueden hacer ahora. Con la mirada del mundo entero puesta en Brasil este es el momento de gritar que no estamos satisfechos. Y de muchas maneras, independientemente de lo que pase en estos días, los brasileños ya han expresado sus puntos y convertido la Copa del Mundo 2014 en un histórico Mundial. La opinión pública mundial nunca volverá a ver al torneo de la FIFA de la misma manera. Y esta es nuestra manera de participar y de reclamar el protagonismo en el mayor festival del mundo.

Natalia Viana es periodista brasileña, directora de APublica.

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