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Libia no levanta cabeza

Libia vivió esta semana su peor crisis política desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011 al encontrarse con dos gobiernos rivales y un parlamento dividido. Esta situación se produce con el telón de fondo de la escalada de la violencia en el este del país y la práctica parálisis de la producción petrolera, principal fuente de ingresos, debido al bloqueo de las terminales petroleras que llevan a cabo los autonomistas desde hace casi un año.


Domingo, 1 de junio de 2014
AFP / El Faro

Simpatizantes del general Haftar se manifiestan con banderas libias en las calles de Bengasi, al este del país. Foto Abdullah Doma (AFP).
Simpatizantes del general Haftar se manifiestan con banderas libias en las calles de Bengasi, al este del país. Foto Abdullah Doma (AFP).

Trípoli, LIBIA. Como si la crisis política, la escalada de violencia y el bloqueo de lo spozos petroleros fuera poco, un general disidente se presentó a mediados de mayo como jefe del 'ejército nacional' y emprendió un operativo para limpiar al país de “terroristas”, una iniciativa que las autoridades calificaron de “intento de golpe de Estado”.

El general Jalifa Haftar cuenta, sin embargo, con el apoyo creciente de la población, harta de las disputas políticas y de la violencia diaria en el país donde las autoridades son incapaces de garantizar la seguridad.

El ejecutivo liberal saliente de Abdalá al Theni dijo el miércoles que dejará en manos de la justicia la decisión de si debe ceder el poder a Ahmed Miitig, elegido por el Parlamento a principios de mayo en una polémica elección y que cuenta con el apoyo de los islamistas.

Los dos primeros ministros reunieron el jueves a sus respectivos gabinetes. Como la sede del gobierno está ocupada por el gobierno saliente, Miitig reunió a sus ministros en un lujoso hotel de la capital. Ambos primeros ministros rivalizan dando a conocer sus encuentros con los diplomáticos occidentales, que desconoce quién debería ser su interlocutor.

En busca de la legitimidad

Cada uno de los dos campos ha recibido el apoyo de las milicias y de los grupo armados –que son los que en realidad mandan ante la falta de fuerzas de seguridad estructuradas– suscitando los temores de enfrentamientos, en particular en la capital.

“Estamos realmente en un callejón sin salida”, lamenta el analista político Salem al Zarruk.

“¿Con qué gobierno tratará el Banco Central, quién va a firmar los cheques y quién va a concluir los acuerdos con las compañías extranjeras y locales y sobretodo quién va a representar a Libia en los foros internacionales?”, se pregunta.

Aunque se presenta como “independiente”, Miitig ha sido “impuesto” por los islamistas que, libran, según este analista, “su última batalla para mantener el poder”.

Algunos observadores critican la decisión del Congreso General Nacional (CGN, parlamento) de haber otorgado su confianza al ejecutivo el pasado 25 de mayo pese a que se ha fijado la fecha del 25 de junio para la celebración de elecciones legislativas.

“Conceder la confianza a un gobierno que dirigirá el país durante un mes y poner a su disposición miles de millones de dólares es prácticamente una locura”, advierte el analista Moataz Al Majbari.

Varios observadores y personalidades políticas han instado a Miitig, de 42 años, a que se retire y no comprometa su carrera política, lo que el empresario ha rechazado.

'Suicidio político'

“Lo que hace actualmente es un suicidio político”, dice el analista Mohamed Al Jebal. Pero en el CGN, el presidente Nuri Abu Sahmein y los bloques islamistas defienden la “legitimidad” de Miitig y presionan a su rival para que le entreguen el poder so pena de ser acusado de “acto criminal”.

Este embrollo ilustra las divisiones en el Parlamento donde pugnan islamistas y liberales. Estos últimos boicotean prácticamente el Congreso desde hace varios meses, al acusar a aquéllos de irregularidades, como en la elección de Miitig.

“Ahora tenemos dos gobiernos, prácticamente dos parlamentos y dos ejércitos. Me temo que pronto vamos a tener dos o tres Estados”, dice Suleimán Dogha, abogado y antiguo miembro del Consejo Nacional de Transición (CNT), que fuera brazo político de la rebelión que derrocó al régimen de Gadafi.

© Agence France-Presse

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