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Funes da por rota la tregua y Mijango lo descalifica

Aunque el presidente aseguró que se rompió el proceso, el principal mediador entre las pandillas dice que eso es mentira y que los pandilleros tienen voluntad de seguir. El gobierno creó la tregua como táctica para bajar los homicidios e intenta relanzarla, pero excluyendo a Mijango y al obispo Colindres que, como principal capital, tienen el monopolio de la comunicación con los grupos en pugna.


Lunes, 28 de abril de 2014
Carlos Martínez

El presidente de la República, Mauricio Funes, aseguró en su programa radial sabatino que la tregua entre pandillas, que inició en marzo de 2012, se ha roto y responsabilizó de ello a la pandilla Barrio 18.

“Lamentablemente como es una tregua suscrita por pandillas y no por el gobierno y las pandillas, no deja de tener cierta fragilidad en la medida que depende de la voluntad de las pandillas. Una de las pandillas decidió romper la tregua o al menos dejar de cumplir los compromisos que había adquirido: El Barrio 18 (…) son estos quienes están asesinando y han hecho que los homicidios se incrementen”, aseguró Funes.

El mandatario aseguró que esa es la explicación al incremento de asesinatos que experimenta el país, que desde enero tiene un promedio de nueve homicidios diarios. Durante poco más de un año la tregua consiguió desplomar la incidencia de muertes violentas de 14 diarias a 5; sin embargo, desde la llegada de actual ministro de justicia y seguridad, Ricardo Perdomo, en junio de 2013, el país ha experimentado un alza sostenida de asesinatos.

El exdiputado Raúl Mijango, que ha sido el principal operador de la tregua, restó cualquier importancia a la percepción que el presidente tenga del proceso: “Ese señor ya en un mes se va”, comentó, haciendo referencia a los días que faltan para que Funes entregue el poder a su sucesor, Salvador Sánchez Cerén.

“Esos son cuentos chinos, a él lo tienen mal informado”, aseguró Mijango, en referencia a la versión de que el Barrio 18 ha decidido romper con el proceso. “¿Quién puede dar partida de defunción de este proceso? ¡Las pandillas! Por eso yo no me asusto con lo que diga el presidente, me voy a asustar cuando las pandillas me digan que ya no van más”, comentó.

Durante la semana pasada los líderes de las pandillas Mara Salvatrucha y las dos facciones del Barrio 18 que se encuentran en libertad, sostuvieron encuentros para intentar darle continuidad al proceso. Uno de los líderes nacionales de la pandilla 18 aseguró que lo dicho por el presidente es falso y que ambas facciones mantienen su voluntad de sostener la tregua.

Mijango insiste en que el incremento de homicidios se debe a las dificultades que el ministro de seguridad pública ha impuesto a los mediadores, refiriéndose a la restricción de ingresar a cárceles y de trasladar a los líderes nacionales de las pandillas a una sola cárcel para que sostengan reuniones de discusión directa. Sin embargo, ya en ocasiones anteriores Mijango había conseguido operar para volver a disminuir el número de asesinatos. Pero en esta ocasión, según el mediador, es más difícil hacerlo porque la tregua se ha deteriorado mucho más con el paso del tiempo: “Las tensiones se han elevado”, explica.

Al inicio de la tregua, en 2012, el gobierno suscribió un acuerdo con la Organización de Estados Americanos (OEA), para que esta sirviera de garante y de verificadora del proceso de paz y para ello designó al embajador canadiense Adam Blackwell, quien aseguró a este periódico que OEA no ha sido notificada de ninguna alteración en el acuerdo original. Sin embargo aseguró que las nuevas autoridades se han comunicado con él: “El gobierno entrante me ha pedido espacio para estudiar el proceso y sus propios planes”, dijo.

Para intentar frenar el alza de homicidios en el corto plazo, el presidente Funes aseguró que preparan un “plan de contingencia” para disminuir los homicidios y dio a entender que esa estrategia está relacionado con el plan de pacificación que anunció el ministro Perdomo hace un par de semanas.

“Hay que relanzar este proceso, por eso le pedí al ministro que se reúna con el nuevo equipo de seguridad. Por eso es que él ha relanzado la tregua, pero ya no como un acuerdo entre pandillas sino como un pacto que involucre a varios sectores de la sociedad salvadoreña”, anunció.

La guerra de las treguas

Desde que asumió el cargo, el ministro Perdomo ha dejado claro que no siente ninguna simpatía por el proceso iniciado por su antecesor, el general David Munguía Payés, ni por los dos operadores de la tregua, Raúl Mijango y el obispo castrense Fabio Colindres. Sin embargo, debido al incremento de homicidios, el ministro ha retomado la idea de abrir diálogo con las pandillas y anunció, el jueves 17 de abril, su propia versión de la tregua en la que no están incluidos ni Mijango ni Colindres. Una semana después, los mediadores originales convocaron a una conferencia de prensa para pedir al nuevo gobierno que respalde su esfuerzo y que les devuelva el acceso a cárceles que Perdomo les retiró.

Ambos bandos ha reunido a sus propios equipos para operativizar sus iniciativas: el ministro ha puesto al frente de su propuesta al padre Antonio Rodríguez, conocido como Padre Toño, y presume de gozar del respaldo de la conferencia episcopal, representada por monseñor Gregorio Rosa Chávez. También han sumado a varias oenegés, como Fespad, Fusalmo y Funde. Se suma a esto el PNUD como “secretaría técnica” del proceso.

El representante del PNUD en el país, Roberto Valent, explicó a El Faro que aún no se ha definido qué cosas implica jugar el papel de secretaría técnica: “No se han definido todavía los elementos que implicará el papel de secretaría técnica, porque esta iniciativa tiene que concretizarse en los detalles. Sin embargo, generalmente una secretaría técnica implica apoyar con insumos técnicos y sustantivos, compartir experiencias nacionales e internacionales, metodologías, datos y análisis, entre otros”, comentó.

Roberto Rubio, director de Funde, comentó que él tampoco tiene mucha claridad sobre la hoja de ruta de lo que se está haciendo y que por lo pronto la única reunión a la que ha asistido ha servido para intentar consensuar algunas cuestiones básicas: “Nos preguntamos cosas como, ¿qué somos?, ¿cómo vamos a trabajar?, ¿para qué?...”, relató.

Para Rubio es urgente definir la manera en la que este equipo se aproximará a las pandillas: “Hay que dar una respuesta a los pandilleros, ¿qué les vas a ofrecer?”.

Al contrario que su antecesor, el ministro Perdomo siempre fue reacio a abrir espacios de diálogo con los pandilleros y puso los acentos de su gestión en planes represivos. Según el ministro, la tregua en realidad fue planeada por una organización local de narcotraficantes –cuya identidad no precisó- en contubernio con las pandillas. Según esta versión, la tregua serviría para facilitar el paso de droga por el país y las pandillas jugarían un papel en ese plan: “Mientras la MS-13 se dedicaría a mover droga por Centroamérica, la 18 se dedicaría al narcomenudeo”, aseguró. A la juntura de narcotraficantes y pandilleros, el ministro la llama “La Familia”.

Lejos de eso, hace ya tiempo que el exministro Munguía Payés aceptó que la tregua fue diseñada en su despacho y que en todo momento tuvo el visto bueno del presidente Funes.

En una reunión privada con oenegés a la que fue invitado El Faro, Perdomo criticó el rol que han jugado Mijango y el obispo Colindres: “No se vale el monopolio de la mediación ni el negocio de la mediación”, dijo, insinuando que los mediadores se han lucrado del papel que juegan. “No es sostenible en el tiempo un acuerdo privado y secreto con dos mediadores”, dijo.

Varios de quienes respaldan este esfuerzo fueron alguna vez aliados de la tregua inicial, como Rubio, el PNUD y varios pastores; incluso el mismo padre Toño alguna vez se sumó al proceso que lidera Mijango.

Algunos de los miembros de esa mesa se preguntan qué sentido tiene un esfuerzo promovido por un ministro cuya gestión termina en un mes. Sin embargo, el padre Toño ha asegurado en público que cuentan con el respaldo del presidente electo. Sin embargo, las nuevas autoridades no se han pronunciado al respecto y han evadido denodadamente responder cualquier pregunta con respecto del bando de su preferencia.

En el otro lado están los dos mediadores originales, respaldados por un grupo de iglesias de distintas denominaciones. El obispo Colindres perdió el respaldo de la conferencia episcopal, que le retiró cualquier apoyo y sus voceros aprovechan cualquier oportunidad para recordar que él actúa a título propio.

Despojados del respaldo institucional de la Iglesia Católica y del abrigo del gobierno, los dos mediadores tienen de su lado un capital muy relevante: las pandillas han dejado claro que no confiarán en nadie que no sean ellos dos y que, hoy por hoy, no validarán a ningún otro interlocutor y menos si este tiene relación con Perdomo.

Los únicos que han recibido al padre Toño son los pandilleros de la facción sureña del Barrio 18, pero según Mijango eso no implica que esa ala pandillera se sumará al esfuerzo del ministro: “Lo hacen por decencia, por no ser groseros, pero nos han dejado bien claro que de eso a sumarse al otro proceso hay una gran diferencia”, aseguró.

La última palabra la tendrán las autoridades electas. Mientras el número diario de asesinatos sigue aumentando.

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