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Castro abre la isla a la inversión extranjera pero veta que surja una “burguesía cubana”

La exclusión del incipiente sector privado cubano de la nueva Ley de Inversión Extranjera busca impedir que resurja una “burguesía nacional” que pueda desafiar al sistema comunista, opinan intelectuales cubanos, que instan al presidente Raúl Castro a aceptar ese reto, como lo hicieron en su día China y Vietnam.


Martes, 15 de abril de 2014
Carlos Batista (AFP) / El Faro

Raúl Castro, presidente de Cuba. Foto rchivo El Faro.
Raúl Castro, presidente de Cuba. Foto rchivo El Faro.

La Habana, CUBA. “Acabemos de aflojar la retranca, antes de que se rompa. A lo mejor llegamos a generar una burguesía nacional patriota. ¿Qué tiene de extraño en el complicado mundo en el que vivimos? Una vez la tuvimos”, dijo el ensayista Guillermo Rodríguez Rivera, en un artículo publicado en el blog del cantautor Silvio Rodríguez.

La exclusión de los cubanos explícita en la Ley de Inversión Extranjera, aprobada hace tres semanas, generó críticas entre intelectuales afines al gobierno, dado que las reformas del presidente Raúl Castro han abierto la vía al trabajo por “cuenta propia” y negocios privados.

La ley, que da beneficios tributarios a los inversionistas, incluso favorece a los cubanos emigrados, pues para invertir solo se exige tener “domicilio y capital en el extranjero”. Sin embargo, el gobierno dijo que “no irá a buscar inversión extranjera a Miami”.

“Para nada creo que el hecho de que inviertan cubanos de acá sería como declararnos capitalistas. Eso es un sofisma”, escribió Silvio Rodríguez en su blog segundacita.blogspot.com. “Las de Cuba son medidas económicas capitalistas dentro de un sistema socialista de distribución y por lo tanto bajo el control del gobierno socialista”, agregó.

El gobierno justifica la exclusión de los cubanos destacando que los privados no cuentan “con los recursos suficientes para lograr el crecimiento de la economía”, pero el politólogo Jorge Gómez Barata, exfuncionario del Departamento Ideológico del Partido Comunista, cree que el aporte de ellos es “decisivo” para la economía.

“La respuesta al problema de la incapacidad inversora de los cubanos de la isla no puede ser excluirlos de facto y de jure, sino ayudarlos a incorporarse a ese proceso, que es decisivo para la nación y el socialismo”, dice en un comentario enviado a la agencia AFP.

Fidel Castro acabó con los propietarios privados en Cuba al nacionalizar en 1960 las grandes empresas. Además, en 1968 estatizó los pequeños negocios, en la llamada 'Ofensiva Revolucionaria'.

La negativa del gobierno se enmarca en el Lineamiento 3 de las reformas aprobadas por el VI Congreso del Partido, en 2011: “En las formas de gestión no estatal no se permitirá la concentración de la propiedad en personas jurídicas o naturales”. El vicepresidente Marino Murillo, a cargo de las reformas, dijo que adoptaron esa decisión “para que no se produzca la concentración de la propiedad”, pero los intelectuales creen que esta medida frena el despegue de la estancada economía cubana.

China y Vietnam asimilaron los cambios”

La “prevención de invertir (solo) en pequeños negocios privados y las críticas a la concentración de la propiedad (...) han dañado la marcha de la reforma, no solo por los negocios que han impedido, sino también por las señales que envía”, dice el académico Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver, en Estados Unidos.

“Se envía la desafortunada señal de que las autoridades no están convencidas aún de la inviabilidad de una economía de comando” centralizado, indica López-Levy en declaraciones enviadas a la agencia AFP. “Tales proyecciones perjudican al ciudadano no solo en términos de sus derechos, sino también al limitar el desarrollo nacional”, agrega.

Rodríguez Rivera cree que incluir a los privados ayudaría a “burlar” el embargo estadounidense, vigente desde 1962: “Sería, entre otras cosas, una manera de burlar el empecinado bloqueo imperialista, porque muchos cubanos de Estados Unidos invertirían a través de sus parientes cubanos, y todo eso lo supervisaría el Partido Comunista, como está haciéndolo en China o Vietnam”.

Para Gómez Barata, incluir a los privados ayudaría a crear “una clase media urbana y un campesinado” en donde el trabajador “no será más un labriego, sino un empresario”. “Los partidos gobernantes de China y Vietnam han asimilado los cambios operados, no solo en las relaciones de producción, sino también en las estructuras y dinámicas sociales (...). Su experiencia no es una receta, aunque sí una referencia”, acota.

© Agence France-Presse

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