Notas altas, bajas y desafinadas en el festival “Semana sin covers”

Hacer en El Salvador un festival de música es complicado. Más si se trata de un festival en el sentido anglosajón, un día entero de música, y todavía más si es solo de música original. El sábado 15 de febrero fueron alrededor de 10 horas sin parar de post-rock, hip-hop, ska, pop y, claro, rock, aunque quizás no en el más puro de sus estados.

Con nada que perder (solo dinero) y todo que ganar (sobre todo convencer a la gente de su poder de convocatoria), el Indie Collective cerró uno de los festivales más grandes de música que ha tenido El Salvador y lo hizo bien, pero como en la vida, no todo puede ser perfecto.

Esta es una evaluación de 'La semana sin covers' 2014. El Faro estuvo presente en el festival de cierre durante más de 11 horas y a partir de los antecedentes y experiencia en el lugar, escogimos cinco aspectos fundamentales para determinar la calidad y desempeño de esta actividad.

1. Por sus números los conocerás

Este es sin duda uno de los puntos importantes a evaluar del festival. La asistencia de público y el número de bandas que participan dan una idea de lo exitoso o lo chusco del evento. Empecemos evaluando la oferta.

1.1 Oferta

Este es un punto donde es muy difícil reprobarlos o tener una queja. Diez horas de música sin parar con 12 bandas diferentes. Como dicen los medios anglosajones, darles esta nota es un 'no brainer'.

Las 12 bandas se presentaron en este orden:

1. El sueño de Clarence

2. Ally’s Bridge

3. Kontra

4. Los Tiros

5. La cosa encantada

6. Polly Class

7. Cartas a Felice

8. Voltar

9. El sueño de Camila

10. Cóctel

11. Killer Tomatoes

12. Skalda2

Nota: 9

1.2 Resultados

Sin contar a los miembros de las bandas y del staff que pasaron más de 12 horas en el Adventure Park, fueron 455 asistentes al festival.

Poniendo estos números en el mundo matemático, se puede hacer la siguiente relación: cada banda tocó para un promedio de 38 personas en exclusiva. Solo seis personas más que todo el staff del Indie Collective (32) y 15 menos que el número de músicos que reunió la jornada (53).

Aunque el promedio puede parecer poco, excedió el mínimo necesario que se habían planteado los productores para recuperar costos por taquilla: 400 personas.

Es cierto, para la cantidad de bandas y el tiempo de ejecución, 455 asistentes puede sonar a poco público, pero el hecho de que hayan excedido los mínimos para salir con los gastos es una buena noticia. Eso sí: sería mediocre calificar de éxito el nivel de asistencia solo porque superaron “los mínimos”.

Nota: 4

Promedio por cifras de resultados: 6.5

2. Sonido, 1, 2, esta es una prueba de sonido, sí, sí...

El sonido estuvo impecable. Existía una claridad de los instrumentos que pocas, muy pocas veces se logra en este tipo de presentaciones. Durante la ejecución de los chapines de Cóctel el sonido hizo mute por un segundo, pero no es suficiente como para manchar la enorme calidad que fue la constante en todo el festival.

Nota: 10  

3. Satisfacción

El público pagó nueve dólares por persona para poder ingresar al concierto. Era público exigente que sabía a quién había ido a ver. El sueño de Clarence, Alley’s Bridge, Los Tiros y La cosa encantada se fueron sin pena ni gloria, asistentes parados mirando al escenario. Nada para recordar para bien, ni para mal. Polly Class, Cartas a Felice, Kontra, Cóctel y Voltar tuvieron la reacción más grande del festival, donde los locales de Cartas a Felice se llevaron los honores, porque la audiencia parecía reconocer todas sus canciones y corearlas. Y no tan lejos estuvo Cóctel. Muy atrás de todos está El sueño de Camila, su poco o nulo carisma al estar en el escenario fue pagado con… indiferencia del público. A los chapines Killer Tomatoes y Skalda2 es difícil medirlos con la misma vara, pues cuando estas bandas salieron al escenario, para cerrar las presentaciones, el público era considerablemente menor.

Nota: 8

4. Organización y el programa

La distribución de las bandas pudo y debió ser mejor. El Indie Collective tuvo la oportunidad de ir en un “crescendo” que jugara con las emociones de los asistentes. Sin embargo, hubo dos movidas mal ejecutadas: una, poner al grupo El sueño de Camila tan alto en la programación (fue la novena banda en subir al escenario), porque desentonó con la vibra que se había construido en ese momento. 2. Cóctel no cerró y con eso el Indie sacrificó a los grupos de ska, porque cuando Cóctel terminó, ya solo se quedaron músicos, organizadores y los pocos a los que les preocupaba que hubiera un retén policial camino a casa.

En otros aspectos, el Adventure Park resultó ser la mejor elección para este festival, posee un espacio al aire libre, con espacio de sobra para los congregados, la acúsitca 'natural' del lugar ayudó a que el sonido fuera maravilloso y el acceso a la prensa era totalmente abierto. Las bebidas, baños y carpas de ventas estaban bien ubicadas y no interferían en ningún momento con la parte musical.

Nota: 8

5. Las bandas

5.1 El sueño de Clarence

Fue la banda encargada de abrir el festival. Su desempeño solo duró 20 minutos y no logró congregar frente al escenario a muchas personas. Si tratamos de identificar el distintivo que caracterizó el sonido del grupo, resulta una tarea  extremadamente difícil. “Genérico” quizá sea el término más apropiado para describir algunas de sus canciones. Su sonido estaba clasificado por los productores bajo el género post-rock, pero sonaban a pop-rock. Su desempeño en el escenario tampoco hizo mucho por ellos. A pesar de tener un sonido de excelente calidad que les permitiese lucirse tanto como les fuese posible, la línea vocal, en las canciones que tenían letras, fue una pobre víctima de la desafinación que manchó su trabajo. Sin embargo, puede que no se trate de una banda pésima, sino de una banda que tal vez aún esté en proceso de entrenamiento.

Nota: 1

5.2 Alley’s Bridge

Alley’s Bridge tampoco logró convocar a una multitud numerosa. Su sonido también había sido clasificado como post-rock, pero no sonaban a eso. Sonaban a pop-rock, y a veces a pop-punk. Recuerdan a Paramore o a Hey Monday, bandas que la revista Alternative Press presenta bajo la clasificación de “alternative” pero que se inclinan hacia los bordes del emo-punk. No es de extrañar que Alley’s Bridge haya suscrito su canal en Youtube al de la productora Hopeless Records, que tiene bandas de pop-punk y rock-punk en sus listas. Tampoco hubo un distintivo particular en el sonido de este grupo. Da la impresión de que sus integrantes bien pudieron haber leído un ejemplar de esa revista musical, y decidido que iban a ser como cualquiera de las bandas que aparecen ahí. Al menos la vocalista se mantuvo al margen y no desafinó.

Nota: 2

5.3 Kontra

El pronóstico empezó a mejorar desde el momento en que el rapero guatemalteco Kontra y su D.J. Antro se subieron al escenario con tan solo dos micrófonos y una laptop. Sin aparentar ni una pizca de timidez, Kontra enfrentó por primera vez al público salvadoreño lanzando una tormenta verbal de agresividad y crítica social, que más tarde le permitió convertirse en uno de los favoritos del público. Hacia el final de su presentación de tan solo media hora, se había ganado a la audiencia sacando los trapos al sol con frases que denunciaban la falta de apoyo a los artistas nacionales, y el protagonismo que adquieren solo los artistas extranjeros en la escena cultural centroamericana. La gente gritó, bailó y levantó sus manos hacia el frente con sus canciones, que fusionan el hip-hop contemporáneo, la salsa neoyorquina de los setentas, y una oratoria urbana original, probablemente sin que la mayoría hubiese escuchado esas canciones antes.

Nota: 8.5

5.4 Los Tiros

Al rap de Kontra le siguió el surf-rock y el western de Los Tiros, grupo chapín que va rumbo al Foro Sol de México D.F. para participar en el festival Vive Latino, de México, del 27 al 30 de marzo de este año. El distintivo del grupo, compuesto por cuatro hombres con barba vestidos de vaqueros, fue sin duda el sonido del theremin, instrumento musical electrónico patentado por su inventor ruso León Theremin en el remoto 1928, formado por una base con controladores de tono y frecuencia, y dos antenas metálicas a cada lado que generan ondas de frecuencia y volumen a partir del movimiento de las manos del intérprete, sin necesidad de que este tenga contacto directo con el instrumento. En las piezas compuestas para orquesta en las que se ha utilizado el dispositivo, como el soundtrack de la película Spellbound de Hitchcock, emite un sonido melancólico y espeluznante que recuerda a una soprano que canta con desolación. Para dar una (mala) referencia, hablo del mismo instrumento que toca Sheldon Cooper en uno de los episodios de la cuarta temporada de The Big Bang Theory.

Los Tiros logran un efecto distinto y electromagnético en su música, haciendo sonar el dispositivo antes de empezar a interpretar sus canciones, evocando la atmósfera de soledad que siempre ha caracterizado a la puesta en escena de las películas western. Esto causó intriga entre asistentes, que al estar inmersos en el espectro musical contemporáneo regional e internacional, resulta difícil de reconocer: para el fan salvadoreño promedio (y quizá también para el experto) es imposible pensar en alguna otra banda centroamericana que utilice un theremin o que al menos considere incorporarlo en sus composiciones.

Sin tener letras en sus canciones, la música de Los Tiros bien podría ser parte de la banda sonora de una película western contemporánea, que en vez de los instrumentos típicos del género, adapte el estruendo y la vibración de la batería, el bajo y las guitarras eléctricas. Sin embargo, a pesar de tener una propuesta novedosa, y estar apuntada en la lista de invitados al festival mexicano, la banda no incrementó a la aglomeración frente a la tarima de forma considerable.  

Nota: 8.5

5.5 La cosa encantada

Si hubiese que resaltar algo de la presentación de esta banda es que al menos esta fue más honesta en cuanto al género (pop-rock) que dicen tocar y la manera en que suenan. Su sonido recuerda al de la banda mexicana Allison, o a los españoles de El Canto del Loco, pero no tiene ningún elemento distintivo que logre ponerlos al nivel de otras bandas del colectivo, como Voltar o Cartas a Felice, que si bien rinden tributo a otros géneros, logran sobresalir entre las bandas salvadoreñas contemporáneas que hacen música original. Su performance pasó casi desapercibida, sin marcar un hito en el festival. A la altura de las seis de la tarde, la afluencia de personas todavía se bamboleaba en la incertidumbre, y esta banda no lograba convocar a más de unos cuantos curiosos que se asomaban frente a la tarima. En toda el área circundante había poco más de 150 jóvenes. 

Nota: 5

5.6 Polly Class

Llegó Polly Class con una interpretación de 10 canciones en 40 minutos, un sonido libre de aparentes problemas técnicos, y un desempeño en el escenario que evidenció la habilidad de los músicos en el manejo de los instrumentos. Esta banda post-rock, que podría sonar como todas las que ya habían pasado, tiene un toque más profesional y se separa, quizás por experiencia, de las bandas del género que ya habían pasado y la que faltaba por pasar. A pesar del buen feeling, no superó al espectáculo de la agrupación Voltar, el proyecto alternativo de Diego Escobar, guitarrista de los Polly's. 

Nota: 7.0

5.7 Cartas a Felice

A pesar de que la banda tuvo problemas técnicos en el escenario -así lo manifestaron Gaby y Ricardo ya abajo del escenario-, esos problemas se quedaron para ellos. Su sonido característico y lo bien que ha sido aceptada la banda dentro de la escena nacional, hicieron que los CaF fueran uno de los puntos altos del festival. El público los coreó y, sobre todo, los disfrutó. Sigue siendo claro que las baladas no han llegado tan profundo dentro de su público, y que en términos generales, la gente sigue prefiriendo poder bailar con su 'Kitsch'. Sus puntos a favor más grandes son el carismo de todos sus integrantes -excepto el batero- y lo bien que saben manejar el show, porque con todo y los problemas en el escenario, acutuaron desentendidos de ellos, profesionales que ya no tiemblan ante pequeñeces. 

Nota: 9

5.8 Voltar

Sin ninguna duda una de las mejores bandas del festival. La energía que tienen en el escenario hace, no solo que querás escuchar su show, sino que lo querás ver. El uso de las luces con ellos tomó un significado diferente. Durante todo el festival las luces acompañaban de lejos a los músicos; en cambio, con las luces parecía que tocaban con ellos. A pesar de ser un grupo instrumental, la reacción del público fue tan buena que parecía que cada quién cantaba lo que se le daba la gana para acompañar la estruendosa instrumentalización. Ellos se definen como post-rock, y de esas bandas hubo muchas en este festival, pero ellos son diferentes, suenan diferentes. Ellos han logrado sonar sólidos, no hay un “tin” de guitarra que no suene porque tiene que sonar. En esta banda pueden pasar dos cosas: o mucho ensayo, o mucho talento. Quizás ambas.

Nota: 9.5

5.9 El sueño de Camila

Probablemente la antítesis de Voltar. Esta banda estaba para abrir el festival, no para estar tan alto en la programación y ser la telonera, por inmediatez, de Cóctel. A El sueño de Camila le falta ensayo, le falta encontrar su sonido, encontrar su público y estar seguros y reflexionar sobre si el post-rock es lo suyo. No hay mucho más que se pueda escribir que no redunde en lo mal que estuvo la banda.

Nota: 1

5.10 Cóctel

Este grupo está listo para tomarse lo que ellos se quieran tomar. Carisma, presencia y buena música van de la mano con ellos en el escenario. Una combinación de géneros que hace sonar bastante fresca la propuesta, que quizás recuerda a un joven TV on the Radio. Su single más exitoso, “Lo hago por ellas”, se agrandó con la participación del rapero Kontra, que los acompañó en un par de estrofas. Es probable que los chapines no estén muy por encima de Cartas a Felice o Voltar en cuestión musical y de show, pero ellos ya tienen, como diría Simon Cowell, el 'X-Factor' que hace pensar que están listos para conquistar por lo menos México, que no es poca cosa.

Nota: 9.5

5.11 Killer Tomatoes

La banda de ska subió a fajarse en el escenario. El problema, el gran problema, es que en la práctica el “Festival Semana sin Covers” se terminó cuando el último integrante de Cóctel bajó del escenario. Esta banda, que en un principio se vio acompañada por un integrante de Los Tiros, fue víctima del mal manejo que se hizo a la hora de hacer la programación, porque más que ellos fueran flojos, era de esperar un bajón cuando pensás que vas ha tocar ante 300 o 200 personas y lo terminás haciendo ante 50. ¿Hubo algún momento memorable en su presentación? No. ¿Hubo un mal momento? No. ¿Son una buena banda de ska? Sí. Ojalá que el Indie Collective los traiga de nuevo y nos dé oportunidad de medir y conocer bien a esta banda de ska-punk.

Nota: 6.

5.12 Skalda2

Se podría calcar lo escrito sobre los Killer Tomatoes, pero hay algo que cambiar. Sí hay algo destacado en la presentación de los Skalda2: su canción Call Center, un tributo a todas las almas atribuladas que han trabajado en un call center. Caló en los poquísimos asistentes que quedaban.

Nota: 6.

Promedio del desempeño de las bandas: 6.1

Promedio general de edición 2014 de la 'Semana sin cover': 7.7