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Los sobrevivientes de 2009 esperan que Salvador los lleve a la tierra prometida

La comunidad artística ha decidido dar un nuevo voto de confianza a la fórmula del FMLN, que ha prometido por segunda vez, y con mayor vehemencia, reivindicar sus condiciones como trabajadores del arte y la cultura. Ante esta promesa, los artistas han idealizado en Salvador Sánchez Cerén el capitán que los llevará, por fin, a la tierra prometida.

Viernes, 17 de enero de 2014
María Luz Nóchez

Pasadas las 6 de la tarde del miércoles 15 de enero, una banda de payasos aguarda ansiosa a la entrada del hotel Real Intercontinental. Son los anfitriones de este acto, y cada vez que alguien ajeno a él atraviesa la puerta suspiran con cierta resignación. Su invitado de honor aún no llega. La convocatoria invita para las 5:30 p.m. y tienen casi media hora de espera, formando una valla de la misma forma en que se agrupan los fanáticos de las alfombras rojas a la espera de sus celebridades. La estrella que aguardan es Salvador Sánchez Cerén, el candidato presidencial del FMLN, quien acude a una cita para recibir el apoyo a su campaña y plan de gobierno de parte de un grupo actores culturales y artísticos, a quienes en noviembre de 2012 les prometió reivindicar sus demandas históricas y convertir al Estado en el mecenas de las artes.

A los payasos se suman teatreros, como Fernando Umaña y César Pineda, los cineastas André Guttfreund y Noé Valladares, y las dirigentes efemelenistas Lorena Peña y Nidia Díaz.

Cuando el candidato aparece lo inundan de vítores, pitidos y golpes de panderetas, y todos se convierten en escoltas de su estrella hacia la terraza del hotel. Algunos lo detienen a medio camino para pedirle que les condeda un autógrafo y otros para tomarse una foto con él.

El escritor Rafael Mendoza y la bailarina Eunice Payés levantan las manos de Salvador Sánchez Cerén en representación del gremio de artistas para respaldar el apoyo a su candidatura.
El escritor Rafael Mendoza y la bailarina Eunice Payés levantan las manos de Salvador Sánchez Cerén en representación del gremio de artistas para respaldar el apoyo a su candidatura.

Así inició esta velada de la única candidatura presidencial que ofrece a los salvadoreños una propuesta amplia y detallada sobre la gestión cultural. Mauricio Bonilla hizo una ruptura de su semirretiro de las tablas para acompañar a su Ballet Teatro a bailar, entre otras piezas, la versión de Mercedes Sosa de “Todo cambia”. En el mismo tono nostálgico de los años 80 y 90, la agrupación Cutumay Güinama cantó “Patria chiquita mía”, de Francisco Manzanares. Uno de los números más peculiares de la noche fue el de la compañía Oxígeno+Danza, que ejecutó una pieza en la que los bailarines personificaban a Sánchez Cerén y Óscar Ortiz, que al final de 'Libertango', de Astor Piazzola, elevaban a un tercer bailarín al que le colgaban de ambos brazos una bandera de El Salvador.

Mientras los artistas lidiaban con el viento en el escenario, el candidato los miraba atentamente desde la primera fila, al lado de las diputadas Lorena Peña y Lourdes Palacios, y cada vez que la conductora de la ceremonia mencionaba su nombre y aseguraba que será “nuestro próximo presidente”, él se ponía de pie para saludar a la afición que le aplaudía y gritaba con entusiasmo.

A manera de intermedio, distintos integrantes del Movimiento Ciudadano Arte y Cultura 'El Salvador adelante' pasaron ante el micrófono para dar lectura al manifiesto con el que hacen público su apoyo a la fórmula presidencial del FMLN, y de hacer la entrega oficial del documento al candidato se encargaron el escritor Rafael Mendoza y la bailarina Eunice Payés. En el texto, artistas, escritores y gestores culturales explican que han decidido dar su apoyo a la fórmula presidencial porque reconocen en este partido el único que tomó en cuenta su preocupación como trabajadores de la cultura de contar con una “normativa que brinde apoyo y seguridad a quienes creamos, difundimos, promocionamos y, en general, trabajamos en diversas expresiones artísticas y culturales del país”.

Entre los asistentes también había rostros que son o han sido parte de la Secretaría de Cultura en los últimos dos años, entre ellos Astrid Bahamond, asesora de la Direcciones Nacionales; Gustavo Milán, de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural; Alicia Meyer, coordinadora de programa Vive la Cultura en el Palacio Nacional; Romeo Galdámez, excoordinador de la Pinacoteca Nacional; Róger Lindo, exdirector de la Dirección de Publicaciones e Impresos; Rebeca Dávila, exdirectora nacional de Formación en Artes, y los exresponsables del Teatro Nacional, Baltazar López y Fidel Cortez. Había rostros de artistas que han estado ligados al proyecto del FMLN, entre ellos Silvia Elena Regalado, Óscar Soles, Silvia Matus, Marisol Briones, Roberto Quezada, Claudia López y César Menéndez.

Todos desbordaban entusiasmo. Como cinco años atrás, en 2009, cuando muchos -si no la mayoría- de los presentes en el acto proselitista del FMLN habían integrado la Mesa Permanente de Desarrollo Cultural del Diálogo Social Abierto a la que hasta el 7 de marzo de ese año se habían inscrito 174 personas que creyeron en el programa de gobierno del aún candidato Mauricio Funes. En ese entonces, Funes prometía para el área de cultura una Política de Desarrollo Cultural, 'una institucionalidad abierta al debate y concertación creadora que genere iniciativas y políticas públicas para un desarrollo cultural integral", y redefinir e inventariar el patrimonio histórico y cultural. Pasadas las elecciones, el entusiasmo pronto empezó a sustituirlo el desencanto. Lo primero fue que el titular de cultura fue el último funcionario del gobierno en ser nombrado y previo a conocerse quién llevaría las riendas de la institución, la presidencia realizó un inédito y fallido experimento participativo para elegir secretario de Cultura: una convocatoria que se realizó el 10 de junio de 2009 a la que acudieron más de 300 artistas para presentar a sus candidatos a ostentar el cargo. El acto, realizado en el Hotel Princess, de San Salvador, se convirtió en un circo y medio mundo terminó descontento, y con un secretario de Comunicaciones, David Rivas, y con un hijo del presidente Funes, que como anfitriones recibieron un palmo de narices al no lograr más que el descontento de los convocados.

'Históricamente el FMLN no le ha puesto la conciencia necesaria al rubro de la cultura y es de esperarse que no tengan mucho interés, pero de parte del equipo de Mauricio Funes sí me parece que es una postergación bastante lamentable', dijo en aquella ocasión a El Faro el escritor Otoniel Guevara previo al acto, anticipando que a pesar de la metodología, la consulta le parecía un riesgo y un ejercicio sano. Las buenas intenciones de Funes que Guevara percibía no tuvieron mucho eco en el resto de la administración. Un mes después de la consulta se nombró a Breni Cuenca y Concultura pasó de depender del Ministerio de Educación a hacerlo de la presidencia y a convertirse en Secretaría de Cultura. Desde entonces han pasado tres cabezas distintas por la institución, siendo esta última, la de Magdalena Granadino, la más rechazada por los artistas, escritores y gestores culturales que ahora aplauden y vitorean a Sánchez Cerén, quien promete que él y su compañero de fórmula no les van a fallar. 

Este grupo de artistas que ha decidido dar un nuevo voto de confianza al FMLN son los mismos que se han quejado de la falta de interés en materia cultural del gobierno, del cual Sánchez Cerén es vicepresidente. En su manifiesto afirman que una de las razones para apoyar este nuevo plan es que están 'conscientes de que la cultura solo puede avanzar en la medida en que el cambio no se detenga y que este debe fortacerse'. Sobre este punto, del cual podría interpretarse que han percibido cambios en la institución que debe velar por el desarrollo cultural en el país, Rafael Mendoza, redactor del documento, explica que su apoyo no se basa en la experiencia actual porque esta gestión 'no es el Frente en sí, y con eso le digo todo. Por eso estamos pidiendo que se comprometan a la aplicación de un cuerpo legal que haga exigible lo que nosotros queremos'.

Pasadas un par de horas y de escuchar las razones por las que distintos actores culturales estaban dispuestos a respaldar con votos sus propuestas, le llegó el turno a Sánchez Cerén de subir al escenario y proclamar sus compromisos. 'Estamos satisfechos con lo logrado, sabemos que debemos y podemos hacer más. Ustedes serán el centro de nuestras políticas, tenemos muchos retos por cumplir con todos ustedes, pero eso solo es posible en la medida que el cambio no se detenga. [...] A partir de junio trabajaremos por impulsar y desarrollar la ley, nuestra identidad, la potencialidad y vitalidad de la cultura y las artes para la riqueza del país'. Aunque no hubo mayor novedad en sus palabras, agregó dos nuevas propuestas a su discurso: la incursión de la educación artística en todos los niveles de la currícula educativa, sobre todo en el bachillerato, y la implementación de un sistema nacional para el aprendizaje de las lenguas originarias.

'La noche aún no ha terminado, no se vayan todavía', pidió el candidato antes de cerrar su intervención, pero al bajar de la tarima y despedirse de sus compañeros de partido, su protocolo de seguridad lo rodeó y buscó la salida. En su afán por huir antes de que hubiera oportunidad de que la prensa le hiciera preguntas, fue interrumpido nuevamente por quienes le pedían una foto, un autógrafo o simplemente lo detenían para darle un abrazo. Con la partida de Sánchez Cerén el lugar empezó a quedar vacío, pero muchos se fueron con los ánimos renovados y confiados en que es posible una mejor gestión cultural bajo un eventual segundo gobierno del FMLN. Eduardo Fuentes, quien aún no ha firmado el manifiesto de respaldo a esta fórmula presidencial, dijo que no tendría ningún problema en sumarse, y que después del discurso del miércoles 'hay esperanza de que las cosas sean mejores, creo que puede haber cambios'.

Sánchez Cerén renovó en nombre de la fórmula los compromisos que había asumido en noviembre de 2012 cuando su partido presentó el Anteproyecto de Ley Nacional de Arte y Cultura. Pero el gran ausente fue Óscar Ortiz, quien ha sido elogiado por su visión de desarrollo de ciudad a través de la cultura. Esta no es la primera vez que el candidato comparece solo ante la comunidad artística. De hecho, en la noche de presentación de la ley elaborada por la Secretaría de Cultura del FMLN, su compañero de fórmula se presentó apenas a tiempo para la fotografía del acto.

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