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La insurrección de enero de 1932: el relato de los testigos

'Después que los mataban hacían montones de doscientos y cuatrocientos incluyendo los que estaban levemente heridos y les echaban petróleo e inmisericordemente les daban fuego' relataba un activista comunista semanas después de la insurrección y la represión de 1932. Para conmemorar el aniversario de uno de los momentos más dramáticos e importantes de la historia de El Salvador El Faro Académico publica dos perspectivas de los acontecimientos.


Lunes, 27 de enero de 2014
Selección por Erik Ching

Carta de Carlos Castillo Secretario General de la Federación Regional de Trabadores de El Salvador

En el Archivo de la Internacional Comunista en Moscú se encuentra un grupo valioso de documentos y correspondencia de las organizaciones radicales de El Salvador (el Partido Comunista, el Socorro Rojo Internacional, y la Federación Regional de Trabajadores) de principios de la década de 1930. Se han depositado copias de estos materiales en archivos y bibliotecas salvadoreñas: la Universidad de El Salvador, la Academia de Historia y el MUPI. La siguiente carta del Secretario General de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños (FRTS) fue escrita cuatro meses después de la brutal represión del gobierno de Martínez. En ella el secretario general de la FRTS, Carlos Castillo, resume la difícil situación en El Salvador, así como los detalles de su escape desesperado por evitar la represión. No está del todo claro a quién está escribiendo Castillo, posiblemente a miembros de Buró del Caribe en la ciudad de Nueva York.

Comayagüela 16 de Mayo de 1932.


Estimados camaradas:

Como ustedes sabrán llegué a esta a fines de febrero y si no les he escrito a sido por la situación económica en que me encuentro.

Respecto a los últimos acontecimientos de El Salvador, por ahora sólo les diré lo que la burguesía ha hecho, es la matanza más horrorosa que se registra en la historia de America.  En el termino de quince días el Generalote que actualmente manda, asesinó a 10,000 Campesinos y Obreros, y en su totalidad, es decir, desde el 21 de enero al 21 de febrero los muertos ascendían al numero de 15,800, los medios y las formas que empleaban para matarlos fueron los mas terribles y horrorosos, no perdonaron a los padres, mujeres e hijos de los compañeros que más o menos eran conocidos como militantes revolucionarios, fue tanto el odio y la sed de matar a todo el que era obrero, que después que los mataban hacían montones de doscientos y cuatrocientos incluyendo los que estaban levemente heridos y les echaban petróleo e inmisericordemente les daban fuego, lo último que estaban haciendo con los militantes y hasta con los que no eran comunistas, es que reunían una cantidad de 25 o 50 los amarraban y los llevaban a los alrededores de la Capital y ya puestos allí les aplicaban la Ley de Fugas, al día siguiente la prensa corrompida de la burguesía informaba que el ejercito había sostenido un reñido combate con un grupo de sediciosos que intentaban invadir la capital.  Es tanto lo que tengo que informarles que en la semana entrante les enviare un informe detallado y minucioso de lo ocurrido desde el 3 de Diciembre hasta la fecha en que estamos.

Por otra parte compañeros, los lacayos de la burguesía y los policías internacionales, han editado folletos como “La verdad sobre el Comunismo” y “Los sucesos de El Salvador” (díganme si no los tienen para enviárselos) en donde dicen una serie de idioteces y majaderías que están muy lejos de lo que en realidad ha sucedido.  Yo creo compañeros que se hace necesario la edición por parte nuestra de un folleto que hable en realidad de los sucesos de El Salvador y de la Verdad sobre el Comunismo.

En lo que respecta a mi, cuando me di de cuenta de que las grandes masas desorganizadas de Oriente estaban llegando a aplastar la insurrección de Occidente, decidí irme inmediatamente para La Unión el diez de Febrero en donde logré hacer un buen trabajo revolucionario, la burguesía inmediatamente se dio cuenta de mi labor logrando capturarme y el propio día que me iban a fusilar (21 de febrero) logre escaparme tirándome a nado al Pacifico llegando hasta un lugar que se llama “Piedras Blancas” de donde me embarqué para San Lorenzo y de allí para esta Capital a donde llegué materialmente agotado, pero mi espíritu revolucionario más que nunca indomable, con la convicción de que más o menos lentamente la hora de la clase obrera, el momento en que la burguesía tiene que rendir cuentas de todos los crímenes que ha cometido, llegará pero con seguridad.  El diez de Abril me capturaron pero no lograron identificarme y me pusieron en libertad, ahora nuevamente me andan buscando especialmente para sacarme para El Salvador y si logran hacerlo, ustedes sabrán lo que me sucederá.  El peligro que corro es eminentemente grave.  La situación política y económica en que me encuentro es apremiante.  Ustedes procuren resolver en aspectos generales la situación en que me encuentro.  Escríbanme seguido.  Contéstenme lo mas pronto que les sea posible.  Mándenme instrucciones o un Plan de Trabajo para realizar el Plenum que la 1a Conferencia del P.C. acordó para el mes en que estamos.  En mi próxima les hablaré de la situación y del movimiento revolucionario en Honduras.  Díganme si han recibido alguna información de algún militante desde El Salvador.  Infórmenme si se puede escribir por medio de ustedes a los estudiante de El Salvador en el instituto Leninista.  Sin más hasta mi próxima, con abrazos comunistas para todos en espera de vuestra próxima contestación.

Secretario General de la Federación Regional de Trabadores de El Salvador.

Fdo. Carlos Catillo.

[Archivo del Komintern, Moscú, 539:3:1060. Transcrito por Nathan Koverman, Universidad de Furman, EE.UU.]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

Carta de Enrique Uribe, Sub Comandante Local de Nahuizalco

El siguiente documento fue escrito en Nahuizalco poco después de la insurrección de 1932. El documento revela las contradicciones del gobierno militar en las postrimerías de la represión. A pesar de que los militares bajo la presidencia de Martínez habían masacrado a miles de salvadoreños, estaban tratando de estabilizar la región y presentarse como benefactores de los pobres. En el presente caso, un oficial escribe desde Nahuizalco informando sobre su investigación secreta de las denuncias de abusos. En efecto, descubrió que las denuncias eran verídicas. En la presente carta informa a su superior en Sonsonate que las élites ladinas locales continuaban atacando a los pobres de la región, en especial a la población indígena. Además afirma que está tratando de limitar los abusos.

 

Nahuizalco, 4 de marzo de 1932

Señor Comandante y Gobernador del Departamento, Sonsonate

Tengo el honor de informar a Ud., que siguiendo minuciosas y bajo el mayor secreto y estrictas investigaciones, he llegado a establecer que las Autoridades anteriores a mí, a excepción del Mayor Larreynaga aplicaban la justicia de una manera mal interpretada, pues resultaba que la medicina que suministraban era aún más mortífera que la enfermedad de que adolecían los pacientes.

Se desprende de lo anterior, que se formaban expediciones de soldados con individuos que decían prestar sus servicios “Patrióticamente” en este Villa con el objeto de captura a los cabecillas Comunistas y todo individuo sospechoso de los que tomaran parte en los hechos ocurridos el día 23 de Enero próximo pasado. En los primeros días, según lo manifiestan personas honorables, cierto que las comisiones cumplían con su deber, pero a última hora según la lista que le adjunto a la presente, no se escapará a su ilustrado criterio, que lejos de establecer la armonía y tranquilidad en el vecindario sembrando el terror y el espanto, tanto en ladinos como en los indígenas y aún más en estos últimos, desacreditando así a las Autoridades Superiores, Supremo Gobierno y honorables personas de esta vecindad.

Al elevarle a UD. esté informe para su debido conocimiento, lo hago para que quede una constancia de que al hacerme cargo inmerecidamente del lugar que ocupo de Comandante Local de está Villa, y de que mi actuación sea honrosa para mis Superiores y el Gobierno que preside el Señor Presidente de la República General Maximiliano H. Martínez, hacienda que vuelva la armonía, tranquilidad y bienestar de toda la comprensión a mi mando, procurando la estricta extirpación de todo actor de pillaje y bandolerismo.

Ya procedo a darle una nueva organización y orientación, tanto a la Guardia Cívica, como a Comandantes de Barrio y Cantonales, a efecto de que queden sujetos a un estricto régimen y disciplina, para en el momento preciso de una emergencia, rogándole para ello si no hubiere ningún inconveniente, proporcionar unos cinco fusiles o carabinas con su correspondiente dotación, para uso de los cinco centinelas de la Guardia Cívica, de igual número de retenes que hacen servicio todas las noches.

También comunico a Ud. que según las instrucciones que tengo recibidas con respecto a que cada individuo que se crea ser Comunista y Cabecilla de los mismos, se les instruya el informativo correspondiente, para ello he nombrado Secretario de Actuaciones a don Francisco Javier Mejía, quien es a la vez Jefe un grupo de la Guardia Cívica y ha desempeñado su cometido desde el día en que me hice cargo de esta Comandancia Local.

Así tengo el honor de informar al Señor Comandante y Gobernador Departamental, pidiéndole sus órdenes.

Enrique Uribe, Sub Comandante Local

[Archivo General de la Nación, San Salvador, Colección Ministerio de Gobernación, Sección Sonsonate, caja 1932, pliego #2]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Francisco Sánchez antes de ser fusilado en la plaza de Juayúa en 1932. Su asesinato fue de los primeros que realizaron los militares para infundir temor entre la población. / Foto del MUPI.
Francisco Sánchez antes de ser fusilado en la plaza de Juayúa en 1932. Su asesinato fue de los primeros que realizaron los militares para infundir temor entre la población. / Foto del MUPI.

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