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“Preferiría que me diera el pabellón nacional el pastor Toby antes que el presidente”

Multideportista, empresario del reciclaje y de la venta de motos, este excampeón nacional de motociclismo quedó 66 entre 189 motociclistas en la edición 2013 del Dakar, y explica por qué lo considera un triunfo: solo el 10 % de los primerizos logra acabar la prueba de más de 8 mil kilómetros. A sus 42 años se sabe 'entre la juventud y la madurez' y ya ha recibido una oferta para ser candidato a alcalde en 2015.

Jueves, 7 de noviembre de 2013
Patricia Carías y Óscar Luna / Fotos: Mauro Arias

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Koky Aguilar. Foto Mauro Arias

En un principio, la decisión de participar en esa carrera que a más de algún piloto ha costado la vida -el Rally Dakar-, significó para Aguilar su “retirada”. A sus 43 años de edad este reto era el clímax de una vida de deportista en la que la natación, el ciclismo, el motocross, las carreras de carros y otros deportes nunca bastaron. Ahora, participar en el Dakar 2013 más parece haber sido el motor que a sus cuarentas lo devolvió a la vida. Esto después de que un accidente en avioneta y unas 30 quebraduras -entre fracturas de cráneo, clavículas, rodillas, tobillos, muñecas, talón de Aquiles rotos...- hicieran que un médico le prohibiera deportes extremos de por vida. “El doctor me dijo que me dedicara al golf. ¡Nooooo, cómo puede ser eso! ¿Al golf? ¡Noooo!”, cuenta Aguilar.

Cuando Aguilar se describe, una de las primeras características que menciona es su pasión por los deportes, esa que desde que era alumno del Colegio Santa Cecilia en Santa Tecla lo llevó a destacar entre sus compañeros. Primero en el equipo de fútbol, del cual aprendió que lo suyo era el deporte individual. “No me gustó porque yo entrenaba demasiado. Me frustraba que perdíamos porque miraba que todos eran muy huevones, que no querían entrenar”. De ahí saltó a los deportes individuales, comenzó modificando con su hermano bicicletas para ganar concursos en el colegio hasta que evolucionó y a sus 18 años de edad montó su primera moto. De ahí en adelante el cuento lo resume así: campeón de la Vuelta 100,000 llaves de ciclismo en 1985, campeón en Motocross 1992, 1993, 1994, 1995, 1996, 1997, 2000, 2002 y 2003 y premios en México, Guatemala, Ecuador y Argentina. “Yo soy demasiado competitivo y siempre soñé con haber vivido en un país donde del deporte se hiciera mucha plata, porque habría hecho mucha”, dice, sin falsa modestia.

Aguilar pasó por una vida de estudios en los que intentó encontrarse y no pudo, desde una carrera como piloto de aviación, hasta catador de café, pasando por administrador de empresas y abogado. “La primera fórmula del éxito de un ser humano está en disfrutar lo que haces y no en imponértelo”, dice Aguilar, oriundo de Santa Tecla.

Hace 11 años, Aguilar se descubrió en una rama que nunca imaginó: el ambiente. Descubrió cómo hacer dinero a partir de la basura que producen los salvadoreños. En 2002 creó junto a su familia Invema, S.A. de C.V., una empresa de reciclaje, que hasta hoy le ha valido junto a su distribuidora de motocicletas KN Motors llevar una vida holgada que le permite intentar todos sus sueños deportivos.

Aunque católico, Koky Aguilar dice ser amigo del pastor Edgard López Bertrand, 'hermano Toby', con quien comparte la afición por las motocicletas.

Con su fama de deportista también llegaron los ofrecimientos políticos, esos que buscan aliados reconocidos para conquistar votos. Y aunque acepta haber recibido propuestas, el piloto dice no estar casado aún con ninguna bandera o candidato. Lejos de eso, dice no estar interesado ni en que el mismo presidente Mauricio Funes le entregue el pabellón nacional, pues antes preferiría que lo hiciera Omar Angulo o el pastor Toby. ¿Y qué mira en su futuro este hombre que quedó en posición 66 el pasado enero en el Dakar? El Faro sabe que ha recibido una oferta de ser candidato a alcalde de Santa Tecla por el partido Arena. ¿Qué dice Koky Aguilar?

¿Con quién platicaremos hoy: con Koky Aguilar el filántropo, el empresario, el ambientalista o el deportista?
Bueno, en lo de empresario creo que funciona más la palabra emprendedor. Me considero eso porque es lo que he venido haciendo, evolucionando en diferentes aéreas empresariales de mi vida y emprendiendo cada proyecto que nos hemos trazado con mi familia. La verdad es que hablar de Koky Aguilar es hablar de un emprendedor, un soñador, un deportista apasionado, un amante de los deportes. También me considero un ambientalista, debido a mi rubro de trabajo al cual le impregno mucha pasión. Yo arranqué con mi empresa de materias primas para el tema de reciclaje con un solo artículo, pero lo interesante es que cuando vos iniciás algo, no importa el área en la que te desarrollés, los demás ítems se te van dando en el camino, entonces la gente demandaba que nosotros como empresa hiciéramos algo más por otros artículos que no se podían reciclar o exportar. Fue así como comenzamos el camino para abrir una brecha, ya que el tema de reciclaje en nuestro país es un rubro atípico hasta en la parte fiscal, donde era totalmente desconocido y nos tocó afrontar varias situaciones porque no habían herramientas, pero es así como llegamos a ser una de las empresas más exitosas en Centroamérica en el tema de recolección de recursos reciclables.

¿Es la arista de ambientalista la que más le gusta?
No, quiero graficar área por área. A mí todo me apasiona. En el tema del deporte es lo mismo. Aunque me di a conocer por el tema del Dakar, yo vengo trabajando desde hace muchísimos años en este tema. Desde el fútbol hasta los deportes individuales. Tuve la oportunidad de que al abrir mi primera empresa a los 21 años, comencé a patrocinar equipos de fútbol en Eel Cafetalón, en Santa Tecla. También corrí para un equipo de ciclismo tecleño.

¿Y cuál fue esa primera empresa que tuvo a los 21 años?
Yo me incorporé a la empresa de mi madre, que trabajaba el café. Mi madre toda la vida había sido cafetalera. Cabe mencionar que vengo de una familia bastante humilde. Mi madre salió de los mercados de Santa Tecla a independizarse para daros una mejor forma de vivir. Así se incorporó al rubro de café, pero mi intención siempre fue independizarme de ella. Y comencé a optar por varias actividades y carreras. Primero quería ser piloto aviador, y lo logré. Luego alguien me dijo que mejor me dedicara al negocio de mi mamá porque yo era el hijo mayor y si no, no habría nadie que siguiera con el negocio. A mí me quedó la espinita y me fui a estudiar catación de café.

Ah, entonces vamos a pedir que nos haga una demostración como barista o que nos ayude a catar café.
Pero es que el barista es el que sabe preparar todas las especialidades de café y el catador solo se trata de ver el el tipo de café.

¿Si lo llevamos a la barra de café usted podría preparar algo?
No preparar algo, pero sí determinar si el café tiene mucho cuerpo, si es muy ácido, si hace falta ponerle más verde y así varias combinaciones.

¿Y le iba bien a la empresa de su mamá? Es que suponemos que estudiar para piloto aviador, catación de café en el exterior y luego meterse al deporte de las motos requiere algún dinero.
Pues sí, mi mamá se logró desarrollar bien en la industria. Pero ahí también entró en juego mi padre, quien me heredó la pasión por las motos aunque, lamentablemente, nunca tuvo la parte más importante de todo esto: la económica. Esos son deportes caros.

¿Y sus hijos no le dicen nada o quieren ser como usted?
Mirá, yo siempre he pensado que en la vida no se le puede imponer a un hijo. Primero, porque la primera fórmula del éxito de un ser humano está en disfrutar lo que hace. Y para mí eso es una experiencia porque a mí me decían que estudiara tal o cual cosa pero es que si no le sentís pasión se te hace un trabajo duro, pero cuando estás enfocado y motivado, ni sentís el tiempo. Mi madre quería que estudiara administración de empresas para que viera la empresa, inicié pero no lo disfrutaba y lo dejé a media carrera. Después de tantos años logré encontrar una carrera que sí me gustó: el derecho. Y surgió porque yo me ponía a leer los diarios y hay mucha terminología que usan de derecho y pues yo quise saber un poco más de eso. Me metí a estudiar por pura curiosidad y así llegué al cuarto año. Fue en ese año, el 88, que el café se vino a pique y jamás se volvió a levantar. Entonces llegó un momento en el que mi madre me dijo que tenía que ver qué hacer porque ya el café no da para los dos. Entonces siendo piloto me salió la oportunidad de ir a hacer fumigación aérea a Honduras. Me fui a volar a Valle de Ángeles (una zona en las afueras de Tegucigalpa) y nunca nadie pensó que ahí iba a encontrar el éxito. Ahí estuve alejado del mundo completamente.

¿Entonces la necesidad de su familia fue tan grande que usted necesitó ir a trabajar de lo que fuera?
La necesidad era mía, en mi familia comida y hogar siempre había, pero se trataba de querer llegar. Era de agarrar un papelito y ponerte a pensar qué querés hacer de tu vida. Yo siempre soné con crear mi nombre y eso lo tomé como algo que sería una oportunidad porque yo en ese momento dependía de mi mamá. Y es que antes del café yo traté de emprender otras empresas y en todas fracasé. Pensé que quizás Dios quería que estuviera con mi mamá y también fracasé en el negocio del café. Entonces mi última opción fue irme a llevar esa vida allá, trabajar duro y no me regresaba por puro orgullo de decir, el día que regrese voy a regresar triunfador, no más fracasado. Ahí pasé medio año y conocí un personaje y nos hicimos buenos amigos. Él me invitó a su empresa que se trataba de recolectar basura y entonces yo ya me quedaba con él todas las tardes. Comencé a barrer y luego poco a poco fui aprendiendo de todos los materiales hasta el momento en el que le dije: Mirá, pongamos este negocio en mí país, yo tengo el dinero. Por supuesto, yo no tenía nada. Pero mostrar seguridad es la primera parte que te hace creíble, ja, ja, ja… Pero así inició este rollo de la basura que hoy por hoy ha sido un exitazo. Ahorita trabaja conmigo mi hermana y mi padre, esa empresa me ha dado la oportunidad de poder aportar a varias causas sociales. Esto yo lo exporto –dice Aguilar, mientras levanta un envase plástico de esos en que se vende agua embotellada-. Nosotros lo molemos y lo mandamos en hojuelas. Esto es lo que más daño le está ocasionando a la vida marina. En el mar esto se cristaliza y se hace muy parecido al planctom, que es la comida que comen las tortugas, los delfines y otros animales y así mueren. Esto está hecho a base de petróleo y es el mismo pescado que llega a tu cena en el restaurante. Después nos preguntamos por qué ha evolucionado el cáncer y tanta enfermedad. No nos damos cuenta de que nosotros mismos nos estamos haciendo daño.

¿Cuál es el proceso de su empresa de reciclaje?
Nosotros somos una empresa que lo que hacemos es recolectar lo que para unos es desperdicio, pero para otros es materia prima para realizar artículos de primera necesidad. Luego, por medio de ese rubro nosotros le generamos a un país impuestos, divisas, fuentes de empleo, fuentes de ingresos y la quinta y la más importante es que le colaboramos al medio ambiente.

¿Qué recolecta?
Nosotros recolectamos materiales ferrosos, no ferrosos, materiales plásticos, cartón y desperdicios electrónicos. Con esto de hierro, nosotros estuvimos en una lucha titánica en la Asamblea, luchando contra unos decretos que prohibían exportar el hierro y el cobre. El hierro, porque aparentemente, se estaban robando las redes telefónicas, cuando estamos claros que en nuestro país se roban de todo todos los días.

Lo mismo pasó con las tapas de los pozos de visita y de los resumideros en las calles.
Sí, esa fue otra figura interesante. Nos echaban la culpa a los exportadores de que éramos nosotros los que impulsábamos la iniciativa del hurto de las tapaderas, pero yo les hacía la aclaración de que nosotros exportábamos el material físico tal cual lo recibíamos de los recicladores. Si yo agarraba algo, así, con esa forma, lo exportaba. Nosotros tenemos además controles en los puertos en donde se examinan este tipo de objetos. Aquí hay varias fundidoras, que no tienen controles de ingreso donde tú podés meter un carro entero y se perdió la evidencia. Ahí se los dejo a ustedes, cada quien que piense lo que quiera pensar. Ahora llevamos el mensaje a las escuelas y a las alcaldías, porque ahora eso del medioambiente nos queda perfecto porque ya solo nos va quedando el medio. Y es que nuestros dirigentes políticos están tratando temas de hace 30 años, no se han dado cuenta de que las nuevas generaciones tienen nuevos problemas, como este. Por eso es que no logran encajar con la juventud en estos tiempos.

Usted tiene buena oratoria: hasta podría ser político.
Mmm… No, la verdad es que la política dejémosela a los políticos. Yo ahorita me siento muy contento y muy querido. Aunque si te soy bien honesto, con esta oportunidad que tuve de correr el Dakar, desde la primera entrevista me tildaron de político. Mirá, yo creo que nada pasa por casualidad, pero ahorita estoy enfocado en otros proyectos. Me encuentro en una de las edades más importantes de mi vida, en esa en la que tú estás entre la juventud y la madurez. Eso es bueno porque te podés mover en varios ámbitos, con los jóvenes y con los maduros, y en la política eso genera credibilidad, porque ahorita solo vemos más de lo mismo. Aquí el problema que existe es que todos se quieren perpetuar en la política.

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Koky Aguilar. Foto Mauro Arias

¿Usted también es empresario, lo conocen por ser el dueño de una distribuidora de motocicletas famosas, KN Motors, verdad?
Sí, después de tanto tiempo se me presentó la oportunidad de representar en el país una marca. Las marcas japonesas ya las tenían los empresarios grandes (Honda, Kawasaki, Yamaha, Suzuki) y yo las corrí todas. Pero se me dio la oportunidad de representar una marca europea que yo en un inicio dije qué hueva, me voy a meter a vender esto y no voy a vender ninguna. Le dije a mi hermano que nos metiéramos en esto, que probáramos. Y así tomamos la marca KTM, que dicen que significa “Koky , Tequeremos Mucho”, ja, ja, ja… Ya tenemos ocho años de tener la marca, pero a los tres años la marca pegó un rebote impresionante en los Estados Unidos y se convirtió en la marca número uno en el off road y en un montón de segmentos a nivel mundial. Creció impresionantemente y la gente nos comenzó a buscar. Nunca pensé en chiquito, así que me metí a financiar un local más grande para la tienda y ahora tenemos una de las tiendas más bonitas en Latinoamérica. La hicimos con el concepto de un café garaje y ahí se nos incorporan otras marcas. Ahora distribuyo cinco marcas a un mercado “premium”, porque estos son juguetes caros.

Y de sus dos negocios, ¿cuál es el que le da la oportunidad de llevar una vida más holgada, de poder dedicarse al deporte, por ejemplo?
Los dos. Aunque si te soy sincero, le apuesto más a la cuestión del reciclaje. Estoy claro que la basura es un gran tema, cada persona genera dos libras de basura por día. Eso más o menos te explica el volumen que uno exporta del país. Yo siempre pensé que para poder hacer plata uno se tiene que meter a un proyecto que no exista, pero si te metés donde hay miles y creés que por eso vas a triunfar, eso es mentira.

Usted desde los noventa anda ganando premios en un montón de lados, ¿pero en qué momento dice que quiere ir a competir al Dakar?
La parte deportiva es bien importante para el ser humano y a mi edad es un tema de salud. Yo soy demasiado competitivo y siempre soñé haber vivido en un país donde del deporte se hiciera mucha plata, porque habría hecho mucha, porque me encanta. Tuve la ventaja de que cuando comencé a desarrollar mis habilidades y el hecho de solidificar mis empresas, siempre tuve una familia muy unida que cuando me ausento, ellos siempre están ahí y sin ellos no habría logrado nada deportivamente.

¿Y cómo llegó a competir al Dakar?
Pues como todo en la vida uno tiene que caminar antes de correr. Yo me vine preparando en moto enduro y motocross durante muchos años, ese es todo un bagaje porque en el Dakar no podés llegar y decir que no sabés nada de motos pero que en dos o tres años te vas a preparar y vas a ir a competir. O te matás o te morís por deshidratación o un montón de cosas. Yo tenía 10 años de ver el Dakar. Pero todo esto para nosotros como salvadoreños era un sueño, por todas las limitantes que existen en este país. Una de las más importantes es cómo nos van preparando en la vida, para que vivamos en una zona de confort como humanos y tenemos miedo de salir de esa zona. Una de las cosas que creo que me distingue en esto de los deportes es que a mí siempre me ha gustado probar hasta dónde llega mi cuerpo, hasta dónde resiste. Una vez, y esta es una de mis aventuras locas, como volaba aviones, me aburrí de volar un avión ultraliviano de día y decidí probarlo en la noche. Entonces, como no veía nada, no me fijé que me quedé sin gasolina y me tocó planear el avión hasta llevarlo a tierra. Fui a caer allá por una finca, a saber adónde. La cosa es que me abrí el ojo, me deshice el tobillo y ya me daban por muerto. Pero bueno, a mí siempre me ha gustado la adrenalina. Entonces el Dakar para mí era donde yo me iba a retirar. Y es que muchos pensamos que a los 40 años ya tu vida…

... va en descenso…
Cabal, ya solo te invitan a chupar y a comer. Ya nadie te invita a otra cosa, pero yo decía: ¡No, esto no puede ser! Estaba como con 45 libras de más, el doctor de las rodillas me dijo que ya no podía hacer motocross porque tenía deshecha la rodilla y que ya no existía reparación para eso, tenía hueso sobre hueso, y el doctor me dijo que me dedicara al golf. ¡Nooooo, cómo puede ser eso! ¿Al golf? ¡Noooo!

¿Se deprimió?
¡Sííí, imaginate! Para ese entonces jugaba squash dos veces al día, hacía ciclismo en la mañana, jugaba mucho fútbol porque patrocinaba equipos y yo, si patrocino, me meto a jugar, porque si no, qué hueva. En el 2012, el 3 de enero, fecha en la que arrancó el Dakar, yo me había levantado con una zirindunga malísima, y me puse a ver el Dakar. No, yo tengo que ir ahí, me dije. Le hablé a Óscar Picardo, quien fue mi tutor en toda esta situación, y a mi hermano, y les dije que iba a ir al Dakar de 2013. '¡Dormite, cerote!', me dijo mi hermano. Pero el 4 de enero comencé a levantarme a las 4:30 de la mañana para ir a pedalear a las 5 de la mañana. Desde ese día hasta hoy no he dejado de hacerlo. Comencé a buscar a las personas idóneas, porque esto es como construir una casa, tenés que estar junto a la gente idónea para comenzar a prepararte.

¿Aparte de la condición física qué otra cosa tuvo que preparar?
La condición física, técnica, nutricional, sicológica y espiritual. Esos son los cinco elementos.

Entiendo los primeros tres, pero explíqueme los últimos dos.
Pues, yo estaba bastante alejado en mi situación familiar, quizá por lo mismo que me sentía deprimido. Pero entendí que si me iba a dedicar a eso tenía que pedirle consejo al Todopoderoso, tratar de involucrarme un poco con él y sentir esa presencia que te da una cuota de consejos para saber cómo desarrollarte. Esa es la motivación espiritual y de alguna manera, si tenés fe, eso te importa muchísimo. Y la parte sicológica porque como es un deporte extremo, llega un momento en el que te dan ganas de tirar la moto, dejar todo ahí e irte a tu casa. Yo cuando iba por Los Andes, a tres grados de temperatura, y después de ver al piloto francés muerto, lo menos que quería era estar ahí. Quería una taza de chocolate o café. Entonces es súper importante.

Aparte del muerto, ¿cuál fue la “valida de madre” más grande que vivió en el Dakar?
Pues la cosa más dura para mí fue que en la carrera llevábamos una mochila con toda la ropa de invierno, porque cruzamos Los Andes dos veces, son 100 kilómetros en donde no ves a nadie, estás a cero grados y no hay forma de parar en ningún lado porque no hay ni refugio. Cuando faltaban como 20 minutos para mi hora de salida, mi compañero de equipo, un argentino, me dice que por equivocación había dado mi mochila a su equipo de trabajo. Y comencé bien a lo salvadoreño a agarrar bolsas de plástico, servilletas, papel periódico para meterlas adentro del traje, en los guantes, en todos lados. Yo no sabía cómo era que iba a aguantar, pero es que había llegado hasta la octava etapa y no iba a renunciar. Cuando iba cruzando Los Andes, el hielo me comenzó a entrar por las manos, ¡fue horrible! Ahí tuve una de las pocas sensaciones de abandono, como nunca antes. Pero no podía parar, porque si lo hacía me iba a congelar. Y es que el abandono fue una de las situaciones que no contemplamos nunca, porque si no, la mente se programaba para el abandono. Cuando llegué a la frontera de Argentina iba congelado, me temblaba todo. Pero hasta eso fue parte de mi preparación para el Dakar. Yo me iba al mar y me llevaba todo el traje caliente y me ponía a caminar a las 12 del mediodía para resistir. Yo quería sentir el calor en su máxima expresión y sin tomar agua ni nada porque en el Dakar te dan un galón por si te toca dormir en pleno desierto y así tu brújula, tu sabana térmica y todo de pura sobrevivencia.

Y en la parte espiritual, ¿cómo se preparó?
Yo soy católico, pero no te voy a negar que escucho mucho al pastor, que por cierto es muy amigo mío y antes de irme fui donde él y también cuando regresé.

¿Cuál pastor?
Toby padre. Me llevo con los dos y me llevo mucho con sus hijos, pero en realidad mi familia es católica y vamos con mi familia todos los domingos a escuchar al padre Esquivel. Pero a mí me encanta escuchar al pastor porque él lleva la Biblia a la práctica, en cambio los católicos cuentan más las historias de la Biblia, aunque el padre Esquivel lo actualiza más.

¿La parte espiritual le sirvió cuando se enfrentó a la muerte del piloto francés?
Pues ahí todos nos volvemos una sola fraternidad porque todos estamos en las mismas condiciones. Ahí no hay campeones ni razas ni religiones ni nada. Ahí todos dormimos en el mismo galerón en un sleeping bag, todos comemos lo mimo, tanto Ciryl Despres que es el campeón mundial hasta el que va en último lugar. La verdad es que nos volvemos una familia y fue más trágico porque lo vi de frente, no me lo contaron.

Cuéntenos ese episodio.
Fue la primera vez que íbamos cruzando Los Andes, en la sexta etapa. Yo estoy casi seguro de que él se durmió. Estábamos a 30 kilómetros de la frontera de Argentina y teníamos a un vehículo de patrulla chileno, que nos estaba protegiendo pero estaba levemente metido en el carril contrario. La cosa es que cuando yo vi la moto, solo vi fuego y vi a los patrulleros de Chile en estado de shock, gritaban. Pero a todo esto yo no vi al piloto, así que pensé que quizá estaban auxiliándolo y ya se lo habían llevado, pero cuando volví a ver, estaba como a 40 metros tirado. Entonces salí corriendo adonde estaba él, porque él me acababa de pasar. Cuando lo vi, reconocí que estaba muerto, era evidente. ¡Uau!, dije. La verdad, sí me habían contado de muertos en el Dakar pero nunca me lo imaginé. Entonces me regresé al panel de la moto, desde donde podés hablar por teléfono. Les comuniqué que necesitaba asistencia, que había un muerto y ellos llegaron vía helicóptero. Ya cuando ellos llegaron, yo me fui. Hasta el día de hoy, yo sigo en comunicación con el papá del piloto en Facebook, sigue pidiéndome que le cuente mi versión y ya se la conté como 10 veces. Era un joven de 24 años, pero creo que no se había preparado bien, porque te puedo asegurar que él se desveló en las primeras etapas y claro, el sueño te pasa factura.

Ahora que menciona el factor edad, ese piloto tenía 24 años y usted 42. ¿Cuando se le cruzó la idea de participar en el Dakar no pensó en su edad y si tenía condición física similar a la de los demás?
Eso también es parte de una madurez en esto. Yo toda la vida he practicado deportes y he sido muy intenso. Para la prueba me preparé como un deportista integral, ese fue un año sabático. Yo entrenaba un promedio de cinco horas diarias desde natación, ciclismo, trote, pesas, motos y así. Fue muy intenso. Yo creo que la única discapacidad que tiene el ser humano es la muerte.

¿Y a usted le alcanzó su propio dinero para pagarse la carrera?
Esa fue una planeación de vida, como cuando uno quiere construir su casa. Evidentemente, uno deja de hacer algunas cosas porque quiere construir su casa. Para mí, el Dakar era mi casa. Algo que no podía dejar de hacer antes de morir. Y parte de mi presupuesto que yo tenía para otras actividades tuve que concentrarlo ahí. También tuve el apoyo de Herbalife, que fue un apoyo muy importante, luego se sumaron Dasal y King Quality, los cuales no me dieron la aportación total, pero me ayudaron. La verdad es que yo iba preparado para hacerlo solo.

Leyendo un poco sobre la moto que usó, la KTM 450, llegué a la conclusión de que valía más de 25 mil dólares.
Como yo soy el distribuidor de KTM en El Salvador, ellos me dijeron que la usara y que me iban a cobrar solo una parte por tratarse de la primera participación del país. Para eso hicimos todo un lobby. A veces no todo es dinero sino cómo te vendás. Y así uno se va abriendo espacio. A mí el equipo argentino me pidió que corriera con ellos pero querían que yo me registrara como argentino. Y pues no. ¿Cómo vas a creer eso? O a veces llegan partidos políticos a quererme patrocinar y pues no, nada que ver, mato mi esencia y mejor no voy. Yo he tenido candidatos que me han dicho dale, aquí está completa la plata, pero no.

¿Quién es el que le ha dicho que le paga el tour?
No te puedo decir, pero créeme que sí hay.

Quiero entender esto: si en el Dakar quedó en la posición 66, ¿lo sigue considerando un triunfo?
Creo que es una pregunta importante y que es necesario aclarar. El Dakar es la prueba más difícil del mundo en todo aspecto, al final del camino la posición es lo de menos. Si llegaste en el lugar 110, sos igual un ganador. Eso lo hacen notar todos los reporteros, porque aquí el que termina el Dakar… Bueno, yo me fui a entrenar a Argentina con un montón de argentinos que llevaban su tercera vez tratando de terminar la carrera y no lo lograban. Entonces, vos te imaginás lo difícil que es, porque son argentinos que viven en el terreno, que entrenan en las dunas y aun así no terminan. Yo me daba por satisfecho con llegar a la sexta etapa. Y es que el año anterior, la parte de Perú había sido la más difícil, entonces todo el mundo decía que los primeros 20 o 30 % se quedaban en las primeras etapas. Para que se hagan una idea, está estadísticamente comprobado que solo el 10% de los que participan por primera vez en el Dakar terminan la carrera. Para mí realmente el puesto era lo de menos. Los primeros 40 en terminar la carrera eran personas que habían corrido como 20 rallies en el año. Egipto, Marruecos, Estados Unidos… Hablamos de no menos de un millón de dólares. Yo en el desafío Litoral, para poder participar en el Dakar, quedé en décimo lugar, siendo mi primera participación en la vida. Mirá, si yo le gané a gente en el Dakar que ha corrido un montón de veces, incluso a mi profesor Laurent Lazard, que quedó en la posición ochenta y tanto, y él tiene ocho Dakares encima. Y a veces el lamentable esto, porque yo vi por ahí que en la Asamblea están pensando darme un reconocimiento. Y alguien vino y puso un comentario diciendo que éramos unos fracasados porque premiábamos a un lugar 66. Pero lo que pasa es que debemos entender las condiciones bajo las que estamos ahí.

¿Usted recibió algo del Estado, aunque sea mínimo, aunque sea la bandera para llevar en la moto?
Nada. Y no me interesa. Lo mejor que pude recibir fue el apoyo de todo el mundo. A mí que el presidente o alguien me diera el pabellón nacional, no. Prefiero que me lo dé Omar Angulo o el pastor Toby, que es un gran amigo mío, que ama las motos y conoce del Dakar. Alguien que vive la pasión, pero no alguien que ni conoce para dónde iba. Con ese tipo de gente uno se siente satisfecho de que te den el pabellón, pero alguien que ni sabe por qué me lo da, es bien difícil.

Una muy buena fuente nos dijo que usted va a tener que darle trabajo a ese reportero de Fox Sports al que se lo prometió cuando le preguntó si incursionaría en la política, porque según esta fuente usted va a competir por la alcaldía de Santa Tecla con el partido Arena en 2015. (Koky hace una pausa de varios segundos antes de responder, sonríe yparece esforzarse por no parecer sorprendido).
No. No está contemplado hoy por hoy lo de la alcaldía, pero debo aceptar que he sido buscado por diferentes entidades y personajes, actores de la política y también de la sociedad civil. Yo creo que las situaciones caen por su propio peso. Hoy por hoy no te puedo decir qué voy a hacer. Ahora soy un embajador de Olimpíadas Especiales y he sido buscado para ayudarles a diferentes sectores, pero no me he identificado con una sola causa en particular o en un solo municipio sino que aporto en donde soy llamado. Entonces, sí se ha despertado el morbo, y ojo con lo del partido, porque por ahora no hay color, lo que hay es una intención de ayudar, y por supuesto, puede ser que una cosa lleve a otra. No puedo hablar ni de partido ni de candidatos porque no es algo que tenga contemplado. Ese es un escenario que ahorita se encuentra lejos.

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