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El Salvador autoritario

'El sistema político de El Salvador se ha caracterizado por enormes paradojas. Las prácticas autoritarias informales y antidemocráticos existían en medio de reglas formales altamente democráticas', nos dice el historiador Erik Ching en esta contribución que presenta para el público salvadoreño los resultados de su última obra sobre nuestra historia política.

Lunes, 28 de octubre de 2013
Por Erik Ching *

En unas cuantas semanas la editorial de la Universidad de Notre Dame publicará mi libro Authoritarian El Salvador (El Salvador Autoritario), un estudio de la política y las elecciones en el siglo XIX y principios del XX. Uno de sus principales objetivos es explicar los orígenes del primer gobierno militar bajo el presidente Maximiliano Martínez (1931-1944 ). El libro se basa principalmente en la colección de documentos oficiales del Ministerio de Gobernación en el Archivo General de la Nación. La investigación en este proyecto comenzó en 1993. Terminé el primer borrador en 1997, fue mi tesis doctoral, y desde entonces he estado revisándolo.

El argumento principal del libro es que el autoritarismo ha definido la historia política de El Salvador. En este contexto autoritarismo significa la ausencia de procedimientos democráticos y de ejercicio de la voluntad individual en los puestos de votación. Los datos sobre elecciones que se encuentran en diversos archivos de El Salvador revelan que desde los primeros días de la república las elecciones en todos los niveles del sistema (municipal, departamental y nacional), eran asunto de 'todo o nada'. A menudo varios candidatos competían por los diferentes cargos, pero normalmente los vencedores ganaban por unanimidad. En los casos en que varios candidatos recibían votos, el voto final en cada mesa de votación se decidía de forma unánime o casi unánime. Por lo tanto, la victoria electoral dependía de la capacidad de las redes políticas para controlar las mesas electorales, impedir que votaran sus rivales y luego asegurarse de que sólo sus partidarios fueran capaces de emitir su voto por su candidato preferido.

Portada de
Portada de 'Authoritarian El Salvador: Politics and the Origins of the Military Regimes, 1880-1940', de Erik Ching. 

Es notable la constancia con la que funcionaba este sistema. Por supuesto que no tenemos pruebas para todas las elecciones que se dieron en El Salvador, pero ha sobrevivido una impresionante cantidad de documentación. Ésta revela que en casi todos los casos conocidos las elecciones funcionaban de esta manera controlada y no democrática. La única excepción se dio entre 1927 y 1931 durante el período del presidente Pío Romero Bosque, quien intentó reformar el sistema y promover una democratización más genuina. Sus esfuerzos tuvieron un éxito moderado, pero se las arregló para presidir sobre las únicas elecciones semi - libres y justas en la historia salvadoreña hasta ese punto. Las elecciones de Romero Bosque fueron el último esfuerzo por democratizar el sistema de votación hasta la reforma electoral de 1960, y, en sentido más estricto, hasta después de la guerra civil.

Las pruebas históricas muestran que el gobierno del general Martínez destruyó el incipiente experimento con la democracia política y volvió a las prácticas previas a las reformas de Romero Bosque. De hecho, las pruebas muestran la continuidad entre los regímenes que precedieron a Romero y el gobierno del general Martínez. No sólo el gobierno de Martínez empleaba las mismas tácticas, sino también muchas de las mismas personas que ocupaban cargos antes de Romero Bosque, sobre todo en los municipios, estaban en posiciones de autoridad durante el Martinato. Por lo tanto, existe gran continuidad entre el primer régimen militar 'moderno' del siglo XX bajo Martínez y las dictaduras más tradicionales que le precedieron. En la medida en que el régimen Martínez sentó un precedente para los gobiernos militares que le sucedieron ( el PRUD y el PCN ), y de hecho parece que siguieron el ejemplo de Martínez, la continuidad autoritaria parece haber definido la historia política moderna de El Salvador.

Sin embargo, el sistema político de El Salvador se ha caracterizado por enormes paradojas. Las prácticas autoritarias informales y antidemocráticas existían en medio de reglas formales altamente democráticas. Todas las constituciones de El Salvador concedían amplio derecho al voto,  y aunque las dos primeras constituciones imponían algunas limitaciones a la ciudadanía (de riqueza y alfabetización), estas restricciones, aparte de la exclusión de las mujeres, desaparecieron en la década de 1870. En comparación con muchos otros países de América Latina, donde las libertades electorales legales se restringían cada vez más durante el siglo XIX, El Salvador se destacaba por tener reglas democráticas que siempre avanzaban más de lo que retrocedían. Es más, las elecciones se sucedían con regularidad y con muchos votantes, y ningún líder político se atrevía a tomara su cargo sin haber sido sancionado por una elección. De hecho, durante los primeros 100 años de la independencia de El Salvador se llevaron a cabo literalmente miles de elecciones , muchas decenas de miles de salvadoreños compitieron en ellas y / o las supervisaron, y cientos de miles, incluso millones de salvadoreños, votaron en ellas a través de los años. Además, las elecciones estaban acompañadas por una retórica que parecía muy democrática. Los candidatos y los supervisores electorales celebraban constantemente el sufragio universal, la libertad de elección, la libertad individual y la inviolabilidad de los funcionarios de elección popular. Todos los participantes del sistema empleaban el lenguaje de la democracia, tanto las élites como las clases bajas. Sin embargo, al mismo tiempo, las elecciones funcionaban siguiendo las reglas informales del autoritarismo antidemocrático.

Esta desconexión entre el lenguaje de la política, las reglas formales de las elecciones y las prácticas informales de los actores en el terreno, constituyen la base de mi libro. También es la característica más decisiva de la vida política moderna de El Salvador. En una elección tras otra, año tras año, las imágenes y los sonidos de la democracia llenaban el aire en medio de prácticas no democráticas y autoritarias. No creo que las pruebas históricas me permitan explicar cómo y por qué el sistema tomó estas características, pero sin duda me permiten documentar su existencia. Por lo tanto, no nos queda más que conjeturar en cuanto a cómo este enfoque dicotómico, incluso esquizofrénico, a la política se alojó en la psique nacional de El Salvador en los últimos doscientos años. Por lo menos, parece ayudar a explicar por qué todos los que han tratado de reformar el sistema electoral en El Salvador han enfrentado desafíos tan monumentales.

Authoritarian El Salvador: Politics and the Origins of the Military Regimes, 1880-1940 será publicado por la editorial de la Universidad de Notre Dame en diciembre de 2013. Me gustaría dar las gracias al personal del Archivo General de la Nación por la generosa ayuda que me permitió ver la documentación, sin su ayuda hubiera sido imposible realizar este estudio.


 

* Erik Ching es profesor de historia en Furman University, South Carolina, y es autor de varios libros y artículos sobre la historia política de El Salvador.



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