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'A las 9 le quito los celulares a los jugadores para que descansen'

El 'profe' de la selección de fútbol de playa desde 2007 revela la clave del éxito: alejarse de las poses, de los lujos y de las distracciones. Convencido de la importancia de la unidad del equipo que en 2011 alcanzó el cuarto lugar del mundo, es un inflexible guardián de la disciplina, pero también un padre en busca de la armonía familiar y la equidad en un entorno que ya reporta regalías y premios.

Martes, 13 de agosto de 2013
Gabriel Labrador y Óscar Luna / Fotos: Fred Ramos

Si la playa Leme en Río de Janeiro, Brasil, no hubiera parido en 1992 las primeras competencias de fútbol playa, este ingeniero agrónomo de 42 años oriundo de Jucuarán, Usulután, llamado Rudis González Gallo no estaría sentado aquí. Este hombre trigueño, barrigón y levemente canoso estaría haciendo cualquier otra cosa, menos estar sentado bajo esta glorieta, a la orilla de la playa Costa del Sol, en el hotel Pacific Paradise, observando los ejercicios que ejecuta el grupo de futbolistas que dirige. Gallo a lo mejor estaría coronando su trayectoria en el fútbol 11 como director técnico de uno de los equipos de la segunda división donde militó: tal vez en el Mar y Plata, de Puerto El Triunfo; quizás en Los Andes, de San Jorge; o quizás seguiría siendo el entrenador del equipo departamental de San Miguel de la Federación Salvadoreña de Fútbol (Fesfut), su último puesto de trabajo antes de tomar las riendas del equipo playero en 2007.

El pickup gris doble cabina de Rudis Gallo ha hecho su aparición en la sede de la Selecta Playera cuando faltan cuatro minutos para las 10 de la mañana porque él es el director técnico que más alto ha encumbrado un combinado de fútbol salvadoreño en los torneos de la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA): un cuarto lugar a nivel mundial obtenido en Rávena, Italia, en 2011. Gallo viste sandalias, un pants que le llega hasta la rodilla y una camisa azul desmangada porque a pesar del reconocimiento y fama que le llegó de golpe después de ese su tercer mundial de fútbol, su estilo -dice él- sigue siendo el mismo: alejado de los sacos, las corbatas y los zapatos de lustrar. El puñado de gente que le vive diciendo que ya es hora de que vista de otra manera y de que cambie el tan salvadoreño pronunciamiento de las 's' como si fueran 'j', tendrá que quedarse con las ganas por unos años más. “Espero ser siempre el mismo”, dice. Aunque ya parece que algo va calando: para el entrenamiento y su contacto con la prensa, Gallo se pone su camisa de mangas marca Mitre, patrocinador oficial del combinado azul. 

Rudis Gallo. Foto Fred Ramos
Rudis Gallo. Foto Fred Ramos

Gallo se lleva bien con el gremio de periodistas. En general, bromea, ríe, cuenta intimidades aun con la grabadora encendida porque asume que todas aquellas frases o ideas comprometedoras no saldrán publicadas. Parece que nunca se ha sentido traicionado en ese aspecto. Se acomoda en una de las mesas frente a la playa justo después de mandar a sus muchachos con el preparador técnico a hacer ejercicios sobre la arena. Ha dicho que tiene una hora y media de tiempo para atendernos. Se describe como un hombre humilde, amante del fútbol inglés, asiduo a la música de Julio Iglesias pero a la vez alguien con una fiebre por las películas de acción. Hace unos años cambió su primer carro por su actual pickup Tacoma; en carretera, le gusta llegar hasta el borde de los 120 kilómetros por hora. “La Policía a veces me para pero me identifican, no me ponen la multa. Prooooofe, se va a matar, qué báaarbaro, me dicen'. 

La vida de Gallo también se ha acelerado en los últimos siete años: el reconocimiento, la fama, el dinero, los viajes... pero hasta ahí. Si bien la estabilidad económica ahora le permite a él y a sus muchachos diferenciarse de quienes ganan menos del salario mínimo, Gallo sabe que el buen trato y los lujos que acompañan los viajes y las experiencias son solo eso, expediciones a un mundo “de clase alta”, como él dice, y que lo propio para ellos es “la naturaleza, allá te espera la gente que te aprecia, allá te espera el vecino, te espera la tortilla con cuajadita... eso es lo más bello que puede haber”, dice. Con su esposa, una enfermera, tuvo hace 13 años su primera hija, y hace ocho, un varón. La familia entera asiste todas las semanas al Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel de Usulután que queda a la vuelta de su casa, en el centro de la cabecera usuluteca. 

¿Cómo hace Gallo para timonear al equipo que clasificó a su tercer mundial de fútbol playa que se disputará en Tahití? Lo más importante para Gallo es hablar con acciones. “¿De qué sirve el güirigüiri si no he hecho nada para ayudarle a resolver el problema al jugador?”, dice. Sin esta estrategia, recuperar moralmente al equipo después de derrotas como la que en mayo propinó Costa Rica en la clasificatoria a Tahití parece imposible. Por aquella pérdida, el pase al mundial estuvo en riesgo. La Selecta debía ganar por cuatro goles de diferencia en su siguiente partido contra Jamaica: el equipo de Gallo lo logró. 

Hoy, martes 29 de julio, es el primer día de entreno de la semana y los veraneantes hospedados en este hotel aprovechan para disfrutar el paquete “Selecta de playa” que incluye una sesión de fotos y autógrafos con los atletas. Un gigantesco póster del equipo da la bienvenida a todo aquel que ingrese a las instalaciones donde este equipo ha hecho su segundo hogar. “Salgo en cinco minutos y le damos a la entrevista”, dice Gallo, quien primero necesita saludar a sus muchachos en la segunda planta del hotel y darles unas pequeñas indicaciones antes de la práctica. Una veintena de veraneantes aprovecha y busca una foto con los jugadores. Una mujer que dice que ha venido de Los Ángeles dice a Gallo que lo admira y que ha hecho un formidable trabajo. Con toda la fama del equipo desde 2011, a Gallo también le ha tocado asumir un nuevo rol: administrar las regalías que han recibido como equipo. Gallo decide quién va a actividades con empresas, trata que a todos les caiga por igual aunque los más buscados sean Agustín 'el Tin' Ruiz y Frank Velásquez, los goleadores. “Vaya, viejito, vaya a traer esas 200 bolitas”, les dice. 

Esta es la entrevista con un entrenador que más que los trofeos y campeonatos, aspira a trascender en la historia del deporte salvadoreño como el gran mentor del fútbol playa en todas las costas salvadoreñas.

En primera persona

Soy una persona humilde, con carácter para manejar la selección y mi familia. Muy amoroso, muy amigable. Me gusta muchísimo el fútbol, las películas de acción -mis favoritas son las de Rambo, las de Chuck Norris y Bruce Lee. Soy muy hogareño, y la prueba es que tengo pocos amigos en Usultuán porque el poco tiempo que paso ahí me gusta pasarlo con mi esposa, mis hijos y mis padres. Me gusta la música romántica: Julio Iglesias, calidad. En cuanto a equipos de fútbol siento afinidad por Firpo y Águila, soy de oriente. A nivel internacional por el Madrid y el Barcelona, los dos. Y por el Manchester United. Mi favorito es el fútbol inglés, qué fútbol más hermoso. Fuerte, trazos largos, técnicos. El fútbol de España es bien como de cartón, solo el Barca y Madrid, no hay competencia.  

¿Cómo diría que ha cambiado su vida de 2007 a la fecha?
Considero que si la evaluamos en la parte económica, si la evaluamos en la parte social, en la parte laboral, ha cambiado, definitivamente. Primeramente, donde quiera que ande casi siempre me identifican. Me identifican como una persona muy positiva para el país, como un ejemplo para El Salvador y eso es bueno. Pero esto me alegra porque sigo siendo el mismo, en la parte interna, en la parte espiritual. Varios personajes del poder, de aquí de nuestro país me dicen: Profe, pero usted, ¿que no sabe que es famoso? ¿Por qué sigue actuando de la misma manera? ¿Por qué sigue expresándose así de la misma manera?

¿Expresándose cómo?
Mi tono actual, porque yo siempre, mi caliche, como se dice...

Ja, ja, ja. ¿No ha querido cambiar su forma de vestir?
Me visto igual.

¿Le gustan los zapatos de lustre?
No, no, para nada. Lo mío son los zapatos tenis. La parte formal no me parece, no me siento cómodo. Donde quiera que llego siempre me gusta estar cómodo. A veces voy a eventos importantes y siempre llego con mi camiseta, o sino, tipo polo, pero ya de vestirme de manga larga... ¡no llego hasta esos límites! Pero '¡Usted, profe, vístase de etiqueta, de gala!', me dicen.

¿Se sentiría otro?
No es eso, siempre espero ser el mismo y mis seleccionados igual, porque hasta ellos a veces me dicen cuando hay que ir a medios o a reuniones: 'Profe, pero vaya diferente'. Y yo les respondo: 'Vaya usted diferente, pues, Tin, usted también'. 'No, yo no', me dice... 'A pues, ni yo', le digo. A veces vamos a reuniones con empresarios, a la Asamblea Legislativa o a Casa Presidencial o con la primera dama y no siento que sea faltarles el respeto a ellos, eso sí, hay que ir lo más aseado posible y presentable. Quizás nosotros no hemos medido el grado de fama, el grado de éxito que hemos tenido dentro la selección, por eso es que nosotros seguimos siendo los mismos...

¿Tiene un parámetro que le indique cuál es ese grado de éxito?
Podría ser que lo tenga... podría ser...

¿Cuál es?
La misma gente me lo da, el aficionado... '¡Profeeeee!', y se alegran. 'Profe, una foto con el gran héroe nacional'. Yo me pregunto: ¿Héroe nacional? Si yo soy el mismo, je, je. A veces me preguntan: '¿Cuál es la clave del éxito, profe?' La clave del éxito, les digo yo, no es que yo sepa tanto de fútbol playa, sino qué tan humano soy con la selección, y por eso estos muchachos me respetan, por cómo los trato. O sea, en fútbol playa puede venir el mejor estratega del mundo pero, ¿y si los trata mal? Ya no va a ser el mejor estratega. Aquí se está tratando con seres humanos...

Y precisamente porque los seres humanos suelen gustar los baños de gloria y fama, miramos incrédulos a Gallo, de quien ya estamos ansiando una respuesta que explique de mejor manera cómo un equipo logra amortiguar el golpe que supone despertar un día, ser el héroe nacional, y tener que madrugar y fajarse pescando para darle de comer a la familia. Gallo nota nuestra curiosidad y como en una recomposición de sus frases, reformula.

Es que miren, la gente me admira, me saluda, ¿qué? Yo con los pieses en la tierra porque entonces me acuerdo: ¿dónde vivo yo? Ah, yo vivo en el cantón El Continental, de Usulután, y eso no me hace sentirme menos. Y los muchachos, ¿dónde están? En las islas, allá pateando el lodo, con sus gentes que los aprecian y que los aman. ¿Que somos aquí otros personajes ya cuando entramos a esto? Claro, es imposible no notarlo si sentimos una afinidad, una identidad con el aficionado. Ya sabemos que estaremos en los mejores hoteles del mundo: ahorita que vamos a ir a Tahití, que dicen que es una de las islas más hermosas, pero después del Mundial, ¿para dónde venimos nosotros? ¿Venimos a las mejores ciudades del país? No: allá, a la isla La Pirraya...

¿Es duro ese cambio?
No, no. Es lo más hermoso que puede haber, porque allá te espera la naturaleza, allá te espera la gente que te aprecia, allá te espera el vecino, te espera la tortilla con cuajadita... eso es lo más bello que puede haber. A los pirrayeros les espera la gente, no los espera la civilización, si podemos llamar así a las diferencias que uno hace como ser humano: la clase alta y la clase baja. Si nos movemos en la clase alta sabemos que es por un momento, son ratitos donde estamos en esos mejores hoteles, cuando vamos a San Salvador, cuando vamos al resto del mundo. Sí han cambiado algunas cosas... Ponele yo tenía una casita, chiquita. Ahora ya no, ya estoy mejorando, mi esposa y yo tenemos un carro, sí tengo las condiciones para movilizarme de acuerdo con la exigencia que me da la misma sociedad, pues. De un momento a otro yo estoy acostado en mi hamaca y me llaman para decirme que me necesitan en la Federación de Fútbol en dos horas, en bus no llego.

¿Desde cuándo tiene carro?
Gracias a Dios tengo desde que entré a trabajar con la Federación en 2005.

¿Es el mismo o ya lo cambió?
Lo cambié porque ese carrito pequeño, un Suzuki, cuando lo corría a más de 100 kilómetros por hora, vieras cómo vibraba y eso me causaba cierto temor. Porque yo manejo de 100 a 120... pero eso no lo vayás a poner, porque si no la Poli me va a dar jaque, ja, ja, ja, ja, ja...

A usted, los policías le han decir 'don Rudis, dele, siga...'
No, si me paran, no me la ponen ya cuando me identifican... 'Ah, usted es el profesor Gallo, ¿verdad? No'mbre, no corra así, se va a matar, profesor. Es la única selección que nos ha dado alegría y usted va a 120, qué báaaarbaro. ¡Bájele ahí!', me dicen. “Gracias”, les digo yo. Esas son de las cosas que pasan, pero volviendo al tema, los muchachos vivían en condiciones extremas, bueno, ustedes ya sabrán el tipo de vivienda que tenían. Ahora ya no, ahora tienen una casa mixta, tienen todo, bien amuebladito...

Piso de tierra ya no, ¿verdad?
No, ya no... podrá tener Élmer, porque él llegó para Italia, a él no se le hizo casa, pero ya ese es pisto. Entonces, quiérase o no, a los muchachos les ha cambiado esa parte, la parte material. Pero la parte sentimental, la parte espiritual, considero que no.

¿Cuál es la estrategia para que de repente a Frank o a Tin, que son los más mediáticos, no se les dispare o que se les suba a la cabeza el éxito?
Es a través de la plática con ellos. A veces hablo con ellos en forma individual, hablamos de la familia, sobre cómo está la esposa, cómo están los hijos, cómo están sus padres, qué problemas tienen, en qué les puedo ayudar, y cuando estamos en esa comunicación un poco profunda, existe ese respeto, cariño. Cuando uno gana eso dentro del atleta, el atleta lo respeta y al final entrega todo por uno en el terreno de juego. Pero también me los gano con hechos. ¡Es que no podemos estar solo güirigüiri, palabrita, palabrita y palabrita; hay que mostrarlo! Ejemplo: si me dicen que tienen un problema, no puedo solo escucharlo. Aquí hay muchísimas cuestiones que pasan dentro de la selección que ustedes no saben, cosas de camerino, pero a medida que tú solucionas los problemas, a medida tú le conoces la vida privada al jugador, ese jugador está más contigo. Como te digo, ¡hay que mostrarlo con hechos, pue!

Cuando estamos creyendo que para ser campeón mundial -repetimos, campeón mundial- bastaría entonces ser un practicante de la cordialidad y de las buenas maneras, Gallo nos revela cómo se dirige un equipo en el que cada uno de sus integrantes, si se ofende, es capaz de traicionarlo en un dos por tres. Gallo opta por explicarnos su método recreando conversaciones con sus jugadores, acaso para sonar más convincente o tal vez solo porque, como lo ha dicho ya, prefiere hablar con acciones. Gallo nos cuenta el camerino de torneos y partidos disputados en todos estos años.

La otra situación se da en las práticas. Por ejemplo, está el Tin, es uno de los jugadores más carismáticos, con un temperamento agresivo dentro de la parte colectiva, él quiere ser siempre un ganador. Agustín ni en los entrenos te quiere perder, ni en los diferentes juegos, siempre va a ganar, te discute, es polémico. Lo conozco y sé que si lo trato mal, si hizo una mala jugada y le reclamo con una mala palabra: 'No seás tonto, Tin, no seás pendejo... cómo te ponés a creer esa mierda, ya días la venís haciendo y estás otra vez con esas m... babosada'... y te oyeron unos tres compañeros de él, a Agustín lo pierdo. “Uta, el profesor lo que nos dijo, va'. El autoestima de él se va, ¡fum!, para abajo y para recuperar a Agustín voy a necesitar meses, o es posible que nunca lo logre porque también es resentido como cualquier otra persona. Entonces, hay que tener tacto: 'Hey, Agustín, hacelo mejor. Estás desconcentrado, viejo, sé que podés'. Ahí es diferente. Pero en este medio habemos quienes tratamos a los jugadores de 'p' para arriba, entonces, con eso perdés calidad, no es así la cosa. Cuando perdimos contra Costa Rica, en Bahamas, les dije: 'Muchachos, se perdió un juego. Cuatro goles necesitamos de diferencia contra Jamaica, sabemos que podemos, Dios está con nosotros, veamos todo el esfuerzo que hemos hecho en El Salvador, no dudemos. Tenemos capacidad individual y colectiva, demostremos, vamos a ganar ese partido con cuatro goles de diferencia. Si no, todo se va a venir abajo, todo lo que hemos logrado hoy lo hemos perdido. ¿Creen que lo podemos lograr?'. 'Siiiiiii', dijeron. ¡Ja! Mirá, entraron tan ofensivos pero con aquella lucha, con convicción, como diciendo 'yo creo'. Púchica, eso lo lográs cuando has sembrado... Es que el problema que no vas a venir a hablarles así solo en el momentito. Así es paja, ¡es paja!

Ni porque sea la persona con el discurso más bonito.
¡Noooo, nooooo! ... Porque no has entrado, porque no hay esa conexión directa entre jugador y técnico.

Usted no parece el cuate de ellos.
Momentito, sí somos amigos, si a veces hasta nos ponemos a bromear, o sea, no con los 18 jugadores que ahí hay, pero con el Tin, con Roberto, con Elías, con Tomás, con Frank... ¡Hey, qué pasó! Hey, ¿qué ondas con... A veces nos ponemos a hablar después del entreno, en las estiradas. '¡¡Hey, profe, póuchica, no'mbre, mire ve, cómo está de gordito, que no se qué!!' A veces he tenido encerronas con los mundialistas, con los nueve mundialistas, los viejos... ¡Noo'mbre! ¡Les pego unas regañadas buenas! Pero siempre con respeto, y ello saben. '¿Saben por qué tenemos la encerrona, verdad?' 'Sí', dicen, porque saben que cuando hay encerrona, jaaaaay, si es que saben que voy con cara de caballo y voy enojado pero sé hasta dónde voy a llegar y sé en qué momento será. Pero si ponele yo, ahorita que ustedes estaban ahí, comienzo a hacerles una observación, ¡no'mbre!, a esos muchachos los pierdo. 'Nombre, puya, el profesor qué acabada la que nos dio delante de los periodistas', dirían. Y si en la tarde yo voy a estar exigiéndoles, ¿qué me van a decir? 'Coma mierda el profesor, que no joda. Hey, esta mierda así dejémosla, así hagámosla'. Yo disfruto mi trabajo, fíjense que mi esposa...

Ella como que no disfruta su trabajo tanto, ¿verdad?
A mi esposa la operan el jueves, yo tendría que haber perdido permiso para el jueves y el viernes, pero tengo que estar con los muchachos, es mi trabajo. Por eso traje el carro, el jueves termino el entreno en la mañana y me voy donde ella, y luego regreso al entreno en la tarde, y después voy a viajar otra vez. Ese sacrificio se puede hacer... ¿No creés que no voy a sumar puntos con estos bichos también cuando vean mi esfuerzo por estar con ellos? Cuando yo les aprieto el buche ellos recuerdan estas cosas y se comprometen. Pero no solo lo hago para que ellos lo vean, sino porque yo también quiero hacerlo y yo quiero estar bien con el grupo, quiero hacer un buen trabajo, no quiero dejar pasar ningún detalle, porque a la hora del juego estos pocos deetalles, estos momentitos, me pasan factura. Además, yo tengo que saber todo lo que pueda de fútbol playa. A veces al cuerpo técnico lo reúno y le digo, ustedes son mis ojos también, ellos me ayudan a ver cosas, si me entero de que vieron algo y no me dijeron, los regaño. Pero con ellos soy buena onda: programamos el trabajo en la semana, y en base a la semana anterior hago algunos ajustes para fortalecer ciertas áreas. No voy a la hora del entreno a decirle: 'Mire, profesor, esto que está haciendo no'mbre... déjeme al grupo, voy a trabajar yo, mejor'. Noooooo, noooo... Yo trato de ser bastante justo porque todos los seres humanos merecen una oportunidad y que los tratemos bien. Hoy que me he acercado a las cosas de Dios también he cedido un poquito.

¿Es nueva esa faceta en su vida?
No tanto, es que la cuestión es que yo anduve de novio con una muchacha, como por el 95, ella iba a la iglesia, estaba en bachillerato, pero no nos casamos. Después conocí a mi esposa. Dejé como dos años de ir a la iglesia, volvimos a ir, aunque a otra iglesia diferente. Esta fase de matrimonio sí me fortaleció bastante porque sí he estado en las cosas de Dios.

En un equipo cuyos integrantes hemos visto una y otra vez refiriéndose a Dios como la principal explicación de tantas gestas, nos da por saber si la devoción hacia un ser supremo es una especie de requisito que este entrenador pone para el jugador que quiera entrar al equipo playero. Esta mañana, al iniciar el entreno, los jugadores y Gallo han elevado una oración. Se formaron en rueda, abrazándose unos a otros, tal como lo suelen hacer antes de los partidos, y recitaron una oración por poco más de un minuto. Unos apretaron los ojos, otros elevaron sus manos al cielo, otros movieron sus labios como orando en una meditación paralela.

¿Quién es Dios?
Gallo suspira por primera vez durante la entrevista. Es una respuesta que, al parecer, lo desborda en el pensamiento. Parece que tiene mucho que explicar.

Dios para mí es el ser más excelente que uno puede tener como amigo, porque considero que cuando haces algo malo, el Espíritu Santo lo sabe y te hace pagar y recibir algo. Yo así lo veo. Cuando a veces yo he hecho algo que no he sentido, o hago algo cuando en mi interior escucho una voz que dice que no lo haga, después viene el vendaje, el trancazo, y es cierto... por todos lados ocurre cualquier cosa.

¿Le pasa seguido?
Mirá, pongamos de ejemplo. Si gastás dinero en algo que no debés, te va a pasar que el carro se te puede arruinar, las llantas, tu esposa se te enferma, a tu hijo los zapatos se le arruinan, el recibo de la luz viene más caro, la comida... ¿y por qué será? Reflexioná, por ahí puede venir, dejá de hacer eso y la carterita la vas a tener con más billetillo.

Suena lógico.
Sí... el hijo no se te enferma, el recibo de la luz te vino un poquito más bajo, los zapatos no se le fregaron al niño, tu mamá está bien. Yo así lo veo. Cuando tú ayudas a la gente sin esperar nada a cambio Dios te bendice. Con esta selección, en algunos momentos hemos metido ayuda a los sectores por las tormentas, como con la tormenta Ida (en noviembre de 2009), y nosotros lo hemos hecho como un gesto normal. 'Mire, profe, aquí está esta ayuda...', 'Démosle, aquí está el carro'. Y nos metemos a las islas, a ayudar con alimento, colchonetas y toda la onda... Para cuando la tormenta Ida, nosotros habíamos venido de Dubai. Metimos un montón de ayuda porque la primera dama, con el Canal 4, la empresa privada nos apoyó bastante, pero nosotros ayudamos. A veces recogemos dinero, lo damos a X iglesia... Frank es bastante así, Leo también... Yo les digo: 'Vaya, ya van a ver que ya va a venir Diosito, ya va a llegarnos por ahí algo'... Y cabal: asomó un señor de Estados Unidos con una gran caja: 'Vaya, muchachos; venga para acá, profesor, hágale fila'. Mirá, eran zapatos virguitos, camisas virguitas... 'Vaya, cipotes, para la selección', dijo el gringo. 'Vaya, miren', les dije yo, 'aquí está esto, ¿no les digo, pues?' Después viene X institución a darnos bolsas llenas de víveres durante todos los meses, y con esa bolsa ya no tienen que comprar lo que necesitan porque ya lo tienen. “Vaya, mire otra ayudita. Vaya, mire, este billetillo de otra empresa, y nosotros sin mover una mano, sin andar pidiendo”. Dios es el que toca los corazones, porque nosotros no andamos preguntando cuánto nos van a dar si pasamos a los primeros cuatro lugares. Tampoco pedimos 10,000 dólares o 5,000 dólares.

Gallo, como lo hace cada vez que imita a uno de sus jugadores o a él mismo en ciertas ocasiones, cambia su tono de voz. Su timbre se vuelve más grave y severo. Es el tono que ocupa para aludir a un procedimiento o un hábito con el que no está de acuerdo

'No'mbre, vámonos, no negociés, vámonos, ahí vas a ver que cuando vengamos esa gente te los va a dar'. Cabalito, mire: cuarto lugar del mundo, ahí estaba Mauricio Funes...

Ja, ja, ja.
¿El 15 de septiembre no anunció los 700 dólares para cada uno, pues?

Sí, ¿y los sigue dando?
Los sigue dando. La otra empresa también, y la otra también. Eso es.

El Super Selectos les dio tres meses de supermercado.
Ajá. La Pizza Hut nos topó como 15 meses con que fuéramos a comer pizza, y va de comer pizza, y va de comer pizza.

¿Y la dieta de los atletas, pues?
No, para la familia. Si nos daba un vale de combo de pizza suprema, tamaaaaño... toda la familia, ahí iba. Entonces yo les digo que no necesitamos andar exigiendo.

¿Y cómo mantiene la química dentro del equipo como para que no sientan que usted tiene preferencias con Frank o con Tin?
Ambos son conscientes de que somos un grupo, pero también que ellos son jugadores sobresalientes, y de que en un momento determinado los respetan fuera o dentro del terreno de juego, como símbolos de la selección. Vaya, aquí está este chequecito...

Sobre la mesa en la que se está llevando a cabo la plática hay un mantel rosado con tres orificios causados quien sabe si por el salitre o por algún bicho playero. Y sobre el mantel roído cinco celulares. Dos son de Gallo, uno es de Tin y los otros dos que son nuestros. El aparato de Tin, ese que tiene como ringtone una canción de bachata, está sirviendo como peso para que un papelito doblado por la mitad no salga volando con tanta brisa. Es un cheque por 500 dólares a nombre de José Agustín Ruiz, extendido por el expresidente del Club Deportivo Águila (1999-2005), Alejandro González, en concepto de patrocinio por el uso de una marca de yinas.

... Aquí está este chequecito, este solo es para Agustín. Alguien puede decir... '¡Póuchica! ¿Por qué solo a él?', porque saben que Agustín, dentro del terreno de juego, es un jugador que se multiplica, les inyecta una gran energía positiva. Cuando Agustín no está dentro del terreno, el equipo muestra otra cara. El Frank es otro estilo, el Frank es aquel jugador que improvisa hasta acá afuera. 'Frank, fijate que vinieron unas personas y quieren hablar con vos', 'Vaya, pues, profe'. Al ratito Frank no está. '¡Frank, ¿dónde estás, aquí te están buscando!?' 'Ahhh, se me olvidó, profe'. Frank me dice: 'Profe, fíjese que me han invitado de Europa a un evento'. 'Ajá, Frank, y ¿cómo está?' 'Me van a dar esto, y esto, y esto'. “Ok, Frank, mandame toda la información'. 'Vaya, pues'. Y de pronto, Frank está ya en Europa. 'Frank, ¿y dónde estás?' 'Aquí estoy en Roma, profe'.

¿Eso ocurrió en verdad?
Sííííí, él así es. Frank es el jugador que le transmite la alegría al grupo, siempre está muy contento. El grupo no se queja, porque saben que vienen otras oportunidades. Una vez me llamaron de una empresa porque necesitaban a Tin y a Frank. Yo les respondí que ellos ya habían ido y que entonce les mandaría a otros dos que también necesitaban ayuda. Y fue que mandé a Roberto y a Elías. 'Vaya, mire, viejo, vaya a traer esas 200 bolitas, ahora', les digo.

¿A qué empresa fue?
A X empresa para ir a la onda de fotografía, que hablen de su experiencia. Trato de ser justo con todos, pero la prioridad son ellos.

¿Los mundialistas?
Frank y el Tin, que los buscan así para firmar cosas. Pero el resto del grupo sabe también que sí se lo merecen.

¿Pero estos dos no son gañanes?
No, no, no, no... nada que ver. Es que de la repartición me encargo yo. O sea, todo pasa por el Comité Ejecutivo de la Fesfut y yo, autorizamos todo para que todo se dé en un orden, porque yo este grupo lo necesito unido, lo necesito fuerte, no lo necesito dividido. A esta selección vienen jugadores importantes y buenos pero que no están aquí porque como no cumplen las expectativas mías y ni las del cuerpo técnico respecto a su personalidad. Y a mí me importa más la parte humana que un buen futbolista porque, ¿de qué me sirve tener un jugador excelente si voy a tener serios problemas con una manzanita (podrida) adentro? Entonces, el que va llegando lo vamos metiendo al combo. Así, o lo metemos o lo sacamos.

¿Cómo hace alguien para ser parte de la selección? Imagínese yo vengo y digo: vaya, profe, yo quiero entrenar ahorita.
Mmmm... no pasa, no pasa, tengo que verlo en los sectores, de dónde viene, qué tipo de persona es. A veces a mí me recomiendan jugadorazos y entonces por teléfono les hago preguntas porque para mí esa parte es bien importante, no solo les pregunto que si le pega con el pie derecho, que si controla bien, o si maneja los dos perfiles. A mí me interesa muchísimo no solo eso, sino la otra situación: cómo se relaciona en la comunidad. Y yo les pregunto: '¿A qué iglesia va?' 'No, no va'. '¿Toma?' 'Allá, unas dos que tres'. '¿Fuma?' 'Por ahí.' 'Con mujeres, ¿qué onda?' 'No, no, nada'. 'Dejame estar”, les digo. Lo investigo más. Hay muchas cosas que son bien importantes conocerlas, tengo que ir a los sectores a ver dónde juegan. A veces acepto dependiendo de quién me lo recomiende, si me lo ha recomendado una persona que yo la conozco y que no me va a dar mentira le digo que me lo mande. También depende de la etapa en la que el equipo esté. Yo ya aquí no le permito a nadie entrar en la selección, sino hasta la otra fase de preparación para eliminatoria que va a ser el otro año.

Rudis Gallo. Foto Fred Ramos
Rudis Gallo. Foto Fred Ramos

¿Cuántos jugadores ha bateado?
Varios. Pero la cuestión es de que les doy la oportunidad. Ellos vienen, están y cuando ven la disciplina de la selección comienzan a... 'Profe, la otra semana no voy a venir'. Yo les digo: 'Vaya, está bien, campeón'. Ya no vuelven. Porque aquí la disciplna es... Vaya, aquí estamos, ahí está el grupo, de aquí van a pasar a la piscina a lavarse, luego van a la comida. Ya saben que a las 12 tienen que bajar a comer, después suben, ven tele, yo a las 2 paso supervisión de que estén descansando. En la noche se quitan los teléfonos a las 9.

¿Se quitan?
Sí, los quito, a las 9 les quito todos los celulares para que descansen. Tipo 10 voy a ver qué ondas si están dormiditos y los teles tienen que estar apagaditos.

¿Cuándo se dio cuenta de que tenía que quitarle los teléfonos?
Porque en la mañana, a las 6, acordate, que ya estamos tomando el refrigerio para el entreno de las 6.30 a.m. Y a veces andan bostezando, ahhh, ahhh... El cuerpo técnico percibía que no habían descansado y entonces instruí que fueran a dar una revisión y ahí percibimos que era necesario: como están los mensajes, el bibi (por 'BlackBerry'), el guasac (por 'WhatsApp') que le dicen, todo eso y más los con feibuc (por 'Facebook'), la tecnología así es, ¿verdad? Están jóvenes, ¿verdad? Entonces tendrán sus admiradores, sus fans, entonces eso me desconcentra no solo el descanso, también me desconcentra porque cuando ya entrás a un chateo más constante, te desconcentra más en altas horas de la noche. Todas esas situaciones se evitan mejor para que ya ellos hoy que bajen estén tranquilos porque ponele, de 10 p.m. a 5 am son siete horas. Pero después de estos entrenos... a veces a las 9 ya están bien doblados. Lo que pasa es que a veces hay uno que es bien inquieto, y por ese uno, agarran todos para ser justos. Vaya, les digo: 'En la selección nadie puede andar aritos, nadie'. Porque ahí me vino uno con arito, entonces yo les digo, 'nadie ya'. Porque si se lo dejo a él, mañana me va a venir el otro, y mañana el otro. Entonces antes, atajo, y asunto arreglado.

Mire, ¿y por qué el arito no?
¡Noooo, qué es eso, nooo'mbre, si eso...! No, no...

¿Pero por qué no?
No, porque yo considero que primero es mala presentación, ¿verdad? Ponele, nosotros como esta selección que el aficionado la tiene en su corazón de que es humilde, la tiene como un ejemplo. Por ejemplo, un niñito ve al Tin con arito... o sea, esas cositas de cultura, de formación, no. Considero que la selección es un modelo...

Un asistente técnico pasa cerca de la mesa y sin tomar aire, como si fuera una frase de la conversación, Gallo da las indicaciones para el almuerzo. Le dice al asistente que el almuerzo debe servirse a las 12. Con el mismo impulso, el profesor sigue la plática...

... es un modelo a seguir de las futuras generaciones, y de las presentes generaciones y entonces hay que tratar de estar lo más correctamente posible porque pueden decir... Bueno, el corte de pelo del Tin, ¿verdad? que es medio raro, ¿verdad?

¿A eso no le vio problema?
No, no, porque yo también respeto muchísimas cosas porque tampoco me vuelvo cuadrado, sino que procuro que ellos se sientan un poquito... es que los extremos son los que hay que ir evitando. El corte de pelo es la parte típica de él, quizás, es la identidad de él.

Usted está convencido de que todo lo que hagan puede ser un ejemplo para los niños.
Una vez íbamos allá adelante de San Marcos Lempa y me dicen: 'Profe, que llevo ganas de orinar'. Y la otra terminal estaba allá en Jiquilisco. Ni modo, vaya, bájense. Se bajó solo el Tin, pero detrás del Tin fue cadenita que me hicieron. Todos, y pasaron bastantes carros, y desde uno les gritaron: ¡Jayanes! 'Miren', les dije yo, '¿se dan cuenta? La selección de fútbol playa orinando en la calle. De ahora en adelante me van a orinar antes de salir del hotel y de aquí hasta llegar allá, y si no, vamos a pasar por una gasolinera'. Quiérase o no tenemos que andar con cuidado, yo les digo que ya no pueden pasar inadvertidos, donde quieran que estén tienen que dar un buen ejemplo, porque así como dan un buen ejemplo, que los aplauden, así les van a dar un mal ejemplo cuando hagan esas cosas...

Parecido a lo que le ocurrió a Cheyo Quintanilla. Los medios especularon mucho sobre su gusto por el alcohol y las fiestas allá por 2008.
Ajá, ponele. Aquí es posible que unos se echen las cervezas porque no te voy a decir que tengo santitos, pero yo les digo que tienen que elegir el momento y el lugar. 'Ahorita, ¿qué creen que pasaría si hoy que estamos en esta fase para ir a la copa del mundo de Tahití, y a Tomás Hernández y al Tin los ven allá con las cervezas en el restaurante La Pirraya? Les toman fotos tomando y ¡pum!, se van las fotos para el diario... Qué bonitura, ¿vea? ¿Creen que no van a reventar la imagen de la selección? 'Los guerreros', 'los humildes'. Aquí está la humilde, la gran copa que va para adentro...

Ja, ja, ja, ja.
Entonces yo les digo que sean inteligentes, busquen el momento, aguántense, qué se yo. Yo los monitoreo. Les llamo a las mujeres: '¿Como está el Tin?' 'Ah, bien'. Después le marco a un vecino... para ver si no me están dando paja. “¿Qué ondas, vos? ¿Y el Tin no lo ves por ahí?” 'Cómo no, por ahí pescando, ahí anda a la orilla del mar'. 'Ta bien, ¿y qué ondas? ¿No ha hecho nada?' “No, tranquilo anda ese”.

¿Tin sabe o no sabe de eso?
¡¿Qué va a saber?! Él ni sabe que a veces alguien me llama y me dice: 'Profe, aquí estoy viendo algo'. Ajá, y raaajjj, le llamo al Tin. 'Ajá Tomasito', le digo, '¿y qué está haciendo usted?' 'Aquí, profe, aquí en el billar'. “Ajá, en el billar, ¿y estás bien?” 'Sí, sí, sí, sííí', me dice. 'Vaya, mire, hijo, usted se me tiene que ir para su casa ya, y dentro de cinco minutos le voy a hablar y me tenés que pasar a tu mujer y a tu mamá'. Y así. Ellos también sienten que los presiono pero ellos saben que es para el bien. Pero ellos que son unos grandes personajes y que la gente los aprecia tienen que tener cuidado porque a esa isla se van a meter un montón de turistas. Eso es maravilloso, mirá, yo al final, aquí me siento a gusto. A veces me siento cansado de la selección, así se los digo, vengo desde el 2007 con la selección y solo presión. Plop. Entre más exitoso es uno, le exigen más y más y menos pérdida. A veces sí me siento cansado, pero a veces digo yo: 'No, no, Señor, vos aquí me tenés, y aquí voy a seguir hasta que tú decidas'. A veces así en broma me dicen: 'El día que salga usted, profe, nos vamos. El día que nosotros nos vayamos, usted se tiene que ir con nosotros'. Yo les respondo que me voy a ir de la selección pero del trabajo de playa, no.

¿Y usted jugó fútbol playa?
No, jugué fútbol 11 en segunda división pero fútbol playa no.

¿Y cómo fue a parar a fútbol playa?
La eliminatoria Concacaf donde participamos por primera vez nosotros fue en el 2007, desde ahí para adelante hemos venido participando pero antes de eso no había fútbol playa aquí... Vaya, Tomás, todos estos, el Tin, jugaban fútbol playa pero sin reglas.

Charamusqueando.
Charamusqueando, ni con estas medidas y nada reglamentado. Entonces, por ahí por el 2005 vinieron los proyectos financiados por FIFA y apoyados por la Federación y entonces comenzó cierta organización en algunas playas. Pero la cuna son La Pirraya y Rancho Viejo.

¿Y en 2007, antes de asumir la dirección, qué hacía usted?
Yo estaba como técnico de la Asociación Departamental de Fútbol Asociado (ADFA) de San Miguel, viviendo en Usulután, así que viajaba todos los días. Estuve dos años, luego de dos años me trasladan para la ADFA de Usulután. Ahí hice ocho meses, y ya ahí se me designó que agarrara la selección de fútbol playa sin saber grandes cosas de fútbol playa. Nunca había ido a una playa a entrenar, así se los digo. O sea, sí había recibido cursos de la federación de lo que era fútbol playa porque siempre daban, en las capacitaciones para actualizar a los técnicos de las ADFA, las distintas modalidades de las ligas especiales: fútbol sala, femenino y playa. Entonces, ahí se me ofreció. Le pregunté a mi esposa y me dijo que era una oportunidad. Démosle, pues, dije yo.

¿Sintió que lo degradaban?
No: sentí que me daban más. Sentí que me daban una oportunidad. En ese momento yo seguí en la ADFA de Usulután con el mismo salario, las mismas condiciones, pero era la oportunidad de viajar y de experimentar algo nuevo.

Y para ese momento solo había charamuscas por todos lados.
La charamusca. Llegamos a ver el grupo con mi asistente y fuimos buscando nuevos jugadores. De ese grupo que había en 2007 saqué a varios y tomé en cuenta a Walter Torres de aquí de la Costa del Sol; a Saúl Blanco, de la isla El Jobal; a Leo Portillo, de El Cuco; y así... Luego ya vino la primera eliminatoria mundialista que fue que participamos en Puerto Vallarta para el Mundial de Marsella y comenzamos a clasificar, pero siempre, como te digo, me fui fortaleciendo más como técnico. Fui aprendiendo, más que todo, el manejo de equipo, el manejo de seres humanos, de personas, en eso me fortalecí bastante, aunque no tanto en la parte técnica. 

 

Al entrenador Gallo le gustan las pulseras. Dice que las colecciona para regalarlas cuando alguien se las pida. Dice que se siente cómodo con ellas, que son su amuleto.
Al entrenador Gallo le gustan las pulseras. Dice que las colecciona para regalarlas cuando alguien se las pida. Dice que se siente cómodo con ellas, que son su amuleto.

La entrevista lleva poco más de 50 minutos y dos de las tres botellas de agua cristal que alguien nos trajo ya se agotaron. Solo la de Gallo permanece llena, intacta, como si este entrenador no tomara agua o como si no necesitara hidratarse mientras habla con dos extraños. El calor de las 12 nos rodea y humedece. La brisa ahora es más constante al igual que los platos de comida en las glorietas y las mesas vecinas: los veraneantes se relajan. Un pareja de amantes ha pasado de regalarse besos a compartir lágrimas.

Como entrenador, ¿le han ofrecido trabajo en el extranjero?
Sí, en su momento me ofrecieron entrenar varios países del Caribe y de aquí de Centroamérica. Pero yo lo he dicho, no es el momento para salir, y considero... no sé, solo Dios sabe, pero en mis planes aquí a corto plazo no está salir de mi país.

¿Por qué?
Porque soy demasiado patriota quizás, y muy familiar. Tendría que llevarme a mi familia primero, pero además, el trabajo aquí está inconcluso todavía. Puede estar concluido por el éxito que ha tenido la selección, con ella se han cosechado grandes cosas, pero a nivel de desarrollo de fútbol playa hay que trabajar muchísimo en todos los sectores. Considero que hay muchísima gente, muchísimos niños, esperando esa ayuda, ese conocimiento de lo que es fútbol playa. Hay que organizarse y ejecutar torneos para fortalecer esta selección, y fortalecer todos los sectores, y darles la oportunidad, y sacar adelante todas las playas... y no solo las playas porque aquí tenemos que hablar de todo un país. Hay muchos sectores como Cabañas que tiene su estadio de fútbol playa. Ahora Norman Quijano montó en la Satélite el evento contra Estados Unidos, o sea, están otros sectores construyendo canchas, como en Soyapango.

¿El Salvador puede llegar más allá de un cuarto lugar?
¡Claro que sí! Nosotros podemos llegar, si mirá, lo digo con toda autoridad: primero, porque confiamos en Dios, luego confío en estos muchachos, confío en el trabajo que hemos estado haciendo nosotros como cuerpo técnico; el apoyo de la Federación ha sido grandioso. Si ustedes analizan desde Rávena, Italia, hasta aquí, cuántos eventos internacionales hemos tenido gracias a la Federación y al gobierno central, han sido muchísimas cosas y eventos.

¿Más que antes?
Más que antes. ¡Sí! Nosotros llegamos fortalecidos de este Rávena a Tahití, estamos para seguir sumando. ¿Y no hay una base de jugadores, pues? Tengo nueve jugadores que estuvieron en Rávena, y voy a llevar 10 a Taihití. Llevo una base. Con este gran roce internacional que he tenido...

Es casi lógico pensar que...
Sí, pero necesito llegar en un buen momento a esta copa del mundo, más que en la parte deportiva, sicológicamente. Yo tengo que confiar en que vamos a pasar a esta fase, pero tengo que confiar y ellos tienen que confiar primero individualmente y luego de manera colectiva. Yo estoy convencido de que voy a llegar más del cuarto lugar. Pero decir: 'Tal vez le ganamos a Argentina'... ¡¿Cómo que tal vez?! ¿Y no le ganaste, pues? ¿Y no le ganamos a España, que es un grande? Le ganamos a España, le ganamos a Uruguay...

Le ganaron a Italia en Italia.
A Italia, a Omán. Le hemos hecho grandes partidos a Portugal, los campeones flamantes de Europa. Son los que más han ganado con España y les hemos ganado a España y a Portugal... Los rusos nos ganaron en Italia pero haciéndoles un gran juegazo en su momento. ¿Y entonces? ¿Por qué nosotros no podemos ganar?

No digo que no, pero en aquellos días nadie los conocía a ustedes. Hoy la presión es otra.
Por eso te digo, tenemos que saber manejar eso. ¿No creés que es presión que jugás aquí contra el equipo de San Lucho y perdés? Los titulares: '¡Pierde la selección!' y es contra un equipo del cantón San Juan... entonces, ¿qué significa? que a ese equipito de San Lucho hay que zamparle 30 goles si es posible, porque sos la selección de fútbol playa y el país no te va a perdonar que alguien te gane. Al que venga pintado y al que venga despintado hay que ganarle... Si tu tía se te pone, hay que zamparle 10.

¿Y qué pasaba por su cabeza cuando de repente pasaron la fase de grupos en Rávena, después pasaron a Argentina, después a Italia, después Portugal...?
Mirá... ahora revisamos todas las entrevistas que nos hicieron los medios y ahí llevábamos una gran convicción. Una semana antes tengo grabado a Lovo ahí, tengo al Tin ahí en la piscina; estoy yo en el aeropuerto; está Leo en el aeropuerto también, y muchos jugadores mostraban una gran convicción. Yo dije en el aeropuerto: 'Este es el mundial de El Salvador, hoy vamos a llegar más que a ganar un partido'. Lovo dijo: 'Siento que vamos atinados ahora'. El otro dijo: 'Este va a ser el mundial'. Entonces cuando llevás esa gran convicción interna vas preparado para enfrentarte a los mejores titanes que podés encontrarte, entonces cuando llegamos a la copa del mundo y el primer juego: ¡Once!

¿Cómo los recuperó de esa goleada?
'Miren', les dije, 'nos dieron la bofetada para que despertemos, pero falta el otro'. Y mirá, comenzamos a hablar en el cuarto, a hablar muchísimo. Ni modo, aquí, otra pérdida y estamos fuera, estamos cocinados. ¿Quién es Omán? Un equipo que no ha clasificado a ninguna copa del mundo y nosotros ya venimos de dos. Entonces, comenzamos a trabajar todo lo que habíamos comenzado a hablar acá, pero es que es lo que les dije antes. No era la charla de solo ese ratito, era cómo íbamos desde aquí. Son como lecciones que Dios te manda para ver qué tanto así como hablás así lo demostrás. Sí, pues, porque ese fue el primer mensaje que nos envió Dios. 'No desmayemos, démosle', entonces seguimos, cosechamos ese triunfo, ¿por qué? Por ser perseverantes. ¿Y por qué ? Porque llevábamos bien claro nuestro objetivo que ese Mundial era el de nosotros.

¿Quién le daba miedo?
Los rusos, en Rávena, eran ellos, mis respetos. Pero hoy los rusos han bajado... Nosotros vinimos de Italia y dijimos que podían pasar grandes cosas. Dijimos que podíamos convertirnos en viajeros, que la gente quisiera invitarnos. ¿Cuándo se iban a imaginar ustedes que iba a venir España a El Salvador? ¿Mmm? ¿Quién permitió eso? El cuarto lugar de la copa del mundo, si nosotros hubiéramos quedado en primera fase nos verían de menos. ¿Ustedes creen que los gringuitos vienen así? ¿O que vino Uruguay así? ¿Paraguay?

Vaya, pero en lo que ellos vienen, usted anda dando partidos de exhibición.
No, pues sí, pero eso lo veo bien en la parte de desarrollo porque yo le apunto a las dos cosas, al desarrollo y a la selección. Yo no puedo dejar el desarrollo, aunque eso lo he hecho estos últimos días.

Pero eso no le corresponde como director técnico.
No, pero con proyección a selección sí me interesa.

¿Qué piensa la selección de fútbol playa de la selección de fútbol 11?
.... (silencio)

Ja,ja.
Mirá, soy un salvadoreño más, un salvadoreño más deseándole que haga y que se vaya preparando mejor para la próxima copa del mundo. Considero que necesitamos como un poquito más de credibilidad como aficionados pero considero que el trabajo que hacen los diferentes profesores que han llegado, en este caso, el profesor Castillo, están con los mejores objetivos, con la intención de hacer un buen papel. Aquí lo que se necesita es que el atleta que llegue a la selección que llegue con la convicción de querer hacer las cosas bien, con la convicción de regalarle alegrías al pueblo salvadoreño. Y yo considero que hay una generación buena, tanto esta que fue a la Copa de Oro como la del profesor Alfaro...

La sub20...
Que se la va a venir pidiendo un espacio dentro de la mayor. Lo que se necesita es una buena preparación, porque nosotros los argumentos que nosotros necesitamos y las herramientas que necesitamos es la continuidad, primero, y lo segundo, los fogueos internacionales.

¿Y del amaño de partidos qué piensa?
Creo que es un tema muy delicado, yo no me he enterado mucho, pero sí tengo bien claro que yo voy a creer en los jugadores y en el cuerpo técnico y los voy a considerar libres de culpa mientras no se presenten pruebas. Y que la prensa, y que FIFA, y que fulano, mengano diga esto, pero y ¿dónde están las pruebas reales? Tienen que mostrarlas y luego llevar a cabo un proceso, ¿verdad? Pero considero que tiene que manejarse de un poquito más quizás sin lastimar la imagen del atleta porque acordémonos que detrás de él está una familia, están unos hijos, está una esposa, están unos padres, y quiérase o no también sufren las secuelas de esos cuestionamientos en una forma directa...

Veo que tiene muchas pulseras en sus manos.
Es algo que me gusta, me siento cómodo. Serán como amuletos...

¿De qué son?
No, yo aquí ando... estas últimas son de Bahamas, dos que traje, y las otras son de aquí de El Salvador. Es que lo que pasa es que donde voy compro y me pongo bastantes y luego voy regalándolas una por una a quien me las pida. Las últimas son las que me quedan. Hoy que voy a ir a Tahití es posible que traiga y voy a regalar. Sí, pero me siento bien cómodo jugando con esto. No puedo andar sin esto, siempre tengo que andarlo, siempre. Pero acá no (en el cuello), no me gusta ponerme de esto, son cosas que pasan.

El profesor Gallo tiene que almorzar y para ello tendrá que desplazarse a unas mesas que la administración del hotel ha dispuesto en forma de U a unos metros de distancia y en las cuales, hasta hace unos momentos, los seleccionados estaban comiendo. Junto a la U hay dos mesas con recipientes de metal que mantienen la comida caliente. El chef del hotel, con gorro “la Toche Blanc”, monta guardia junto a los alimentos. Ya no queda nadie sentado a las mesas, salvo cuatro miembros del plantel técnico que esperan, como buenos discípulos, a que Gallo coma, aunque ellos ya lo han hecho. Parece que a Gallo no le ha incomodado ser el último en almorzar, un gesto que bien podría equipararlo como ese padre de familia que espera que todos hayan comido para alimentarse él. A Gallo, ya lo ha dicho, le interesa mucho mantener intacta su relación con los muchachos. Por eso es que en este instante en el que suena el celular de Tin -el tono bachatero lo delata- Gallo contesta sin dudar: “Buenas... permítame, permítame... háblele dentro de unos 45 minutos, que yo tengo el teléfono de él... bueno, bueno.”

Nos despedimos, le damos un apretón de manos pero el entrenador da por finalizado el encuentro hasta que accedemos a chocar puños con él. “Que les vaya bien”, dice, sonriente. Tres días después, su equipo vencerá al potente cuadro de Estados Unidos: 7 a 4, y 4 a 2. Nueve días después, en otra entrevista, Gallo ratificará su premonición:'Puedo asegurar que así como se ha venido trabajando hay equipo para mejorar el cuarto lugar de Rávena'.

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