Durante la última semana de julio, los diputados del partido Arena aprovecharon el despliegue de francotiradores, soldados armados, tanquetas y hasta helicópteros que hizo el ministro de Defensa, David Munguía Payés, cuando visitó la Asamblea Legislativa, para criticar lo que consideraron un abuso de los recursos públicos. “Fue un derroche de recursos innecesario”, señaló el diputado arenero Carlos Reyes, en sesión plenaria legislativa. Un par de horas más tarde, el legislador, que con su sueldo de 4,025 dólares mensuales recibe casi 20 veces el salario mínimo, se marchó en un pick up doble cabina propiedad de la Asamblea Legislativa. El vehículo está asignado a uno de los cargos de la junta directiva, y aunque Reyes no es directivo, los diputados creen que tienen derecho no solo a un salario superior a los 4,000 dólares, sino también a que su lugar de trabajo les provea carros, combustible y hasta una partida personal para contratar empleados sin que tengan que justificar la necesidad de contratarlos.
El caso de Reyes y el pick up Toyota Hilux de la Asamblea es una muestra del fenómeno de reparto de recursos del Órgano Legislativo que -esta vez- se evidencia en un pacto interno entre los diputados areneros: el que negociaron entre sí en mayo de 2012, cuando decidieron que cuatro de ellos iban a tener puestos en la junta directiva de la Asamblea en los primeros 18 meses del período 2012-2015, y que otros cuatro iban a sustituirlos a partir de octubre próximo.
Gracias al acuerdo y a que la junta directiva presidida por el efemelenista Sigfrido Reyes lo permite, cuatro legisladores areneros que no son miembros de la junta directiva están gozando de los privilegios de esos cargos como vehículos, vales de gasolina y una corte personal de empleados, pagado todo con dinero de los contribuyentes. Carlos Reyes, Enrique Valdés, Ernesto Angulo y Vicente Menjívar pactaron con los vicepresidentes de la Asamblea Roberto d’Aubuisson y Alberto Romero, y con las secretarias Margarita Escobar y Carmen Elena Calderón de Escalón, respectivamente, la repartición de las prebendas de los cargos que corresponden a su partido en la junta directiva.
La verdad es que lo difícil es encontrar a un diputado o diputada que considere incorrecto el uso de los recursos legislativos de la forma en que se hace en la Asamblea: el reparto sin ningún criterio técnico y, con frecuencia, sin ninguna necesidad para el trabajo legislativo.
Carmen Elena Calderón de Escalón critica igual que Carlos Reyes el operativo de custodia masiva que hicieron las Fuerzas Armadas para el día en que llegó el ministro de Defensa a la Asamblea. Pero no le parece censurable lo que los legisladores hacen con los que también son recursos públicos. 'Es que en Arena los diputados trabajamos como una gran hermandad', dice, para argumentar el otorgamiento de privilegios de directivos a parlamentarios que no lo son.
–¿Cuántos carros se le asignan a usted como secretaria, diputada?
–Nosotros en junta directiva tenemos dos vehículos, pero yo solo he necesitado uno de esos, porque tú podés usar el otro vehículo que se te asigna si quieres que te cuiden cuando vas a algún lado, pero yo no lo ocupo. Por eso lo pongo a disposición de Vicente Menjívar.
–Pero si usted no lo necesita, quiere decir que el puesto tampoco lo necesita y, por lo tanto, los salvadoreños no deberíamos gastar en ese vehículo, ¿no cree?
–Mira… –la diputada se acomoda sobre el sillón de la sala de prensa del Salón Azul de la Asamblea, mientras parece buscar en su mente la explicación- ... es que como está la delincuencia es complicado.
–Pero si usted me acaba de decir que no lo necesita.
–Pero es porque a mí no me gusta andar cuidada. Hay otros que se cuidan más que yo, que soy mujer, ja, ja, ja…
–¿Entonces los salvadoreños podríamos prescindir de pagar ese vehículo?
–Podríamos prescindir de muchas cosas, pero con lo que yo no estoy de acuerdo, por ejemplo, es con el derroche que hizo el ministro de Defensa cuando vino aquí con francotiradores, eso es ridículo.
Una semana más tarde, Reyes pedirá a la directiva que emita un pronunciamiento por el supuesto derroche de recursos del ministro de Defensa.
Cuando El Faro cuestionó al coordinador de los diputados areneros, Donato Vaquerano, subrayó que no hay despilfarro. Su razonamiento es que no se está gastando más que lo que ya se tiene presupuestado como asignación para que gasten los diputados de la junta directiva. Que lo único que se está haciendo es repartir esos recursos entre otros legisladores. “Los vehículos, por ejemplo, son recursos de la fracción, no son recursos asignados a los diputados, y la fracción los distribuye para su servicio. Los diputados que están en junta directiva solo ponen al servicio de la fracción sus recursos”, dijo.
Entre los diputados, en 2013 hay cuatro niveles salariales. Los que menos ganan son aquellos que, como Reyes o Menjívar, no tienen cargo directivo ni son coordinadores de sus bancadas. Ganan 4,025 dólares al mes. Los coordinadores de bancada y los secretarios de junta directiva devengan 4,854 dólares; los vicepresidentes, 5,225 dólares, y el presidente, 5,781.72 dólares.
Por lo tanto, ser directivo de la Asamblea no representa solo la carga de tener mayor responsabilidad administrativa, sino que el cargo conlleva prestaciones adicionales como vehículos y combustible costeados por el parlamento. Y quienes no son directivos también tienen 'prestaciones' como el reparto de un fondo que se asigna a cada diputado para que contrate personal aunque no justifique la necesidad de las contrataciones.
En este caso, sin embargo, los recursos sobrantes destinados a los directivos se derraman para que los no directivos areneros también puedan disfrutarlos.
Aunque Vaquerano asegura que lo que ha ocurrido es que los recursos asignados a la bancada de diputados areneros se han puesto a disposición de toda la bancada, eso no se cumple en el caso de los vehículos de la directiva, porque estos han estado siendo usados solo por los cuatro diputados que tienen promesa de convertirse en directivos a partir de octubre.
A inicios de la legislatura 2012-2015, la dirigencia de Arena al igual que la de todos los demás partidos que integran la Asamblea, participó en la elaboración del Protocolo de Entendimiento, un documento en el que se dispone, entre otras cosas, qué partidos tendrán representación en la junta directiva, cuántos puestos tendrá esa junta, quién será el presidente, quiénes vicepresidentes y quiénes secretarios.
Acordaron que los dos partidos con mayor cantidad de diputados (Arena obtuvo 33 y el FMLN 31) tendrían más sillas directivas. La presidencia sería ocupada por el FMLN, y este tendría una vicepresidencia; Arena, dos vicepresidencias, y tanto Arena como FMLN tendrían dos secretarías cada uno; en los partidos minoritarios, Gana (11 legisladores) y Concertación Nacional (7 curules) tendrían una vicepresidencia y dos secretarías cada uno. Nació así una directiva récord de 14 personas, y por lo tanto una legislatura en que uno de cada seis diputados es directivo.
Lo que siguió fue prácticamente lo mismo que en las legislaturas anteriores: un gasto millonario en viajes sin justificaciones para la labor legislativa y sin evaluación de los beneficios de las misiones oficiales al extranjero; el reparto del presupuesto para que cada diputado tenga derecho a contratar 'empleados' más allá del personal de apoyo institucional de la Asamblea, y un aparato directivo cuya necesidad no parte de la carga administrativa de la Asamblea, sino de las aspiraciones de cada grupo parlamentario de acceder a los recursos materiales de la Asamblea.
Ahora que se aproxima octubre, el arreglo interno de los areneros es el que desnuda la visión de que el Órgano Legislativo es una especie de arca para meterle mano.
Después de conquistar cuatro sillas en la directiva, el Consejo Ejecutivo Nacional de Arena (Coena) decidió que esos puestos debían ser divididos en dos períodos, para que ocho de sus parlamentarios pudieran disfrutar los cargos. De esta forma se aseguraban de reducir las posibilidades de una desgastante disputa por quién tendría derecho a ser directivo.
Lo que los areneros no tomaron en cuenta fue que su situación como la bancada más numerosa apenas iba a durar medio año, pues ya para noviembre de 2012, el partido de derechas perdía cinco diputados. Esos cinco diputados hoy tienen aspiraciones de acceder también a un puesto directivo, y para que el pacto interno entre los areneros se materialice, hace falta la modificación del protocolo firmado al inicio de la legislatura por todos los partidos. Por ahora nadie ha hecho moción oficial de reformar la directiva para que los cinco areneros disidentes tengan en ella una silla, pero en teoría es a Arena a la que le corresponde pedirlo para sustituir a sus cuatro directivos. Y eso les da el temor natural de que el resto de bancadas opten por quitarles un puesto para entregarlo a los disidentes. Ese es el dilema de Arena y de los areneros.
El Faro preguntó al presidente de Arena, Jorge Velado, cómo van a resolver la situación, y se rehusó a aclarar la situación. “Ahorita ese tema no es prioridad para nosotros”, dijo.
Sigifredo Ochoa Pérez, uno de los areneros que desertaron en 2012, dice que la decisión de quiénes iban a la directiva de la Asamblea la tomó el que entonces era presidente de Arena. “Lo que pasó es que todo mundo quería estar en la junta directiva, pero al final (Alfredo) Cristiani decidió y dejó afuera a los diputados más votados”, dice. Ochoa Pérez asegura que esta fue una decisión que la dirección nacional del partido simplemente anunció a los diputados, sin pedirles opinión. Otros diputados adversan esta explicación.
Ochoa Pérez dice sentirse cómodo fuera de Arena, y revela cómo en términos de reparto de recursos legislativos vio beneficio al desertar. “A mí cuando estaba en Arena solo me dieron 1,500 dólares mensuales para contratar personal y una secretaria compartida. Pero cuando nosotros nos salimos de su bancada, ellos pelearon porque perdieron el dinero que recibían por nosotros. Y es que hoy nosotros nos hemos dado cuenta de que tenemos derecho a 10,000 dólares en plazas por ser diputados. Tenemos derecho a colaboradores, asesores, secretarias”, dice.
También desde afuera de Arena, el diputado Mario Tenorio, quien desertó el partido en octubre de 2009, intenta explicar lo que está pasando entre sus excompañeros. “El año pasado ellos intentaron calmar las aguas en su partido político repartiendo puestos como piñatas, pero eso no quedó sustentado en el protocolo, como en el caso del CN”, dice el diputado de Gana. Cuando habla de 'calmar las aguas' se refiere a que desde antes de asumir la nueva legislatura, el 1 de mayo de 2012, en Arena ya había temores de deserciones similares a las sufridas en octubre de 2009, cuando surgió el partido Gana. Arena intentó obligar a sus candidatos a diputados a firmar un pagaré por varios miles de dólares que deberían hacer efectivo si desertaban.
La diferencia entre Arena y CN que señala Tenorio es que aunque los cenistas también dividieron en dos los tres años de legislatura para que los diputados Reynaldo Cardoza y Serafín Orantes sean secretarios de la directiva durante 18 meses cada uno, ese arreglo quedó incluido en el protocolo de entendimiento, de tal manera que no necesitan pedir modificación en octubre. Además, Orantes fue juramentado como directivo durante la misma ceremonia en que tomó posesión la junta al inicio del período.
Octubre, entonces, tiene expectantes a los ocho diputados areneros incluidos en el arreglo interno, y también a los cinco disidentes que, como dice Ochoa Pérez, su coordinador, esperan acceder a la directiva aprovechando la mitad del período. Entre los rivales de los areneros, Tenorio lanza ya una advertencia: “Yo les quiero recordar a los areneros que esos cambios en el protocolo deben someterse a votos en el pleno. Para mí, lo ideal es que baje un diputado de Arena, porque ellos se vieron reducidos como grupo parlamentario”.
Ochoa Pérez no está seguro de que eso sea lo mejor, pues dice que no quiere perjudicar a sus excolegas. Y entonces se le ocurre esta solución: que la junta directiva más numerosa de la historia sume una silla más. “A mí no me gustaría que Arena perdiera un puesto, en todo caso que suba uno más, si no se sale del presupuesto de la Asamblea'.
En Arena, los diputados Ernesto Angulo y Carlos Reyes dan por hecho que todo está resuelto para que ellos se incorporen a la directiva en octubre. “El cambio del que usted habla ya está incluido en el Protocolo, entonces se debe de dar, yo no le veo ningún problema a esto. A los demás partidos les debe de dar exactamente igual quién este en ese cargo, porque ya se decidió que esos puestos son de Arena”, dice Angulo. Reyes coincide: “Eso es algo que quedó en el Protocolo, así que Arena solo debe de solicitar la sustitución de los nombres”. Al parecer ninguno de los dos ha leído el documento en mención, pues este en ninguna parte menciona el acuerdo de relevo entre areneros.
Ser directivo, como se ha explicado, supone varias prerrogativas extras. Aparte del mayor sueldo y de los dos vehículos asignados para cada quién, reciben vales de combustible hasta por 70 dólares semanales por cada uno de los automotores. También gozan de una oficina especial con el suficiente espacio para trabajar junto a un equipo de unas seis personas, cada una con su propio cubículo, además de contar con sala privada de reuniones y hasta una partida para contratar personal y otros gastos administrativos que ronda los 18,000 dólares mensuales.
Por hoy, algunos de estos beneficios se han repartido, como es el caso de los vehículos y los vales de combustible y el personal de trabajo. Y los legisladores no tienen ningún problema en hablar con la mayor naturalidad sobre el reparto. “Yo no he querido entrar en aquello de 'decime cuánto te dan, cuánto tenés'. Yo soy más de aquello que si él (Roberto d’Aubuisson) me dice 'Mirá, ahora te voy a dar tantos vales de gasolina', los recibo y ya. Eso es cuando hay, y cuando no hay, pues no hay”, explica Reyes.
Ernesto Angulo está usando uno de los automotores de la Asamblea asignados a la diputada Margarita Escobar, secretaria de la directiva. “Esos carros que nosotros usamos están asignados por la junta directiva al partido. Esos podríamos decir que son un préstamo que Margarita me hace y son vehículos que están siendo utilizados en la Asamblea. Al final no hay un recurso de más, sino que son los mismos recursos los que se están compartiendo, no hay un aumento de presupuesto”, alega Angulo.
Se equivoca quien piense que todos los legisladores areneros están de acuerdo con la inercia de hacer uso de los recursos solo porque están disponibles. “Como gesto de buena voluntad deberían entregar esos vehículos que tienen, porque si no esto parece ganguería, un rato cada uno, pues. El carro está designado para quien se desempeña en el cargo y ellos no están desempeñando el cargo”, dice.
Valiente, al igual que las diputadas Carmen Elena Figueroa y Mariella Peña Pinto, dice estar en contra de que se produzca el relevo. La razón básica es el temor de que el cambio de protocolo entrañe el riesgo de perder un puesto directivo.
El Faro buscó por diversos medios una entrevista con el presidente de la Asamblea, el efemelenista Sigfrido Reyes. El propósito era preguntarle por qué si los mismos directivos admiten que no necesitan todos los recursos asignados, se les permite usarlos o repartirlos a discreción. Hasta el cierre de esta nota, no había respondido ninguna de las solicitudes.
La revelación que hace Ochoa Pérez sobre una cuota por diputado para contratar al personal que deseen, es simplemente la continuación de una práctica que ya existía desde antes de que Sigfrido Reyes asumiera por primera vez la presidencia de la Asamblea, en febrero de 2011. Para entonces se hablaba de que cada diputado contaba con una partida de 12,000 dólares para la contratación de personal. Esa cifra permitió que en 2011 cada uno de los diputados de Gana, CN y el Partido de la Esperanza contratara a un promedio de 28 personas.
La Asamblea Legislativa, ya con la Ley de Acceso a la Información vigente desde mayo de 2011, se ha negado a revelar cuántas personas han sido contratadas gracias a la partida disponible para cada legislador.
