Usted dice que lo ocurrido en El Salvador no se puede comparar con lo que pasó en Argentina o en Paraguay, pero la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dicho que la masacre de El Mozote es una de las más atroces en América Latina.
Es que toda muerte es atroz, pero también el FMLN hizo cosas y nadie dice nada. En el caso de El Mozote incluso se ha querido acusar a Monterrosa. Monterrosa no dirigió esa operación, sino el segundo comandante, pues Monterrosa estaba en Estados Unidos y a Monterrosa le han querido achacar toda esa serie de cosas. Hemos investigado que no fue él el que comandó esa operación. ¿Qué pasó? Hay versiones diferentes. Mira, yo te voy a decir una cosa: el FMLN en ese tiempo tenía la práctica de poner niños y mujeres adelante como escudos humanos para pegarse la guinda, en eso puede ser que haya habido exceso, pero también dicen que las fosas que hay ahí como que había un cementerio clandestino de la guerrilla, cosa que no la puedo asegurar, pero es lo que dicen. De todos modos a mí extraña la cantidad de muertos que atribuyen en ese choque porque generalmente en los enfrentamientos militares no hubo más de 10 o 15 muertos. Yo no puedo darte o dar una opinión porque no estuve operando en ese tiempo, yo no estuve en oriente. Las guerras internas son crueles porque se cometen excesos de uno y otro lado.
Se mata a personas. ¿Para qué cree usted que una persona viene al mundo?
Viene… yo no sé... el único que sabe es el Ser Supremo porque nadie puede decir para qué venimos... venimos para vivir una vida en armonía, pero desgraciadamente los genes del ser humano como animal, algunas veces tienden a hacerlo irracional, por eso es que hay guerras. Ojalá que todos conviviéramos como decían los hippies: amor y paz, pero eso no es así. Yo creo que venimos al mundo para irnos haciendo cada vez más racionales.
¿Y ser más racional puede suponer, eventualmente, que no se necesite ejércitos?
No, porque lo vemos en países altamente civilizados que han sido ejemplo de la cultura occidental: los griegos, los romanos, los españoles, los ingleses, los alemanes y hoy los Estados Unidos... los ejércitos son necesarios y hay países que dicen que no tienen ejércitos y lo tienen disfrazado de otra manera como policía. En el caso nuestro, el ejército ha servido para muchas cosas: nos ha dado buenos dirigentes, héroes, vemos el caso de Manuel José Arce, en los inicios del Estado salvadoreño; vemos a Gerardo Barrios; también, aunque lo cuestionen, a mi general (Maximiliano Hernández) Martínez...
... A su general Munguía Payés...
... No estoy hablando de Munguía Payés.
¿Y por qué no lo incluye entre sus héroes?
No comments.
Estaba diciendo que la milicia ha dado buenos dirigentes y...
... Pero aquí estamos hablando de los dirigentes, verdaderamente los soldados. Ser general o ser coronel no quiere decir que seás bueno o seás malo. Hay buenos coroneles que deberían haber sido generales y hay malos generales que no debían de haber llegado a coroneles. Tiene que haber orden y el ejército es un instrumento al servicio del Estado, no deliberante y que no participen en política partidarista, para eso sirven los ejércitos.
¿Y que un país tenga un ejército no es señal de incivilización, tomando en cuenta que los soldados matan porque las armas de fuego no sirven para otra cosa que para matar?
Las armas están para la defensa, no para matar, que es diferente.
Pero esa defensa se ejerce matando.
Yo cuando tengo un arma la tengo como defensa, pero no la ocupo para ir a matar. Me sirve para defenderme de alguien que me quiere atacar, los ejércitos son fuerzas disuasivas y que han servido para las civilizaciones. Ni los griegos ni los romanos, que llevaron la civilización a toda Europa, al norte de África y al medio oriente, hubieran podido hacerlo si no hubiera sido por las legiones, pues eran grandes constructores, grandes ingenieros. Así que no pueden decir, y eso lo estamos viendo ahorita con nuestra gente en Haití o en el Líbano, no han llegado a combatir sino que han llegado a enseñar a hacer escuelas, a ver cómo ayudan a la Policía.
Estados Unidos en Vietnam, en Iraq y en Afganistán no ha sido precisamente un ejemplo de construcción.
Pero estás hablando de los intereses de un imperio. Estados Unidos es un imperio y no lo estoy diciendo peyorativamente. Por eso digo, mucha gente se rebeló y por eso fue el fracaso de las fuerzas armadas no militarmente sino de la política exterior norteamericana, utilizando sus fuerzas armadas en un país aparentemente atrasado, sin el desarrollo tecnológico de los Estados Unidos, y fue su frente interno el que obligó al gobierno de Estados unidos a traer sus fuerzas armadas de Vietnam. Una fuerza armada bien utilizada, sirve. En el caso nuestro, aquí son bien utilizadas, no utilizamos para ir a atacar a nadie; incluso en el 69 (en la guerra de las 100 horas contra Honduras) fue para defender los atropellos que cometió el gobierno de (Oswaldo López) Arellano allá en Honduras contra nuestros compatriotas que habían llegado ayudar al desarrollo de Honduras.
¿Fue un error que El Salvador enviara tropas a Iraq?
Estoy totalmente en desacuerdo con haber mandado y con seguir mandando a nuestros contingentes porque fíjate que Honduras mandó y los retiró inmediatamente y Honduras recibe más de los Estados Unidos en ayuda de un montón de cosas. ¿Qué ganamos nosotros en estar mandando contingentes? Estoy de acuerdo con que vayan, por ejemplo, a Haití, ahí sí necesitan ayuda, pero no ir a avalar o apañar algo como esa guerra de Iraq, porque no era cierto que había armas químicas, sino que Sadam Husein era una piedra en el zapato, pero luego se vio cómo Husein mantenía igual que (Yosef) Tito la unificación de las diferentes tribus. Aquí no nos podemos dar atol con el dedo: el gran imperio necesita sus recursos y esos recursos se llaman petróleo, no nos engañemos. Yo no soy antinorteamericano porque admiro mucho y respeto mucho al pueblo norteamericano; sin embargo, cuestiono algunas políticas exteriores de ellos.
Veamos: si usted hubiera sido el comandante del destacamento en Sensuntepeque y le dicen que lo va a convertir en el Batallón Cuscatlán para ir a Iraq, ¿se habría rebelado?
Tal vez hubiera pedido la baja, que es una de las cosas que suceden cuando a uno no le gusta una cosa en la Fuerza Armada, porque no podés rebelarte ante un gobierno democrático. En aquel tiempo era un gobierno de facto.
Cuéntenos: y cuando usted era el comandante del destacamento en Sensuntepeque, ¿era un comandante solo de escritorio?
Je, je, yo nunca estuve… yo por eso acuñé esa frase, puta, de que no era un militar de botas virgas.
¿Usted acuñó eso?
Yo acuñé eso, y esto fue con el general Vides Casanova, yo ya estaba de diputado y le dije que yo no era oficial de botas virgas porque muchos comandantes durante la guerra se encerraban en sus oficinas. Al igual que (el coronel Domingo) Monterrosa, al igual que (el mayor Armando) Azmitia y muchos comandantes, yo siempre anduve a la par de la tropa. Andábamos uniformados de campaña las 24 horas, nunca fui oficial de escritorio.
Si andaba en el frente de batalla, ¿usted mató a alguien en la guerra?
Mira, debieron haber muerto, pero yo personalmente no, porque no era un fusilero, pero indiscutiblemente en las batallas hay muertos y hay heridos.
¿Y personalmente?
No.
¿Y en la guerra de las 100 horas?
No, no, porque uno no… por eso te digo, el papel de uno es de comandar y otros ejecutan y esa es la parte militar, la jerarquía, precisamente. En la guerra de las 100 horas yo era teniente y cumplí una misión muy propia de caballería, que es una misión de los reconocimientos y en este caso, pues, un aseguramiento de un puente como lo fue El Amatillo.
¿Entonces andaba en el frente y nunca disparó contra el enemigo?
Mira, cómo no, pasábamos en aquellos carros blindados que se hicieron en La Maestranza, pero... ¿qué te voy a decir? 'Sí, maté a aquel'. No. Esa es mentira. En el volado se mueren, si las balas le pegan a alguien, se mueren o se lesionan, pero no te voy a decir 'sí, maté tantos hondureños'.
¿Y le daría pena decir que sí, si hubiera matado a alguien?
No, estoy hablando sin pena y te estoy diciendo las cosas bien claras.
Usted estuvo en el PCN y en 1997 se había revelado el fraude Finsepro-Insepro y la Asamblea discutía si interpelar al presidente del BCR Roberto Orellana Milla. Usted, que era jefe de la bancada legislativa pecenista, pasó al podio e hizo esta exhortación a sus compañeros de partido: “Tenemos que terminar con que nos sigan llamando partido taxi porque cobramos por carrera”. ¿A qué se refería con lo cobrar por carrera?
Esa era una de las cosas que había que quitarle al PCN, de que sirviera para hacer ese trabajo sucio. Y eso lo hacía Arena, entonces no sé por qué Arena hoy está cuestionando a Gana y otros que votan a la par del Frente. Es algo normal. Interpelamos a Roberto Orellana Milla y eso como que no le gustó a la dirigencia del PCN y hubo presión, según he sabido yo, de Armando Calderón, para que me quitaran, y cuando volví de Washington de una visita con la comisión de relaciones exteriores de la Asamblea, ya me habían expulsado.
Admitirá que no fue muy diplomático decir “Hay que evitar que nos sigan llamando partido taxi”
Puede ser… pero como eso era lo que se decía…
El secretario general del partido ya era Ciro Cruz Zepeda. ¿Él le enseñó algo a usted en las artes de la política?
Mira, yo diría que no, y mejor…
¿A qué político admira usted, entonces?
A Mandela.
¡Pero si decían que era comunista!
No importa, pero un hombre que hizo algo grandioso como es eliminar la segregación racial... es alguien que verdaderamente se entregó por su pueblo, y por eso lo admiro, lo admira el pueblo y lo admira el mundo.
Hablemos de una persona muy cercana a Roberto d´Aubuisson. Si a usted le dijeran 'usted es un maneque', ¿se sentiría ofendido o halagado?
No, fíjate que nosotros nos decíamos maneques porque es una forma como Toño (Cornejo Arango), en lugar de decirte 'mano', que es la forma reducida de 'hermano', te llamaba. Toño lo transformó a 'maneque', y nosotros así nos saludábamos.
Para usted, ¿ser un maneque es malo o es bueno?
Mira, ser hermano no es malo.
Como maneques se conocía a un grupo de personas cuya manera de pensar…
No, no… no estamos viendo la manera de pensar, sino la expresión de saludar.
¿Quién es su mentor político?
Roberto d´Aubuisson. Definitivamente yo me metí a Arena por él. Éramos compañeros, amigos, hermanos, yo le tenía mucho cariño y mucha admiración.
¿Usted no creía que él manejaba los escuadrones de la muerte?
No, yo nunca supe. Roberto, en ese sentido fue muy cuidadoso y él supo manejar sus cosas. A él lo veía como como mi compañero de armas, como el chelito D´Aubuisson, agradable, buena gente, pero no puedo opinar porque no conozco absolutamente nada de eso, ese es un asunto que los que dicen que prueben.
La investigación de la Comisión de la Verdad señala a D´Aubuisson…
Es que mira, han hablado un montón de cosas, pero nadie ha probado nada. A Roberto se le han pegado un montón de cosas igual que a Monterrosa. Yo sé que El Faro ha hecho una investigación con el Chele Saravia (se refiere a la crónica 'Así matamos a monseñor Romero') y un montón de cosas, pero nadie ha probado muchas de las cosas, ya Roberto está muerto. Yo no puedo opinar de algo que no conozco, pero los que conocen deberían de aportar las pruebas.
D´Aubuisson es su mentor político. ¿Y al presidente Funes le debe algo?
Pues sí, fíjate que sí. Yo tenía calculado sacar unos 22 mil a 30 mil votos y calculaba que con 26 mil votos obtendría mi diputación por San Salvador, pero con haberme dado de alta y toda esa confrontación sí le debo al presidente Funes que subí casi a 96 mil gentes que marcaron mi rostro en la papeleta.
Qué suerte la suya. Y cuéntenos un secreto: ¿cómo se hace para acertarle al número de la lotería que va a ganar premio?
Fíjate que no sé porque es una lotería…
Ja, ja, ja, ja…
Te voy a contar cómo fue: yo vivía ahí por la San Francisco y me iba a comprar al supermercado. Yo nunca he andado comprando billetes de lotería y resulta que se me acercó un vendedor y resulta que era un veterano de la guerra y me dice: “Mire, mi coronel, ayúdeme”. Y le dije: “¿Cuánto ganás por esto?”. “Una tontera”. '¿Y cuanto vale el número?' “25 dólares”. Y efectivamente lo compré pensando en ayudarle y la sorpresa para mí fue que el día domingo que estaba descansando en una hamaca, vi el diario y me puse a ver, y todavía ni creía… y efectivamente, ese número estaba premiado con 20 mil dólares. Entonces, hablé a la Lotería, me dijeron qué había que hacer y de ahí me quitaron el impuesto de renta y me quedaron 17 mil dólares. Y bueno… no le caen mal a nadie.
Había quienes pensaban que eso era demasiada suerte en un momento en que usted dejaba Arena.
Sacarse 17 mil dólares yo no veo por qué… mucha gente lo saca en la lotería. A mí no me importa si creyeron o no creyeron, y es más, este señor Muyshondt, este Neto Muysondt, se atrevió a decir que era lavado de dólares y que la lotería estaba haciendo lavado y que era parte de lo que…
¿... de los sobornos?
Y así como yo mucha gente gana en la lotería y esa vez quienes se sacaron los 300 mil dólares ni siquiera fueron unos salvadoreños, sino unos chapines.
Hay cuatro candidatos para las elecciones del otro año. ¿Ya decidió por quién votará?
El voto es secreto.
Sí. ¿Y ya decidió por quién va a votar?
Sí, pero no te lo puedo decir.
Ok. ¿Votaría por un militar?
No. Van dos, uno por la Fraternidad Patriota Salvadoreña y uno por el otro partido (en realidad solo el Partido Salvadoreño Progresista, PSP, lleva a un militar como candidato presidencial: el coronel René Rodríguez Hurtado. La Fraternidad Patriota lleva al abogado Óscar Lemus). No, no votaría por ellos porque no desperdiciaría mi voto. Hay que ver las cosas aquí: o gana Sánchez Cerén o gana Tony, o gana Norman.
Aunque usted estuvo un ratito en el PSP, que lleva al coronel…
Yo quise ayudarles y todo lo demás, pero ellos tenían otra… tuvimos otra forma de…
Así es la política. Veamos: si a usted un día le hablara Dios y le pidiera que de los 84 diputados metiera en un arca solo a aquellos a los que usted considera salvables por su calidad, por su nobleza...
Ja, ja, ja, ja… sólo yo me iría ahí.
¿Tan grave es la situación?
Ja, ja, ja, ja… mirá, se rasgan las vestiduras y la verdad es que todo el mundo está rascando por sus propios intereses, perdóname que te diga, pero la verdad es que a veces hay tal descaro público cuando un ladrón está acusando a otro, de tal manera que yo creo que deberíamos cambiar la forma de hacer política, pero es igual que cambiar la forma de ser de los salvadoreños. Hay diputados buenos, yo creo que dentro de los 84 diputados solo yo y tal vez unos cinco más nos salvamos.
¡¿Cinco de 84?!
Ahí no hay amigos, hay una hipocresía permanente y no sé por qué… a veces me digo que... ese es un lugar donde yo no me siento feliz... Fíjate que además hay gente que da unas declaraciones 'que don fulanito de tal', y luego se arrepiente. O es gallo o es gallina, pero no se puede ser gallogallina.