Opinión /

¿Debe morir la lengua náhuat?


Sábado, 29 de junio de 2013
Roberto Valent

En abril del 2013 sesenta máscaras funerarias hopis fueran puestas a la venta en Europa a pesar de la solicitud de anulación presentada por el pueblo indígena de Arizona al cual le pertenecen por tradición. ¿Se pueden vender objetos funerarios? La respuesta que dieron las entidades judiciales interpeladas fue que sí, siempre y cuando no contengan restos humanos. Con excepción del cuerpo humano y de su sepultura, cualquier objeto (si no es un bien público) se considera como una mercancía.

Más allá de los atributos monetarios que puedan adjudicársele a un bien cultural, o su valoración a partir de su importancia en término de reconocimiento por su producción artística o científica, la sociedad necesita mirar estos hechos desde la perspectiva de las reivindicaciones culturales de las comunidades portadoras de estos patrimonios culturales: el derecho a la memoria y a su transmisión a las generaciones futuras. Al igual que con las máscaras funerarias hopis, preservar y cuidar una lengua ancestral responde a una necesidad vital que no necesariamente tiene que medirse con la vara de su valor como mercancía.

Un reciente editorial, publicado a mediados de este mes en El Diario de Hoy, un reconocido rotativo salvadoreño, presenta la lengua náhuat tal y como se hizo con las máscaras hopis: como una 'mercancía' cuyo valor no depende de la significación que tenga para una comunidad de personas, independientemente del tamaño de esta.

Si llevamos esa lógica hasta sus últimas consecuencias terminaríamos teniendo no un 'Atlas UNESCO de las lenguas del mundo en peligro', sino una lista macabra de lenguas que por no “valer” deberían, sin remordimientos de conciencia, condenarse a una muerte merecida.

Desde un punto de vista ético todas las lenguas tienen el mismo valor cultural. Este es un principio recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos: 'Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos'. La desaparición de una lengua implica la muerte de una cultura. Establecer jerarquías entre las lenguas en base a su uso equivale a establecer jerarquías entre grupos culturales y es por tanto condenable y sumamente peligroso.

Las lenguas son puentes que a la vez unen y distinguen: son un medio de transmisión de valores para educar, dialogar, reconciliar y también un soporte de la identidad que define la manera de ser, de pensar, de crear y de actuar de los seres humanos. Del encuentro entre lenguas y civilizaciones nace la posibilidad del diálogo, pero el diálogo sólo es posible si se respeta la equidad entre lenguas. Sin este supuesto correríamos el riesgo de provocar conflictos culturales sin fin.

El mencionado editorial y las reacciones que ha provocado por parte de académicos, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos a través de las redes sociales, es una muestra de los conflictos que pueden surgir si de manera simplista y provocadora se celebra la eventual desaparición de una lengua. Este tipo de opiniones resultan ser muy destructivas para la cohesión social en culturas que, como la salvadoreña, se reconoce heredera de un rico legado ancestral que incluye la lengua náhuat.

*El autor es Representante Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Coordinador del Sistema de Naciones Unidas en El Salvador

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.