El juicio por genocidio contra Ríos Montt ha logrado que Guatemala debata si la justicia es conveniente y se lance a defender a sus propios monstruos. 'Uno, cuando toma decisiones, no espera que suceda esto', dice el exdictador. Y 30 años después de las masacres de ixiles los miedos de un país que se resiste a reconocer los derechos de su mitad indígena se han convertido en el miedo a que, luego de escuchar a un centenar de testigos, un tribunal dicte sentencia.