... ellos deben de ver otras, también...
... ja, ja, ja. En el cuartel central, las bomberas tienen su dormitorio.
¿En porcentaje cuántas mujeres y cuántos hombres tiene la institución?
Podría decirle que ellas son el 2 o 3 % de los 400 y pico que somos. Pero es un reto para los hombres por sus egos, pero hay mujeres que se ganan el cariño de sus compañeros. Aun hay mujeres que han estado estudiando y trabajando. Hay una que ya va a egresar de abogada, es una de las mejores.
¿Y en acción?
Es de las mejores. Es instructora. Se lo digo como director de ella, en Costa Rica ha ido a sacar dos cursos a la academia y fue una de las que mejor salió en el curso especializado de intervención rápida. Eso me da la razón de lo que yo pienso, pero, como le digo tiene sus ventajas y desventajas, como seres humanos debemos de entender que todos tenemos derecho a que nos den la oportunidad y demostrar que sí podemos, y eso lo hemos hecho.
¿Cómo es la casa de un bombero? ¿Usted tiene extintores en su casa?
No, no tengo extintores en la casa, ja, ja, ja… eso es el colmo. Claro, hay muchos aspectos que debo revisar. Estoy consciente de que debería tener pero creo que los bomberos no pensamos en eso. Ahí sí me agarró mal...
¿Y cuando cocina tiene ese cuidado necesario?
No, no me deja mi esposa, ja, ja, ja. Aunque yo trato de ayudar, ella no me deja. Pero ella es muy cuidadosa ja, ja, ja.
Ja, ja, ja. ¿Y en diciembre sus hijos queman pólvora?
No, no lo hacen, pero hubo un tiempo en el que sí lo hicieron pero por todas las cosas que se ven dejaron de hacerlo. La cosa es que hay muchos factores detrás de esto, yo siempre he dicho que la pólvora, por muy pequeño que sea un artefacto, representa un riesgo tanto de incendio como de quemar a otros. De eso tenemos ejemplos de sobra en el país. Cuando comenzamos con la campaña de no niños quemados en el país, hace 14 años, una de las cosas que nos motivó a hacerlo fue el haber visitado el Hospital Bloom. En ese entonces nos invitó el doctor Bonilla, que en paz descanse. Fui al Bloom y tomé vídeo de cómo curaban a los niños. Eso me consternó mucho. Ese vídeo se lo enseñé a unos patrocinadores que estábamos buscando y también a mis hijos. Eso les impactó mucho y por eso yo no compraba pólvora. A mi familia también le recomiendo que no lo hagan, pero al final cada quien es libre de hacer lo que quiera, pero nosotros por eso no quemamos.
¿Alguna vez se ha quemado?
Me han quemado, ja, ja, ja… Me quemaron con pólvora. El año antepasado me salvé dos veces. Después de las 11 estaba visitando a unos familiares pero siempre con mi radio y mi teléfono para estar pendiente. La cosa es que estaban quemando unas luces aéreas y no sé qué fue lo que pasó pero en una de esas bombas que tiraron reventó en el suelo y yo sentí como que me cayó algo con mucha fuerza en el pecho. ¡Era una parte de la bomba con fuego la que me había caído y me quemó! Entonces le dije a mi esposa que nos fuéramos. ¡Es que era el colmo! Imagínese que el director de bomberos iba a salir quemado y se supone que es el que tiene que prevenir, ja, ja, ja…
Ja, ja, ja…
Y se los cuento en exclusiva, ja, ja, ja. Cuando iba para mi casa, ya casi llegando estaban quemando luces aéreas también y las habían puesto en el centro de la calle a la entrada de la colonia. Cuando las vi, me detuve, esperando que terminaran, pero de repente se volteó una y comienza a disparar para donde yo estaba. Y todos los cipotes gritando: ¡Ay, papi! Ja, ja, ja… Ah, no, dije yo, ando de mala suerte. Por eso les digo que la pólvora es un riesgo. Y es que cada pieza viene diseñada para ser utilizada adecuadamente, pero la cultura de nuestro país es otra. La gente no quema las cosas como debe ser. Lo que hacen es hacer guerra, como con los silbadores y por eso los prohibimos.
¿Y cuando era niño reventaba cohetes?
No, mi mamá era una de esas personas que no andaba gastando en pólvora. Algunas veces reventaba por los amigos que me daban. De hecho tengo una mala experiencia: una vez, un compañero aventó un mortero y me reventó aquí en el encaje de la rodilla y la pierna. Todavía tengo la cicatriz. Me fregué todo el pantaloncito nuevo que me habían comprado, ja, ja, ja… Así que solo han sido malas experiencias.
Usted mencionó los factores culturales, y eso me lleva a otra cosa: ¿Ustedes han pensado en hacer un calendario de bomberos, así como hacen en todo el mundo?
A usted alguien le ha dicho algo, ja, ja, ja… fíjese que hemos pensado hacer un calendario, pero es que esos bomberos de otros países tienen otra cultura. Es que aquí solo hay unos secos, desnutridos, panzones ja, ja, ja… Pero bien, fíjese que me acaban de decir los compañeros de comunicaciones que hay un proyecto para un posible calendario. Todavía no me he sentado con ellos a ver la propuesta, pero ya los bomberos de España me han dicho que nos ayudan para que podamos hacer el calendario. La cosa es que hay que ir al gimnasio un tiempo a echar músculos ja, ja, ja. Pero miren, hay que ver cómo lo ven los compañeros por las misma cuestiones culturales, pero sí ya me están mencionando esa posibilidad.
¿Y usted estaría dispuesto a modelar?
¡¿Yoooooo?! ¡¿Y qué voy a modelar yo?! Ja, ja, ja…
¿Por qué tenemos una percepción diferente sobre los bomberos que la que tienen los gringos o los españoles?
Mire, en ese tema del fisicoculturismo no estamos preparados, ja, ja, ja…
¿Pero y como institución? ¿Por qué cree que en El Salvador vemos de diferente forma la profesión del bombero? En Estados Unidos, si un hijo le dice a sus papás que quiere ser bombero y llega a ser bombero, ese es un gran honor, pero aquí no es así.
Le voy a contestar como Ábner Hurtado: mi madre se siente muy honrada de que su hijo sea un bombero. Ella siempre quiso ver a su hijo como una persona uniformada y un funcionario de gobierno. Mi esposa desde el momento en que acordamos formar una familia y vivir juntos, estuvo consciente de mi profesión, porque en los momentos más difíciles como en los desastres naturales uno no se puede quedar con la familia sino que debe venir a trabajar y regresa a los seis o siete días. Y a la esposa le toca quedarse sola con lo hijos. Pero fíjese que mi esposa hasta ya es parte de esto, ella tiene en la casa una vitrina donde están las fotos de las unidades de bomberitos, ella colecciona esas fotos. Y mire que esto se lleva en el corazón porque hay mucha gente que quiere ser bombero pero por el salario y no por vocación.
¿Será que influyen en la percepción sobre los bomberos salvadoreños incidentes como este que les sucedió hace poco, cuando se les quemó uno de los vehículos que usan para atender incendios porque no lo pudieron sacar de un lugar en llamas? Entiendo que fue cuestión de falta de mantenimiento, ¿verdad?
Sí, mire, eso nunca en la historia de los bomberos en El Salvador nos había pasado, pero cuando las cosas se dan, uno las debe tomar como experiencias. Esa unidad no solo se quemó porque el fuego era intenso, sino que también hubo problemas administrativos en la misión con el tema del cuido de los equipos. Unos procedimientos fallaron pero nosotros no vamos a culpar a los compañeros porque gracias a Dios no se murió ninguno de ellos. Mire que la vida no tiene precio. En esta profesión uno está expuesto a todo tipo de situaciones, su servidor ha estado expuesto a quemarse, a caerse de los techos o a explosiones de cilindros de gas; pero Dios siempre me ha librado. Yo en mi trayectoria de 30 años he podido observar la muerte de siete compañeros por diferentes situaciones.
¿A usted cómo le gustaría morir?
Mire, yo espero en Dios jubilarme, pero me gustaría morir en paz con Dios y con mi familia, independientemente de las causas por las que muera. Yo soy una persona que cree en Dios, así que no importa cuál sea la causa de mi muerte. Yo no recuerdo quién pero alguien en algún momento dijo: “Prefiero que me partan en pedazos pero que no me quemen”, y eso lo decía porque el fuego es lo peor, es criminal. Así que yo no puedo decir que me gustaría morir de una manera en específico. Yo quisiera una muerte natural, qué bonito sería amanecer uno en paz, sin discusiones sin nada más. Y si es posible riéndose, ja, ja, ja…