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Británicos juegan a alimentarse como pobres (supuestamente por una buena causa)

Unos 20,000 británicos aceptaron el desafío de pasar cinco días con $1.50 por jornada para alimentos, la cantidad que se considera el umbral de la extrema pobreza. Con ello, pretenden generar fondos para campañas contra la pobreza en el Tercer Mundo. El sábado podrán regresar a las dietas balanceadas propias del primermundismo –y también de las clases medias y altas de países como El Salvador.

Miércoles, 1 de mayo de 2013
Alice Ritchie (AFP) / El Faro

Kathy Trevelyan es una de las mujeres que ha aceptado el reto de pasar cinco días con $7.50 para comida, cantidad con la que sobreviven los 1,000 millones de personas que viven en extrema pobreza en el mundo. Foto Leon Neal (AFP).
Kathy Trevelyan es una de las mujeres que ha aceptado el reto de pasar cinco días con $7.50 para comida, cantidad con la que sobreviven los 1,000 millones de personas que viven en extrema pobreza en el mundo. Foto Leon Neal (AFP).

Londres, REINO UNIDO. Kathy Trevelyan mira su plato sin mucho ánimo. Esta guía turística y actriz londinense de 58 años, como otras 20,000 personas, aceptó el desafío de vivir con solo una libra esterlina al día (un dólar y medio, $1.50) en el marco de una campaña benéfica contra la extrema pobreza. “Normalmente, si cocinas esto con una cebolla frita, un poco de ajo y algunas especias, puede ser bueno”, explica ante su insípida mezcla de arroz y dados de verdura irreconocibles. “Así es aburrido, pero vale la pena”, agrega.

Kathy Trevelyan participa desde el lunes en la campaña de cinco días impulsada por Live Below the Line, y espera recolectar 500 libras esterlinas ($750) en patrocinios para la oenegé Malaria No More (No más malaria).

La idea es recolectar fondos para los proyectos de ayuda a los más pobres y llamar la atención sobre los más de 1,000 millones de personas que viven en todo el mundo en situación de extrema pobreza, cuyo umbral se ha fijado en $1.50 al día.

Antes de comenzar, Trevelyan, que vive en Walthamstow, en el noreste de Londres, planificó minuciosamente su menú de la semana comparando precios en internet.

Su compra para cinco días, por un valor total de $7.50, incluye medio paquete de pan de molde y huevos para el desayuno, arroz blanco y una bolsa de verdura congelada para comidas y cenas, así como un bote de salsa curry de $0.39 para aderezarlo. A esto se añade un paquete de espagueti, unas salchichas vegetarianas que estaban de oferta y unos plátanos, el único producto fresco de su cesta.

“Me considero bastante arruinada en este momento, pero esto es otro nivel”, dice.

También compró bolsitas de té, pero al no poder permitirse la leche tuvo que renunciar a su nube habitual.

“Con 5 libras ($7.50) proporcionan una mosquitera suficientemente grande para salvar la vida de dos niños. Solo pienso en eso”, afirma admitiendo sin embargo que su régimen de $1.50 al día “no tiene nada que ver con lo que viven 1,000 millones de personas”.

Una campaña internacional

La campaña se lanzó en 2009 en Australia antes de extenderse al Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda. Tiene el respaldo del actor australiano Hugh Jackman y del estadounidense Ben Affleck, y esperan una recaudación de 5 millones de dólares.

No obstante, este tipo de desafíos son a menudo criticados porque los privilegiados que lo aceptan saben que podrán volver a disfrutar de su habitual café con leche a $4.00 dólares en la cadena Starbucks, así como de su carne, frutas y verduras biológicas tras cinco días de esfuerzos.

“Nunca sabremos realmente lo que es vivir en extrema pobreza, no nos hacemos ilusiones”, reconoce Hugh Evans, que encabeza el Global Poverty Project que impulsó esta campaña en los diversos países.

Sin embargo, “al final de la semana te das cuenta de que la comida que comes cada día es monótona, que no ingieres suficientes calorías y que sientes hambre, uno siente hambre por primera vez”, agrega.

Jack Monroe, una madre soltera de 25 años de Southend, en el este de Londres, tocó fondo el año pasado cuando perdió su empleo teniendo a cargo a su hijo Johnny, ahora de tres años. Vendió su televisión, ropa y libros para pagar el alquiler y se encontró a menudo viviendo con su hijo con $1.50 al día.

Hoy su vida es más fácil, pues su blog de cocina económica le llevó a firmar un contrato para un libro y obtener un empleo en un diario local, pero participa en el desafío para recaudar dinero para Oxfam.

Monroe reconoce que es fácil criticar el proyecto. “Muchos de los que hacen el desafío lo harán viviendo en su casas calientes y cómodas, y sabiendo que solo deberán soportarlo durante cinco días”, dice.

“Pero nunca criticaré a nadie que esté recaudando fondos para beneficencia. Y el hecho de que la gente hable de ello y piense sobre ello es el principal objetivo del desafío: concienciar sobre la pobreza”, concluye.

© Agence France-Presse

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