Poco después de escribir sus primeros versos, Neftalí Reyes Basoalto ya se había convertido en Pablo Neruda, nombre con el cual se proyectó como uno de los poetas más universales de las letras hispanas y llevó una activa carrera política, a la par de una furtiva faceta de amante.
Nacido en 1904 en la pequeña localidad de Parral, sur de Chile, adoptó tempranamente el seudónimo de Neruda, en un intento de ocultar a su padre el oficio que lo apasionaba, sin que hasta hoy haya certeza sobre qué inspiró su nombre. Autor de 'Residencia en la Tierra', 'Canto General', 'Odas Elementales' y 'Confieso que he Vivido', Neruda obtuvo el Premio Nobel de Literatura en octubre de 1971 y murió en controvertidas circunstancias el 23 de septiembre de 1973, a los 69 años, pocos días después de instalada la dictadura de Augusto Pinochet, a quien se opuso de inmediato.
Una investigación judicial en curso intenta esclarecer las causas de su muerte, atribuida hasta ahora al agravamiento de un cáncer de próstata, una versión desmentida por su exchofer y asistente personal, Manuel Araya, quien asegura que fue asesinado para impedir que comandara la oposición al nuevo régimen.
Reconocido como el autor de los versos de amor más famosos, compilados en obras como '20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada' o los 'Versos del Capitán', la poesía nerudiana se introduce también en el cosmos, el agua, el aire, las raíces históricas o los problemas del hombre sencillo y la pareja humana. En su afán de escribir sobre todo, le dedicó versos al caldillo de congrio, la alegría, el libro, el mar, el tiempo, la tristeza o el vino, pero también se introdujo en la historia sudamericana a través de 'Canto General' o poemas como 'Alturas de Machu Picchu'.
Neruda llevó su carrera de poeta en paralelo a su actividad política, que inició como cónsul en Rangún (Birmania), Singapur y España, donde vivió con intensidad la Guerra Civil española y comandó la que definió como la más noble labor de su vida: enviar a Chile, desde Francia, a 2,000 refugiados españoles en un viejo barco llamado Winnipeg. De regreso a Chile y tras un paso en México como cónsul, Neruda es elegido en 1945 senador del Partido Comunista, representando a las provincias norteñas de Antofagasta y de Tarapacá.
En 1948 el gobierno de Gabriel González Videla, que había llegado al poder apoyado por los comunistas, proscribe al PC y manda al exilio a Neruda tras ser destituido como senador, acusado de injuriar gravemente al presidente. Después de un tiempo, en la clandestinidad en Chile, Neruda cruzó montado a caballo la cordillera de Los Andes y se refugió en Argentina, para luego viajar por varios países de Europa. De regreso nuevamente a Chile, en 1970 fue nominado candidato presidencial, pero rechazó el cargo para colaborar en la candidatura del socialista Salvador Allende, quien triunfó finalmente. En 1971, Allende nombró a Neruda embajador en Francia, su último cargo diplomático, y un año después regresó a Chile.
Neruda, el amante furtivo
Su vida amorosa fue tan ajetreada como su carrera política, hasta el fin de sus días. Aunque se consideraba un hombre sin atractivo físico, tímido e inseguro, se casó tres veces y tuvo al menos otra media decena de amantes furtivas, su inspiración para crear los versos de amor más leídos en el mundo. 'Un poeta tiene que estar siempre enamorado, hasta el último minuto de su vida', le confesó a la periodista uruguaya María Esther Gillio, en una entrevista en 1970. Se casó, en 1930, con la holandesa María Antonieta Hagenaaren, la más desconocida de sus esposas, en Batavia (hoy Yakarta). Fue un matrimonio que duró poco, pero del que nació su única hija: Malva Marina, quien murió a los ocho años a causa de una hidrocefalia.
Aún casado con María Antonieta, se enamoró de Delia del Carril, refinada intelectual y pintora argentina 20 años mayor, vinculada a la vanguardia de Europa. Delia, apodada 'La Hormiguita', es tal vez la mujer que mayor influencia tuvo en el poeta, sobre todo en su formación política. Fue su compañera durante 20 años y representó para él una especie de 'madre intelectual'. Estando aún casado con 'La Hormiguita', el poeta inició en México una relación clandestina con la soprano Matilde Urrutia, quien se convertiría en su tercera y última esposa. El amor entre ambos se encendió de inmediato, pero el estado civil de él los obligó a vivir su romance en forma oculta y a recorrer escondidos los principales países de Europa.
Matilde fue la mujer junto a la cual el poeta terminó sus días y permanece, hasta hoy, a su lado en una sepultura contigua en la casa donde vivieron junto al mar, en la tranquila aldea de Isla Negra, 100 km al oeste de Santiago. Sin embargo, Matilde no fue el último romance de Neruda. En sus últimos años, tuvo una secreta amante que lo acompañó hasta el momento de su muerte, la joven Alicia Urrutia, sobrina de Matilde.
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