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Asesor de escuadrones de la muerte de El Salvador fundó fuerza de tortura en Iraq

El gobierno estadounidense envió un importante asesor estadounidense de la guerra en El Salvador para entrenar escuadrones paramilitares en Iraq responsables de torturas, según un documental coproducido por el Servicio Árabe de la BBC y el periódico británico The Guardian.

Jueves, 7 de marzo de 2013
El Faro

Un documental coproducido por el Servicio Árabe de la BBC y el periódico británico The Guardian señala que el coronel estadounidense retirado James Steele fue un hombre que en los año 80 vivió en El Salvador y asesoró a los escuadrones de la muerte, y que con el paso de los años fue enviado por el Pentágono a Iraq para encargarse de una letal fuerza paramilitar de combate a opositores a la presencia estadounidense en el país asiático. 

El vídeo de 51 minutos de duración recoge la investigación de 15 meses se titula 'James Steele, el hombre misterioso de EE.UU. en Iraq', cuya principal carte de presentación para el trabajo en territorio árabe es la experiencia en operaciones de contrainsurgencia que realizó en territorio salvadoreño durante la guerra civil.

Steele llegó a El Salvador en 1984, como jefe de un grupo de asesores militares estadounidenses. Celerino Castillo, exagente de la oficina antinarcóticos estadounidense (DEA) en El Salvador explica que Steele era el comandante del grupo de asesores en El Salvador y que 'nada se movía sin su autorización y el objetivo era erradicar la guerrilla. Está bien documentado que se cometieron grandes masacres'.

The Guardian comenta cómo las unidades del gobierno salvadoreño lograron hacerse de una temible reputación internacional por sus actividades con escuadrones de la muerte. En  su biografía, Steele describe su trabajo como el 'entrenamiento de la mejor fuerza de contrainsurgencia' en El Salvador.

La relevancia de Steele en Iraq se sustenta en la relación que tuvo con el general David Petraus, el exdirector de la CIA nombrado por Barack Obama, que es uno de los militares más laureados y respetados de toda la historia de Estados Unidos y quien presentó su dimisión al presidente el año pasado por una situación personal -haber sostenido una relación extramatrimonial- que puso en duda la capacidad que bajo su dirección tenía la Agencia Central de Inteligencia para evitar filtraciones de información. 

La investigación cuenta que fue en El Salvador donde por primera vez Steele se puso en contacto con el encargado de dirigir las operaciones estadounidenses en Iraq: David Petraeus. 'Entonces un importante joven Petraeus, visitó El Salvador en 1986 y se dice que incluso se quedó con Steele en su casa', cita The Guardian.  

El coronel retirado ha obtenido condecoraciones militares de gran prestigio: la Estrella de Plata, la Medalla de Servicio Distinguido al Ejército; cuatro Legiones al mérito, distinción militar de los Estados Unidos creada por Franklin D. Roosevelt otorgada a los miembros de las Fuerzas Armadas estadounidenses y de las naciones aliadas; tres Estrellas de Bronce, condecoración de los Estados Unidos que se otorga a quien se distingue por su heroísmo o éxito meritorio en servicio, y el Corazón Púrpura, entregada en nombre del presidente a los militares que mientras estaban en servicio resultaron heridos o muertos.

La relación de Iraq con El Salvador surgió en 2005, dos años después de la invasión estadounidense para derrocar a Sadam Hussein. Para entonces ya se conocía una serie de informes del Pentágono, destapados posteriormente por WikiLeaks, en los que se hablaba con insistencia de utilizar 'la opción El Salvador' en Iraq.  

Dice la revista del New York Times: 'La plantilla para el Iraq actual no es Vietnam, con el que a menudo se ha comparado, sino El Salvador, donde un gobierno derechista respaldado por Estados Unidos se enfrentó a una insurgencia izquierdista en la guerra de 12 años. El costo fue alto -más de 70,000 personas murieron, la mayoría de ellos civiles- en un país con una población de apenas seis millones.'

Desde el 15 de octubre de 1979, una junta de gobierno cívico-militar condujo El Salvador hasta 1982, cuando asumió un civil proestadounidense, Álvaro Magaña. En 1984 el democristiano José Napoleón Duarte asumió la presidencia y tuvo el respaldo militar estadounidense. En 1989, el partido Arena, fundado por Roberto d´Aubuisson, acusado de liderar los escuadrones de la muerte, tomó el gobierno hasta 2009.

Según la revista del New York Times, 'como parte de la política del presidente Reagan (1981-1989) de apoyar a las fuerzas anticomunistas, cientos de millones de dólares en ayuda de Estados Unidos fueron canalizados al ejército salvadoreño, y un equipo de 55 asesores de fuerzas especiales, encabezados por varios años por Jim Steele, fue desplegado para entrenar batallones de primera línea que fueron acusados ​​de importantes violaciones a los derechos humanos.'

Durante más de un año, dice The Guardian, los reporteros de la investigación intentaron ponerse en contacto con Steele para preguntarle acerca de su papel en Iraq como enviado personal del secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, en el gobierno de George Bush hijo. 

Los cables filtrados por WikiLeaks revelaron la existencia de un Manual Especial de fuerzas de contrainsurgencia conocido como Técnicas Tácticas y Procedimientos para las Fuerzas Especiales. El manual describe 'lo que los Estados Unidos aprendieron sobre escuadrones de la muerte dando apoyo a gobiernos corruptos de América Latina, y cómo aplicar lo aprendido en estos países en otros lugares'.

Sobre los escuadrones de la muerte, el informe del Grupo Conjunto que en 1995 entregó su informe al presidente Armando Calderón Sol, reconstruía la existencia de algunas de estas organizaciones paramilitares que torturaban, asesinaban y desaparecían a simpatizantes de la izquierda. Este equipo investigador tuvo como encargo investigar los escuadrones de la muerte en la postguerra salvadoreña, aunque sus pesquisas le permitieron retratar lo que había ocurrido en la década de los 80. Uno de esos comandos estaba radicado dentro de la Primera Brigada de Infantería, cuyo comandante era el coronel Francisco Helena Fuentes.

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