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La crisis pasa factura a los grandes museos españoles

Los drásticos recortes del gobierno de España para afrontar la crisis económica están obligando a pinacotecas españolas de primerísimo nivel (como el Museo del Prado o el Museo Reina Sofía) a aumentar el precio de la entrada, ampliar los horarios de visita o enviar sus obras al extranjero en exhibiciones itinerantes para encontrar nuevos ingresos.



Jueves, 7 de marzo de 2013
Daniel Silva (AFP) / El Faro

Madrid, ESPAÑA. En su draconiano programa para reducir el déficit como consecuencia de la crisis económica, el Gobierno conservador español recortó para este 2013 su presupuesto en cultura un 19.6% (940 millones de dólares), lo que ha empujado a los principales museos del país a buscar nuevas fuentes de ingresos.

El Museo del Prado, la principal galería de arte de España, recibirá este año un 30% menos de financiación pública. El recorte será del 25% para el Museo Reina Sofía, que alberga el Guernica de Pablo Picasso, y del 33% para el Thyssen-Bornemisza, en un palacio neoclásico en el centro de Madrid con obras desde Greco hasta Picasso.

“Tenemos que potenciar al máximo la capacidad de generar recursos del museo y, por tanto, tenemos que conseguir más visitantes y más consumo”, señaló el director del Thyssen, Evelio Acevedo.

Los recortes del Gobierno combinados con la pérdida en 2012 de sus dos principales patrocinadores arrastraron al museo Thyssen a “una situación financiera muy complicada” que consiguieron capear gracias al éxito de las exhibiciones temporales, dijo Acevedo. El año pasado, la entidad batió récords con una muestra temporal del pintor estadounidense Edward Hopper que vieron 322,421 personas y registró su cifra más alta de afluencia en su historia, con casi 1.3 millones de visitantes.

La estrategia del museo pasa por combinar exhibiciones de éxito asegurado, como la de Hopper, con exposiciones enfocadas a público no habitual, como la colección de joyería Cartier que cerró en febrero. La muestra contenía las joyas que la princesa Grace de Mónaco lució en las fotografías de su boda en 1956 –su nieta, Carlota Casiraghi, asistió a la inauguración– o un collar de rubíes y diamantes que perteneció a la leyenda del cine Elizabeth Taylor. “Ha sido una experiencia interesante, porque era salir un poco del ambiente de la pintura y atraer al museo a público que tradicionalmente no vendría”, explicó Acevedo.

Para encontrar nuevas vías de financiación, el museo planea abrir un café-terraza abierto al público general y alquila su vestíbulo para recepciones a un coste de hasta 65,000 dólares por evento.

Desde enero, el museo Thyssen-Bornemisza abre también los lunes, siguiendo el ejemplo del cercano Museo del Prado, que lo hace desde enero de 2012.

El mes pasado, el Prado –sede de las obras maestras de Francisco Goya y Diego Velázquez que recibió 2.8 millones de visitantes en 2012– subió el precio de la entrada, de 12 a 14 euros (de $15.60 a $18.20), el tercer aumento en dos años.

La cesión de obras al extranjero es otra fuente de inversión. La exposición “Retratos de España: Obras maestros del Prado” mostró la evolución de la pintura española desde el siglo XVI en Brisbane (Australia) y ahora en Houston (Estados Unidos).

Aunque las cesiones son selectivas. “En ningún caso nuestra intención es salir al mercado a ofrecer exposiciones al mejor postor”, precisó en diciembre el director del Prado, Miguel Zugaza, al presentar la exhibición.

La caída de la financiación pública ha estimulado la búsqueda de mecenas privados.

El número de miembros individuales de la Fundación de Amigos del Prado se duplicó: de 9,132 en 2010 a 22,831 en 2012. Este sistema, que aportó más de un millón de euros a las arcas del museo en 2012, “constituye una base de apoyo amplio y queremos que sea cada vez más amplia”, dijo su portavoz Gemma Rosua.

El museo Reina Sofía inauguró su propia fundación sin ánimo de lucro en noviembre pasado con varios empresarios españoles y latinoamericanos como mecenas.

Pero en España no existe una larga tradición de mecenazgo ni incentivos fiscales para potenciarlo, como sucede en Reino Unido o Estados Unidos, por lo que es difícil recaudar dinero, explicó el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel. “Es otra cultura, hay otras leyes, es otro mundo”, se lamentó.

© Agence France-Presse

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